miércoles, 29 de diciembre de 2021

Ciencia sin conciencia

Ciencia sin conciencia .

Ciencia sin conciencia . El Periódico

Miedo y desinformación suelen ir de la mano. Cuanto menos sabemos sobre una patología, un fenómeno de la naturaleza, un cambio por venir o cualquier otra situación peligrosa, nueva o diferente, menos seguros nos sentimos frente a ella y más se desboca la imaginación en torno a sus más temibles consecuencias. Por el contrario, el conocer qué son y cómo se comportan las cosas que nos atemorizan nos permite prever los riesgos que supone afrontarlas y actuar con serenidad y valor.

Durante milenios, la mayoría de los seres humanos han enfrentado la incertidumbre y el miedo a través de mitos y rituales que, de forma irracional pero emotivamente efectiva, proporcionaban explicaciones e ilusorios mecanismos de control (la oración, el sacrificio…) sobre desastres, enfermedades y todo tipo de acontecimientos dañinos o peligrosos. Hoy, las narraciones míticas y las prácticas mágico-rituales han sido sustituidas (en nuestra cultura, al menos) por la ciencia y la técnica, de manera que el miedo a los terremotos, las epidemias, la locura o mil cosas más ya no se apacigua rezando o acudiendo al curandero o el exorcista, sino reconociendo la naturaleza sujeta a explicación de tales fenómenos y consultando al sismólogo o al médico.

Ahora bien, con ser mucho lo ganado, hay algo que hemos perdido en este tránsito de la religión a la ciencia. Es cierto que en la lucha contra la ignorancia y el miedo la religión solo suele ofrecer explicaciones dogmáticas e ingenuas (como los mitos) y técnicas de control ilusorias (ritos, amuletos…), pero incluye principios morales (no siempre puestos en práctica, desde luego) y una cierta visión articulada del mundo que alienta la cooperación (aunque tampoco la garantice) más allá de nuestra esfera particular de intereses. La ciencia, en cambio, proporciona explicaciones precisas e instrumentos de control más eficaces, pero carece de propuestas éticas, políticas o metafísicas que sirvan para guiar la vida de la gente. El precio a pagar por su fidelidad a los hechos y por la precisión matemática con que los conforma, es su incapacidad para tratar de cosas que, como los valores e ideas, determinan las decisiones colectivas e individuales.

Sin embargo, esta incapacidad de la ciencia no es fácilmente admisible por sus ideólogos más recalcitrantes (aunque, paradójicamente, si suele serlo por los propios científicos). Fruto de este positivismo cientifista (que cree que la ciencia podrá resolverlo todo) y del irracionalismo moderno (que niega la capacidad de la razón para dilucidar objetivamente las cuestiones éticas, políticas o metafísicas) es el desequilibrio entre el progreso científico y el moral (o el más propiamente racional, que no excluye a los valores o a las cuestiones existenciales del ámbito cognoscitivo). Así, cuatro siglos de brillantes avances científicos no solo no han servido para resolver los grandes problemas de la humanidad (la desigualdad, la precariedad, la intolerancia, el egoísmo, la violencia…), sino que han ayudado a crear otros nuevos y peores (las armas de destrucción masiva, el agotamiento de los recursos, la crisis climática…).

Un ejemplo de esto lo encontramos en la reciente pandemia. De un lado, la ciencia ha sido capaz de desarrollar a toda velocidad las vacunas para controlar su propagación. Del otro, nuestra ceguera ética y una incapacidad irresponsable para comprender globalmente los problemas han impedido una política de distribución equitativa de la vacuna a nivel mundial (con el consiguiente perjuicio para todos). Lo mismo cabría decir de la controversia entre las medidas para proteger la salud pública y los derechos de la ciudadanía, o sobre la falta de resolución en torno a la crisis climática. ¿Qué nos importan realmente los progresos en genética, inteligencia artificial o computación cuántica, si no somos capaces de compartir unos principios éticos y una concepción global de la realidad y de nuestro papel en ella que generen convicción y eviten, por ejemplo, el cataclismo climático o la lucha feroz y suicida por acumular recursos? 

La solución, en fin, a los problemas de los que depende nuestra existencia (no digamos a la cuestión sobre la finalidad o el sentido de esta) no está en la invocación al “I+D”. No es formación o desarrollo científico loque más falta nos hace. Lo que más necesitamos es superar el estado de inopia de la ciudadanía, revertir el desinterés y la ignorancia sobre los asuntos éticos, denunciar el pragmatismo político imperante, y acabar con la desorientación generalizada acerca de nuestro papel y responsabilidad con respecto a los demás y al entorno. Si no atendemos a todo esto nos quedaremos con lo que tenemos, esto es: con una ciencia sin conciencia, regida por los intereses cortoplacistas del mercado y la realpolitik de las grandes potencias. Y honestamente: no se me ocurre nada más incierto, imprevisible y pavoroso. 

Fuente: https://www.elperiodicoextremadura.com/opinion/2021/12/29/ciencia-conciencia-61104404.html

Los mejores lugares de la Biosfera

Alfred Edmund Brehm (German, 1829 - 1884)

   La lección evidente que nos enseña la investigación sobre la biodiversidad es que la diversidad de las especies, presente en incontables ecosistemas naturales por tierra y mar, se encuentra amenzada. Quienes han estudiado con mayor atención las bases de datos coinciden en que la actividad humana, que ha conseguido una tasa de extinción de especies mil veces superior a la del nivel prehumano, amenaza con extinguir o llevar al borde de la extinción durante este siglo a la mitad de las especies que aún sobrevive. Sin embargo, todavía existen muchas reservas de la biodiversidad repartidas por todo el mundo, desde pequeñas extensiones de pocas hectáreas hasta auténticas tierras salvajes originales con áreas de muchos miles de kilómetros cuadrados. Casi todos estos últimos dominios del ambiente natural vivo sufren algún tipo de amenza, pero se pueden salvar para las futuras generaciones si las generaciones actuales tienen la voluntad de actuar en su favor.

Edward O. Wilson  

lunes, 27 de diciembre de 2021

Renta Básica

 

Fuente: https://twitter.com/attacespana

La dictadura de lo cuqui: la categoría estética que nos esclaviza

De manera velada, casi silenciosamente, se ha ido introduciendo en nuestro imaginario colectivo la obsesión por “lo cuqui” (cute en inglés). El profesor de filosofía Simon May (King’s College de Londres, especialista en Nietzsche) se pregunta en su reciente libro El poder de lo cuqui, publicado por Alpha Decay, a qué obedece lo que denomina esta “actual locura” por esta nueva categoría estética, y recalca la necesidad de pensarlo como una posible forma de dominación, como una nueva deriva del poder, asegurando que su análisis puede arrojar luz sobre una época y cultura en la que ha adquirido un papel tan preponderante

Nos hemos acostumbrado a lo cuqui y ya ni siquiera advertimos su omnipresencia, como, por ejemplo, en el uso de los emoticonos, con personajes de edad indeterminada como E.T., la aparente ternura del pokémon Pikachu o la candorosa y entrañable Hello Kitty, o en el empleo de logotipos de marcas como Apple, que apela, tras su aparente inocencia, a un signo primordial de rebeldía: el de morder el fruto del árbol prohibido del Jardín del Edén. May sostiene que estos símbolos y objetos (¿quién no se ha quedado hipnotizado frente al manso y amable gato chino de la suerte que menea, incesante, su patita?) “no constituyen simplemente distracciones infantiles con respecto a las angustias del mundo actual”, sino que, a la vez, y en el fondo, “es ante todo una expresión burlona de la opacidad, la incertidumbre, la extrañeza, el fluir constante o devenir que nuestra época ha detectado en el mismo corazón de todo lo existe, esté dotado de vida o no”.

 En una original y necesaria interpretación del fenómeno cuqui, May asegura que se ha establecido en nuestra forma de ver las cosas una deliberada despreocupación que expresa algo tan serio como la intuición de que, como ya apuntara Martin Heidegger, “la vida carece de firmes cimientos, que no posee ningún ser estable y duradero”, en palabras del propio May. Lo cuqui es lo por antonomasia indeterminado, y mezcla, habitualmente, formas humanas y no humanas. Además, en una reflexión muy similar a la que realizara el premio Nobel de Literatura Rudolf Ch. Eucken (quien denunciaba que hemos perdido el horizonte trascendente en nuestras vidas), May explica que lo cuqui “está en sintonía con una época que ha visto languidecer sus vínculos pretéritos con dicotomías sacrosantas como masculino y femenino, sexual y no sexual, adulto y niño, ser y devenir, efímero y eterno, cuerpo y alma, absoluto y contingente, e incluso bueno y malo”. Las categorías, a través del imperio de lo cuqui, han quedado difuminadas y acaso se han perdido para siempre.

