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miércoles, 12 de febrero de 2020

El 'golpe' que permitió a la CIA espiar a 120 países (entre ellos España) durante décadas

La inteligencia estadounidense y alemana lograron intervenir las comunicaciones gracias a la distribución de una máquina de encriptado

El 'golpe' que permitió a la CIA espiar a 120 países (entre ellos España) durante décadas

 La Inteligencia de Estados Unidos espió durante años las comunicaciones diplomáticas y militares de decenas de países, entre ellos los de la Operación Cóndor, a través de máquinas de encriptado de una compañía suiza, propiedad de la CIA estadounidense y de la agencia de los servicios secretos alemanes BND.

Así lo muestran los cables publicados el martes por el centro independiente "National Security Archive" (NSA, Archivo de Seguridad Nacional), tras una investigación publicada hoy por el diario The Washington Post y la cadena pública alemana de televisión ZDF.

Durante décadas, la empresa suiza Crypto AG, propiedad de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y de BND (Bundesnachrichtendienst, la agencia de inteligencia extranjera del Gobierno alemán), comercializó miles de máquinas de encriptado a un centenar de países de todo el mundo, como Chile, Argentina, Brasil, Uruguay, México, Colombia, Perú, Venezuela, Nicaragua, España, Grecia, Egipto, Arabia Saudí, Irán e Irak, entre otros.

La CIA pudo saber todo de episodios históricos
Esas máquinas permitieron a la CIA descodificar miles de mensajes que podrían estar relacionados con episodios como el golpe militar de 1973 en Chile; el de 1976 en Argentina; el asesinato del excanciller chileno Orlando Letelier en Washington en 1976; la revolución sandinista en Nicaragua o la guerra de las Malvinas.

"National Security Archive" hace mención especial al espionaje sufrido por los miembros de la Operación Cóndor, un plan de varias dictaduras latinoamericanas en las décadas de 1970 y 1980 para eliminar a sus opositores.

Esas naciones, entre ellas Chile, Argentina y Uruguay, cifraron sus comunicaciones con máquinas de Crypto AG, sin saber que EEUU podría estar escuchando.

Durante la reunión inaugural de la Operación Cóndor, auspiciada por el régimen militar chileno de Augusto Pinochet (1973-1990) en noviembre de 1975 en Santiago de Chile, los responsables castrenses de cinco dictaduras del continente americano firmaron un acuerdo para emplear un sistema de encriptado.

En el corazón de "condortel"
Dicho sistema "estaría disponible para los países miembros en los siguientes 30 días, con el entendimiento de que podría ser vulnerable; será reemplazado en el futuro con máquinas criptográficas que serán elegidas de acuerdo común", reza el texto del acuerdo.

Tras la segunda reunión en junio de 1976, la CIA informó de que "Brasil había aceptado proporcionar equipamiento para 'Condortel' (la red de comunicaciones de la Operación Cóndor)", que provendría de Crypto AG.

The Washington Post y ZDF  hacen un recorrido en su investigación, titulada "El golpe de Inteligencia del siglo", por este proyecto de espionaje, conocido primero bajo el nombre de "Thesaurus" y luego como "Rubicon", con base en documentos internos de los servicios de Inteligencia y entrevistas con funcionarios y exfuncionarios, así como con empleados de la firma suiza.

El Post destaca que desde 1970 la CIA y la Agencia estadounidense de Seguridad Nacional (NSA) de EEUU controlaron casi todos los aspectos de Crypto AG, en colaboración con BND.

EEUU no logró burlar a sus adversarios más acérrimos
Gracias a ese sistema, siguieron de cerca desde la crisis de los rehenes en Irán en 1979 hasta las operaciones de asesinato en el marco de la Operación Cóndor y los movimientos de Argentina durante la guerra de las Malvinas.

La única limitación del programa fue que los principales adversarios de Estados Unidos, la extinta Unión Soviética y China, nunca fueron clientes de Crypto AG, porque sospechaban de sus lazos con Occidente.
En el caso de Argentina, la Administración estadounidense del presidente Ronald Reagan (1981-1989) aprovechó en 1982 el uso por parte del Gobierno argentino de la tecnología de Crypto AG para entregar datos de Inteligencia al Reino Unido durante la guerra de las Malvinas.

Años más tarde, en 1989, EEUU se aprovechó del uso que hacía el Vaticano de ese equipamiento en su persecución al general panameño Manuel Antonio Noriega, cuando buscó refugio en la Nunciatura Apostólica y su paradero quedó expuesto a través de los mensajes enviados desde esta misión a las autoridades vaticanas.

¿Realmente ha acabado el espionaje?
The Washington Post subrayó que los productos de Crypto AG se siguen empleando en más de una decena de países y su logotipo de color naranja y blanco todavía luce en lo alto de la sede de la empresa en Zug, en Suiza, aunque la compañía fue liquidada y desmantelada en 2018 por sus inversores, a través de una empresa de Liechtenstein, cuyas leyes permiten blindar las identidades de estos.

Dos firmas compraron casi todos los activos de Crypto AG: CyOne Security, que vende sistemas de seguridad al Gobierno suizo, y Crypto International, que controla la marca y el negocio internacional de la antigua compañía.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/internacional/20200212/espana-paises-operacion-condor-espiados-cia-maquinas-encriptadas-7845149?utm_source=twitter&utm_medium=social&utm_campaign=cm

domingo, 7 de enero de 2018

Las torturas de la CIA en Europa, bajo la lupa de la Corte Penal Internacional

La Fiscalía de La Haya ha solicitado abrir una investigación sobre Afganistán por crímenes de guerra que incluye abusos a prisioneros en Polonia, Rumanía y Lituania. Estados Unidos mantuvo allí centros de detención con la complicidad de sus gobiernos

<p>La policía militar traslada a un preso en la prisión de Guantánamo. </p>
La policía militar traslada a un preso en la prisión de Guantánamo.
Shane T. McCoy
 Hagamos un viaje en el tiempo. 20 de septiembre de 2001, Washington. El presidente de Estados Unidos, George Walker Bush, da un solemne discurso en el Congreso dirigiéndose a una nación que aún se pregunta por qué ha sido atacada. El texano agradece la solidaridad de la comunidad internacional, habla de la reconstrucción de Nueva York y menciona el odio de los terroristas hacia la democracia. También nombra a una persona, Osama bin Laden, y un país, Afganistán, desconocidos en ese momento para el 99% de sus conciudadanos. Es allí donde Estados Unidos empezaría su “guerra contra el terror” y avisa al resto de naciones que espera una colaboración máxima. “O están con nosotros o están con los terroristas”, dice Bush.

¿Cómo sería esa nueva guerra? El presidente se responde a sí mismo: “Somos un país despertado por el peligro y llamado a defender la libertad. Nuestro dolor se ha convertido en ira, y nuestra ira en resolución. Ya sea que llevemos a nuestros enemigos ante la Justicia o hagamos justicia con nuestros enemigos, se hará justicia”. Los congresistas aplauden al unísono y se ponen de pie. Bush levanta la vista, la baja un poco para mojarse los labios y la vuelve a subir. Sabe que el momento histórico le evitará escuchar disonancias en una cámara entregada.


