lunes, 31 de enero de 2022

Crisis de Ucrania

 El eurodiputado del grupo de La Izquierda Mick Wallace (1955, Irlanda) es miembro de la subcomisión de Seguridad y Defensa del Parlamento Europeo. En entrevista con El Confidencial, analiza la postura de la izquierda europea en torno a la escalada de tensión en la frontera ucraniana, el papel de la UE y las relaciones con Rusia. ¿Romantiza la izquierda la figura de un líder conservador como Vladimir Putin? "Este Parlamento está cargado de retórica antichina y antirrusa", asegur

PREGUNTA. La OTAN y Estados Unidos acaban de trasladar su no por escrito a las exigencias rusas. ¿Cómo lee la situación actual?

RESPUESTA. La estabilidad y seguridad en Ucrania van en interés de la UE y de Rusia. Sin ninguna duda, el mayor factor desestabilizador en la región ha sido la expansión de la OTAN hacia el este. Cuando la Unión Soviética se derrumbó en los noventa, a [Mijaíl] Gorbachov le prometieron que la Alianza no se ampliará hacia el flanco oriental ni desplegaría armas o tropas en las fronteras de Rusia. Y esas promesas no se han cumplido. La OTAN se ha expandido de forma implacable y ello está teniendo un efecto desestabilizador terrible en la región. Una de las demandas rusas es que esto frene, algo inasumible para los estadounidenses. No vamos a encontrar la paz si EEUU no aporta sentido común. Creo que los estadounidenses están siendo ridículos, quieren que las reglas se apliquen a algunos, pero no a ellos. Creen que pueden decidir todo lo que ocurre en el mundo.

P. El propio Gorbachov ha negado que esta promesa que menciona existiera. No aparece, además, en ningún documento ni tratado oficial.

R. Lo dijo en 2014. Pero no lo había dicho nunca antes. En ese momento todo el mundo sabía que la OTAN había hecho esa promesa y que la rompió.

P. Pero ¿no tienen Estados soberanos como Ucrania, Georgia o Moldavia el derecho a elegir su propio destino?

R. Pero no lo están eligiendo. La OTAN y Estados Unidos lo están eligiendo por ellos. Zelenksy fue elegido en 2019 prometiendo que haría negocios con los rusos. Pero nada más ser elegido, los estadounidenses le dijeron que no lo hiciera. ¿Por qué los estadounidenses y los ucranianos están incumpliendo los acuerdos de Minsk? Francia, Alemania, Ucrania, Estados Unidos y Rusia se sentaron juntos en 2015 para acordar una hoja de ruta pacífica. No es que Rusia buscase pacificar el Donbás, fueron los ciudadanos de esta región los que buscaban autonomía. Rusia estaba contenta con que el Donbás fuese parte de una Ucrania independiente. Pero sobre una lucha nacional, Occidente ha desestabilizado Ucrania de forma dramática. Estados Unidos ha reconocido que gastó 5.000 millones de dólares organizando el golpe de Estado de 2014. Eso es injerencia extranjera. En el Parlamento Europeo clamamos día y noche contra las injerencias externas…

P. Todos los ojos miran ahora al Kremlin. A qué respuesta dará. ¿Qué cree que va a hacer Putin? ¿Qué haría usted si fuese él?

R. Preferiría que Rusia no invadiese Ucrania. Creo que la independencia ucraniana debe ser respetada. Pero creo que la OTAN y EEUU han empujado a Rusia a un rincón. Pero ¿qué quieren conseguir con ello? ¿Va a ser bueno para EEUU? ¿Para Europa?

Washington está diciendo que si se produce la invasión aislará a Rusia del sistema Swift. Y ¿entonces qué? Primero, los rusos cortarán el grifo del gas a Europa. ¿Puedes imaginar el impacto para Europa, que no para EEUU? A ellos les gustaría que ocurriese porque podrían vender más gas natural licuado a los europeos. Pero en el corto plazo supondría un impacto tremendo en las economías europeas. Además, muchos bancos europeos serían sometidos a mucha presión, ya que algunos de ellos tienen fuertes vínculos con la economía rusa.

P. Es un hecho que de producirse una escalada, las consecuencias para la UE serán mucho mayores que para EEUU. Los europeos han estado marginados en las conversaciones importantes. Los rusos no quieren hablar con nosotros. ¿Quién es responsable de esta situación?

R. Está claro de quién es la culpa. Los europeos son débiles y Borrell no vale para el puesto. Borrell ha sido un desastre. Fue a Moscú y se sentó con Lavrov, que es muy inteligente, y Borrell no estuvo a la altura. Los europeos se han marginado solos siendo un títere de EEUU. Los rusos están diciendo: si aquí no hay nadie, vayamos a los estadounidenses. Rusia está ignorando a la UE y solo está dispuesta a hablar con Alemania y Francia, las dos grandes potencias.

Hace dos semanas, Borrell dijo que el Nord Stream estaría vinculado a la crisis ucraniana. Y tanto los alemanes como los franceses le corrigieron y reenfocaron el discurso hacia la paz en la frontera. Ha quedado debilitado porque no podía decir eso. El Nord Stream 2 es un proyecto económico y su puesta en marcha ha sido retrasada por cuestiones geopolíticas, pero eso cuesta dinero europeo, porque tendríamos gas más barato. Y escucha, no creo que debamos depender del gas, pero estamos en la situación en que estamos y no vamos a ser independientes energéticamente en uno o dos años. En el corto plazo, tenemos que entendernos con los rusos, nos guste o no. El gas ruso será más limpio y barato que el estadounidense.

P. Occidente advierte de las sanciones más severas si Rusia da un paso más. ¿Son una buena herramienta de disuasión?

R. Las sanciones que no son aprobadas por la ONU son ilegales bajo el derecho internacional. EEUU tiene sanciones sobre unos 40 países ahora mismo. Y el 99% de ellas son ilegales. EEUU viola el derecho internacional cada día y, desafortunadamente, los europeos ahora lo siguen. Mira a Siria. La gente está muriendo de hambre. Y los europeos tienen una parte de responsabilidad. ¿No les gusta el régimen de Al Asad? Pero sí les gustan los dictadores del Golfo. No he visto en toda mi vida un Gobierno en todo el mundo que me guste.

La comunidad internacional impone sanciones a Rusia desde 2014. Apenas le han afectado y lo que han hecho es acercarla a China.

P. Escuchándole, parece que solo culpa a Occidente de la situación actual. Pero es Putin quien está desplegando 100.000 soldados en la frontera ucraniana y quien invadió un Estado soberano en 2014. Putin es un líder conservador, ortodoxo, tradicional y con oponentes en la cárcel, pero genera mucha expectación en la izquierda. ¿Tiene la izquierda una visión romantizada de la Rusia de Putin?

R. Habla de que Rusia no respetó la soberanía de un Estado cuando se anexionó Crimea. Y es cierto. Aunque el 90% de los votantes eligió ser parte de Rusia y no de Ucrania. Pero es que EEUU vulnera a diario la soberanía de multitud de países. La semana pasada el propio Biden dijo que América Latina no es el patio trasero sino el delantero. Piensan que pueden hacer lo que quieran allá donde vayan. Han colonizado e invadido otros países durante 200 años. América comenzó como un proyecto colonial y cometieron un genocidio. Desde entonces es un proyecto colonial. No respetan la legislación internacional, pero piden que el resto lo haga. ¿En qué planeta viven? Lo que pasa es que los medios de comunicación venden la mentira de que EEUU y la UE son los chicos buenos y todos los demás los malos. Son cómplices y parte del problema, no de la solución. Este Parlamento está cargado de retórica antichina y antirrusa.

P. La izquierda aquí en el Parlamento vota en contra de resoluciones de condena a China o Rusia. ¿Es incompatible condenar las violaciones de derechos humanos o a minorías con todo lo que usted está diciendo?

R. Yo condeno la represión de minorías todos los días y en todos lados, sea quien sea. Pero mira lo que Francia está haciendo con los musulmanes o EEUU, donde 16 millones de personas viven en pobreza. El país más rico del mundo y 16 millones de personas viven en condiciones de pobreza. ¿Qué les pasa? Oprimen a millones de personas. Encierran a migrantes en la frontera mexicana. Todos los días hablamos en Europa sobre Hong Kong. Ni un solo manifestante ha muerto a manos de la policía. ¿Y qué ocurre en Yemen? EEUU y la UE apoyan el genocidio saudí en este país: 200.000 personas han sido asesinadas. Millones están muriendo de hambre y nadie habla de ello. Falta lógica.

P. Por concluir. ¿Estamos ahora más cerca de una guerra abierta que hace un mes?

R. Todo es posible. No creo que Rusia tenga la intención de invadir Ucrania. Pero podría ocurrir porque les hemos arrinconado. La guerra puede ocurrir, incluso cuando no estaba planeada. Yo estudié Historia, hice un curso sobre los esfuerzos diplomáticos de agosto de 1914. No había la intención real de ir a una guerra y mira lo que ocurrió después con la mecha del asesinato de Francisco Fernando. No creo que lo que está ocurriendo en la frontera ucraniana termine en guerra, pero todo puede ocurrir. Y la UE ha sido temeraria con su apoyo ciego a EEUU y a la OTAN. Temeraria y decepcionante. 