Certezas que repercuten en la antropología y, por tanto, en el modo que tenemos de relacionarnos, pues el espíritu de lo cuqui, a juicio de May, alimenta la creencia de que no podemos ya ni siquiera saber cuándo somos sinceros y auténticos con los otros, pero tampoco con nosotros mismos. Vivimos, más que nunca, en la escena de un teatro. Lo cuqui abre una nueva etapa en la forma de pensar lo humano y nos obligar a preguntarnos si lo cute no será –en el fondo, y no sólo en la forma– una distracción frívola con respecto al (atroz, despediado y neoliberal) espíritu de nuestro tiempo, además de una poderosa y ya irremplazable expresión del mismo. Lo cuqui, en su extremo, puede llegar a deshumanizarnos y paralizar nuestra acción, convirtiéndonos en “objetos comatosos o semiconscientes” que no quieren ponerse en un contacto honrado y noble (también en ocasiones doloroso) con la realidad. Todo se forja por y a través de la apariencia. Resuenan aquí las palabras inmortales de Quevedo: 

Una de las claves de este peligroso imperio de lo cute, escribe May, es su burlona indeterminación, que “anuncia todas las facetas de su naturaleza de forma abierta, desvergonzada y a menudo con una actitud juguetona”, como si no hubiera nada por detrás, nada que investigar ni cuestionar. Nuestro componente interior (y más propio) y la anhelada introspección socrática son anulados, al quedar presa nuestra percepción de una apariencia que nos subyuga y somete silenciosamente por su candor y aparente ingenuidad. La sensación es la de poder conocer lo desconocido a través de su simple puesta en escena: pues, en el fondo, no se trata más que de eso, de una escenificación.

En este mismo sentido, lo cuqui nos hace ignorar –e incluso olvidar– el peligro e incertidumbre de nuestro contexto (guerras, desigualdad, competencia laboral, etc.), dulcificándolo y aderezándolo para que no sea percibido como una amenaza. No debemos olvidar que el uso del término cute (cuqui) se afianza en el siglo XIX, asociado al “hogar de clase media como espacio feminizado y organizado principalmente en torno a las mercancías y el consumo”, escribe Sianne Ngai. Es decir: lo cuqui es una manera de mostrar lo amable (y deseable) de unas determinadas relaciones socioeconómicas, en contraste con otras de corte menos liberal.

Lejos de centrarse lo cuqui en una «estetización del desvalimiento», lejos de que los objetos alcancen su mázimo cuquismo cuando parecen adormilados, enclenques o discapacitados, bien podría tratarse de lo contrario. En tal caso somos nosotros, identificadores de lo cuqui, quienes nos consideramos vulnerables y contemplamos a lo cuqui acudir en nuestro rescate. Esto podría explicar poque tantos fans, incluidos adultos, parecen encontrar a Hello Kitty misteriosamente benévola e incluso poderosa. Según la antropóloga Christine Yano, esos seguidores de Kitty la ven como «alguien que les es leal, que les acompaña en los buenos y en los malos momentos, les ayuda a enfrentarse a las crisis y les asiste con su constancia en los desafíos de la vida cotidiana.

El poder de lo cuqui, Simon May, pp. 118-119

De ahí, sostiene Simon May, que la aparente inocencia de lo cuqui encierre una potente –y fácilmente desapercibida– perversidad: la de disolver las categorías no sólo estéticas, sino también y sobre todo morales y éticas, de un mundo en el que todo parece quedar oculto tras la escena de lo cuqui. Y tras la escena no se esconde ni más ni menos que una relación de dominación, de amo y esclavo… sin que se pueda reconocer quién es quién. Es la inversión de la voluntad de poder de Nietzsche: la vida misma es esa voluntad de erigirse con el poder, pero no queda claro quién lo detenta, ya que lo cuqui siempre queda libre de culpa y tiende a ocultar la responsabilidad. Y el hecho es que lo hace muy bien.

En definitiva: existe una verdadera y silente dictadura de lo cute. Menospreciamos su dominio cuando lo consideramos una simplona estética del desvalimiento, la fragilidad o la bondad que tan sólo infantiliza al consumidor. No. Tras este escenario en apariencia inofensivo y de fingida sensación de libertad, encontramos una intención tiránica por subyugar las voluntades y hacerlas inexpresivas, inoperantes e ineficaces, lo que impide la rebelión intelectual y nos sitúa, incluso, en un panorama de indefensión moral. En certeras palabras de May: “lo cuqui se burla con soltura del poder y, de hecho, pone en tela de juicio el propio propósito y valor del poder, además de cuestionar quién lo ejerce realmente”. 

 Fuente: https://elvuelodelalechuza.com/2020/12/21/la-dictadura-de-lo-cuqui-la-categoria-estetica-que-nos-esclaviza/

viernes, 24 de diciembre de 2021

Los decembristas.

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Los cinco decembristas ahorcados, en una anotación del cuaderno de Pushkin, que estuvo muy vinculado al levantamiento, porque había sido compañero de colegio de algunos de los principales decembristas. Su poema de 1817 "Oda a lalibertad" también fue citado como influencia por alguno de los conspiradores. Como consecuencia de ello, tuvo que comparecer ante el zar y se le aplicaron restricciones de movimiento y expresión.
  En San Petesburgo, el día del solsticio de invierno, antes del alba, un grupo de hombres se reunió en la plaza del Senado de la ciudad con intención de deponer al zar y su régimen. Entre los decembristas -así se les llamaría luego- había nobles, caballeros y soldados, incluido el marido de Maria Volkonski, Seguéi. Tras haber combatido junto con el campesinado durante las guerras napoleónicas, la élite rusa admiraba el estoicismo de sus compañeros campesinos. Idealistas liberales todos ellos, los decembristas no solo querían la emancipación de los atribulados siervos; también pretendían sustituir la estructura política del país por una monarquía constitucional, o incluso una forma republicana de gobierno: era su respuesta al despotismo de los Románov, que venian definiendo el largo linaje de la disnastía desde 1613. 
  La disidencia surgió tras la muerte de Catalina la Grande. El hijo de esta, Pablo I, disfrutó de un breve periodo de gobierno tiránico antes de que lo asesinaran con la cinta de su cordón de mando en 1801. El asesinato de Pablo puede que fuera bueno para la música. Su paranoica desconfianza del pensamiento occidental lo llevó a reaccionar tajantemente contra el coqueteo de Catalina con la Ilustrción. Prohibió la entrada en Rusia de todos los libros y folletos impresos en el extranjero, incluidas las partituras musicales.
   Su sucesor, el zar Alejandro I, tenía espíritu reformador. Relajó la censura estatal, pero no hizo ningún progreso significativo en el camino hacia la emancipación. Tras el trauma de la invasión napolónica de Rusia, en que Moscú estuvo a punto de arder hasta los cimientos, Alejandro gobernó a base de cambios casi esquizofrénicos. Trató de mejorar el sistema de deportación, introduciendo nuevos derechos para los reclusos; también cayó bajo la influencia de un demoníaco general ruso a quien obsesionaba la idea de convertir el imperio en un Estado militar.  Alejandro tomó medidas cada vez más draconianas contra la influencia liberal extranjera.
   Cuando Alejandro murió sin hijos, dejando el Estado en bancarrota, sus hermanos dudaron en ocupar el trono. Según los chismógrafos contemporáneos, la corona rusa iba pasando de mano en mano. Constantino, el mayor de los hermanos de Alejandro, ya había huido a Polonia, donde se había enamorado de un pianista católico (tras la primera vez que Constantino oyó tocar a ese niño prodigio de diez años, su mujer solía invitar a Chopin a su residencia polaca, convencida de que la música tranquilizaría lo dífíciles nervios de Constantino). El hermano más joven de Alejandro, Nicolás, tampoco se dio prisa en ocupar el trono vacante.
   Los motivos de los decembristas eran apasionados, pero no así sus regimientos. Cuando los hombres empezaron a juntarse en la plaza del Senado, el contingente de soldados rebeldes era menor de lo esperado por los decembristas. Además, uno de los principales líderes desertó. A pesar de estas dificultades, los decembristas se negaron a dispersarse, y Nicolás ordenó que un escuadrón de caballería cargase contra la muchedumbre. Solo el bramido de los cañones logró que los revoltosos se retiraran por fin al helado río Neva, cuyo hielo bombardeó la artillería de los soldados de Nicolás. El levantamiento quedó sofocado al anochecer. Los perpetradores estaban rodeados. El mismo día del Levantamiento Decembrista, también denominado Primera Revolución rusa, Nicolás I se proclamó zar.
   Fueron juzgados cerca de seiscientos sospechosos. Hubo cinco ahorcados -entre ellos el poeta y editor Kondrati Ryléyev, que fue ejecutado con un libro de Byron en la mano- . La soga falló al primer intento y,según cuentan, uno de los presos exclamó: "¡Qué desastre de país! No saben ni ahorcar como es debido". Otro de lo condenados observó que era privilegio morir no una, sino dos veces, por su país Que estas ocurrencias sean o no ciertas carece de importancia: el mito de los mártires decembristas se hizo más profundo aún cuando el zar Nicolás I dio orden de seguri adelante con las ejecuciones, y pusieron sogas nuevas en las horcas.
   Completados los ahorcamientos, más de cien hombres fueron identificados como líderes del golpe y enviados a cumplir penas de trabajo forzado en Siberia, a perpetuidad en algunos casos. Fueron despojados de su patrimonio y de sus privilegios. Eran miembros de algunas de las más grandes y condecoradas familias de Rusia, de modo que aquello fue un escándalo de los que hacen época. Se habló del asunto en toda Europa. La reacción vengativa de Nicolás también alteró la percepción que tenían los rusos del destierro perpetuo. Antes de 1825 no eran muchos los que se apiadaban de los hombres, mujeres y niños enviados a Siberia. Después de 1825, los desterrados políticos fueron mirados con mucha más simpatía. Las once mujeres que optaron por seguir en el destierro a sus maridos y amantes decembristas fueron objeto de veneración.Según las leyes del destierro, las mujeres tenían que dejar atrás a sus hijos, en la Rusia europea. Cualquier descendiente concebido en el destierro quedaba excluido de hereedar los títulos y bienes familiares. 
   Uno de los más destacados decembristas desterrados a perpetuidad fue el príncipe Serguéi Volkonski -amigo de la infancia del zar, hijo de una de las principales damas de compañía de la emperatriz viuda-. La mujer de Serguéi, Maria, era también de una familia muy principal. Su padre, el general Rayevski, fue uno de los héroes en la derrota de Napoleón en 1812. Por su conocimiento de la literatura, la música y las lengua extranjeras, Maria había heredado la Rusia "ilustrada" de Catalina. También era famosa por su belleza.
   Maria decidió abandonar su círculo encantado -así como a su hijo pequeño- y marchar al destierro con su marido. Fue una de las tragedias más comentadas en aquel siglo de tragedias febrilmente románticas. Las acciones de Maria inspiraron cuadros, música y la poesía de Pushkin, así como el amor al piano al otro lado de los Urales, por haber hecho seis mil quinientos kilómetros desde Moscú con un clavicordio a cuestas, para unirse con su marido en lo más profundo de la taiga siberiana.[...]. No resulta fácil imaginar lo que pensarían de esa princesa rusa los buriatos locales al verla cruzar el lago Baikal. Los buriatos creían que la Vía Láctea era una costura, y las estrellas, agujeros en el cielo. El destello de los meteoritos se explicaba porque los dioses estaban rasgando la cubierta del cielo para ver qué ocurría en la Tierra. Maria, envuelta en sus pieles de armiño, tuvo que parecerles algo fuera de este mundo, una visita de algún otro planeta....