Lo que venía a decir el presidente era que la “pax americana” estaba por encima del derecho penal internacional y ningún tribunal lo detendría por sus métodos. La operación “Libertad duradera” comenzó dos semanas después y Estados Unidos, junto a una coalición internacional, desplegó tropas en Afganistán para derrocar a su Gobierno. Allí siguen 16 años después.

Los ecos de esos tambores de guerra se sintieron en una lujosa mansión de Filadelfia el 15 de diciembre de 2011. El padre de la Psicología Positiva, Martin Seligman, recibió en su casa a académicos estadounidenses e israelíes y responsables del FBI y la CIA. La finalidad era discutir un estudio suyo, fechado en 1975, que podía tener una aplicación práctica en esa nueva guerra contra el terrorismo. Seligman decía que cuando un perro sufre descargas eléctricas de forma indiscriminada termina por no tomar medidas para evitarlas, incluso si se le abre una vía de escape. Interioriza lo que los expertos llaman la “indefensión aprendida”.

Ese encuentro nunca se hizo público y no existen grabaciones, pero cimentaron el brutal sistema de torturas que la CIA instauró posteriormente. Es lo que cuenta Mark Fallon, experto en Defensa que pasó por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, en un libro editado este año, “Medios injustificables”.

Las conclusiones de la cita de Filadelfia requerían una cobertura legal que llegó pronto. La Casa Blanca anunció el 7 de febrero de 2002 que no aplicaría los Convenios de Ginebra a los talibanes y combatientes de Al-Qaeda, dando vía libre a que se les torturase. Tres meses después Bush no ratificó el Estatuto de Roma, carta fundacional de la Corte Penal Internacional que sí había firmado Bill Clinton. Evitó así que la institución recién nacida en La Haya tuviera jurisdicción en territorio estadounidense. La “guerra contra el terror” siguió su curso y Estados Unidos invadió Irak en 2003 con la inestimable colaboración de Tony Blair y José María Aznar, argumentando que el Gobierno de Sadam Husein poseía unas armas de destrucción masiva que nunca aparecieron.

Demos ahora un salto en el tiempo hacia adelante. 9 de noviembre de 2017, La Haya. La Fiscal General de la Corte Penal Internacional, Fatou Bensouda, manda un vídeo a los medios en el que dice lo siguiente: “Durante décadas, el pueblo de Afganistán ha soportado el flagelo del conflicto armado. Tras un minucioso examen preliminar de la situación, he llegado a la conclusión de que se han cumplido todos los criterios jurídicos exigidos en el Estatuto de Roma para iniciar una investigación”. Sospecha de tres actores: los talibanes, las fuerzas de seguridad afganas y miembros del ejército de Estados Unidos y de la CIA.

Una Sala de Cuestiones Preliminares del tribunal estudia actualmente darle luz verde. Se sabrá en los próximos meses y es muy probable que los jueces le den el visto bueno. A partir de ese momento, la Fiscalía tendría autorización para visitar otros países, recopilar pruebas y entrevistar a víctimas. Si cree que existen indicios suficientes, incluso solicitaría órdenes de arresto. Al menos 54 detenidos sufrieron torturas, tratos crueles, violación y otras formas de violencia sexual en cárceles afganas controladas por Estados Unidos, según el último informe de la Oficina de Bensouda. Abu Ghraib queda fuera de la investigación porque Irak no es estado parte de la Corte Penal Internacional.

La fiscal también documenta abusos contra otros 24 prisioneros en centros de detención de la CIA localizados en Polonia, Lituania y Rumanía “principalmente entre 2003 y 2004”. Es decir, que no sólo encarcelaron a prisioneros sin juicio y en países como Afganistán o Irak, sino también en el viejo continente. Entonces, ¿se cometieron crímenes de guerra en territorio europeo a principios del siglo XX? Vamos por partes.

Polonia: un país ya condenado
El caso de Polonia ya está parcialmente documentado a nivel judicial. Una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, de julio de 2014, obligó a este país a indemnizar con 230.000 euros a dos prisioneros: Abu Zubaydah y Abd al-Nashiri. Ambos fueron trasladados a la base militar de Stare Kiejkuty, a unos 150 kilómetros de Varsovia y cercana al aeropuerto de Szymany, entre el 4 y el 5 de diciembre de 2002.

El tribunal se basó en informes desclasificados de la CIA para describir con una precisión terrorífica las “técnicas mejoradas de interrogación”, término utilizado por los norteamericanos para evitar la palabra “tortura”, utilizadas con al-Nashiri. Por ejemplo, un oficial lo amenazó con una pistola semiautomática durante un interrogatorio para que hablara. Como no lo hizo, lo metieron en su celda y lo encadenaron. Poco después, el mismo militar entró, apuntó el arma contra su cabeza y apretó el gatillo entre una y dos veces, simulando su ejecución.

El informe de la CIA sigue. “Probablemente el mismo día, el interrogador utilizó un taladro eléctrico para asustar a al-Nashiri (…) entró en su celda y encendió el motor mientras el detenido estaba desnudo y encapuchado”. Ninguna de las amenazas de muerte proporcionó información a los interrogadores. Los servicios secretos norteamericanos documentaron otros abusos, como “levantarlo del suelo por los brazos mientras los tenía atados a la espalda con un cinturón” o usar “un cepillo rígido para inducirle dolor”.

Un informe de la Cruz Roja citado en la misma sentencia explicó que al-Nashiri estuvo con las “muñecas encadenadas a una barra o gancho en el techo por encima de la cabeza (…) durante varios días seguidos” y fue “amenazado con ser sodomizado”. El 6 de junio de 2003 fue trasladado a otra cárcel secreta, en Rabat.

El Tribunal de Estrasburgo consideró probado que “las autoridades polacas sabían” de la existencia de la cárcel secreta de la CIA, pero no pudo explicar por qué Varsovia se había arriesgado a semejante empresa. La explicación llegó a los pocos meses desde el otro lado del Atlántico, pues el Senado estadounidense desclasificó un informe sobre el programa de detención de la CIA que decía lo siguiente: “Para alentar a los gobiernos para que albergasen de forma clandestina centros de detención, o para aumentar el apoyo de los ya existentes, la CIA proporcionó millones de dólares en pagos en efectivo a funcionarios de gobiernos extranjeros”.

No se nombró a los países que colaboraron, sino que se identificó los centros de detención por colores, pero los cruces de datos con otros documentos públicos pusieron en evidencia que la cárcel “azul” era la de Polonia. Sus autoridades habían dado su consentimiento para albergarla y llegó a tener prisioneros “por encima de su capacidad”, según otro cable de la Inteligencia estadounidense.
Las consecuencias políticas fueron inmediatas. El expresidente de Polonia, el socialdemócrata Aleksander Kwasniewski, convocó a la prensa al día siguiente y admitió haber dado permiso a la CIA para que usara la base militar de Stare Kiejkuty, pero negó saber que allí se practicaban torturas. Dijo no tener información sobre los pagos hechos por los norteamericanos y aseguró que el centro se cerró a finales de 2003 gracias a las presiones del Gobierno. ¿Por qué lo consintió entonces? Explicó que Estados Unidos le podría devolver el favor si la seguridad nacional polaca se veía amenazada e invocó una hipotética amenaza rusa.