Fuente: https://www.elconfidencial.com/mundo/europa/2022-01-31/crisis-ucrania-borrell-jefe-diplomacia-desastre_3366166/

viernes, 28 de enero de 2022

Regreso a la “casa común europea”: la fallida alternativa a la Europa de la OTAN

 En los años 80 tanto el movimiento pacifista como el reformismo soviético propusieron hacer del viejo continente un espacio político libre de armas nucleares y que contribuyera a la cooperación entre Este y Oeste. Las tensiones en Ucrania ponen otra vez de actualidad el concepto acuñado por Mijail Gorbachov en el final de la Guerra Fría.

Gorbachov y Reagan
Gorbachov y Ronald Reagan firmando en 1987 el tratado INF para reducir el armamento de destrucción masiva. Foto: Wilkipedia

El pasado mes de marzo Mijail Gorbachov celebró su 90 años en su casa de las afueras de Moscú. Lo hizo en medio de una pandemia que nadie había previsto y de un incremento de las tensiones entre los EE UU y Rusia que sí era previsible para cualquier observador atento de la política internacional. El hombre que desde la cúspide de la URSS contribuyó a enterrar la Guerra Fría contempla hoy, en el ocaso de su vida, una nueva Guerra Fría entre los EE UU y Rusia.

La Unión Europea, con la que el ex mandatario soviético trató de buscar una alianza en los años 80, vuelve a alinearse una vez más con Norteamérica en un conflicto internacional. En una de sus últimas entrevistas Gorbachov pedía expresamente a Alemania, el principal país de la UE, que repensara su apoyo a los EE UU en la nueva Guerra Fría, y recuperara la idea de construir con Rusia la “casa común europea”. ¿A qué se refería con la “casa común europea” el Premio Nobel de la Paz, ex secretario del mayor Partido Comunista del planeta y último presidente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas?

El concepto fue acuñado en torno a 1985 por Gorbachov. La idea del artífice de la Perestroika era un acercamiento de la URSS y Europa del Este a una Europa Occidental más autónoma de los EE UU. El de Gorbachov era un proyecto reformista, que no pedía ni la desaparición de la OTAN ni del Pacto de Varsovia, pero sí la colaboración de ambos en un nuevo espacio de seguridad común que sirviera para desterrar la posibilidad de una guerra nuclear en Europa. El plan de Gorbachov preveía una Europa “ecológicamente limpia” y libre de armas de destrucción masiva en la que se fomentara la colaboración entre las dos grandes alianzas regionales, la Comunidad Económica Europea (CEE) y el Consejo de Ayuda Mutua (COMECON), intensificando así las relaciones políticas, económicas y culturales de una gran Europa que iría “desde el Atlántico hasta los Urales”. Una idea de cooperación euroasiática que también había acariciado en su día Charles De Gaulle, partidario de que Francia mantuviera buenas relaciones con la URSS sin por ello romper con los EEUU.

Protesta contra los euromisiles, Amsterdam, 1981. Wilkipedia

Superar la Guerra Fría

La propuesta de la casa común europea suponía desandar el camino de una Guerra Fría que había llevado a la URSS a la extenuación. Gorbachov actualizaba el proyecto de la política exterior soviética al término de la Segunda Guerra Mundial: favorecer una Europa neutral que sirviera de puente entre los EE UU y la URSS. El estallido de la Guerra Fría había frustrado aquella idea de Stalin. Apenas duraría uno o dos años. La historia discurriría por otros derroteros y los viejos aliados de la Segunda Guerra Mundial no tardarían en ser enemigos irreconciliables. En abril de 1949 se formaba la OTAN, Organización del Tratado del Atlántico Norte, liderada por los EE UU e integrada por varios países europeos y Canadá, y en mayo de 1955 la Unión Soviética auspiciaba la formación del Pacto de Varsovia con sus aliados de Europa del Este, como respuesta al rearme de la República Federal Alemana.

El nuevo mandatario soviético, partidario de una reforma a fondo de la URSS, renovaba la oferta de paz y colaboración a los gobiernos de Europa Occidental en un momento de máxima tensión en el tablero internacional. Con el republicano belicista Ronald Reagan en la Casa Blanca, desde principios de 1981 los EE UU habían reforzado su campaña contra el llamado “imperio del mal”. Una campaña que incluía el apoyo a la contrarrevolución en América Latina y Oriente Medio, así como el despliegue en Europa Occidental de misiles de medio y largo alcance apuntando directamente hacia la URSS. La Guerra Fría se ponía otra vez caliente y el Kremlin era consciente de que no podría aguantar mucho más tiempo el tirón. La propuesta del líder reformista soviético pretendía rebajar tensión y disminuir una carrera de armamentos que iba camino de arruinar a la URSS. La Perestroika necesitaba liberar recursos para realizar reformas que mejorasen el nivel de vida de los ciudadanos soviéticos, y eso era incompatible con seguir compitiendo con los EE UU por la hegemonía militar a nivel mundial. En Moscú querían firmar la paz e iniciar el desarme, pero con algún tipo de garantía para su seguridad. La oferta del presidente soviético era atraer a los gobiernos europeos a un gran pacto que permitiera a la URSS relajar su política internacional sin temor a que los EE UU le metieran el agua en casa

Pacifistas de uno y otro lado del telón de acero por una Europa no alineada

Gorbachov no era en los años 80 el único actor que defendía que Europa occidental tomara las riendas de su destino, repensara sus relaciones con el Este y dejara de ser un teatro de operaciones para el enfrentamiento entre las dos grandes superpotencias. De hecho, fueron los movimientos pacifistas, las izquierdas de Europa Occidental y los intelectuales disidentes del socialismo real quienes primero formularon muchas de las ideas que posteriormente el líder de la URSS recogería y sintetizaría con la metáfora de la “casa común europea”. Y es que entre 1980 y 1986 miles de personas se movilizaron de manera continuada en toda Europa Occidental contra la instalación de los misiles de la OTAN.

Acción directa del campamento de mujeres de Greenham Common, Reino Unido
Acción directa del campamento de mujeres de Greenham Common, Reino Unido.
Manifestaciones, cadenas humanas, iniciativas parlamentarias respaldadas por cientos de miles de firmas o campamentos permanentes como el de las mujeres de Greenham Common, en las cercanías de una base militar británica, atestiguan la fuerza que el pacifismo europeo llegó a alcanzar en la primera mitad de la década de los años 80. El despliegue de los euromisiles revitalizaría el movimiento pacifista en el viejo continente. Ya no se trataba como en los años 50 de un espacio fundamentalmente articulado por los partidos comunistas, sino de un movimiento mucho más plural, sinceramente comprometido con la idea de una Europa neutral y no alineada con ninguno de los bloques. Esa autonomía y diversidad le daban mayor credibilidad ante la opinión pública y le permitían conectar con amplios sectores de la población que ya no temían tanto la invasión de los rusos como la posibilidad de que los europeos fueran a pagar las consecuencias de un enfrentamiento entre los EEUU y la URSS. La posibilidad de un conflicto con armas atómicas parecía más que real y animó a muchos europeos a movilizarse por la paz y el desarme.

En el nuevo pacifismo europeo confluían diferentes tradiciones políticas. Grupos ecologistas y antinucleares, cristianos progresistas, católicos y protestantes, militantes feministas, izquierdistas de todo pelaje y condición, los nuevos partidos verdes y las viejas organizaciones comunistas y sus sindicatos. Las cosas también habían cambiado en este espacio. La mayoría de los partidos comunistas de Europa Occidental marcaban ahora distancias con la URSS y apostaban por un proyecto propio, el eurocomunismo, partidario de una Europa unida y neutral, independiente tanto de la OTAN como del Pacto de Varsovia, que contribuyera a la distensión internacional y apoyara el desarrollo de los países del llamado Tercer Mundo. En Europa del Este también los esforzados grupos disidentes debatían y escribían a favor del desarme nuclear. Algunos de ellos, húngaros y germanorientales, asistirían a pesar de las dificultades puestas por sus respectivos gobiernos, a la III Convención de la END (European Nuclear Disarmament) celebrada en el verano de 1984 en Perugia, Italia.

Buena parte de los partidos socialistas, laboristas y socialdemócratas sintonizaban asimismo con el momento pacifista que se respiraba en una sociedad europea preocupada por el recrudecimiento de la Guerra Fría. Olof Palme y el partido socialdemócrata sueco serían los principales abanderados de la neutralidad europea y de la construcción de un espacio propio, independiente de ambos bloques. En el Partido Laborista una revuelta de sus bases alejaría durante unos años a la organización de su tradicional atlantismo y la pondría del lado del muy activo movimiento pacifista británico. En la Alemania federal el despliegue de los euromisiles fracturaría al SPD, con el canciller Helmut Schmidt del lado de los EE UU y el presidente del partido, Willy Brandt, apostando por la distensión Este-Oeste. En España Felipe González se apoyaría en la popularidad del rechazo a la OTAN para ganar las elecciones de octubre de 1982, si bien posteriormente se enfrentaría al potente movimiento pacifista, para defender la permanencia del país bajo unas condiciones que no tardaron en incumplirse.