 Los últimos pianos de Siberia
Sophy Roberts

martes, 21 de diciembre de 2021

Ómicron "es el resultado inevitable de acaparar vacunas y dejar a África por fuera": Ayoade Alakija, directora de la Alianza Africana para la Entrega de Vacunas

Ayoade Alakija es codirectora de la Alianza Africana para la Entrega de Vacunas

 La aparición de la variante ómicron del virus que causa el covid-19 ha causado revuelo en el mundo en los últimos días.

Especialmente después de que varios países pusieron restricciones y prohibiciones a viajeros que lleguen en vuelos de al menos cinco países africanos.

El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, señaló que no se puede "castigar" a su país -donde fue detectada la variante ómicron- por haber hallado la variante gracias a la tecnología disponible.

Sin embargo, la voz más fuerte que se ha escuchado al respecto ha sido la de Ayoade Olatunbosun-Alakija, vocera de la Alianza Africana para la Entrega de Vacunas, quien ha sido clara en sus reclamos hacia los países desarrollados.

"La aparición de esta variante era inevitable. Se debe a la falta de vacunación por el acaparamiento de vacunas por parte de los países desarrollados", señaló.

Usted señala que la aparición de una variante como esta era inevitable

Fue totalmente inevitable.

Pero primero me gustaría decir algo: si el covid-19 que apareció en China hubiera aparecido primero en África, no quedan dudas de que el mundo nos habría encerrado y hubiera tirado la llave muy lejos.

No habría existido ninguna urgencia para desarrollar vacunas porque hubiéramos sido prescindibles. África se habría hecho conocida como el continente de covid-19.

Lo que está sucediendo es inevitable y es el resultado de que el mundo no vacunó de manera equitativa, urgente y rápida.

Y eso causó esta situación

Hubo un acaparamiento de vacunas por parte de los países desarrollados y, para ser muy honesta, son inaceptables estas restricciones de viajar a países del continente porque están basadas en temas políticos y para nada en una investigación científica.

Es que no tenemos suficiente información sobre ómicron. Lo mejor que podemos decir sobre esta variante desde un punto de vista científico es que no sabemos nada.

Hasta que todo el mundo no esté vacunado, nadie está seguro frente a esta pandemia, entonces, ¿cuál va a ser la respuesta global a este nuevo desafío? ¿Va a ser una respuesta política de proteger a las personas de cada país evitando que lleguen esos 'africanos no vacunados'?

Getty Images.Alakija señala que el acaparamiento de los países desarrollados son la causa de la aparición de ómicron.

La pregunta que hay que hacerse es por qué los africanos no están vacunados, ¿qué está pasando allí?

¿Entonces era previsible?

Como le he dicho, la falta de voluntad política y la inexistencia de una campaña global de vacunación- es decir, un esfuerzo que logre que todos los habitantes de este planeta tengamos acceso a las vacunas- hizo que emergiera esta variante en zonas muy vulnerables de África.

El mundo se ha rehusado a vacunar a todas las personas con el poco apoyo que se le dio a la iniciativa Covax u otros métodos de distribución.

Para usted hay una responsabilidad conjunta.

Sí. Sabíamos que esas decisiones, ese acaparamiento, nos iba a llevar a variantes más peligrosas. ¿Por qué actuamos sorprendidos? ¿Por qué estamos encerrando a África cuando este virus ya está en tres continentes?

Nadie está encerrando a Bélgica e Israel. ¿Por qué estamos aislando a África? Está mal y es hora de que nuestros líderes africanos se pongan de pie y encuentren su voz. 

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-59462984

lunes, 20 de diciembre de 2021

#Chile

https://pbs.twimg.com/media/FHCCdQPXoAcOa_N?format=jpg&name=large
Impresionante imagen: cientos de miles de chilenas y chilenos se han congregado en las calles para celebrar la victoria de Gabriel Boric. Imagen de Gabriel Campos.Vía
@spanishrevorg

 

sábado, 18 de diciembre de 2021

Europa con Boric: por un futuro democrático y social para Chile

 

Gabriel Boric, durante una acto de campaña en San Joaquín (Santiago, Chile), el pasado 11 de diciembre. Cuenta de TW de G.B.

La comunidad democrática internacional observa y apoya con entusiasmo y esperanza el proceso social y político que se desarrolla en Chile. Desde Europa, una mayoría de ciudadanos y ciudadanas y de líderes políticos y de la sociedad civil vemos con respeto y admiración las masivas movilizaciones sociales del pueblo chileno exigiendo mayor justicia e inclusión y una superación definitiva del legado de la dictadura pinochetista. Saludamos y apoyamos el proceso constituyente, con participación paritaria, de pueblos originarios y ciudadanos independientes. Apoyaremos todos los esfuerzos de la Convención Constitucional orientados a dar a luz una nueva constitución para toda la ciudadanía de Chile, sin exclusiones de ningún tipo. Miramos con esperanza un futuro de convivencia, de paz y democracia, de igualdad y pluralidad.

La lucha política que acontece en Chile es también la lucha de todas y todos los europeos por un mundo más democrático, inclusivo y sostenible. Tanto en Chile como en Europa, la democracia, los derechos y las libertades se encuentran seriamente amenazados por el resurgimiento de unos líderes y movimientos de ultraderecha con tentaciones autoritarias. En Estados Unidos, el movimiento encabezado por Donald Trump produjo la más grave crisis democrática e institucional de su historia. En Brasil, Jair Bolsonaro ataca las instituciones democráticas y promueve discursos de odio. En Perú, el fujimorismo dejó graves secuelas que aún perduran en la sociedad. En estos y otros muchos países latinoamericanos donde han emergido estas corrientes de la ultraderecha, se normaliza lo peor: las desigualdades económicas, sociales y territoriales; el abuso de poder y de la fuerza; la violencia contra la mujer y la diversidad sexual; la impunidad frente a la violación de derechos; o la criminalización de los inmigrantes. Todo ello viene acompañado de posturas negacionistas respecto al cambio climático, el rechazo a la vacunación para combatir la pandemia, y un ataque frontal al multilateralismo.

A raíz de los estragos causados por la pandemia, la Unión Europea ha optado por dejar atrás el neoliberalismo. Los Fondos de Recuperación o la Europa Social aspiran a consolidar un nuevo modelo de desarrollo económico sostenible y redistributivo, basado en una mayor igualdad y políticas digitales y medioambientales inclusivas. En esta línea, apostamos por una cooperación estrecha entre Chile y Europa, entre nuestras sociedades y economías de cara a las grandes transformaciones necesarias, y por un nuevo Acuerdo de Asociación beneficioso para ambos.

Lo que está en juego en la elección presidencial en Chile del próximo 19 de diciembre, es la posibilidad de avanzar hacia un verdadero Estado social y democrático de derecho. Nuestro deber como ciudadanas y ciudadanos europeos es manifestarnos en favor de la democracia y de la libertad frente al autoritarismo y la desigualdad. Ante el peligro real de una involución en Chile, no podemos ser, ni somos, indiferentes o neutrales. Decimos NO a la normalización de las políticas de ultraderecha. Desde distintas sensibilidades políticas, pero unidos por una misma aspiración de progreso, hacemos un llamamiento a la comunidad democrática internacional para apoyar sin fisuras la candidatura de Gabriel Boric a la presidencia de Chile. Esta es la única opción que puede hacer avanzar al país por el camino de un crecimiento sostenible y de acuerdo con los valores del humanismo, la democracia y los derechos humanos.