Lituania: ¿torturas en la Unión Europea?
La UE hizo la mayor ampliación de su historia en mayo de 2004, cuando pasó de 15 a 25 miembros. Entre ellos estaba Lituania, que también se adhería a la Convención Europea de Derechos Humanos cuyo artículo 3 prohíbe tajantemente la tortura. Las reglas, en teoría, estaban claras.

Diversas informaciones acusaron a Lituania durante años de albergar un centro de la CIA, pero la cadena ABC News fue la primera en ponerla en el mapa. Un amplio reportaje en 2009 denunció la existencia de un centro de detención de la CIA en una antigua escuela de equitación, a 20 kilómetros de la capital, durante el año 2005. Las autoridades lo permitieron porque estaban agradecidas a Estados Unidos de que les dejaran unirse a la OTAN.

El reportaje provocó que el Parlamento lituano pidiera una investigación a fondo. Su conclusión fue que la CIA estableció no uno, sino dos centros de detención: el primero en la escuela de equitación y el segundo en una casa situada en la misma capital, en Vilnius, informaron medios nacionales. Sin embargo, no se llegó a probar que esos edificios llegaran a albergar prisioneros. ¿Para qué se usaron entonces? “El verdadero propósito de las instalaciones no se puede revelar porque constituye un secreto de estado”, dijo el fiscal a la prensa lituana.

La excusa no aguantó mucho tiempo. El informe del Senado estadounidense sobre las torturas de la CIA desclasificado en 2014 mencionó en varias ocasiones el centro de detención “violeta”, abierto a principios de 2005 y que según numerosas investigaciones estaba en Lituania. Se desveló que uno de sus prisioneros, Mustafa Ahmad al-Hawsawi, necesitó de asistencia médica después de un interrogatorio, pero funcionarios locales se negaron a trasladarlo a un hospital cercano por miedo a que la prensa se enterase.

El incidente causó enormes tensiones con la CIA, que se cuestionó la disposición del país anfitrión a “participar como originalmente se había acordado", señalan los mismos cables. Estados Unidos cerró las instalaciones en 2006 y trasladó a sus prisioneros al centro de detención “marrón”, que según varias investigaciones estaba en Afganistán. Abu Zubaydah, el detenido que ya ganó un caso contra Polonia en Estrasburgo, ha denunciado que también pasó por Lituania y ha llevado a este país ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en un caso que está pendiente de decisión.

Rumanía: abusos en pleno Bucarest
Una investigación periodística de Associated Press y un medio local, publicada en diciembre de 2011, localizó el centro de detención de la CIA en Rumanía: un edificio de la Oficina Nacional de Información Clasificada situado en el norte de Bucarest, en un barrio residencial y a pocos minutos del corazón de la capital. Abrió en otoño de 2003 después de que la Inteligencia estadounidense vaciara el centro de Polonia.

Dos de los prisioneros que pasaron por allí fueron Janat Gul y Hassan Ghul. Acusados de ser facilitadores de Al-Qaeda, experimentaron alucinaciones después de sufrir privaciones de sueño durante decenas de horas. Un médico constató que Ghul sufría “fatiga fisiológica notable", “espasmos musculares abdominales y en la espalda", "parálisis leves en los brazos, las piernas y los pies” debido a las horas que pasaba “en posición colgante” y a los intensos regímenes de privación de sueño, hasta 59 horas seguidas en algunos casos, reflejan cables de la propia CIA.

En mayo de 2005 llegó a Rumanía Abu Faraj al-Libi, un supuesto miembro de Al-Qaeda detenido en Pakistán que sufrió durante un mes las “técnicas mejoradas de interrogación”. En ese periodo se quejó de una pérdida de audición, pero sus captores no lo creyeron y siguieron adelante. Sólo pararon cuando los doctores de la CIA avisaron de “inaceptables riesgos médicos o psicológicos”. Al-Libi fue trasladado un año más tarde a Guantánamo, donde le tuvieron que implantar un audífono.

Llegó un momento en el que el jefe del centro rumano contactó con sus superiores para comentarles sus preocupaciones: la función del edificio de Bucarest estaba pasando de “producir inteligencia” (conseguir información de prisioneros) a convertirse en unas “instalaciones de detención de larga duración”. Sin embargo, los planes se fueron al traste en unos meses. El Washington Post denunció en noviembre de 2005 la existencia de centros de la CIA en antiguas repúblicas soviéticas. No dio nombres de países, pero llevó a las autoridades rumanas a reclamarle a Estados Unidos que cerrara la cárcel “en horas”, cosa que sucedió semanas después.

Rumanía negó los hechos durante años, pero su exjefe de Inteligencia Ioan Talpes reconoció en 2014, en una entrevista con Der Spiegel online, que su país albergó “al menos” una de esas cárceles. La razón, al igual que Lituania, era favorecer su entrada en la OTAN. ¿No le preocupaba que allí se produjeran torturas? “Lo que hicieran allí los americanos era asunto suyo”, afirmó Talpes.

Dos de las conclusiones del informe del Senado sobre el programa de detención de la CIA son especialmente chocantes. La primera, que “las técnicas mejoradas de interrogación no fueron un medio efectivo para obtener información precisa”. Es decir, la tortura no funcionó porque las confesiones respondían a los deseos de los interrogadores, no a datos o nombres nuevos que pudieran ser utilizados por los Servicios de Inteligencia. La segunda, que de los 119 expedientes revisados por el Senado, “al menos 26 fueron arrestos erróneos” porque “no cumplían con los estándares legales de detención”. Es decir, más del 20% nunca debieron ser encarcelados porque no habían hecho nada.
¿Sabía Bush dónde estaban éstas y otras cárceles repartidas por medio mundo? El informe del Senado lo aclara: “El presidente pidió no ser informado de las localizaciones de los centros de detención de la CIA para asegurarse de no revelar la información de forma accidental”. Tal cual.

Estados Unidos se opone a la investigación
La pregunta ahora es hasta dónde podría llegar la investigación de La Haya. El Pentágono ya ha avisado de que la rechaza de pleno. Una de sus portavoces dijo que “ni contaría con garantías ni es apropiada”, y que cualquier pesquisa deberá ser hecha por ellos mismos. En el pasado, los obstáculos puestos por algunos Estados han echado al traste el trabajo de la Fiscalía, que ha visto derrumbarse casos enteros porque las pruebas desaparecían en el país donde habían sucedido los crímenes o los testigos cambiaban su testimonio a última hora.