De la casa común europea a la UE de la OTAN

La derrota del 'no' a la OTAN en el referéndum español de marzo de 1986 marcó probablemente el inicio del declive del pacifismo europeo. Las iniciativas de desarme unilateral adoptadas por la URSS y los acuerdos entre Gorbachov y Reagan contribuyeron a alejar el temor del enfrentamiento nuclear y a un relajamiento de la opinión pública europea. El final de la Guerra Fría no llegaría por un pacto entre ambos bloques para construir un nuevo orden mundial, como había intentado Gorbachov, sino por un rápido e inesperado desplome del socialismo real entre 1989 y 1991. En esos tres años el proyecto reformista de la Perestroika sería desbordado por una sucesión de heterogéneos movimientos populares que contarían en todos los países con mayor o menor complicidad de sectores del Estado y de los cuadros dirigentes de los distintos partidos comunistas. No habría una reforma democrática del socialismo, sino sencillamente su demolición.

Olof Palme SPANIENS
Olof Palme, líder de la socialdemocracia sueca, pidiendo en 1975 fondos para los presos políticos españoles en las calle de Estocolmo.

En la República Democrática Alemana, la intensa movilización popular que en noviembre de 1989 derribaba del Muro de Berlín, daría paso a una acelerada transición al capitalismo. La propuesta de una confederación alemana neutral, fuera de la OTAN, defendida por los soviéticos y los reformistas germanorientales, así como por la socialdemocracia de la RFA, fracasaría estrepitosamente en las urnas y en los foros diplomáticos internacionales. Se imponía la derrota del comunismo, no la negociación con él. Un Gorbachov al frente de una URSS en retroceso no tendría más remedio que admitir un unificación exprés, que en la práctica sería una absorción de la Alemania del Este por la Alemania del Oeste.

La caída de Gorbachov y el ascenso de Boris Yeltsin terminaría de despejar el paso a un acelerado viaje de la Europa socialista al capitalismo en su versión neoliberal y pronorteamericana. Todo lo sólido se disolvía en el aire a una velocidad de vértigo que nadie había imaginado. A lo largo del año 1991 desaparecían el COMECON, el Pacto de Varsovia y finalmente la URSS. Ese mismo año se iniciaban las negociaciones para la ampliación de la OTAN a antiguos miembros del Pacto de Varsovia. La expansión de la OTAN entre 1999 y 2004 iría expandiendo la influencia de los EEUU hasta las puertas de Rusia. Justo lo que Gorbachov había tratado de impedir con aquella propuesta de una casa común europea que algunos vuelven ahora a reivindicar como alternativa a una UE subordinada a los intereses estratégicos norteamericanos.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/analisis/regreso-casa-comun-europea-fallida-alternativa-otan-europa

jueves, 27 de enero de 2022

Ucrania: 'Wag the Dog'

Estados miembros https://es.wikipedia.org/wiki/OTAN

De los creadores de Irak tiene armas de destrucción masiva nos llega ahora Rusia va a invadir Ucrania, una peli tan vista que hasta da pereza comentarla. El argumento es el mismo: la Casa Blanca vaticina una terrible catástrofe en algún lugar lejano, para justificar una fulminante acción militar preventiva. Los productores son los mismos: Estados Unidos y su fiel escudero británico. Los directores son los mismos: un presidente norteamericano y un primer ministro inglés en horas tan bajas que solo pueden levantar cabeza inventando o exagerando una crisis exterior. Los secundarios son los mismos: los fundamentalistas europeos del atlantismo. La publicidad es la misma: las televisiones sensacionalistas, siempre ansiosas por llevarse al telediario algo tan comercial como la llegada del Armagedón.

Esta nueva peli es un remake. Ya la vimos en color en Irak hace dos décadas, con el resultado conocido: un desastre descomunal en todo Oriente Medio, una inyección de vitaminas para el yihadismo. Y ya la habíamos visto en blanco y negro en Vietnam durante la Guerra Fría, con un resultado igualmente lamentable para tirios y troyanos. Como en las sagas cinematográficas de Hollywood, los villanos de estas pelis van variando —el comunismo en Vietnam, Sadam en Irak, Putin en Ucrania…—, pero todos responden a un perfil semejante: algo o alguien instantáneamente odioso para el espectador sentado en la butaca del cine con sus palomitas.

Thank you for watching

¿Tendré que aclarar que Putin –al que conocí personalmente en Moscú en 2004– me resulta siniestro? ¿Tendré que decir que ni me gustaba la Unión Soviética ni me gusta la Rusia postsoviética? Así es, pero no me nubla el juicio. Biden asegura que Rusia va a atacar Ucrania; Boris Johnson, que va a dar un golpe de Estado en Kiev, pero yo no veo las pruebas por ningún lado. Yo solo veo que, cuando los bustos parlantes de la tele repiten, cual si fueran la palabra de Dios, estos augurios, se nos muestran imágenes de blindados moviéndose por un paisaje nevado.  ¿Pueden ser de archivo? ¿Pueden corresponder a meras maniobras? No lo sé, puede que sí o puede que no. De lo que estoy seguro es de que Colin Powell engañó al mundo en 2003 presentando en la ONU unas supuestas pruebas fotográficas de que Irak tenía armas de destrucción masiva, pruebas tan chuscas como falsas. A partir de ahí, Powell argumentó que el Irak de Sadam –derrotado poco después por el Pentágono en un periquete– era la mayor amenaza para la humanidad desde Hitler. ¡Menuda sandez!

Las armas, las maniobras militares y los juegos de guerra los carga el diablo. La humanidad no está como para meterse en la III Guerra Mundial porque a alguien se le escape un disparo en la frontera entre Rusia y Ucrania y se líe parda. Estamos intentando salir de la pandemia y la crisis social y económica; mantengan, por favor, la calma esos señores y señoras que en nuestro lado del antiguo Telón de Acero se han dejado poseer por un furibundo ardor guerrero en lo poco que llevamos de 2022. ¿Es de veras una necesidad urgente de los españoles y los europeos el que Ucrania se incorpore de inmediato a la OTAN? ¿Estamos tan seguros de que así lo desean los ucranianos? ¿Qué referéndum han celebrado al respecto? ¿O es que su Gobierno nos parece tremendamente representativo de su voluntad? Sosiego, damas y caballeros.

Tengo la esperanza de que la Francia de Macron y la Alemania de Scholz consigan introducir un poco de cordura en este absurdo concierto de tambores de guerra. Y de que consigan lo que no consiguieron Chirac y Schroeder en 2003: impedir el mal mayor. No hace falta ser rusófilo para recordar que Ucrania ha formado parte del entorno cultural y geopolítico de Rusia desde hace siglos; sí, ya en los tiempos de los zares. ¿No podría hoy ser un país europeo neutral, no alineado o como quieran llamarle, como lo es Suiza? Tampoco hace falta tener memoria de elefante para recordar que el Estados Unidos de Kennedy consideró un casus belli que la Unión Soviética instalara misiles en su patio trasero, en la Cuba castrista. Fue en 1962, yo ya era de este mundo y es lo más cerca que he estado de vivir una guerra nuclear.

La Unión Soviética terminó retirando aquellos misiles de Cuba. Y al cabo de un tiempo, Estados Unidos hizo lo mismo, pero con toda discreción, con los que tenía en Turquía. De este modo, dejando que el diálogo, la negociación y el pacto terminaran imponiéndose a los halcones de uno y otro bando, la humanidad pudo evitar el Apocalipsis durante la Guerra Fría. Pensar que ahora no puede conseguirse lo mismo usando los mismos métodos resulta aterrador.

Ya sé que la diplomacia debe ir acompañada de cierta exhibición de músculo. No hace falta que me lo digan señoras y señores que jamás han estado en una guerra. Resulta que yo sí que he estado como periodista en algunas de Oriente Medio y los Balcanes, y sé lo fácil que es empezarlas –basta un exceso de retórica y que a alguien se le escape un tiro–, lo difícil que es detenerlas y lo terribles que son para los combatientes y, aún mucho más, para las poblaciones civiles.

La peli de Ucrania la hemos visto anteriormente muchas veces en la realidad. Hasta el punto de que el mismísimo Hollywood terminó haciendo en 1997 una de ficción sobre el asunto. Se llama Wag the dog (La cortina de humo o Mentiras que matan en sus versiones española y argentina) y cuenta cómo, asesorado por su spin doctor o asesor de comunicación, un presidente de Estados Unidos en apuros por una relación sexual con una menor se inventa una guerra ficticia con Albania. La patraña es muy burda, pero está tan bien puesta en escena que los medios se suman a ella con regocijo y la opinión pública recupera patrióticamente su confianza en el presidente. 

 Fuente: https://www.infolibre.es/opinion/columnas/cibermonfi/ucrania-wag-the-dog_129_1217852.html

martes, 25 de enero de 2022

Isabel Allende: «No hay feminismo sin independencia económica»

La escritora en lengua hispana más leída del mundo publica nueva novela, ‘Violeta’, la historia de una mujer centenaria que rememora los amores de su vida y los grandes acontecimientos del siglo XX.