EUROPA CON BORIC: POR UN FUTURO DEMOCRÁTICO Y SOCIAL PARA CHILE 

José Luis Rodríguez Zapatero, ex presidente del Gobierno de España.

Enrico Letta, ex presidente del Consejo de Ministros de Italia.

Joaquín Almunia, ex vicepresidente de la Comisión Europea.

Iratxe García Pérez, presidenta del Grupo Socialistas & Demócratas en el Parlamento Europeo.

Enrique Barón, ex presidente del Parlamento Europeo

Federico Mayor Zaragoza, presidente de la Fundación Cultura de Paz y ex director general de la UNESCO.

Pepe Álvarez, secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT).

Unai Sordo, secretario general de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras (CC. OO.).

Cristina Narbona, presidenta del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Mariam Martínez Bascuñán, profesora de Ciencia Política, Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Juan Fernando López Aguilar, diputado del Parlamento Europeo.

Thomas Piketty, economista y profesor, Escuela de Economía de París.

Boaventura de Sousa Santos, catedrático de Sociología, Universidad de Coimbra.

Manuel Rivas, periodista y escritor, premio Nacional de Narrativa.

Martin Schirdewan, copresidente del Grupo de Izquierda en el Parlamento Europeo.

Joaquín Estefanía, periodista y escritor.

Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía Política, Universidad del País Vasco.

Francisco Louça, catedrático de Economía, Universidad Técnica de Lisboa.

José Antonio Sanahuja, catedrático de Relaciones Internacionales, Universidad Complutense.

Francisco “Patxi” Aldecoa, catedrático de Relaciones Internacionales. Universidad Complutense.

Ana Gomes, embajadora, ex eurodiputada, fue candidata a la presidencia de la República portuguesa.

Vicente Palacio, doctor en Filosofía, asesor de política internacional.

Anne Hidalgo, alcaldesa de París.

Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política, Universidad Autónoma de Madrid.

Pilar del Río, periodista y presidenta de la Fundación José Saramago.

Manon Aubry, copresidenta del Grupo de Izquierda en el Parlamento Europeo.

Gloria Elizo, vicepresidenta del Congreso de los Diputados.

Ernest Urtasun Domenech, vicepresidente del Grupo Los Verdes / Alianza Libre Europea del Parlamento Europeo.

Pau Mari-Klose, alto Comisionado para la lucha contra la pobreza infantil.

Héctor Gómez Hernández, portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados.

Sofía Castañón, portavoz adjunta del Grupo Parlamentario Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados.

Maria Manuel Leitão Marques, diputada del Parlamento Europeo y ex ministra del Gobierno de Portugal.

Gerardo Pisarello, secretario primero del Congreso de los Diputados.

Joan Subirats, catedrático de Ciencia Política, Universidad Autónoma de Barcelona.

Javi López Fernández, diputado en el Parlamento Europeo.

Nacho Sánchez Amor, diputado del Parlamento Europeo.

Stelios Kouloglou, diputado del Parlamento Europeo.

Miguel Urbán, diputado en el Parlamento Europeo.

Marie Toussaint, diputada en el Parlamento Europeo.

Martin Häusling, diputado en el Parlamento Europeo.

Salima Yenbou, diputada en el Parlamento Europeo.

Tilly Metz, diputada en el Parlamento Europeo.

Diana Riba i Giner, diputada en el Parlamento Europeo.

Idoia Villanueva, diputada en el Parlamento Europeo.

Javier Moreno, diputado del Parlamento Europeo.

Brando Benifei, diputado del Parlamento Europeo.

Eduardo Santos Itoiz, consejero de Justicia del gobierno navarro.

Lucía Muñoz Dalda, diputada en las Cortes Generales.

Marcelo Expósito, artista y crítico cultural ex diputado de las Cortes Generales.

Inmaculada R. Piñero, diputada del Parlamento Europeo.

Evin Incir, diputado del Parlamento Europeo.

César Luena, diputado del Parlamento Europeo.

Ibán García del Blanco, diputado del Parlamento Europeo.

Mónica Silvana González, diputada del Parlamento Europeo.

Tonino Picula, diputado del Parlamento Europeo.

Martin Häusling, diputado del Parlamento Europeo.

Diana Riba i Giner, diputada del Parlamento Europeo.

Salima Yenbou, diputada del Parlamento Europeo.

Tilly Metz, diputado del Parlamento Europeo.

Ana Miranda, diputada del Parlamento Europeo.

Niyazi Kizilyürek, diputado del Parlamento Europeo.

Maria Pita Cardenes, diputada en las Cortes Generales.

Miguel Ángel Bustamante, diputado en las Cortes Generales.

Javier Sánchez Serna, secretario tercero del Congreso de los Diputados.

Pedro Marqués, diputado en el Parlamento Europeo.

Katerina Konecna, diputada del Parlamento Europeo.

Manuel Bompard, diputado del Parlamento Europeo.

José de Gusmao, diputado del Parlamento Europeo.

Marisa Matías, diputada del Parlamento Europeo.

Arvanitis Konstantinos, diputado del Parlamento Europeo.

Dimitrios Papadimoulis, diputado del Parlamento Europeo.

Idoia Villanueva, diputada del Parlamento Europeo.

Malin Björk, diputado del Parlamento Europeo.

María Eugenia Rodríguez Palop, diputada del Parlamento Europeo.

Sira Rego, diputada del Parlamento Europeo.

Manu Pineda, diputado del Parlamento Europeo.

Antón Gómez-Reino, diputado en las Cortes Generales.

Ana Miranda, portavoz del Bloque Nacionalista Galego (BNG) en

Europa.

Hana Jalloul, secretaria de Política Internacional y Cooperación,

PSOE.

Cristina Faciaben, secretaria confederal de Internacional y Cooperación de CC. OO.

Adolfo Calatrava García, profesor de Relaciones Internacionales, Universidad Complutense.

Jesús Gallego, secretario confederal de Relaciones Internacionales de UGT.

Félix A. Ovejero, secretario adjunto de Internacional y Cooperación de CC. OO.

José Miguel Calvillo, profesor de Relaciones Internacionales, Universidad Complutense.

Carlota Merchán, secretaria de Política Internacional y Cooperación, PSOE-M.

Luca Visentini, secretario General de la Conferencia Europea de Sindicatos (CES). 

Más información: https://ctxt.es/es/20211201/Firmas/38180/#.Ybza65qyJBE.twitter

jueves, 16 de diciembre de 2021

El Instituto Vavílov, el primer banco de semillas del mundo

El Instituto Vavílov, guardián centenario de las plantas perdidas, está ubicado justo en el corazón de San Petersburgo junto al río Moika

 Con la tesis de la evolución como andamiaje, nos centramos sobre todo en la formación primitiva de las especies y en el rastreo de su curso de expansión, abarcando en lo posible la evolución de cada especie.

Cinco Continentes

 En pleno centro de San Petersburgo, justo detrás de la Catedral de San Isaac, existe un edificio cuya fachada ministerial de la época zarista no deja adivinar la importancia de la colección que alberga tras sus muros. Allí, apilados bajo techos abovedados y en largos pasillos, los gabinetes de madera almacenan las semillas de cientos de miles de variedades de plantas, muchas de las cuales han desaparecido de sus áreas originales de hábitat o cultivo. Se trata del Instituto Vavílov, una institución ya bautizada como "el guardían de las plantas perdidas", un sobrenombre que ilustra a la perfección el papel que desempeña como defensa ante las nuevas amenazas a la biodiversidad mundial que suponen el cambio climático, la agricultura industrial y la globalización.

Conocido más formalmente como el Instituto Vavílov de Industria Vegetal (VIR), esta institución fue fundada en 1924 por el botánico y genetista Nikolái Vavílov, uno de los primeros científicos en reconocer la importancia de la conservación de los recursos fitogenéticos. El instituto es el banco de semillas más antiguo del mundo y alberga una impagable colección de más de 400.000 muestras de especies vegetales distintas. Se podría decir que es la colección de genética vegetal más grande (y más antigua) que existe, principalmente en forma de semillas meticulosamente catalogadas procedentes de todas las partes de nuestro globo.

No parece muy moderno, pero es muy seguro. La colección conservada aquí no depende de la electricidad ni del equipamiento

 El Departamento de Cultivos Industriales del Instituto Vavílov también mantiene la mayor colección de germoplasma (diversidad genética) de cannabis en el mundo; y consta de 397 accesiones de semillas de cannabis (una accesión es un lote de semillas de una especie que se ha recogido en un lugar determinado y en un momento concreto) de tres grupos ecogeográficos básicos: Norte, Medio y Sur, recolectadas en docenas de naciones a lo largo de más de un siglo. La colección representa variedades de cannabis cultivadas silvestres y tradicionales, así como productos de programas de mejora de plantas. Y muchas de ellas no se encuentran en ningún otro banco de genes.

En condiciones normales de almacenamiento, las semillas de cannabis se pueden conservar durante unos 5 años antes de perder viabilidad. Por lo tanto, mantener una colección de cannabis como esta implica reproducir las genéticas al menos una vez cada 5 años.

