domingo, 21 de abril de 2013

Lo jodido de ser y no estar

Me consumo por dentro. Me muero por fuera. Vivo con lo puesto y sin ropa. Con el corazón en una mano y con los zapatos rotos. Vivo con lo que me queda, con el polvo desempaquetado. Vivo del pasado y con el futuro entre los dedos. Vivo de los recuerdos. Me recomponen los despojos del dolor. Me alimento de las alegrías ajenas. Me condeno por los errores. Me ato al suelo llena de despropósitos. Creo en la salvación. Creo en el dolor como bendición. No sé rezar ni creo en un dios que nos salve. Defiendo la eterna decadencia y el eterno auge del ser humano. Me crucifico en el presente y pongo final antes de que se acabe el cuento. No termino nunca una canción y nunca escribiré un libro. Desnudo el alma y los sentidos siempre que puedo. Elijo, amo. Me aferro a las distancias. Anhelo lo que nunca tendré. Me gusta creer que todos caeremos en un eterno limbo. Me gustan las drogas y el sexo, también llorar. Prefiero gritar. Sacrifico mis instintos por instintos. Nada es eterno. Me atropella la ansiedad. No sé vivir sin prisas. Prefiero las sábanas revueltas y la habitación recogida. Abogo por el ímpetu de defender lo propio. Las ideas como herramienta, el cuerpo como objetivo. Me subiría a una silla y gritaría: aquí estoy yo, y no, no voy a cambiar este jodido mundo. No creo en las frases simples. Ni en las personas simples. No creo en la simpleza ni en la derrota. Creo en el dolor como eterna lucha, como arma del pueblo y de la voz individual. Creo que sin individuo no hay sociedad. No hay pueblo. No hay grito de guerra. Creo en la violencia activa-pacífica. Me declaro eterna utópica de la vida. Una rebelde psicológica. Creo en el arte. Creo en el ser humano como destructor y revitalizador de imperios decadentes. Fumo en las esquinas del llanto. Me quiebran, una vez más, los desahucios de piel a piel. Sé lo que es agarrarse mentalmente a una almohada, sujetar un vaso y que se te caiga. Vivo de puntillas.

Fuente: http://revolcasmo.wordpress.com/2013/04/14/enric-gonzalez-lo-peor-del-periodismo-son-los-lectores/


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