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La escritora chilena Isabel Allende. Foto: LORI BARRA

 Las novelas de Isabel Allende (Lima, 1942) provocan siempre división de opiniones. Por un lado está el público, que adora a la autora chilena (las cifras hablan por sí solas: 75 millones de libros vendidos en todo el mundo); y, por otro, los talibanes de la literatura, que detestan su estilo recargado, sus tramas apasionadas y, sin decirlo a las claras, su éxito. Lo cierto es que Allende tiene un don y lo explota con deleite: un castellano torrencial que, combinado con su capacidad para inventar historias extravagantes, arrastra al lector, que se ve impelido a pasar página tras página sin poder parar. ¿Y qué hay de malo en eso? Al margen de su discutida calidad, nadie sale peor persona después de leer uno de sus libros.

El último, editado por Plaza & Janés, acaba de llegar a las librerías. Se titula Violeta, y cuenta la historia de una mujer que llega a vivir 100 años, los que hay entre la pandemia de la gripe española y la de la COVID-19. Repletos, como es marca de la casa, de aventuras y romances. Muchos de los rasgos que adornan a su protagonista los tomó prestados, confiesa, de su madre, Panchita Llona. «Es un personaje parecido a ella en el sentido de que es bella, interesante, fuerte, irónica, atrevida y con una gran visión de futuro. Mi madre fue una mujer extraordinaria pero no tuvo una vida extraordinaria porque nunca pudo mantenerse sola. Vivió sometida. Primero, a su padre. Después, a sus maridos. Nunca tuvo la libertad económica que yo siempre deseé para ella. Y eso es lo que le di a Violeta, la posibilidad de ser una mujer independiente. Porque no hay feminismo sin independencia económica», explicó la autora en una rueda de prensa online que reunió a más de un centenar de periodistas de España y América Latina.

Su madre era, además, su crítica más exigente. Fue siempre la primera lectora de sus manuscritos y a menudo no tenía piedad con ellos. Muchas veces se los devolvía con páginas enteras tachadas con un grueso rotulador rojo. Esa condición de editora de hierro y amiga incondicional la mantuvo casi hasta el final de su vida. Residiendo en países diferentes, se escribieron cartas todos los días durante décadas. Allende las guarda todas. Calcula que ascienden a 24.000.

El nuevo Chile

«Lo que me convirtió en escritora fue que no pude seguir siendo periodista, que era un oficio que me encantaba», cuenta la autora chilena. No pudo seguir siéndolo en su país tras el golpe militar que derrocó y asesinó a Salvador Allende, primo de su padre. Se trasladó entonces a Venezuela y fue allí, «casi por casualidad», donde comenzó a escribir su obra maestra: La casa de los espíritus. «Esa fue la novela que le pavimentó el camino a las que vinieron después. Me dio una voz como escritora y como mujer. Y cambió completamente mi vida. No creo que todo eso me hubiera pasado en Chile».

Aunque nació en Perú, pasó la infancia en diversos países por la profesión de su padre (diplomático) y reside desde hace más de 30 años en Estados Unidos. Se considera absolutamente chilena: «No puedo sacarme eso de dentro. Ni quiero tampoco».

Antes de las elecciones del pasado diciembre, Isabel Allende firmó, junto a un grupo de 40 premios nacionales de su país, un manifiesto de apoyo a la candidatura de Gabriel Boric. Asegura que Violeta, un personaje de ficción creado a partir de la personalidad de su madre y de sus propias historias sentimentales, habría celebrado el triunfo de la izquierda en su país: «Aunque es una opción política a la que ella no pertenece por clase social», aclara. «Su clase social votó mayoritariamente por el ultra-ultra-conservador Kast, que basó su campaña en el miedo. Por un lado se habló de la inseguridad en las calles y de la inmigración, que son preocupaciones que también existen en EEUU y en Europa pero que en Chile se exageraron enormemente. Y luego se fomentó el terror al Partido Comunista, que forma parte de la coalición de izquierda. Se habló de que íbamos a terminar como Venezuela. Yo creo que eso no va a suceder. En un momento de la novela, Violeta le habla a su nieto del sistema de clases que existe en Chile, que es como el sistema de castas en la India. Ella, aunque pertenece a la clase privilegiada, trabaja con mujeres, con indígenas, con los más pobres, así que habría estado encantada con que las cosas cambiaran en Chile».

Para cerrar el círculo, se da la circunstancia de que la nieta de Salvador Allende, Maya Fernández, entrará a formar parte del nuevo gobierno progresista. «No solo será ministra. ¡Será ministra de Defensa!», recalca la escritora. «Es una mujer joven que se crió en Cuba, nieta de Allende, y ocupará una posición muy especial, porque tendrá que entenderse con las Fuerzas Armadas. Y no podemos olvidarnos del pasado de las Fuerzas Armadas en Chile. Yo estoy encantada con el Gobierno que ha nombrado Boric porque es muy diverso. Hay 14 mujeres y 10 hombres. Realmente hay una intención sólida de que haya paridad de género. Solo eso ya es extraordinario. Y hay que añadir que son muy jóvenes. Se trata de una nueva generación que asciende al poder. Ya es hora de que los viejos carcamales se vayan a su casa a jugar al bingo».

Allende y el feminismo

Isabel Allende se declara, «desgraciadamente», una mujer «apasionada y romántica». No tiene reparos en hablar públicamente de sus relaciones de pareja. Ahora, por ejemplo, está viviendo su tercer matrimonio. Se casó a los 77 años, enamorada como una adolescente. «De un señor de origen polaco con el que no tengo nada en común pero que está resultando estupendo», comenta entre risas. «Me he equivocado muchas veces por amor y he hecho muchas barbaridades. Pero la vida así tiene un sabor más lindo», añade con dulzura. Esta intensa personalidad se filtra en sus novelas continuamente y plantea dudas (infundadas, por supuesto) sobre su militancia feminista.

Allende no es la primera escritora que afronta críticas por no responder exactamente al perfil que se espera de su compromiso con las mujeres. Almudena Grandes, sin ir más lejos, también las tuvo. En su caso, los problemas cotidianos de las mujeres (los de la protagonista de Los aires difíciles, por ejemplo, la memoria de su infancia pobre, sus sueños, las infidelidades, la relación con los hijos) no encajaban con las aspiraciones de las últimas olas del feminismo. Eran temas pequeñoburgueses, decían, mirando sus novelas por encima del hombro.

Lo que se critica en Isabel Allende es una cursilería formal, una supuesta inclinación por un feminismo demodé, de novela rosa. Ella, evidentemente, no lo ve así: «Vivo muy al día la situación de la mujer porque tengo una fundación [creada en memoria de su hija Paula, trabajadora social fallecida en 1992], cuya misión es invertir en el poder de las mujeres. Trabajamos con las mujeres más vulnerables. Estoy siempre en contacto con las mujeres y con sus problemas. Siempre he sido feminista, lo sigo siendo, y he seguido siempre las etapas del feminismo. Y estoy encantada con lo que está pasando ahora, con esta ola de mujeres jóvenes que están haciendo cosas extraordinarias. En Chile se está planteando cambiar la educación para que los niños, ya desde preescolar, tengan una educación no machista que respete todos los géneros y toda la diversidad. Eso es extraordinario, aunque es muy nuevo. A lo largo de todos estos años yo he ido incorporando eso en mis libros y en mi trabajo en la fundación. Así que no creo que me haya quedado anclada en una idea de la literatura o del feminismo o de la mujer o de las relaciones de pareja de los años ochenta».

Es cierto que sus novelas son fábulas pobladas de amores arrebatados, pero su autora abomina de aquellos cuentos «en los que las princesas eran unas estúpidas que se quedaban dormidas y tenía que venir un príncipe a despertarlas. O unas tontas que tenían que ser rescatadas por unos enanos». Así que Isabel Allende, aun siendo pasional, no sufre ese misterwonderfulismo de quienes creen, ingenuamente, que el amor es el motor del mundo. «Al mundo también lo mueven la ambición, el poder, la codicia», responde. «Todas esas cosas mueven también al mundo y lo hacen en una orientación que, a veces, el amor logra corregir un poco. Pero no completamente».

En cualquier caso, a sus casi 80 años, hay luchas progresistas que no puede compartir en su totalidad. Una de ellas es el furor iconoclasta, que amenaza con tumbar algunos de sus ídolos literarios, como es el caso de Pablo Neruda. La confesión que el poeta hace en su autobiografía de haber violado a una mujer ha sometido su obra y su figura a una revisión implacable por parte del feminismo chileno. «Neruda es el poeta más grande de Chile y uno de los más grandes de la historia de la poesía. Una cosa es el hombre fallado, y todos somos fallados, y otra es la obra. En el caso de un artista o de un científico, quedémonos con sus logros y revisemos, sí, su vida privada. Pero no lo eliminemos todo porque entonces no quedaría títere con cabeza», explica.

Puede que ese sea el único tema en el que no coincide con la juventud izquierdista de hoy, a la que alaba y admira sin medida: «Hay una generación joven que está hasta la coronilla con la situación del planeta y de la sociedad, que no cree en las instituciones ni en las religiones. Quieren que todo eso cambie y es fantástico que estemos agitando esta civilización patriarcal y tratando de cambiarla. Tengo una gran esperanza en el futuro y lo único que lamento es que, por edad, no voy a alcanzar a ver todos los cambios que estamos empezando ahora».