Desde la disolución de la Unión Soviética, la financiación del Instituto Vavílov ha disminuido drásticamente, amenazando el mantenimiento de sus colecciones. Y si las genéticas de cannabis del VIR no se reproducen, seguramente se extinguirán antes de que se reconozca y utilice su verdadero valor. Especialmente a la luz del renovado interés por el cannabis, sería muy poco inteligente dejar morir este acervo genético.

Sobre todo, teniendo en cuenta que no es la primera vez que este Instituto pasa por momentos difíciles, resistiendo los vaivenes de la historia de manera ciertamente heroica.

Los botánicos que optaron por morir de hambre para salvar su colección

El coste de la victoria rusa fue atroz: sobre un total de 3 millones de habitantes, en el sitio de Leningrado murieron 1,8 millón de rusos, más de 1 millón de ellos civiles, y la mayoría de ellos por la hambruna

 Para darnos cuenta de su pasado épico, basta con descubrir cómo su colección sobrevivió milagrosamente a la Segunda Guerra Mundial, cuando científicos hambrientos vigilaron las vastas reservas de semillas para evitar que se las comieran durante la escasez de alimentos. Y es que durante el asedio de Leningrado (ahora San Petersburgo), que duró 872 días, los trabajadores encargados de cuidar la colección del Instituto Vavílov se enfrentaron a una decisión impensable.

Mientras la ciudad se preparaba para el ataque de las tropas alemanas, los soviéticos se apresuraron en sacar miles de obras de arte del Museo del Hermitage para salvaguardarlas; pero los funcionarios soviéticos se negaron a proteger una colección diferente, igualmente de valor incalculable, lo que era en ese momento, sin duda, la colección de semillas más grande del mundo. Con el director del Instituto, Nikolái Vavílov, encarcelado (luego narraremos su propia epopeya), los científicos que trabajaban allí tomaron su defensa como una responsabilidad. Se refugiaron con el enorme alijo de semillas, taponaron las ventanas bombardeadas del edificio y convirtieron su lugar de trabajo en su refugio.

El invierno de 1941-1942 fue especialmente frío y cruel. Se cortaron todos los suministros de alimentos a la ciudad. Hubo bombardeos constantes. La gente se vio obligada a comer cualquier cosa: perros, gatos, ratas, tierra e incluso cadáveres humanos. Porque azotados por el hambre, miles de personas incurrieron en el canibalismo, en el escenario más aterrador de aquella batalla irracional que costó la vida a un millón de habitantes de la ciudad.

Los trabajadores del Instituto Vavílov acordaron rotar los turnos de guardia, protegiendo las semillas de amenazas que iban desde intrusos hasta ratas y su propia hambre. Paradójicamente, las ratas estuvieron a punto de conseguir lo que no habían logrado los nazis. Pero los guardianes de aquel peculiar tesoro genético fueron capaces de reaccionar a tiempo, ideando diferentes estratagemas para mantener las semillas a salvo de los roedores.

Al final de la infame y brutal campaña, muchos de estos botánicos y personal de la institución (se estima que una treintena) perdieron la vida de hambre protegiendo la colección, dentro del recinto mientras estaban literalmente rodeados de comida. El conservador de la colección de arroz murió rodeado de sacos de arroz. Los científicos especializados en tubérculos que supervisaron la vasta colección de la Unión Soviética (con 6.000 variedades conservadas), sucumbieron protegiendo sus patatas en el sótano hasta el final.

Si hubieran germinado las semillas y comido sus frutos, el trabajo de sus predecesores hubiera desaparecido. Su misión era catalogar y preservar el material genético para la expansión del conocimiento, para todos. Incluso en medio de una guerra mundial, con la sociedad derrumbándose por todos lados.

Las semillas que evitaron el hambre a la URSS

Sus muertes fueron un acto de fe en que las cosas mejorarían. Porque estos botánicos y trabajadores del Instituto Vavílov estaban convencidos de que, más allá de su valor para la ciencia, las semillas iban a ser fundamentales para recuperarse después del conflicto. No se equivocaron: algunos cálculos indican que un 80% de los cultivos soviéticos de la postguerra procedían de aquel almacén. La enorme cantidad de semillas hortícolas y su minuciosa clasificación hizo posible buscar las que mejor se podían adaptar al terreno devastado por la guerra y al clima de cada región. Sin duda, contribuyeron de forma decisiva a evitar el hambre en la Unión Soviética.

La colección de semillas recopiladas por el Instituto Vavílov tiene su reflejo en los casi mil cuatrocientos bancos de semillas existentes hoy en día. Uno de los más importantes es el Banco de Semillas del Milenio, gestionado por el Jardín Botánico de Kew (Reino Unido), que atesora unas 34.000 especies de plantas, un 13% de las especies silvestres de nuestro planeta. Y han seguido otros bancos de semillas hasta llegar, por ejemplo, a la inexpugnable Bóveda Global de Semillas de Svalbard, también conocida como la "Bóveda del Día del Juicio Final" que fue inaugurada en Noruega en 2008 a modo de “copia de seguridad” de los fondos más importantes de los bancos de semillas del mundo, donde se almacenan muestras congeladas de sus colecciones de semillas y las puedan replicar en caso de que se pierdan como consecuencia de conflictos bélicos, actos terroristas o catástrofes naturales.

Banco Mundial de Semillas de Svalbard se conoce popularmente como ‘Doomsday Vault’ (la "cámara del fin del mundo") porque es capaz de resistir terremotos, el impacto de bombas y otros desastres

 Pero ninguno tiene tanto peso emocional ni posee una historia tan conmovedora como la que se guarda en archivadores en el corazón de San Petersburgo. Hoy en día, el Instituto Vavílov sigue en funcionamiento gracias a los sacrificios de un puñado de seres humanos dedicados y con principios. Todas las mismas semillas que Nikolái Vavílov y sus trabajadores perdieron la vida conservando, permanecen dentro de sus muros cuando no se envían a otros institutos de investigación en todo el mundo, con una colección cada vez mayor de nuevos especímenes aportados a su vez por estos bancos modernos.

El trágico e irónico destino de Nikolái Vavílov

Vavilov dirigió el instituto de 1921 a 1940, efectuando expediciones en 64 países para recoger especies silvestres o sembradas. Él y sus colaboradores fueron verdaderos cazadores de genes

 Pero durante el sitio de Leningrado, al banco de semillas ya le faltaba su director. Porque la institución guardaba el fruto de veinte años de investigaciones llevadas a cabo por uno de los héroes más desconocidos de la ciencia del siglo XX: el botánico y genetista ruso Nikolái Vavílov, quien dedicó su vida a tratar de erradicar el hambre en el mundo.

Sin duda el comienzo de esta historia hay que buscarlo en el proyecto comenzado 20 años antes por él, considerado el "padre de los bancos de semillas modernos" y que viajó por muchos países (Norteamérica, Afganistán, China, Japón, Corea, Latinoamérica…) hasta crear la mayor colección de semillas de la época. Su idea era que existen "centros de origen" de las plantas cultivadas, es decir, lugares en los que comenzaron su selección, domesticación y mejora; y en los que es posible encontrar variedades silvestres de cada especie actual.

Este biólogo también realizó uno de los primeros avances importantes en genética vegetal al presentar la ‘Ley de las series homólogas en la variación hereditaria’, que entre otras cosas, predijo la probabilidad de descubrir nuevas variedades de plantas.

A Vavílov no le interesaban las plantas exóticas, sino la biodiversidad vegetal, las especies locales. Es lo que otorga una indudable importancia científica a esta colección

 Aunque en un principio fue un científico de mucho prestigio y que durante los primeros años de su carrera había contado con el respaldo del gobierno bolchevique (incluso recibió el Premio Lenin, algo así como el Nobel de la URSS), tras la muerte de Lenin, la situación de Vavílov se fue complicando y cayó en desgracia por defender la genética, que para los soviéticos era una "pseudociencia burguesa".

Stalin creía en una hipótesis científica ahora desacreditada: la herencia de características adquiridas. El "hombre" socialista engendraría descendencia socialista. Trofim Lysenko, su asesor científico de confianza, lo respaldó. Según defendía entonces este agrónomo ucraniano, la genética era una ciencia inventada por el capitalismo para dar una justificación biológica a las diferencias de clase. Lysenko defendía que la evolución estaba guiada por la “herencia de rasgos adquiridos”, una línea de pensamiento que derivaba del lamarckismo y opuesta a la selección natural. Y Nikolái Vavílov, el verdadero científico, fue considerado enemigo del estado por no seguir esta línea de pensamiento. Así que fue arrestado en 1940 y encarcelado, un año antes de que comenzara el sitio de Leningrado.

Un legado imperecedero para las generaciones venideras

Pero antes de ser condenado al olvido, Nikolái Vavílov ayudó a transformar a los académicos de la botánica y fue uno de los primeros científicos en escuchar a los agricultores, incluidos los agricultores tradicionales y campesinos, que sentían que la diversidad de semillas era importante en sus campos. Vavílov acumuló una colección de unas 220.000 variedades de semillas distintas, lo que estimuló ocho centros de origen de cultivos donde reproducirlas, estaciones de cultivo científico diseminadas a lo largo de toda la Unión Soviética que le permitía experimentar con las diferentes especies en zonas climáticas distintas. Pretendía así averiguar cuáles eran los cultivos idóneos para cada una. Su compromiso y dedicación por las semillas es incomparable y demuestra su preocupación por el futuro de la agricultura.