Los países europeos señalados y Afganistán deben responder a las eventuales llamadas del tribunal porque sí han ratificado el Estatuto de Roma. Ahora bien, las autoridades afganas recelan mucho del movimiento de Bensouda. “Créame, no están nada contentos con su investigación, han hecho todo lo posible para paralizarla”, dijo a CTXT una alta fuente de La Haya.

La Corte Penal Internacional se basa en el principio de complementariedad, es decir, sólo interviene si detecta que las autoridades nacionales no hacen investigaciones o si éstas no son genuinas. Bensouda, en un informe reciente, dijo que tanto en Polonia como en Lituania y Rumanía “se están llevando a cabo investigaciones penales” sobre el asunto, pero les advierte que seguirá evaluando si esas pesquisas son auténticas y abarcan a “las mismas personas (…) identificada por la Fiscalía”.

El tono contra Estados Unidos es más duro: “No parece que se haya llevado a cabo ningún proceso para examinar la responsabilidad penal de quienes desarrollaron, autorizaron o asumieron la implementación por miembros de la CIA de las técnicas de interrogatorio”, señala la fiscal.

La Fiscalía de La Haya no tiene como política general ir a por los perpetradores directos de los crímenes, sino a por las máximas autoridades que dieron las órdenes de cometerlos. Mark Fallon, ex miembro del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, señala en su libro “Medios injustificables” a dos altos cargos. El primero es Geoffrey D. Miller, el general que extendió el programa de torturas de la CIA, primero en Guantánamo y más tarde en Irak. Se retiró en 2006, pero abogados franceses y alemanes han impulsado iniciativas legales en sus países para juzgarlo por crímenes de guerra. El segundo es nada menos que Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de Estados Unidos entre 2001 y 2006 que, según Fallon, autorizó personalmente al general Miller a aplicar las torturas.

¿Se atreverá La Haya procesar a autoridades como Rumsfeld? El caso representa una espada de doble filo para el tribunal. Serviría para limpiar su imagen de ser “una corte para África”, pues de momento todos sus condenados provienen del continente negro. Algunos sueñan con ver a altos cargos de la administración Bush sentados en el banquillo de los acusados y las expectativas creadas han sido importantes. Si finalmente la Fiscalía diera un paso atrás y no llegara a reunir pruebas suficientes para acusarlos de crímenes de guerra, su imagen pública se vería seriamente dañada.

Hagamos política-ficción e imaginemos que, eventualmente, la corte se atreviera a dictar esas órdenes de arresto. La prensa internacional abriría sus portadas con el movimiento de La Haya y se ganaría el respeto de actores que hasta el momento han visto sus pasos con desconfianza. No obstante, se haría evidente una de las grandes debilidades del tribunal: su dependencia de los Estados.

El tribunal no dispone de policía propia y necesita que los Estados hagan las detenciones, pero los norteamericanos, con toda seguridad, se negarían a enviar a los suyos a La Haya. Habría llamamientos a la comunidad internacional en nombre de las víctimas y los derechos humanos, pero todo quedaría en una declaración de intenciones. Al final se impondría esa incómoda verdad que no gusta oír en La Haya: la Justicia universal sólo se aplica allí donde los grandes poderes la permiten.

Fuente: http://ctxt.es/es/20180103/Politica/16991/cia-torturas-europa-guantanamo-la-haya.htm

domingo, 25 de septiembre de 2016

Snowden quiere volver a casa

El informático que desveló el espionaje masivo de EE.UU. lanza una campaña para que Barack Obama le conceda un indulto antes de que termine su mandato
<p>Edward Snowden.</p>
Edward Snowden.
Freedom of the Press Foundation
 Edward Snowden quiere volver a casa. Hace tres años, el joven informático estadounidense vio cómo su gobierno le revocaba el pasaporte, cuando se encontraba en el aeropuerto de Moscú. Si lograse volver a América, Snowden se enfrentaría a un juicio por delitos de ‘espionaje’ y robo de secretos de Estado por entregar a dos periodistas un millón y medio de documentos clasificados. La filtración sirvió para arrojar luz sobre los sistemas de vigilancia masiva que los gobiernos de EEUU y el Reino Unido habían implantado en todo el mundo. Casi nadie duda de que su escuálido cuerpo de treinta y tres años de edad pasaría la siguiente treintena en prisión.

Pero Snowden no se rinde. La semana pasada, su equipo de defensa presentó una campaña para pedir un indulto a Barack Obama antes de que este deje la Casa Blanca en enero. La campaña ha logrado sacudir al menos momentáneamente a la opinión pública. Se presentó en una rueda de prensa el 14 de septiembre con representación de Human Rights Watch, Amnistía Internacional y la American Civil Liberties Union (ACLU), coordinada con anuncios efectistas a toda página en los principales periódicos del país. El lanzamiento coincide con el estreno de Snowden, la película de Oliver Stone sobre la vida del analista informático, que fuera subcontratado por la National Security Agency (NSA).

Se trata de una petición dirigida directamente a Obama, y que, por tanto, se ‘salta’ al Departamento de Justicia. “Es un caso extraordinario”, señala Noa Yachot, estratega de comunicación de la ACLU, que dirige la campaña ‘Pardon Snowden’. Yachot apunta que es habitual que los presidentes aprovechen sus últimos meses en el cargo para tomar decisiones políticas que hubieran resultado demasiado “arriesgadas” antes. “Es el momento de que Obama considere cuál será su legado en materia de Seguridad Nacional, así que apelamos a él directamente para que aproveche esta oportunidad”.

Desde que Snowden contactase con el periodista Glenn Greenwald, entonces en The Guardian, y la cineasta Laura Poitras, para entregarles los documentos de la NSA, las consecuencias de sus revelaciones han sido extraordinarias: en mayo de 2015, un tribunal declaró ilegal la sección 215 de la Patriot Act, que justificaba la recolección masiva de información sobre llamadas telefónicas. Poco después, el Congreso sustituyó la polémica norma con la USA Freedom Act, que limitaba el poder del Estado para hacerse con información de comunicaciones privadas. Era la primera vez que el poder legislativo estadounidense intercedía para poner coto a la vigilancia del ejecutivo sobre sus ciudadanos desde 1970. Además, un panel de expertos nombrados por Obama, recomendó decenas de reformas mucho más ambiciosas que siguen pendientes de aprobación. Tampoco el sector privado se salió de rositas: gigantes tecnológicos como Apple o Google, que habían sido cómplices del espionaje masivo del gobierno estadounidense dentro y fuera de sus fronteras, se vieron obligadas a cifrar las comunicaciones de sus usuarios, ante el bochorno (y la amenaza de pérdida de clientes) que se les vino encima.

“Los beneficios de la filtración son enormes e innegables”, señala Trevor Timm, director ejetcutivo de la Freedom of the Press Foundation. “Snowden abrió el debate sobre cuestiones fundamentales sobre privacidad, y permitió que el pueblo estadounidense supiera lo que se estaba haciendo en su nombre”, concluye.