Fuente: https://www.lamarea.com/2022/01/25/isabel-allende-no-hay-feminismo-sin-independencia-economica/

lunes, 24 de enero de 2022

Los trabajadores subcontratados por Repsol se juegan la salud para limpiar el vertido en la costa peruana

 La compañía petrolera carece de equipos de contención y ha delegado el saneamiento del desastre en empresas locales que contratan personal eventual sin la experiencia, la formación o el equipamiento necesario para trabajar en constante exposición a los efectos nocivos de los hidrocarburos 

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Las personas contratadas ponen su salud en peligro a cambio de un salario que no está a la altura de las labores desempeñadas y los riesgos que implican. Ramón P. Yelo

  Tras las advertencias efectuadas por la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) de Perú y su reciente filtración a los medios de comunicación nacionales, Repsol y las empresas subcontratadas para la limpieza del derrame de 6.000 barriles de crudo, ocurrido el pasado 15 de enero en el distrito de Ventanilla (Provincia Constitucional del Callao, fronteriza con el departamento de Lima), han tomado mayores medidas para garantizar que las labores se realicen en condiciones de seguridad y precaución sanitaria. Sin embargo, los grupos de trabajadores han estado faenando durante días con un equipamiento insuficiente y sin cumplir las prevenciones sanitarias prescritas por los organismos autorizados. 

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La petrolera española no cuenta con sus propios equipos especializados de contención para que actúen en caso de que se produzca un vertido de esta magnitud y ha encargado las labores de saneamiento a entidades subsidiarias que están reclutando operarios eventuales sin experiencia previa y que apenas reciben las indicaciones básicas de actuación antes de iniciar las tareas de limpieza. Las escenas recopiladas en playa Cavero el pasado viernes, una de las zonas más afectadas por el vertido, muestran como los Equipos de Protección Personal (EPP) distribuidos por Repsol no evitaron que los residuos oleosos se filtrasen y cubriesen las manos y los pies de los trabajadores, los cuales realizaron sus tareas con materiales precarios como bidones y baldes que salpicaban su contenido mientras eran elevados manualmente con cuerdas por el acantilado. 

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Así es como personas que buscan mejorar sus ingresos habituales fueron expuestas a la toxicidad de los hidrocarburos y al calor intenso del verano por retribuciones que oscilan entre los 80 y 120 soles (18 y 27 euros) al día, según diversos testimonios recogidos entre los contratados. De hecho, uno de ellos lamentaba que “muchos de los aquí presentes son jóvenes padres de familia que necesitan la plata y no saben dónde se están metiendo”. 

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 De igual forma, las pausas cada treinta minutos recomendadas por las autoridades públicas no se efectuaron con el rigor necesario, lo que resulta especialmente grave si tenemos en cuenta que muchos de los operarios laboraban sin mascarilla o con unas de escasa protección destinadas a impedir el contagio de enfermedades. “Cuando llego a casa, me bebo un litro de leche para combatir la sensación de intoxicación”, comentaba otro de los efectivos de limpieza. Este tipo de escenarios se ven facilitados por la falta de una supervisión efectiva por parte de las empresas subcontratadas o de los técnicos enviados por Repsol, que tienen una presencia irregular y no cubren muchas de las zonas donde se desarrollan las actividades. En este sentido, son famosas las imágenes que circulan en redes que exhiben como los trabajadores almorzaban los menús donados por diferentes entidades en los mismos espacios contaminados. 

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Contingentes de voluntarios

Los grupos de operarios suelen estar acompañados de colectivos de voluntarios que desempeñan tareas de limpieza de menor riesgo pero que, igualmente, están expuestos a los efectos del crudo. Bryan Torres es el encargado de dirigir a una veintena de personas que se ofrecieron para sanear el vertido en la playa de Bahía Blanca y explica que son un conjunto de jóvenes procedentes de la ciudad de Pachacútec, en el distrito de Ventanilla, que buscan “ayudar a solucionar esta catástrofe y cuidar del medio ambiente”. 

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Torres aclara que, antes de comenzar sus labores, reciben instrucciones durante diez o veinte minutos sobre cómo usar los EPP, el límite de profundidad que deben alcanzar al adentrarse en el oleaje, la frecuencia con la que tienen que descansar y cobijarse del sol o el procedimiento a la hora de manejar animales afectados por los residuos oleosos. De esta manera, Torres reivindica el papel del voluntariado en el contexto de desastre ambiental a la hora de cubrir la falta de efectivos desplegados por las empresas subcontratadas por Repsol en ciertas zonas de la costa: “Nuestra labor es de gran importancia dado que los trabajadores contratados son del todo insuficientes”. 

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 Fuente: https://www.elsaltodiario.com/petroleo/trabajadores-subcontratados-repsol-juegan-salud-limpiar-vertido-costa-peruana

domingo, 23 de enero de 2022

Suecia esterilizó a "indeseables" hasta hace 25 años para depurar la raza y uno de los culpables fue el siniestro Lundborg, antecesor de Vallejo-Nájera

La espeluznante investigación de higiene racial que realizó el sueco Herman Bernhard Lundborg entre los sami apuntaló intelectualmente la esterilización de "idiotas", indígenas, gitanos y personas vulnerables. El charlatán antisemita anticipó al Mengele español, el franquista Vallejo-Nájera, quien tachó el comunismo de retraso mental

Lundborg midió los cráneos y fotografió a miles de nativos sami para demostrar que eran una raza inferior

El primero de los directores del Instituto sueco para la Biología Racial de Uppsala (Suecia) Herman Bernhard Lundborg (1868-1943) lo tenía muy claro: los nórdicos constituyen la raza superior y cualquier clase de mestizaje con indígenas sami de Laponia, romaníes, judíos, tornedalianos, fineses u otras minorías raciales debilitaría al pueblo escandinavo, al que atribuía el mayor grado de perfección humana incluso mucho antes de que nazis como el doctor Mengele trataran de servirse de la ciencia para apuntalar sus criminales desvaríos racistas. Tal y como firma la escritora Maja Hagerman, autora de un libro y un documental sobre los experimentos de Lundborg con los sami, "colegas investigadores de Alemania, que más tarde se convertirían en influyentes expertos raciales y dictarían sentencias de muerte en el Tercer Reich, miraban con envidia a través del Mar Báltico hacia Suecia, donde se había creado el primer instituto racial del mundo".

El Instituto estatal sueco de Biología Racial de Uppsala, fundado en 1922, contribuyó de forma muy significativa a que esas teorías eugenésicas se extendieran por Alemania, Estados Unidos o el resto de países escandinavos. Para sustentar sus atroces prejuicios, Lundborg viajó a Laponia por primera vez en 1913 y comenzó a tomar medidas craneales de nativos a quienes alentaba a desnudarse. Tomaba fotografías, comparaba fisonomías, analizaba los pelos del pubis y, finalmente, clasificaba a los sujetos de su estudio en "superiores" o "inferiores". Fue solo el primero de los muchos viajes que realizó a Sapmi -denominación nativa de Laponia- con la intención de legitimar el desvarío racista de la superioridad nórdica. Se había obstinado en demostrar que los indígenas son braquicéfalos o de cráneo corto, a diferencia de los escandinavos, que eran dolicocéfalos o de cráneo alargado, lo que a su juicio ejercía también una influencia en la impronta moral de los individuos. No había de pasar mucho tiempo para que los científicos nacionalsocialistas con los que se carteaba le imitaran y crearan el Instituto Kaiser Wilhelm de Antropología.

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Tuvo sexo y procreó con una "raza inferior"

Lo más sorprendente de la historia del pseudocientífico antisemita sueco es que él mismo terminó mezclándose, teniendo sexo y procreando, con una mujer perteneciente a uno de los grupos del tipo equivocado. A la postre, esa fue la razón por la que la periodista Maja Hagerman se decidió a escribir un libro sobre Lundborg. "No tenía la intención de escribir una biografía completa, pero eso cambió cuando descubrí la identidad de su amante María, nativa del norte de Sapmi (Laponia). Al contratarla como limpiadora en su oficina de Uppsala y dejarla embarazada casi de inmediato, arriesgó su reputación como la principal autoridad en temas raciales. Constantemente, advertía a los suecos sobre la amenaza de otras razas. Entonces, ¿en qué estaba pensando?".

Herman Berhnard Lundborg, fundador del Instituto Sueco para la Biología Racial. Wikipedia

A la postre, Lundborg trató a los sami como a insectos a los que categorizaba y estudiaba. Las miles de fotografías que tomó fueron halladas en perfecto estado muchos años después de su muerte, lujosamente encuadernadas en voluminosos libros apilados en las instalaciones del antiguo instituto de biología racial. Ni siquiera sabían que eso estaba allí. Y ello trajo nuevamente a colación el trauma colectivo que causó su investigación. Nunca les explicó lo que se traía entre manos pero cuando la verdad se conoció, se sintieron humillados.