Durante su vida, se dio cuenta de la necesidad de guardar semillas, pero debido a la colectivización de las granjas privadas por parte de Stalin y al convertirlas en líneas de montaje, ningún agricultor poseía su tierra ni controlaba sus cultivos. Stalin usó a Vavílov como chivo expiatorio, culpándole del hambre y al fracaso de sus colectividades agrícolas, arrojándole como un perro a la oscuridad de un remoto gulag. Después de más de 18 meses comiendo repollo congelado y harina enmohecida, el botánico que intentó durante más de 50 años acabar con la hambruna en el mundo, murió de hambre.

Hoy en día Nikolái Vavílov, aunque poco conocido más allá de los libros de historia, ocupa un lugar destacado en el Olimpo de los hombres ilustres de la ciencia. Su memoria fue restaurada casi tres décadas después de su muerte, cuando en 1968 el instituto fundado por él en San Petersburgo pasó a llamarse Instituto Vavílov de Industria Vegetal. Por suerte, su enorme esfuerzo y el de sus colaboradores sin duda valió la pena.

 Fuente: https://www.alchimiaweb.com/blog/instituto-vavilov/

miércoles, 15 de diciembre de 2021

La vida privada de los caracoles

 Buenos días, catacrockers:

Para el viaje de hoy os pido un poco de paciencia. Iremos descendiendo desde lo más general a lo más concreto, quitando una capa detrás de otra hasta desvelar un divertido ‘secreto’ de la naturaleza.

¿Me acompañáis?

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Un caracol desplegable en un libro infantil del s. XIX. Imagen: @lizaadamczewski

 Como muchos de vosotros, yo también fui un niño fascinado por los caracoles. Mi madre me subía alguno del mercado (nunca para comer, éramos demasiado melindrosos) y aquella criatura se convertía en mi mascota durante unas semanas, hasta que ambos nos aburríamos el uno del otro y lo liberaba en el jardín.

Además de la agradable sensación de sentirlo arrastrarse por la piel, recuerdo que me intrigaba especialmente lo que haría el caracol en el interior de su concha. Le veía replegar los ojos y el cuerpo y me preguntaba si allí dentro estaría a ciegas o si se vería a sí mismo plegado, o avanzando por las galerías de su caracola. Deseaba poder ver a través de las paredes.

 Ya de mayor he comprendido que no les di muy buena vida a aquellos infortunados moluscos: además de la hoja de lechuga que yo les ponía, el caracol necesita alimentos más variados, como materia vegetal en descomposición o los champiñones que Elisabeth Tova Balley ofrece a su compañero de habitación en El sonido del caracol salvaje al comer (Capitán Swing, 2019). Por este maravilloso libro aprendí también la palabra epifragma, que es la puerta que se fabrican estos animales para aislarse del mundo exterior:

Luego sella la entrada con una puerta temporal que fabrica con mucosidad. Esta contrapuerta o epifragma lo protege de los cambios de temperatura y humedad. Un caracol puede estivar durante varias semanas o meses, e incluso durante varios años.

Según mi experiencia, algunos caracoles pueden colocar esa puerta tan adentro que uno puede pensar que no hay ‘nadie en casa’. Pero allí abajo, retorcidos y aletargados en un sueño profundo, están los pequeños tripulantes de esta nave, esperando la llegada a un lugar habitable, como viajeros espaciales.

¿Por qué os cuento todo esto? Pues porque hace unos días, investigando sobre un tema tan aparentemente distinto - y distante - como los modelos anatómicos, me enteré de que uno de los fabricantes más exitosos del siglo XIX, el doctor Louis Auzoux, creó un modelo anatómico de caracol que se podía desmontar y que sirvió a miles de alumnos de todo el mundo para aprender su anatomía. Mirad qué preciosidad 🤯 :

El modelo de caracol de Auzoux. Imagen: Ministerio de Cultura de Francia

 Auzoux cambió la manera de producir estos modelos introduciendo el papel maché para la construcción de sus maquetas, inspirado por los fabricantes de marionetas para niños de las calles de París. Gracias a esta técnica, y como si hubiera querido satisfacer mi anhelo infantil de ver a través de las paredes, el modelo del doctor Auzoux permite ir adentrándose en los secretos del caracol capa a capa, hasta conocer todas sus intimidades.  

 Este modelo de caracol muestra sus sistemas digestivo, circulatorio y nervioso y está etiquetado cuidadosamente para conocer cada rincón de su anatomía, además de cada recoveco de la casa portátil en la que habita. Es una intromisión desvergonzada en su vida privada 🤯 🤯 :

 Y como sucede cada vez que indagamos en la naturaleza, algunos de sus secretos más íntimos pueden dejarnos totalmente catacrocker. La maqueta del doctor Auzoux contiene uno de los secretos mejor guardados de la vida amorosa de los caracoles: los dardos de amor que disparan a su pareja antes de la cópula. 🤯 🤯 🤯

Estos dardos de amor, describe Tova Bailey en su libro, son “minúsculas y hermosas saetas de carbonato cálcico” que parecen “fabricadas por un artesano extraordinario”.

Se cree que el dardo transmite una baba con feromonas especiales que pueden mejorar el almacenamiento de esperma de la pareja

Según se explica en Wikipedia, estos dardos “se forman cuando el animal alcanza la madurez sexual y son almacenados en un saco de dardos”. Y - alucinad - no solo tienen forma de arpón: resulta que en algunos casos el caracol lo lanza y lo recupera en lanzamientos sucesivos, como un capitán Ahab de las orgías hermafroditas.

Este es el dardo del amor de un caracol, no es broma. La barra de escala es 500 μm (0.5 mm). Imagen: Wikipedia.

🤯 🤯 🤯 🤯 La anatomía de los caracoles ha sido un foco de interés permanente para la biología, y hasta Darwin se interesó por ella. En el siglo XIX - como habéis visto en las fotos de arriba - se construyeron modelos desplegables para libros infantiles que permitían al público general asomarse a sus secretos. La maqueta de Auzoux, en cambio, estaba pensada para las facultades de Biología y en muchas de ellas aún se conservan esta y otras de sus creaciones. Una de ellas, por ejemplo, se guarda en la Colección de Biología Animal de la Universidad de Granada y esto que os voy a dejar para terminar es un puto regalo.

Preparad otro café y os veis el vídeo con la calma que merece. El profesor José Miguel Ávila Sánchez-Jofré desmonta una maqueta del caracol de Auzoux para vuestro disfrute. Merece la pena.


 

BOLA EXTRA: El doctor Auzoux fabricó decenas de modelos anatómicos maravillosos que hoy se guardan con celo en universidades y museos. Pero ese anhelo de “ver a través de las paredes” no lo reservó solo para los moluscos. Os dejo una muestra, que es de la que partió la idea para la historia hoy. ¿No parece un pequeño caracol agazapado? 😉 


Modelo anatómico del doctor Auzoux del interior de un útero y su fet

 Más información: https://aberron.substack.com/p/vida-privada-caracol?utm_source=substack&utm_medium=email&utm_content=share

lunes, 13 de diciembre de 2021

El caso de la dieta de los esquimales

Uummannaq. Fuente: Wikimedia Commons

 Esta historia comienza en la década de los setenta del siglo pasado, cuando dos estudiantes de medicina daneses, Jan Dyerberg y Hans Olaf Bang, entonces en el Hospital del Norte de Aalborg, en Dinamarca, viajaron en trineo hasta 500 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico, en la costa occidental de Groenlandia, a la ciudad de Uummannaq, con 900 habitantes más siete asentamientos cercanos, con 1350 habitantes en total. Allí tomaron muestras de sangre de 130 esquimales, con 69 mujeres. Conservaron las muestras a 20ºC bajo cero, las transportaron a su centro e hicieron los análisis de sangre habituales.

Un par de años antes, en 1968, un editorial anónimo en el noticiario semanal de la Sociedad Médica de Dinamarca mencionaba la tasa muy baja y poco habitual de enfermedades cardiovasculares entre los esquimales de Groenlandia, entonces región autónoma danesa. El autor del editorial animaba a los investigadores a profundizar en este hecho y, añadía, “antes de que sea demasiado tarde”. Un joven estudiante y científico en ciernes, Jan Dyerberg, leyó el editorial con interés y se propuso profundizar en el asunto que mencionaba el autor anónimo. Dos años después, en 1970, junto a su colega Hans Olaf Bang, iniciaban la primera de cinco expediciones a Groenlandia, al norte del Círculo Polar Ártico.

Dyerberg y Bang viajaron para comprobar el rumor que era, también, una creencia popular: los esquimales de Groenlandia tenían una incidencia muy baja de enfermedades cardiovasculares, que se situaba entonces entre el 8.5% y el 11.8% del total de muertes. Su hipótesis inicial era que esta baja incidencia estaba relacionada con la dieta de los esquimales y, en concreto, con su ingesta de ácidos grasos polinsaturados, los llamados Omega-3, abundantes en el pescado que era la base de su alimentación. Los dos médicos querían probar la relación según la concentración de lípidos en la sangre.