Hay quien no lo tiene tan claro. “Snowden es un traidor”, opina Fred Fieltz, exanalista de la CIA y vicepresidente del think tank conservador Center for Security Policy. “Sin duda, lo que hizo benefició al ISIS, a Al Qaeda, a los chinos y a los rusos, que se hicieron con material muy importante y sensible. Tenía una obligación legal, e hizo un juramento para protegernos. Pero decidió romper con su obligación y filtrar toda esa información a la prensa. Es un desequilibrado que actuó movido por el revanchismo. Si de mí dependiera, lo mandaría a Guantánamo, para que se codee con los terroristas a los que tanto ayudó”.

Fieltz no es el único que cree que la filtración de Snowden trajo consigo la muerte de civiles inocentes. En noviembre, tras la masacre de la discoteca Bataclan, en París, el exdirector de la CIA, James Woosley pidió públicamente la ejecución de Snowden tras acusarle de haber facilitado que los autores de los atentados encubrieran sus comunicaciones electrónicas, después de conocer las tácticas que las autoridades utilizaban para interceptarlas. (Woosley no tuvo nada que decir sobre los numerosos atentados que tuvieron lugar en Occidente antes de las filtraciones de Snowden, como los del 11-M en Madrid o el 7-J en Londres, en 2004 y 2005 respectivamente).

Un estudio de la publicación especializada Flashpoint demostró en 2014 la escasa influencia que la filtración de Snowden tuvo sobre cómo se comunican los yihadistas, que ya tomaban precauciones contra la vigilancia gubernamental mucho antes de trascender los documentos filtrados por Snowden. “Deberíamos dar las gracias a Snowden por las reformas que propició en vez de castigarle”, señala Yachot.

Incluso entre quienes conceden que Snowden abrió un debate sustancial que llevó a reformas importantes, algunos le critican por haber hecho pública información sobre cómo espía Estados Unidos a ciudadanos de otros países e incluso a otros gobiernos.

“A los defensores de Snowden les gusta hablar sobre las cuestiones de vigilancia a nivel nacional”, señala Bradley Moss, abogado especializado en cuestiones de seguridad nacional. “Pero obvian algo fundamental: la mayor parte de lo que reveló tiene que ver con la vigilancia que nuestro gobierno hace de ciudadanos extranjeros, de otros gobiernos o de terroristas. Eso invalida toda posibilidad de indulto: las responsabilidades del presidente lo son para con sus ciudadanos, no con el resto del mundo”.

Pero esa visión de la privacidad choca con un mundo globalizado en la que la información fluye gracias a internet, señala Sherif Elsayed-Ali, director de tecnología y derechos humanos de Amnistía Internacional. “Estados Unidos tiene obligaciones de derecho internacional, y es firmante de varios tratados que  reconocen el derecho a la privacidad, tanto a nivel doméstico como internacional”, recalca. Elsayed-Ali  añade que el bien social logrado por los actos pesa más que el delito que cometió al filtrar los documentos. “Creemos que no tendría que haber sido procesado”.

Snowden siempre ha defendido que actuó guiado por el principio de defensa del bien común, y consternado por las violaciones de derechos que observaba a diario. En la biografía de su perfil de Twitter –desde el que sólo ‘sigue’ a la NSA— declara: “Antes trabajaba para el Estado; ahora trabajo para el pueblo”. Si realmente tenía fines tan altruistas, apunta Moss, podría haber utilizado canales de queja internos para denunciar excesos, o incluso hablado con parlamentarios estadounidenses que, como él, tenían acreditación legal para conocer los detalles de los programas de vigilancia. “El caso es que no lo hizo”, señala. “Compartió la información con periodistas que no tenían derecho a conocerla. Siempre me ha parecido imprudente y soberbio por su parte”.

“Eso no es así”, apostilla Timothy Edgar, jurista especializado en ciberespionaje y derechos civiles, que trabajaba en la NSA al mismo tiempo que el analista informático. “Snowden no podía utilizar canales de queja internos. Lo sé porque yo estaba ahí, en un puesto de mayor responsabilidad que el suyo, y alcé la voz sobre muchos de los mismos abusos que él denunció. No hubo cambios. Para lograrlos, Snowden tuvo que hacer sus pública la información”.

La cuestión de qué motivó a Snowden a llevar a cabo su filtración es fundamental para su defensa, pero si regresa a Estados Unidos sin que medie el indulto presidencial, será juzgado de acuerdo con la Ley de Espionaje. Esta norma, aprobada en plena Primera Guerra Mundial, no distingue entre quienes venden secretos de Estado a otros gobiernos y los que, como Snowden dice que hizo, los ponen a disposición de periodistas responsables para propiciar el debate y las reformas necesarias. “Bajo esa ley, el proceso penal contra Snowden sería inherentemente injusto”, señala Trevor Timm. La ley no permite que el acusado haga referencia al motivo por el que actuó como lo hizo, ni que apele al bien común o a la ausencia de daño a la seguridad nacional como defensa al dirigirse al jurado hasta después de haber sido declarado culpable o inocente. “De hecho, estaría silenciado a la hora de hacer cualquier defensa posible”, culmina Timm. “Por eso es necesario el indulto”.

¿De verdad creen los responsables de la campaña que Obama indultará a Snowden? “Quizá lo haga”, opina Sue Gardner, periodista de origen canadiense, y copresidenta de ‘Pardon Snowden’. Gardner vuelve a apelar a los valores del presidente. “Obama prometió más transparencia y protecciones para quienes denunciaran abusos antes de llegar a la Casa Blanca. Estoy segura de que rechaza algunas de las decisiones que ha tenido que tomar en momentos difíciles, pero es un hombre con coraje y principios, y por eso creo posible que lo haga”.

John Feffer no se muestra tan optimista. “Es paradójico porque obviamente no lo esperábamos antes de su elección, pero los hechos demuestran que el gobierno de Obama ha sido más vengativo y más celoso en su defensa del ‘complejo de seguridad nacional’ que ninguno de sus predecesores”. Feffer, director de la revista Foreign Policy in Focus, señala que solamente se ha procesado a alguien bajo la Ley de Espionaje diez veces desde su aprobación en 1917. Siete de esos diez procesamientos los ha llevado a cabo el gobierno Obama. Para Feffer, dichos procesamientos forman parte de un ‘culto al secretismo’ del que ha participado el gobierno. Y reflejan algo más: “La impenetrabilidad e impunidad del ‘complejo de seguridad nacional’, cuyos miembros no son elegidos, y que trasciende el poder de los sucesivos gobiernos”.
Al final de la rueda de prensa de presentación de la campaña, Snowden intervino por videoconferencia desde Moscú, donde vive desde hace tres años. “En realidad, yo no soy el protagonista de esto”, dijo mirando fijamente a la cámara, con su habitual flequillo desaliñado, media sonrisa enigmática y la mirada nublada. Hasta ahí, tanto sus partidarios como sus detractores hubieran estado de acuerdo. Pero Snowden continuó: “Los protagonistas somos todos nosotros y nuestro derecho a disentir”. ¿Hablaba un ególatra con sed de venganza o un héroe desterrado?