Quieren los huesos de sus ancestros

La percepción social de que pertenecían a una raza inferior no la inventó Lundborg. La designación común de sami -lapón- es un exónimo que significa también idiota y vagabundo, razón por la que ha caído en desuso en la propia Suecia en el nombre de la corrección política. Sin embargo, el charlatán racista brindó magníficas coartadas a las compañías mineras o funcionarios del Gobierno que literalmente despojaron y siguen despojando de sus tierras y de sus recursos a los sami. En última instancia, sus estudios terminaron inspirando campañas de esterilización de "indeseables" que se prolongaron, de diferentes modos, hasta mediados de los noventa, gracias, entre otras cosas, a la simpatía de los injustamente idealizados socialdemócratas suecos. Y el problema extiende sus oscuras sombras hasta hoy de diferentes modos porque las heridas no han sido restañadas todavía.

Stefan Mikaelson, presidente del Parlamento sueco, fotografiado en Umea. Ferran Barber

"El proceso de 'suecificación' de los indígenas fue muy duro", dice el presidente del parlamento sami Stefan Mikaelson. "La discriminación institucional estructural está basada en el racismo. Los nativos eran vistos como menos valiosos en comparación con los pueblos de la sociedad dominante".

Lo que vino a hacer Lundborg es echar algo más de leña al fuego de su marginación histórica. Hace solo una semana, los sami organizaron una protesta finalmente cancelada en Uppsala para reclamar que la universidad devuelva los restos óseos y cráneos que aún conserva. Esta es una de las peticiones más largamente planteadas por los sami. "Todavía hay mucho material allí. Hace unos diez o doce años nuestro parlamento hizo una declaración común para que se repatriaran esos restos, independientemente de la institución en la que estén almacenados", asegura Stefan Mikaelson. "Y mucho más recientemente, una de las organizaciones sami volvió de nuevo a demandarlo".

Se sabe que la universidad alguna vez tuvo 57 cráneos y seis esqueletos de sami, mezclados junto a los de colonos y los de reclusos muertos en prisión cuyos cadáveres eran entregados por el Gobierno sueco a la ciencia hasta el decenio de 1950. En noviembre pasado, el Ejecutivo del país trató de enmendar sus errores del pasado comprometiéndose a crear una comisión de la verdad que examinara el trato que el país ha dado a la minoría sami en el pasado. No hay dudas de que este era antaño pésimo, y según el escritor austriaco Gabriel Kuhn, autor del libro Liberating Sápmi: Indigenous Resistance in Europe's Far North, tampoco la hay de que lo sigue siendo ahora.

En 2007, la sesión plenaria del parlamento sami exigió a los Gobiernos nórdicos que identificaran todo el material óseo que se encuentra en todas las colecciones nacionales para su posterior repatriación a donde pertenezcan. Esta organización de carácter consultivo desea también saber cómo se consiguió ese material y donde se llevaron a cabo los expolios y profanaciones de cementerios sami. En opinión del órgano presidido por Stefan Mikaelson, "no debe subestimarse la importancia de los restos humanos que se almacenan en un estante en una institución sueca. Un funeral es un evento importante en la comunidad sami donde toda la familia se reúne y honra a los muertos con su presencia". Que sigan todavía almacenados en esas colecciones estatales solo refuerza, en su opinión, las viejas actitudes colonialistas y discriminatorias que todavía sufren.

Devolución de restos óseos

Las primeras devoluciones se produjeron en 1997 en Noruega. Eran los cráneos de Mons Sombys y Aslak Haettas, retornados por el instituto anatómico en Oslo y posteriormente sepultados en la Iglesia Talvik de Alta, en Noruega. Hubo otra repatriación en Suecia have veinte años, la del Soejvengeelle u hombre sombra, cuyos restos habían sido legalmente saqueados en los 50 por el investigador Ernst Manker.

Hace dos meses, el rector de la Universidad de Uppsala solicitó permiso al Gobierno sueco para devolver a la Asociación Sami de Arjeplog un esqueleto encontrado en el Museo de la Universidad Gustavianum. Los restos pertenecen a un condenado que cumplió cadena perpetua en la prisión central de Långholmen y que estaba registrado en la iglesia de la parroquia de Arjeplog.

Tanto el saqueo de sus cementerios, como las mediciones anatómicas u otros tratos humillantes fueron justificados y alentados por Lundborg y su Biología Racial, que junto con las ideas darwinistas de la época condujeron, por ejemplo, a leyes que prohibían el matrimonio a los deficientes mentales (1915) y algo más tarde a decretos (1934 y 1941) que permitían la esterilización o la marginalización de sami, tornedalianos, fineses, gitanos, disminuidos psíquicos o personas con trastornos mentales. Los ingenieros sociales suecos pensaron que podrían mejorar la sociedad para las generaciones mediante campañas de esterilización.

En 2014, el propio Gobierno reconoció que había estado esterilizando, persiguiendo e impidiendo la entrada en el país a los gitanos durante el siglo precedente. Junto al mea culpa de Estocolmo, volvieron a resonar los ecos del instituto de Lundborg y todos los esfuerzos para imprimir legitimidad científica a la noción racista de "blanquedad". Durante su retiro en Alemania, su antisemitismo se fortaleció más todavía.

Gracias a una comisión relatora creada para investigar lo sucedido se sabe que Suecia esterilizó a 230.000 personas entre 1935 y 1996 en el contexto de un programa basado en la eugenesia y los conceptos de "higiene social y racial". Las 63.000 esterilizaciones practicadas entre 1934 y 1975 tenían por finalidad garantizar la pureza de la raza nórdica. Esto fue posible, entre otras cosas, a leyes aprobadas con el consenso de todas las formaciones políticas del país. Ni la caída del nazismo marcó un hito en estas "soluciones finales" a la sueca. Ellos siguieron a la suya mientras la prensa internacional divulgaba panegíricos sobre las bondades de las sociedades escandinavas.

Calle en Madrid del médico franquista Vallejo-Nájera, el Mengele español, junto a una foto de época. Wikipedia
El Mengele español

Entre mediados de los setenta y 1996 se esterilizaron a otras 166.000 personas, en la mitad de los casos de un modo consentido. El grueso de las víctimas de los últimos años fueron madres solas con hijos, alcohólicas, personas con patologías psiquiátricas o que vivían en la marginalidad. En las tandas anteriores, fueron los gitanos y los sami quienes se llevaron la peor parte.

Campañas semejantes fueron también implementadas en Francia, Canadá, EEUU, Suiza, Austria, Finlandia y Dinamarca. El máximo exponente de la eugenesia en nuestro país es el psiquiatra franquista Antonio Vallejo-Nájera, quienes estudió en 1939 a presos republicanos con la esperanza de demostrar "la perversión moral" de la izquierda.

Para mayor gloria del caudillo, el palentino creía haber identificado un "gen rojo" que predisponía a la perversión sexual e ideológica. El aprendiz español de eugenista no podía plantear una teoría racial en una sociedad mestiza como la española, pero colaboró y fue fuertemente influido por los nazis que anteriormente habían rendido pleitesía a Lundborg. El palenciano todavía posee un paseo con su nombre en Madrid. En 2010, miembros del Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid retiraron la placa de la vía y la reemplazaron por otra con el nombre de Calle contra la Impunidad.

 Fuente: https://www.publico.es/internacional/suecia-esterilizo-indeseables-25-anos-depurar-raza-culpables-siniestro-lundborg-antecesor-vallejo-najera.html

sábado, 22 de enero de 2022

La invasión de Ucrania

Desde el punto de vista de los intereses europeos, nada sería más sencillo que establecer estatutos de neutralidad y renunciar al despliegue de armas nucleares

Que Rusia vaya a “invadir Ucrania”, ocupando todo el país, está completamente descartado. En las calles de Budapest todavía se ven los rastros de la ocupación soviética de 1956. Lo de entonces en Hungría sería de risa al lado de lo que pasaría en Ucrania en tal caso. Eso es algo evidente para cualquiera mínimamente informado, así que no merece la pena extenderse.

Otra cosa es que, ante la falta total de resultados de la reclamación de Rusia a Estados Unidos y la OTAN, exigiendo garantías de seguridad, debería haber una respuesta “fuerte” de Moscú. Rusia anunció “medidas militares”. ¿Cuáles? Como mínimo colocar misiles nucleares “tácticos” en Bielorrusia, Kaliningrado y demás. Como máximo, una anexión del Donbass con el beneplácito de la población local. Los actuales precios del petróleo al alza y la previsión de que se mantendrán permiten con creces al Kremlin sufragar los costes económicos de tales operaciones.

Podrían hacerse también militarmente con la zona al sur del Donbass (Mariupol) para organizar un cinturón de seguridad en dirección sur-oeste y empalmar las dos zonas rebeldes con Crimea, pero esto último me parece extremadamente arriesgado. La población de los distritos ucranianos de Zaporozhia y Jersón, mayoritariamente rusoparlantes como la de Odessa, no lleva su rusofilia hasta el extremo de desear ingresar en Rusia y romper con Ucrania, como fue claramente el caso de la población de Crimea en 2014. En esa hipótesis extrema, habría mucha violencia y la ocupación rusa se convertiría en un infierno...