Los primeros datos de Dyerberg y Bang se publicaron en 1971 en la revista The Lancet. Los resultados del análisis de las muestras de sangre muestran concentraciones menores en lípidos totales, colesterol y triglicéridos que en daneses sanos. Según la hipótesis de los autores estos datos pueden explicar la baja incidencia de enfermedades cardiovasculares entre los esquimales.

Años después, Dyerberg y Bang confirmaron la dieta de los esquimales con la toma de muestras de los alimentos de 50 inuits, la mitad mujeres, de la costa occidental de Groenlandia, durante 3 a 7 días y analizando 178 muestras. Focas y pescado eran los alimentos principales, con una concentración alta de ácidos grasos y, sobre todo, de Omega-3. De nuevo, en su publicación, relacionan la dieta con la baja incidencia de enfermedades cardiovasculares.

Sin embargo, en los 2000 se han publicado varios meta-análisis que dudan de la metodología de la investigación de Dyerberg y Bang, de la relación entre la dieta de los esquimales y la baja incidencia de enfermedades cardiovasculares y, además, en la eficacia de las grasas Omega-3 en la prevención de esas enfermedades. Vayamos por partes y en orden.

En 2012, se publicó un meta-análisis en el Journal of American Medical Association, firmado por Evangelinos Rizos y sus colegas, de la Universidad de Ioannina, en Grecia, que, después de revisar 20 estudios con 68680 pacientes, no encuentran que los suplementos nutricionales de grasas de pescado, con Omega-3, tengan relación con las enfermedades cardiovasculares, los ataques al corazón o los derrames cerebrales. Otro estudio, publicado un año después, en 2013, confirmó las conclusiones de Rizo. Venía de Italia, del Grupo de Estudio de Riesgo y Prevención. Incluía el seguimiento de 12513 pacientes que tomaban suplementos con Omega-3 o un placebo durante cinco años. Los autores no encuentran reducción en las enfermedades cardiovasculares ni en la mortalidad que provocan.

Dos años más tarde, en 2014, George Fodor y su equipo, de la Universidad de Ottawa, en Canadá, publicaron una revisión sobre la incidencia de las enfermedades cardiovasculares entre los esquimales, punto central de los trabajos de Dyerberg y Bang. Cuando estudiaron en detalle la incidencia de estas enfermedades, para su sorpresa, encontraron que era parecida a la encontrada en poblaciones no esquimales.

Afirman que Dyerberg y Bang no investigaron directamente la tasa de enfermedades cardiovasculares entre los esquimales y tomaron sus datos de las listas del Oficial Médico de Dinamarca que, a su vez, se basaban en certificados de defunción e ingresos en hospitales. Pero, para una población tan dispersa como la de los esquimales en Groenlandia, las cifras finales no son muy fiables. Hasta un 30% de los inuits vivía en lugares remotos, a los que no llegaba la sanidad oficial, lo que, a su vez, implica que solo el 20% de los fallecimientos tenía un certificado de defunción.

De hecho, los datos revisados por Fodor demuestran que, por ejemplo, los infartos son una enfermedad común entre los inuit de Groenlandia o que la mortalidad por derrame cerebral es alta. Su esperanza de vida es 10 años menor y su tasa de mortalidad el doble que la de los daneses que le sirven a Fodor para comparar. Afirma Fodor que Dyerberg y Bang investigaron únicamente la dieta de los esquimales y, en cambio, no lo hicieron directamente con su tasa de enfermedades vasculares.

Fodor concluye que, con estos datos de enfermedades cardiovasculares más ajustados, su dieta, más que recomendable, debería ser considerada un riesgo para la salud. Sin embargo, las conclusiones de Dyerberg y Bang todavía se citan con frecuencia para recomendar la toma de suplementos nutricionales, muy publicitados, con grasas de pescado, con Omega-3, para prevenir las enfermedades cardiovasculares.

Hasta la fecha de la publicación de Fodor, en 2014, más de 5000 trabajos se habían publicado sobre los beneficios de los ácidos grasos Omega-3 con la cita del estudio de los esquimales. Por cierto, las citas actuales del artículo de Dyerberg y Bang de 1971 son, según Google Académico, de 1059. En Estados Unidos, Europa y Canadá, los nutricionistas recomiendan el consumo de pescado, sobre todo de pescado azul, como el salmón, rico en Omega-3, para prevenir estas enfermedades. Y, por otra parte, son, para 2016, 32000 millones de dólares los que se movieron con la comercialización de los suplementos nutricionales con Omega-3 y, todo ello, según Fodor, basado en una hipótesis cuestionable desde que se publicó en los setenta.

Además, otro estudio, esta vez dirigido por Matteo Fumagalli, del Colegio Universitario de Londres, añade otro aspecto, muy diferente, a la polémica sobre la dieta de los esquimales. Después de un análisis genético de 191 esquimales, han encontrado que tienen varias mutaciones que implican cambios en el metabolismo de las grasas, sobre todo de las Omega-3. Aparecen en el 100% de los esquimales estudiados, en el 2% de los europeos o en el 15% de los chinos de la etnia han. Son cambios aparecidos hace unos 20000 años y permiten la adaptación a dietas ricas en grasas. Metabolizan grasas Omega-6 y Omega-3 a lípidos menos saturados y con un riesgo más bajo respecto a las enfermedades cardiovasculares. Por tanto, suponen menos grasas peligrosas en el organismo y una mejor adaptación a la dieta habitual de los inuit.

Sin embargo y para terminar, los estudios de Dyerberg y Bang y, ahora, las publicaciones de Rizos, Fodor y Fumagalli, llevan a muchos investigadores a revisar el papel de las grasas del pescado en la prevención de las enfermedades cardiovasculares que, a pesar de todo, parecen recomendables para una dieta saludable. Quizá, como a menudo ha ocurrido en ciencia, un error o, más bien, una conclusión sin suficientes evidencias, ha llevado a muchos científicos a investigar hechos que, en último término, son verídicos y recomendables.

Así, en una revisión reciente de Richard Kones y U. Rumana, del Instituto de Investigación Cardiometabólica de Houston, relatan que la controversia a favor y en contra de los Omega-3 continua muy activa. Revisan 19 estudios de 16 países, con el seguimiento durante varios años de 45637 pacientes, un 37% son mujeres, con una media de 59 años de edad y un rango de 18 a 97 años.

El resultado final es que los Omega-3 disminuyen modestamente el riesgo de enfermedad cardiovascular, aunque los datos no tienen relación con la toma de suplementos nutricionales y su recomendación a la población. Añaden que poco pueden decir pues no conocen con exactitud la pureza de los suplementos, ni lo aclara su etiquetado y tampoco las razones de los propios consumidores para tomarlos.

Con unos días de diferencia, Evangelinos Rizos y Moses Elisaf, de la Universidad de Ioannina, en Grecia, publican otro meta-análisis centrado en los suplementos con Omega-3. Repasan 21 estudios y la conclusión es que no suponen ninguna mejora consistente para la protección respecto a las enfermedades cardiovasculares.

Fuente: https://culturacientifica.com/2021/12/13/el-caso-de-la-dieta-de-los-esquimales/

martes, 7 de diciembre de 2021

Protestar

 
 ....
   Toda protesta política profunda es un llamamiento a una justicia ausente, y va acompañada de la esperanza de que en el futuro se terminará restableciendo esa justicia; la esperanza, sin embargo, no es la primera razón para llevar a cabo la protesta. Protestamos porque no hacerlo sería demasiado humillante, demasiado reductor, demasiado terrible. Uno protesta (levantando barrricadas, tomando las armas, haciendo una huelga de hambre, uniendo las manos, gritando, escribiendo) a fin de preservar el momento presente, al margen de lo que nos reserve el futuro.
   Protestar es negarse a que te reduzcan a cero y a un silencio impuesto. Por consiguiente, en el momento en el que se hace una protesta, si se llega a hacer, ya hay una pequeña victoria. El momento, aunque pase, como todos los momentos, adquiere cierta permanencia. Pasa , pero queda impreso [...]
    "La cuestión, en realidad, es ¿qué le hemos hecho a la democracia? -dice Arundhati Roy-. ¿En qué la hemos transformado? ¿Qué sucede cuando la democracia se agota? ¿Qué sucede cuando se la vacía de significado? ¿Qué sucede cuando todas sus instituciones se han metastizado en algo peligroso? ¿Qué va suceder ahora que la democracia y el mercado libre se han fusionado en un solo organismo depredador, dotado de una imaginación limitada, estrecha, que prácticmente sólo gira en torno a la idea de incrementar al máximo los beneficios? ¿Se puede dar marcha atrás en este proceso? ¿Puede algo que ha mutado volver a ser lo que era? [...]
 
John Berger

Sultana Khaya, más de un año de asedio y torturas en su casa del Sáhara Occidental

 La familia Khaya permanece retenida sin orden judicial en su domicilio de Bojador, en los territorios ocupados por Marruecos del Sáhara Occidental, desde el 19 de noviembre de 2020. Sultana, su hermana Luara y su madre llevan más de un año sufriendo vigilancia, allanamientos, torturas, robos y agresiones sexuales. 

Sultana Khaya
Sultana Khaya.