Fuente:  http://ctxt.es/es/20160921/Politica/8592/snowden-nsa-obama-eeuu.htm

domingo, 8 de noviembre de 2015

“Manual del saboteador empresarial” (CIA, 1944)

Desclasificado documento de la OSS (Office of Strategic Services – precursor de la CIA). Data del 1944 en plena guerra mundial. Se preguntaron cómo la gente de a pie en toda Europa podrían contribuir su granito de arena a la lucha contra el Eje, y sacaron este manual para saboteadores aficionados. La mayor parte del manual explica como interrumpir comunicaciones, descarrilar, hacer chocar, o encallar cualquier tipo de vehículo, o prender fuego (o hacer explotar) a casi cualquier cosa.

CIA
Lo verdaramente interesante viene al final, cuando pone sus recomendaciones para que los trabajadores, los mandos medios y los gerentes jodan sus empresas para que se hunda la economía…

“(11) Interferencia General con las Organizaciones y la Producción


(a) Organizaciones y Conferencias
(1) Insistir en hacer todo a través de ”canales”. Nunca permitir atajos para agilizar las decisiones.
(2) Hacer “discursos”. Hablar con la mayor frecuencia posible y con mucho detalle. Ilustrar sus “argumentos” con anécdotas largas y relatos de experiencias personales. Nunca dudar de hacer unos comentarios “patrióticos” adecuados.
(3) Cuando es posible, asignar todos los asuntos a comités, para “su mayor estudio y consideración”. Intentar que los comités son tan grandes como sea posible – nunca menos de cinco personas.
(4) Tan frecuentemente como sea posible, plantear problemas irrelevantes.
(5) Discutir sobre la redacción precisa de comunicaciones, actas, resoluciones.
(6) Volver a asuntos resueltos en reuniones anteriores e intentar reabrir la cuestión de la prudencia de dicha resolución.
(7) Aconsejar “cautela”. Ser “razonable” e instar a sus compañeros a ser “razonables” e evitar prisas que podrían causar problemas o dificultades posteriores.
(8) Preocuparse por la conveniencia de cualquier decisión – plantear la cuestión de si una acción cae dentro de la jurisdicción del grupo o si podría chocar contra la política de algún escalón más alto.

(b) Gerentes y Supervisores


(1) Exigir pedidos escritos.
(2) ‘Malinterpretar’ pedidos. Hacer preguntas interminables o entrar en correspondencias larguísimas sobre dichos pedidos. Discutirles a ser posible.
(3) Hacer todo lo posible para retrasar la entrega de pedidos. Aunque algunas piezas de un pedido pueden estar listas de antemano, no entregarlas hasta que el pedido esté completo.
(4) No pedir nuevos materiales hasta que sus existencias actuales estén casi agotadas, para que el mínimo retraso en entregar el pedido signifique el cierre.
(5) Pedir materiales de alto calidad que son difíciles de conseguir. Si no los consigue, discutir sobre ello. Advertir de que materiales inferiores significarán trabajo Inferior.
(6) Al distribuir trabajo, siempre asignar los trabajos insignificantes primero. Asegurar que los trabajos importantes se asignen a los trabajadores ineficaces con maquinaria inferior.
(7) Insistir en un trabajo perfecto en productos relativamente insignificantes; devolver los que tiene el mínimo fallo. Aprobar otros defectivos cuyos defectos no son visibles al ojo visto.
(8) Cometer errores de itinerario para que piezas y materiales se envíen al lugar equivocado en la fábrica.
(9) Al formar a los nuevos obreros, dar instrucciones incompletas o engañosas.
(10) Para bajar la moral y por tanto, la producción, ser agradable con los obreros ineficaces; promocionarles de manera inmerecida. Discriminar los obreros eficaces; quajarse de manera injusta de su trabajo.
(11 Celebrar conferencias cuándo hay trabajo más crítico que hacer.
(12) Multiplicar el trabajo en papel de maneras creíbles. Empezar a duplicar los archivos.
(13) Multiplicar los procedimientos y aprobaciones implicados en actas de emisión, el pago de cheques, y así sucesivamente. Asegurarse de que tres personas tienen que aprobar todo – cueno una serviría.
(14) Aplicar todo el reglamento hasta la última letra.

(c) Oficinistas


(1) Cometer errores en las cantidades de material a la hora de apuntar pedidos. Confundir nombres similares. Usar direcciones incorrectas.
(2) Prolongar la correspondencia con las oficinas administrativas.
(3) Archivar incorrectamente documentos esenciales.
(4) Al hacer copia de carbono, hacer uno menos, para que habrá que realizar un trabajo extra de copia.
(5) Informar a las visitas Importantes de que el jefe está ocupado o hablando en otro teléfono.
(6) Retener el correo hasta la próxima colección.
(7) Difundir rumores que suenan a información privilegiada.

(d) Empleados


(1) Trabajar lentamente. Pensar en maneras de aumentar el número de movimientos necesarios para hacer su trabajo: usar un martillo ligero en lugar de uno pesado, intentar que valga una llave pequeña cuando es necesario una grande, usar poca fuerza cuando se necesita gran fuerza, y así sucesivamente.
(2) Inventar tantas interrupciones de su trabajo que pueda: al cambiar el material en el que está trabajando, como haría en un torno una perforadora, tomar un tiempo innecesario para hacerlo. Si está cortando, formando u otro trabajo de medición, medir las dimensiónes dos veces mas de lo necesario. Cuando va al lavabo, pasar allí un tiempo más largo que necesario. Olvidarse de las herramientas para que tenga que volver a buscarlas.
(3) Incluso si entiende el idioma, fingir no entender las instrucciones en una lengua extranjera.
(4) Fingir que las instrucciones son difíciles de entiender, y pedir tenerlos repetidas más
de una vez. O fingir que está particularmente ansioso por trabajar, e incordiar al capataz con preguntas innecesarias.
(5) Hacer su trabajo mal y echar la culpa a las malas herramientas, maquinaria, o equipo. Quejarse de que estas cosas le impiden hacer su trabajo bien.
(6) Nunca pasar su capacidad o experiencia a un trabajador nuevo o menos hábil.
(7) Enredar a la administración de cada vía posible. Rellenar formularios de manera Ilegible para que tengan que rehacerse; equivocarse u omitir información solicitada en formularios.
(8) Si es posible, unirse o ayudar a organizar un grupo para presentar los problemas de los trabajadores a la administración. Asegurarse de que los procedimientos adoptados son tan inoportunos como sea posible para la dirección e implican al mayor número de empleados en cada presentación, trayendo consigo más de una renión para cada agravio, planteando problemas que son principalmente imaginarios, y así sucesivamente.
(9) Desviar materiales.
(10) Mezclar piezas buenas con partes inutilizables y rechazadas.