Lo que está claro es que Moscú hará algo. De lo contrario, todo parecería un farol. El oso ruso, que después de veinticinco años sin hacerle ni caso ha proclamado “línea roja” y tanto gruñe, perdería la cara. Toda la movida que ha iniciado Moscú con la exigencia de “garantías de seguridad” no es teatro. Va en serio. Estaría bien que nuestros medios de comunicación, nuestros expertos y nuestros políticos informaran sobre (y se leyeran) los documentos propuestos por Moscú.

El proyecto de acuerdo propuesto a Estados Unidos para disminuir la tensión señala en su artículo 1 que las dos partes, “no deben emprender acciones que afecten a la seguridad del otro”, y en el artículo 2 propone que las organizaciones internacionales y alianzas militares de las que forman parte, “se adhieran a los principios contenidos en la Carta de las Naciones Unidas”. Hay muchos otros aspectos interesantes, por ejemplo en el artículo 7 se dice que “las partes deben abstenerse de desplegar armas nucleares fuera de sus territorios nacionales y repatriar a su territorio las que ya tengan desplegadas”. El mismo artículo apunta que las partes “no deben entrenar al personal civil y militar de los países no nucleares para usar armas nucleares”, ni “realizar maniobras que contemplen el uso de armas nucleares”. Es la OTAN quien hace todo eso: mantiene armas nucleares en países como Bélgica, Alemania, Holanda, Turquía e Italia, y sus militares son entrenados en el manejo de bombarderos con capacidad nuclear.

Rusia pide que la OTAN cese todo empeño en ampliarse hacia el Este, particularmente hacia Ucrania y Georgia. Que garantice que no estacionará baterías de misiles en países fronterizos con ella. Que se restablezca el acuerdo INF que Estados Unidos abandonó unilateralmente en agosto de 2019 y que se abra un diálogo Este/Oeste en materia de seguridad. Todo esto es manifiestamente razonable y merece una discusión pública a todos los efectos. 

Es obvio que Estados Unidos no quiere saber nada del asunto y las razones son claras: aunque el verdadero adversario de Washington está en Asia, la gran potencia imperial americana dejaría de serlo en cuanto dejase de dominar Europa. Ese es, precisamente, el cometido de la OTAN. Henry Kissinger lo expresa así: “Sin Europa, América se convertiría en una isla distante de las costas de Eurasia, se vería en la soledad de un estatuto menor”. Así que es imperativo mantener la tensión en Europa y para ello hay que continuar metiéndole el dedo en el ojo al oso ruso. Pero, ¿tiene eso algo que ver con “intereses europeos”?

Salvo raras excepciones, los periodistas y expertos europeos contribuyen a esa insensata y ajena cruzada. Explican la cronología de la agresividad rusa comenzando con la invasión rusa de Georgia de 2008, siguiendo con la anexión de Crimea de 2014 y concluyendo con el fomento de la rebelión separatista en la región del Donbass pocos meses después.

No explican que la entrada de los rusos en Georgia tuvo lugar después de que el ejército georgiano penetrara en Osetia del Sur –una de las regiones étnicas de Georgia peleadas con el gobierno de esa república– donde el ejército ruso tenía el estatus de fuerza de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas, en lo que fue un episodio de guerra relámpago del presidente georgiano Mijaíl Sakashvili bendecido por el Presidente George W. Bush y aprovechando que Putin viajaba a China para la olimpiada de Pekín.

No explican que Rusia se anexionó Crimea solo después de que Estados Unidos y la Unión Europea promovieran un cambio de régimen sobre la ola de una gran protesta popular que derribó al gobierno legítimo de Ucrania, y cuyo momento determinante fue el oscuro y mortal tiroteo de civiles en Kíev, probablemente a cargo de los golpistas y sus padrinos occidentales. 

Occidente, que nunca ha movido un dedo por la anexión de Jerusalén Este y los Altos del Golán por parte de Israel, por la ocupación del Sahara occidental a cargo de Marruecos, o por la ocupación de la mitad de Chipre por Turquía, operaciones todas ellas realizadas contra la voluntad de la mayoría de la población, impuestas mediante la represión y la limpieza étnica, monta un gran escándalo por la anexión rusa de Crimea, incruenta y que contó con el aplastante apoyo de su población. 

Nuestros periodistas y expertos tampoco quieren situar la actual crisis en su perspectiva de treinta años y prefieren omitir las escenas en las que Putin lo explica con meridiana claridad.  A cambio, nos ofrecen diariamente la pormenorizada crónica de los desmanes y fechorías del régimen de Putin, o de Xi Jinping, la mayoría de ellas completamente reales, sin cotejarla con los mucho peores crímenes y fechorías de las potencias occidentales. La eliminación de adversarios con polonio en Londres, la infame negación de responsabilidad en el derribo del vuelo de Malaysia Airlines del 17 de julio de 2014, con sus 300 muertos y las demás flores de Moscú coincidieron mas o menos con el tiempo en que un presidente de Estados Unidos galardonado con el Premio Nobel de la Paz se desayunaba cada día en la Casa Blanca firmando las listas de la gente que su ejército eliminaba con drones por doquier en el mundo. Centenares de asesinatos extrajudiciales

Brutal está siendo la ilegalización de la organización rusa “Memorial”, dedicada a la memoria de los crímenes del estalinismo en los terribles años treinta soviéticos. El escándalo por el trato a esta organización de furibundos liberales anticomunistas, cuyos promotores siempre han considerado las masacres de Stalin y su régimen como una consecuencia lógica de la Revolución de Octubre, está más que justificado, pero siempre será un escándalo ambiguo e incompleto sin atender al holocausto de las guerras de Washington posteriores al 11-S de 2001. ¿A qué memoria tendrán derecho en Occidente los 38 millones de desplazados que esas guerras han producido desde Afganistán a Libia, pasando por Yemen, Pakistán, Irak, Somalia, Siria o Filipinas?

Es posible que a causa de su estupidez estratégica y de la mano de Estados Unidos, Europa se meta en una fase peligrosa y turbulenta con Rusia. Desde el punto de vista de los intereses europeos, nada sería más sencillo que renunciar a armas nucleares en la parte oriental del continente y establecer un estatuto de neutralidad para los países del Este de Europa, o como mínimo para Georgia, Ucrania y los países bálticos. La histeria con la que se replica a ese tipo de escenarios, diciendo que cualquier concesión en esa dirección supondría un “nuevo Yalta” (Borrell) o hacer de esos países, “satélites de Rusia”, es absurda. No fueron satélites Austria (cuyo Staatsvertrag de 1955 le dio la plena soberanía, sin militares extranjeros a cambio de un estatus de neutralidad), ni Finlandia, en una época en la que el poder de Moscú era infinitamente superior, y no lo serán ahora. No es el sometimiento a Moscú de ningún país lo que está en juego. Es la seguridad de Rusia, país frágil que no conviene agitar por su alto potencial de inestabilidad interna. Es la paz y la soberanía bien entendida, en Europa. 

Fuente: https://ctxt.es/es/20220101/Firmas/38467/rusia-ucrania-invasion-otan-rafael-poch.htm

jueves, 20 de enero de 2022

El regreso de la guerra nuclear “limitada” con las “bombas de mochila”

Pixabay

Aumenta la tensión entre la OTAN y Rusia y, aunque ambos lados poseen armas nucleares "clásicas", no las van a utilizar. Si lo hizo EEUU en 1945 contra 250.000 japoneses desarmados fue porque entonces era el único que poseía esas armas y, por ende, no tenía miedo a la represalia, situación que cambió cuando la Unión Soviética fabricó en 1949 la suya.

Al inicio del 2022, y un año más, las cinco superpotencias mundiales poseedoras "legales" de las armas de destrucción masiva nucleares -EEUU, Rusia, Reino Unido, Francia, China- nos volvieron a prometer que respetarán el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, que firmaron en 1968, junto con otros 186 estados. Al club se unieron después India, Pakistán, Israel y Corea del Norte, demostrando que nadie ha podido parar el proceso de la aniquilación de la gran parte de la humanidad a manos de unos cuantos.

Las estadísticas nos dicen que, el arsenal nuclear mundial se ha reducido, pasando de 70.000 cabezas nucleares en 1990 a unas 15.000 en 2017. Nada que celebrar: por un lado, incluso un tercio de esta cantidad es más que suficiente para enviar a la Tierra al agujero negro del Cosmos, y por otro, se está destinando más presupuesto a fabricar más y "mejores" armas nucleares, año tras año. En 2020, los nueve Estados destinaron 72.000 millones de dólares a sus proyectos nucleares, 1.400 millones más que en 2019: no era asunto suyo que la pandemia arrancase la vida de cientos de miles de personas por no tener acceso a sanidad.

"Beijing pronto podría tener la capacidad de lanzar un ataque nuclear sorpresa contra EEUU", alerta el general John Hyten, vicepresidente del Estado Mayor Conjunto del país americano. Una de dos: o ha percibido, no se sabe cómo, que los chinos se han vuelto locos, o se burla de la inteligencia de su audiencia. Se trata del "¡Que viene el coco!", y tras el rentable negocio del "terrorismo islámico" encabezado por el agente de la CIA, Osama bin Laden, y los grupos de extremaderecha religiosos, desde 2012 se ha inventado otro: China. Así, el Complejo Industrial-Militar de EEUU sigue haciendo fortuna organizando conflictos, que además le permite mantener el control sobre la política mundial y de paso exportar la profunda crisis social que está sufriendo la superpotencia en esta fase de su decadencia. No debe sorprender que la compañía Raytheon -que en 2020 recibió el contrato para diseñar y fabricar el misil nuclear de largo alcance (LRSO), producirá 1.000 unidades y cobrará por cada uno 10 millones de dólares- colocase en 2021 a uno de sus directivos, Lloyd Austin, en gobierno de Biden como Secretario de Defensa.