Son las 8 de la tarde y conversamos a la luz de dos velas. “Como puedes ver tenemos una en el salón y otra en la cocina”, muestra Sultana. Hace meses que no tienen electricidad ni apenas agua. Cuando algún familiar o compatriota intenta acercarse a la vivienda para llevarles linternas, las decenas de paramilitares marroquíes que las vigilan día y noche se las confiscan. Del grifo salen solo unas gotas de color amarillento. Tienen miedo de que las envenenen por lo que el poco agua del que disponen en botellas lo utilizan para cocinar.

La casa está oscura y desierta. Sultana señala el único cajón de forja que tienen en el salón donde guardan algunas melfas y mantas rociadas de “líquidos malolientes que nos tiran dentro de casa”, reconoce. Hace más de un año que la familia Khaya denuncia en las redes sociales que cuando anochece, varios agentes marroquíes allanan la vivienda, la desvalijan, esparcen basura, las agreden, les roban los teléfonos móviles y empapan sus mantas con líquidos que congestionan sus vías respiratorias. “Ahora utilizan las grúas con las que nos quitaban las banderas saharauis del tejado para entrar en nuestro domicilio de madrugada”, asiente Sultana con frialdad.

¿Quién es Sultana Khaya?

Sultana tiene 41 años. Nació en Bojador, en la costa norte del Sáhara Occidental, y allí es donde vive. Es activista defensora de los Derechos Humanos y como saharaui se ha volcado en la lucha de su pueblo para recuperar su territorio. Como casi todos sus compatriotas, tiene familia repartida entre los campamentos y los territorios ocupados, pero ella decidió quedarse para combatir desde la trinchera.

El 19 de noviembre de 2020 llegó a su casa de Bojador después de pasar una temporada en España. Marruecos había roto el alto el fuego en Guerguerat, al sur del Sáhara Occidental, seis días antes y decidió volver para resistir con su gente. La interceptaron en un control de camino a su domicilio, la asediaron y la obligaron a encerrarse. Desde entonces, su madre y su hermana Luara la acompañan en este martirio.

En 2010 cofundó la Liga Saharaui para la Defensa los DDHH y en Contra del Expolio de los Recursos Naturales y hoy la preside. A sus 27 años estudiaba francés en Marrakech. Allí asistió a una manifestación en apoyo a otros compañeros saharauis reprimidos por las autoridades marroquíes. Durante la movilización se le acercaron dos policías y le propinaron tal golpe en el ojo derecho que terminó perdiéndolo. Por ello, Sultana viaja asiduamente a Barcelona y a Alicante para hacerse reconocimientos.

Anualmente le cambian la prótesis ocular pero desde que se encuentra asediada no ha podido atender sus necesidades médicas. Aparentemente su ojo izquierdo se encuentra sano pero sus verdugos conocen su historia y lo atacan continuamente. “Tengo el ojo bueno hinchado del último golpe”, afirma la activista. El 12 de noviembre, sin ir más lejos, le “dieron con un zapato” y nota que ha perdido vista.

Un año de asedio y resistencia

La conversación se desarrolla con intermitencia porque la conexión a internet es muy inestable. “Lo siento”, se disculpa Sultana, “pero mi hermana Luara me está compartiendo sus datos”. Además de confiscarles los móviles durante los allanamientos nocturnos, cuando las Khaya consiguen terminales y tarjetas sim nuevas, las autoridades marroquíes bloquean la comunicación. “No te sabría decir cuántas veces he cambiado de número en este año”, admite. Es muy probable que cuando se publique este reportaje, Luara Khaya ya no tenga la tarjeta sim que hizo posible esta entrevista.

Por las noches no pueden dormir. “Golpean las ventanas y las puertas de madrugada para no dejarnos descansar”, afirma Sultana. Hasta las 6 o 7 de la mañana no consiguen conciliar el sueño. Y cuando lo hacen no es por mucho tiempo. Las tres saben que esta técnica de tortura la utilizan las autoridades marroquíes desde hace décadas e intentan no examinarse físicamente demasiado, pero la realidad es que están agotadas. Aún así, no entra en sus planes rendirse.

La única persona a la permiten salir de casa para comprar comida es a su progenitora de 84 años. “Luara y yo no tenemos miedo a morir, moriremos algún día, pero nos preocupa la situación de nuestra madre”, admite la activista. Desde que comenzó el asedio, esta mujer octogenaria es agredida diariamente por intentar defender a sus hijas.

“No te puedo describir en una frase las torturas que estamos sufriendo”, asegura Sultana. La madrugada del 8 de noviembre, mientras intentaban dormir, un grupo de hombres encapuchados entraron en la vivienda colándose por el tejado. Las golpearon y a Sultana le inocularon un líquido en el muslo derecho. Piensa que puede ser algún tipo de veneno o cualquier sustancia que provoque una reacción dañina en su cuerpo pero no sabe qué le inyectaron. “No sé qué era pero ese día sentí mareos, náuseas y me faltaba el aire”, admite. A modo de prevención, la activista estuvo unos días tomando medicinas naturales de tradición saharaui destinadas a combatir los envenenamientos. “Sé que su objetivo es matarme pero no tengo miedo”, sentencia Khaya.

Aunque se encuentren encerradas contra su voluntad, Sultana valora que la situación anímica es vital para sentirse libre. Considera que su historia es la misma que están viviendo muchas familias saharauis en los territorios ocupados. Reconoce que los primeros meses de asedio fueron más fáciles de asumir y que desde mayo, el aumento de las torturas de madrugada ha mermado los ánimos. Aún así “la resistencia es continua y sé que se cansarán ellos antes que nosotras”, sostiene.

Violaciones como arma de guerra

“Estos agentes, actuando bajo la dirección del Gobierno de Marruecos, amenazan rutinariamente con matar y violar a las hermanas Khaya”, manifiesta Stephanie Herrmann, una de las representantes internacionales de la familia. “Han utilizado la violencia sexual contra Sultana y Luara tanto para castigarlas por sus opiniones políticas como para obligarlas a guardar silencio”, afirma la jurista.

Herrmann trabaja para Perseus Strategies, un despacho jurídico especializado en Derechos Humanos con sede en Washington. Además, forma parte del equipo de apoyo legal internacional a la familia Khaya, integrado por juristas procedentes de distintos países. En julio presentaron una petición al Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de la ONU denunciando el arresto domiciliario de las Khaya. Y más recientemente, en noviembre, registraron un Llamamiento Urgente a los Relatores Especiales de la ONU sobre Tortura, Defensores de Derechos Humanos y Violencia contra las Mujeres. En este último adjuntaron todo tipo de pruebas fehacientes que documentan las agresiones, torturas y violaciones que han sufrido en el último año.

“Los agentes torturaron y violaron a ambas hermanas el 12 de mayo de 2021. Sultana publicó un artículo de opinión en CNN Global explicando valientemente los detalles de esta violencia. Nuevamente, el 22 de agosto, las agredieron, las expusieron al COVID-19 y Sultana contrajo el virus como resultado”, resume Stephanie. “El 15 de noviembre, agentes marroquíes allanaron su casa, violaron a Sultana por segunda vez en este año y agredieron sexualmente a Luara”, añade la jurista con resignación.

Al igual que las torturas son un mecanismo ancestral para debilitar e infligir el mayor dolor a quien las sufre, la violencia sexual ha sido, es y será un arma de guerra eterno contra, especialmente, las mujeres. Su objetivo es anularlas como personas y despojarlas de cualquier poder. Las hermanas Khaya son fuertes, humanas y creen en la fuerza de la resistencia. Por ello, las torturan y las violaciones contra ellas no cesan.

Para Herrmann es muy importante que Sultana y Luara tengan sus teléfonos activos para que puedan contactar con el equipo internacional y documenten los abusos que sufren. “Si los agentes logran robar sus móviles, las hermanas Khaya se enfrentan a un mayor riesgo de tortura, desaparición forzosa o asesinato”, alega Stephanie. “Todos los días protestan contra su arresto domiciliario arbitrario e indefinido ondeando la bandera del Sáhara Occidental en su tejado. Son voces a favor de la resistencia pacífica y es un honor apoyarlas”, reconoce la jurista con honestidad.

Llamamiento de la familia Khaya

“Espero que la población española sea consciente de que el Sáhara Occidental sigue bajo la administración de su estado. España es la única responsable de cualquier acción que se cometa contra el pueblo saharaui”, sentencia Sultana. Lo único que quiere es poder vivir en libertad y que la comunidad internacional proteja su vida, la de su familia y la de todos los presos saharauis de los territorios ocupados. Pide a los funcionarios del gobierno español que velen por la seguridad de su pueblo y que “no sean cómplices del régimen marroquí firmando tratados comerciales que expolian las riquezas del Sáhara Occidental”.

Pese al sufrimiento acumulado en el último año, las hermanas Khaya se han mandado sonrisas a lo largo de toda la entrevista. Son mujeres alegres y firmes que creen en la resistencia pacífica, como decía su representante legal Stephanie Herrmann. Por ello Sultana no entiende que haya personas que tilden a su pueblo de terrorista. “Nuestra lucha es digna desde sus comienzos”, añade, por lo que las tres mujeres seguirán subiendo al tejado a ondear su bandera saharaui todos los días que les queden de asedio. 

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/sahara-occidental/sultana-khaya-mas-de-un-ano-de-asedio-y-torturas-sahara-occidental