(12) Resortes generales para bajar la moral y crear confusión


(a) Dar explicaciones largas y incomprensibles al ser preguntado.
(b) Informar sobre espías imaginarios o peligros a la Gestapo o a la policía.
(c) Comportarse de forma idiota.
(d) Ser tan irritable y pendenciero como sea posible sin buscarse problemas.
(e) Entender mal toda clase de regulaciones que impliquen cosas como el racionamiento, el transporte, las normas de tráfico.
(f) Quejarse de todos los sucedáneos de productos.
(g) Tratar con frialdad a todos los traidores o los nacionales del Eje.
(h) Cesar toda conversación cuando los nacionales del Eje o los traidores entran en un café.
(1) Lamentar y sollozar histéricamente a cada ocasión, sobre todo cuando confrontado por empleados gubernamentales.
(J) Boicotear a todas las películas, funciones, conciertos, periódicos que de alguna manera estén asociados con las autoridades traidoras.
(k) No coopera con operaciones de salvamento
Como podéis ver, es casi imposible distinguir entre un jefe normal y corriente y un jefe que está activamente saboteando su empresa. Si me pusiera a pensar en los políticos…


Fuente:  http://www.yometiroalmonte.es/2015/11/08/manual-saboteador-empresarial-cia-1944/

viernes, 11 de septiembre de 2015

24 cosas sobre ISIS y Al-Qaeda que no quieren que sepas

El Estado Islámico, ISIS o Daesh, fue creado por la CIA, el MOSSAD y el MI6 para reventar a Siria.



El Estado Islámico, ISIS o Daesh, fue creado por la CIA, el MOSSAD y el MI6 para reventar a Siria. El profesor Michel Chossudovsky, economista canadiense y director del Centro de Investigación sobre la Globalización, en Montreal, ha recopilado 24 verdades que los gobiernos occidentales no quieren que la población conozca acerca de ISIS (o Estado Islámico) y Al-Qaeda… ¿Cómo es posible que sigan el juego de los Estados Unidos encaminado a crear un estado mundial policial? Pasando por la destrucción de pueblos, culturas ancestrales y restos de antiguas civilizaciones. La barbarie en su máxima dimensión.

COSAS QUE NO QUIEREN QUE SEPAS DE AL-QAEDA
1. Los Estados Unidos han apoyado a Al Qaeda y a sus organizaciones afiliadas durante casi medio siglo, desde el apogeo de la guerra afgano-soviética.


2. La CIA creó campos de entrenamiento para al-Qaeda en Pakistán. En el período de diez años, desde 1982 hasta 1992, unos 35.000 yihadistas procedentes de 43 países islámicos fueron reclutados por la CIA para luchar en la jihad afgana contra la Unión Soviética.


Anuncios, pagados con fondos de la CIA, se colocaron en los periódicos y boletines de noticias de todo el mundo ofreciendo incentivos y motivación para unirse a la Jihad.


3. Desde la época de la Administración Reagan, Washington ha apoyado a la red terrorista islámica. Ronald Reagan calificó a esos terroristas como “luchadores por la libertad”.
 
Reagan reunido con los Mujaidines afganos
Los EE.UU. suministraron armas a las brigadas islámicas. Todo era para “una buena causa”: la lucha contra la Unión Soviética y el cambio de régimen, lo que llevó a la desaparición de un gobierno secular en Afganistán.


Solo necesitamos recordar películas de propaganda de la época, como la célebre Rambo III…


4. Los libros de texto yihadistas fueron publicados por la Universidad de Nebraska. Estados Unidos gastó millones de dólares para suministrar libros de texto repletos de imágenes violentas y
enseñanzas islámicas militantes a los escolares afganos.


5. Osama bin Laden, fundador de Al Qaeda y hombre más odiado de Estados Unidos, fue reclutado por la CIA en 1979 al comienzo mismo de la guerra yihadista de Afganistán contra la Unión Soviética. Por aquel entonces, Bin Laden tenía 22 años y fue entrenado en un campo de entrenamiento de guerrillas patrocinado por la CIA.


Según el Profesor Chossudovsky, Al Qaeda se encontraba detrás de los ataques del 11 de septiembre. De hecho, el ataque terrorista de 2001 proporcionó una justificación para librar una guerra contra Afganistán, bajo el argumento de que Afganistán era un estado patrocinador del terrorismo de Al Qaeda.

Los ataques del 11 de septiembre, pues, fueron fundamentales para sentar las bases de la “Guerra Global contra el Terrorismo”.

COSAS QUE NO QUIEREN QUE SEPAS DE ESTADO ISLÁMICO
6. El Estado Islámico o ISIS era originalmente una entidad afiliada a Al-Qaeda, creada por la inteligencia de Estados Unidos con el apoyo del MI6 Británico, el Mossad Israelí, los servicios de Inteligencia de Pakistán y la Presidencia General de Inteligencia de Arabia Saudita (GIP o Ri’āsat Al-Istikhbarat Al-‘Amah (رئاسة الاستخبارات العامة).

7. Las brigadas de ISIS han estado involucradas en el apoyo a la insurgencia que los EE.UU. y la OTAN han dirigido contra el gobierno sirio de Bashar al Assad durante la guerra civil de Siria.
8. La OTAN y el Estado Mayor de Turquía fueron los responsables de la contratación de mercenarios de ISIS y Al Nusrah desde los inicios de la insurgencia siria, en marzo de 2011.



Según fuentes de inteligencia israelíes, publicadas en la web DEBKA, esta iniciativa ha consistido en:
“Una campaña para reclutar a miles de voluntarios musulmanes en países de Oriente Medio y el mundo musulmán para luchar junto a los rebeldes sirios. El ejército turco aloja a estos voluntarios, los entrena y asegura su entrada en Siria”.

9. Hay miembros de las fuerzas especiales occidentales y agentes de inteligencia occidentales dentro de las filas de ISIS. Miembros de las Fuerzas Especiales Británicas y del MI6 han participado en el entrenamiento de los rebeldes yihadistas en Siria.

10. Especialistas militares occidentales contratados por el Pentágono han entrenado a los terroristas en el uso de armas químicas.

“Los Estados Unidos y algunos aliados europeos están utilizando a contratistas de defensa para entrenar a los rebeldes sirios sobre cómo asegurar los arsenales de armas químicas en Siria, según informó un alto funcionario de Estados Unidos y varios diplomáticos de alto nivel a la CNN”.


11. Las brutales decapitaciones realizadas por los terroristas de ISIS, forman parte de los programas de entrenamiento patrocinados por la CIA en campos de Arabia Saudita y Qatar y cuyo objetivo es causar pavor y conmoción.



12. Muchos de los criminales reclutados por ISIS, son presidiarios condenados liberados de las cárceles de Arabia Saudita, país aliado de Occidente. Entre ellos se encuentran ciudadanos Saudíes condenados a muerte que fueron reclutados para unirse a las brigadas terroristas.

13. Israel ha apoyado a las brigadas de ISIS y Al Nusrah de los Altos del Golán, en su lucha contra el gobierno de Al-Assad y las fuerzas chiítas de Hezbollah.

Combatientes yihadistas se han reunido regularmente con oficiales de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI), así como con el primer ministro Netanyahu.