El acuerdo de AUKUS, firmado entre EEUU, Reino Unido y Australia el 14 de agosto -un día antes de que Biden entregase Kabul a los Talibán, en la frontera sur de China-, planea equipar los submarinos australianos con misiles nucleares en el Mar de China Oriental. Por lo que, según los rumores filtrados de las conversaciones secretas -en curso en Viena- entre Irán y los 5+1 para firmar un acuerdo nuclear, China ha impuesto a EEUU la  condición de cooperar en el expediente iraní si anula el AUKU

Las armas nucleares miniaturizadas

El uso de las armas de destrucción masiva es un acto terrorista (de un Estado contra cientos de miles de civiles), tenga el tamaño que tenga.

Durante su mandato, Donald Trump reanimó el desarrollo de Mini Bombas Nucleares (MBN) o "Pelotas nucleares" (por su tamaño), y en 2019 nació la criatura: una nueva generación de ojiva termonuclear llamada W76-2, de solo 164 kilogramos y una potencia explosiva de cinco kilotones -"sólo" un tercio de la bomba arrojada sobre Hiroshima de 100 kilotones de TNT-, que podrá ser lanzado desde un submarino Trident. La Guerra de Galaxias, financiada por Trump en su odisea espacial, planea colocar estas bombas en el espacio.

Se trata del arma más peligrosa del mundo, por:

- Hacer que sea más probable el uso del arma nuclear. Alegan que las "antiguas" tienen un poder tan destructivo que hace imposible su uso y que simplemente sirve para disuasión. ¡Falso! EEUU es el primero y único Estado que sí ha empleado estas bombas, en Japón, y no las lanzó sobre los mandatarios del país (que tampoco hacía falta), sino sobre millones de civiles desarmados de Hiroshima y Nagasaki en un acto de "pedagogía del terror", con el mero fin de exhibir su poderío ante sus rivales y enemigos. La idea de recurrir a las MBN es provocar  mini-infiernos en las lejanas tierras y recibir un menor daño en caso de que la víctima aplicase el "ojo por ojo".

- Es fácil de transportar por su tamaño, una bomba portátil: un solo soldado puedo colocarla en lugares estratégicos, aunque luego fuese imposible saber si un edificio emblemático o un puente ha sido volado por determinados Estados o por un grupo terrorista "yihadista". Podrá ser lanzada por unos paracaidistas o disparada por tanques y aviones en forma de proyectiles de uranio empobrecido, como sucedió en Irak y Yugoslavia.

- Las MBN no entran en la contabilidad del número declarado de dichas armas por los Estados.

- Al no estar en silos, el enemigo no podrá localizarlas. EEUU piensa que podrá servir, por ejemplo, para destruir los almacenes subterráneos de armas químicas y biológicas del enemigo (¡muy inteligente! ¡imaginen el impacto de una bomba nuclear sobre un depósito de armas químicas!). Si planea utilizarlas contra las instalaciones nucleares de Irán, parece que no sirven: según la organización estadounidense Physicians for Social Responsibility, un arma con un kilotón de potencia requiere adentrarse en la tierra por lo menos 60 metros para que su explosión sea contenida, y esas MBN no penetran más de 10 metros, por lo que no afectarían a las supuestas "ciudades subterráneas" iraníes creadas a 50 metros de profundidad. Su estallido, simplemente, crearía una tierra quemada a un kilómetro a la redonda. Pero, si la Agencia de Inteligencia de Defensa afirma que en el mundo hay unos 1.400 objetivos subterráneos estratégicos, la industria es capaz de fabricar las MBN a la medida de cada uno: hay negocio para rato.

- No puede ser detectada antes de ser lanzada: en estos ataques, el "tiempo es oro".

- Su supuesta "escasa" capacidad de radicación: "un poquito" menos que Little Boy en Hiroshima, y aun así causaría gravísimas enfermedades a los supervivientes. Un ejemplo de lo que significa "hacer menos daño" para los fabricantes de armas, es el mini Sistema de Armas M-29 Davy Crockett, construido a finales de 1950, para usarlas contra las tropas soviéticas y norcoreanas. Era el más pequeño construido hasta entonces: pesaba 23 kg, tenía una potencia de 20 toneladas de TNT, pero una capacidad de radiación de más de 100 Sv (Sv es la sigla de Siveret, unidad de medida para indicar la peligrosidad de una radiación. Un Sv entre 0,25 y 3 provoca la pérdida de médula ósea, daños en ganglios linfáticos, bazo y la muerte).

- Y, para reducir los tiempos de vuelo de los misiles nucleares, el Pentágono planea instalarlos en la base de Diego García en el Océano Índico, cerca de China, Irán e India.

El principal ganador: la industria nuclear

En EEUU, los fabricantes de armas nucleares reciben un trato privilegiado:

- Su comprador en exclusivo es el propio gobierno.

- Al estar prohibido subcontratar otras empresas para fabricarlas, dichas compañías tienen el monopolio de hacerlo.

- Ganan una cantidad ingente de dinero sobre el contrato, aunque su producto no llegase a ser utilizado o sea defectuoso. Para los cazas F-35 -el sistema de armas más caro de la historia-, por ejemplo, los fabricantes ya han cobrado 11 millones de dólares, y ahora que no vuelan cuando su combustible se recalienta (entre otros fallos), exigen más presupuesto a los contribuyentes en vez de indemnizarlos.

EEUU ha destinado 2 billones de dólares para actualizar los componentes de la tríada nuclear (los dispositivos disparados desde tierra, mar y aire) para los próximos 25 años. Los dos principales encargados de realizar tal misión son el Laboratorio Nacional de Los Álamos, con 10.000 empleados, y el Lawrence Livermore National Laboratory, con un personal de 7.400 en la plantilla, que trabaja en 2,6 kilómetros cuadrados y dispone de otros 28 kilómetros (conocido como Sitio 300) donde realizar las pruebas.

La carrera nuclear desenfrenada

El 16 de noviembre de 1952, EEUU, en otra demostración de su mortífera capacidad, probó la llamada Mark-18 Ivy King, detonándola en el Atolón Enewetak, en Islas Marshall, Océano Pacífico: tenía 500 kilotones de potencia, 37 veces más potente que la de Hiroshima. El éxito destructivo de la prueba robó otros miles de millones de dólares del bolsillo de los trabajadores estadounidenses para fabricar otras noventa bombas iguales. Nueve años después, la URSS construirá la RDS-220 Tsar, de ocho metros, 27 mil kilos y 50 megatones. El complejo militar de EEUU, que había encontrado la gallina de los huevos de oro, construyó la Munición Atómica Especial MK-54, para usarla contra la Unión Soviética, en caso de que "invadiera Europa": pesaba unos 25 kilos, tenía una potencia de un kilotón (la de Hiroshima tenía 16 kilotones), era transportable en una mochila, y llevaba un temporizador, para que el agente tuviese tiempo para escapar. La URSS respondió fabricando la RA-115, la "bomba atómica de maletín", de 30 kilos y una potencia de un kilotón.

Sin duda, la carrera armamentística fue uno de los principales factores de acabar con la superpotencia socialista, sin que EEUU disparase una sola bala contra Kremlin. Por lo que vuelve a recurrir a esta táctica para hundir a China y Rusia, mientras sus mercaderes de la muerte hacen su festín.

Cuando Donald Trump lanzó la bomba termobárica MOAB -Mother Of All Bombs (Madre de todas las bombas) no nucleares-, de unos 10.000 kgs, sobre Afganistán, país ubicado en las proximidades de Rusia, China e Irán, ¿qué objetivos perseguía? Aquello creó un infierno alrededor del lugar del impacto: el contacto del gas con el oxígeno primero provocó una enorme presión, para después convertir el oxígeno en fuego. La vida desapareció del lugar, ningún edificio permaneció en pie: su efecto (salvo en la radiación) ha sido similar a una bomba nuclear táctica y el único objetivo de Washington fue demostrar el poder destructivo de una bomba similar a la nuclear a los enemigos, y recibir pedidos a los aliados para tener una MOAB en su colección.

Recientemente, el Pentágono confirmó, por vez primera, que ha dotado a algunos de sus submarinos misiles de largo alcance con las MBN.

La nanotecnología militar no solo hace que la guerra nuclear sea posible, sino que esté más cerca de lo que imaginamos.

"Actualmente Estados Unidos está degradando el umbral nuclear y está aceptando la posibilidad de librar una guerra nuclear limitada y acaso ganarla", advierte el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Riabkov.

¿Por qué a EEUU no le disgustaría un Irán "medio-nuclear"? La respuesta, en la siguiente entrega.

Fuente: https://blogs.publico.es/puntoyseguido/7590/el-regreso-de-la-guerra-nuclear-limitada-con-las-bombas-de-mochila/