Netanyahu con un mercenario de la guerra de Siria, siendo curado en un hospital de Israel
El alto mando de las FDI reconoce tácitamente que: “elementos de la jihad global dentro de Siria, miembros de ISIS y Al Nusrah, son ​​apoyados por Israel”.

14. Los soldados de ISIS dentro de Siria, trabajan a las órdenes de la alianza militar occidental. Su mandato tácito es causar estragos y destrucción en Siria e Irak.

Una prueba de ello, la encontramos en esta foto, en la que el senador estadounidense John McCain se reune con líderes terroristas yihadistas en Siria.


15. Las milicias de ISIS, que actualmente son el presunto blanco de una campaña de bombardeos de Estados Unidos y de la OTAN bajo el mandato de la “lucha contra el terrorismo”, continúan siendo apoyadas secretamente por Occidente.

Fuerzas chiitas que luchan contra ISIS en Irak, así como miembros del propio ejército iraquí han denunciado repetidamente las ayudas militares suministradas por Estados Unidos a los terroristas de ISIS, mientras a la vez, combatían contra ellos.

16. Los bombardeos estadounidenses y aliados no están apuntando a ISIS, sino que tienen el objetivo de bombardear la infraestructura económica de Irak y Siria, incluyendo sus fábricas y refinerías de petróleo.

17. El proyecto de ISIS de crear un califato, forma parte de una agenda de política exterior de Estados Unidos, que pretende dividir Irak y Siria en territorios separados: Un califato islamista sunita, una República Árabe chiíta y la República del Kurdistán.

LAS MENTIRAS DE LA GUERRA MUNDIAL CONTRA EL TERRORISMO
18. “La Guerra Global contra el Terrorismo” se presenta de cara a la opinión pública como un “choque de civilizaciones”, una guerra entre los valores y las religiones, cuando en realidad se trata de una guerra de conquista, guiada por objetivos estratégicos y económicos.


19. Brigadas terroristas de Al-Qaeda, patrocinadas secretamente por las agencias de inteligencia occidentales, se han desplegado ya en Malí, Níger, Nigeria, la República Centroafricana, Somalia y Yemen para llevar el caos a esos países y justificar una intervención militar occidental.

20. Boko Haram en Nigeria, Al Shabab en Somalia, el Grupo de Combate Islámico de Libia, (apoyado por la OTAN en 2011), Al Qaeda en el Magreb Islámico y Jemaah Islamiya en Indonesia, entre otros, son grupos afiliados a al-Qaeda que son secretamente apoyados por la inteligencia occidental.


21. Estados Unidos también está apoyando a organizaciones terroristas afiliadas con Al-Qaeda en la región autónoma Uigur de China. Su objetivo es desencadenar la inestabilidad política en el oeste de China.

22. La amenaza terrorista local, como la que hemos visto en EEUU o Europa, es una fabricación promovida por los gobiernos occidentales y apoyada por los medios de comunicación con el fin de crear una atmósfera de miedo e intimidación, que lleve a una anulación de las libertades civiles y favorezca la instalación de un estado policial.

A su vez, los arrestos, juicios y condenas de “terroristas islámicos” sirven para sustentar la legitimidad del Estado de Seguridad Interna de Estados Unidos y la creciente militarización de sus fuerzas de seguridad.


El objetivo final es inculcar en la mente de millones de estadounidenses que el enemigo es real y que la Administración de los Estados Unidos protegerá la vida de sus ciudadanos.

Lo mismo podemos decir de países como Francia, Reino Unido o Australia.


23. La campaña “antiterrorista” contra el Estado islámico ha contribuido a la demonización de los musulmanes, que a ojos de la opinión pública occidental se asocian cada vez más con los yihadistas, sentando así las bases para un choque de religiones y civilizaciones.

24. Cualquiera que se atreva a cuestionar la validez de la “Guerra Global contra el Terrorismo” es calificado de terrorista y se ve sometido a las leyes anti-terroristas.

Se establece con ello, un primer instrumento para perseguir a cualquier tipo de disidente ideológico, asociándolo con el terrorismo.

Esta herramienta, podrá ser extendida posteriormente a cualquier otro tipo de disidencia ideológica.
Como vemos, la administración Obama ha impuesto finalmente un consenso diabólico, con el apoyo de sus aliados y el papel cómplice del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

La prensa occidental ha abrazado ese consenso de forma obediente y entusiasta; se ha descrito el Estado Islámico como una entidad independiente, surgida de la nada, un enemigo exterior que amenaza los valores “pacíficos y democráticos” del mundo occidental.

Se ha creado un enemigo que puede aparecer y actuar en cualquier momento, como un fantasma con el que asustar a la población cuando más convenga y empujarla a aceptar cualquier tipo de política represiva de las libertades y cualquier tipo de acción militarista al servicio de los grandes poderes occidentales.

Y por lo visto, este drama, no ha hecho más que empezar

Fuente: http://www.nuevatribuna.es/articulo/mundo/24-cosas-isis-y-al-qaeda-no-quieren-sepas/20150526101131116367.html

lunes, 22 de diciembre de 2014

Wikileaks: La CIA tiene un manual secreto con tácticas para homicidios políticos


Un nuevo documento de Wikileaks ha revelado la existencia de un estudio secreto de la CIA con tácticas para llevar a cabo homicidios premeditados de miembros de “grupos insurgentes”, informa el periódico ‘Süddeutsche Zeitung’.

El documento titulado ‘Las mejores prácticas en contrainsurgencia’, que data del año 2009, enseña cómo “llevar a cabo operaciones contra objetivos de alto nivel como una herramienta de contrainsurgencia efectiva”. El texto cita como una de las operaciones más exitosas el asesinato del líder y diplomático de las FARC (FARC) Raúl Reyes en 2008.

Las “operaciones” incluyen, según el documento de la CIA, el asesinato político como recurso válido, además de detenciones, torturas y marginación de dirigentes de “grupos insurgentes”.

Estas son algunas de las “buenas prácticas” que recomienda la CIA
-Definir el impacto deseado sobre la trayectoria del grupo insurgente, considerando que en algunos casos pueden generarse efectos indeseados. -Definir la decisión del ataque en base de un sólido conocimiento de los mecanismos internos del grupo y sus debilidades específicas, información que se puede obtener mediante los interrogatorios a sus desertores.

-Incorporar la operación de ataque a una estrategia integral, que permita capitalizar el resultado de la operación o compensar algunos de los efectos producidos. -Proteger a los actores más moderados. Los ataques contra los líderes más violentos y extremistas pueden resultar en un acuerdo político. En muchos grupos insurgentes hay divisiones internas entre sus dirigentes más militaristas y los más políticos.

-Aprovechamiento de las contradicciones internas. Exacerbar o explotar las fisuras en los liderazgos puede funcionar de manera tan efectiva como el dirigir un ataque militar contra uno de sus liderazgos.

Fuente:  http://www.yometiroalmonte.es/2014/12/22/wikileaks-cia-tiene-manual-secreto-tacticas-homicidios-politicos/