martes, 31 de mayo de 2016

Pensamiento




De la Igualdad -como si me dañara el dar a otros las mismas oportunidades y derechos de que gozo- como si no fuera indispensable para mis propios derechos el que otros los posean.



Walt Whitman

domingo, 29 de mayo de 2016

Histórica condena al Plan Cóndor, el gran pacto del terror latinoamericano

En 1975 cinco países sudamericanos acordaron coordinar sus acciones represivas para asesinar a militantes de izquierdas más allá de sus fronteras
Un tribunal ha condenado a 15 militares y agentes de inteligencia a penas de entre 8 y 25 años de prisión por "asociación ilícita" y por su responsabilidad en la detención y desaparición de 105 víctimas
Los dictadores responsables de este plan de terrorismo de Estado –Pinochet, Videla, Banzer, Stroessner y Bordaberry– murieron antes de poder ser juzgados

Hermana de víctima del Plan Cóndor: "Obtuvimos justicia, nos falta la verdad"
15 represores fueron condenados por "asociación ilícita" por el Plan Cóndor y por su responsabilidad en la desaparición de un centenar de víctimas. EFE
 "Hay que aprender a resistir. Ni a irse ni a quedarse, a resistir, aunque es seguro que habrá más penas y olvido", dice Juan Gelman, parafraseando al tango, en su poema Mi Buenos Aires querido. El inolvidable poeta no consiguió resistir lo suficiente –murió en 2014– para estar en Buenos Aires este viernes mientras un juez dejaba caer con voz firme la condena de 25 años de prisión para Juan Cordero Piacentini, responsable del secuestro de su nuera y de su hijo Marcelo. Aquello ocurrió en 1976. Tenían 19 y 20 años. 

Pero el sino de los Gelman había empezado antes, cuando el 28 de noviembre de 1975, representantes de Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia se sentaron a la mesa de la Primera Reunión de Inteligencia Nacional para fundar el Plan Cóndor, una especie de Mercosur de la muerte, un acuerdo internacional secreto para perseguir y eliminar a militantes políticos, sociales, sindicales y estudiantiles. Más de 40 años después, la Justicia argentina acaba de reconocer por primera vez la existencia de esta asociación ilícita criminal y ha condenado, en un fallo histórico, a algunos de sus miembros a entre 8 y 25 años de prisión. 
"Es una sentencia que marca un hito, porque es la primera vez que se juzga la estructura delictiva formada por los Estados para reprimir y matar", explica Luz Palmás Zaldúa, abogada de una de las querellas.
El fallo ha llegado tarde, en cualquier caso, para que lo oyeran desde el banquillo los máximos responsables del Plan Cóndor: el dictador chileno Augusto Pinochet, el argentino Rafael Videla, el boliviano Hugo Banzer, el paraguayo Alfredo Stroessner y el uruguayo Juan María Bordaberry. Todos ellos están muertos. Solo uno de ellos fue condenado en vida, los demás jamás tuvieron que responder por las atrocidades que cometieron.

Videla sí fue condenado por delitos de lesa humanidad, y pasó sus últimos días en arresto domiciliario. La última vez que cruzó la puerta de calle fue para declarar en este juicio, que ha necesitado 16 largos años para llegar a una sentencia. El dictador reafirmó su responsabilidad en todo lo ocurrido durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, que en Argentina dejó decenas de miles de desaparecidos. Falleció tres días después. 

Histórico juicio por el Plan Cóndor culmina con 15 represores condenados
El exagente de la inteligencia Argentina Miguel Ángel Furci asiste a la lectura de la sentencia por el Plan Cóndor. EFE
 También llega tarde para algunos familiares de las 150 víctimas incluidas en el juicio que, como Gelman, no pudieron ver cómo se hacía justicia con el dolor y la desaparición de sus seres queridos. 

Sí escucharon la sentencia el uruguayo Cordero Piacentini y los 17 acusados argentinos –la mayoría mandos militares de nivel alto y medio–  entre los que estaba el último presidente de la dictadura, Reynaldo Bignone, a quien le cayeron 25 años de prisión. En total, 15 represores (dos fueron absueltos) han sido condenados "por el delito asociación ilícita en el marco del denominado Plan Cóndor", además de, en muchos casos, privación ilegítima de la libertad. 

Los condenados oyeron la sentencia en una sala abarrotada, en la que sobraban expectación y lágrimas contenidas, en la que algunas mujeres lucían con orgullo en sus cabezas los pañuelos blancos que son a la vez memoria y obstinación justiciera, en la que los colores de una bandera uruguaya recordaban que la hermandad con Argentina no es solo la del horror que ha quedado probado en el juicio. La mayoría de ellos lo hizo con el rostro impávido, aún cuando el tribunal enumeraba con nombre y apellido a cada una de sus víctimas, que en ciertos casos se contaban por decenas.    

Argentina se convierte así en el único país que ha juzgado a los jefes militares que, a través de esta asociación criminal, articularon un terrorismo de Estado sin fronteras en el Cono Sur.  

La 'Interpol' anticomunista

El plan llevaba años gestándose, pero el documento se rubricó –con el conocimiento de Estados Unidos– en 1975. Todos los países firmantes estaban gobernados por dictaduras o iban camino de estarlo, como Argentina. Aunque ningún representante de Brasil refrendó ese documento inaugural, ha quedado probada la cooperación de ese régimen en actividades represivas contra opositores políticos de otros países. 

Por ejemplo, en el caso de Norberto Habegger, que fue secuestrado en Río de Janeiro posiblemente por agentes de la Policía Federal Argentina, ayudados por las fuerzas armadas y de seguridad brasileñas. Su hijo Camilo ha rodado un documental sobre su propia investigación sobre la muerte de su padre, que se estrenará en unos meses. 


Los países del Cóndor buscaban "compartir información sobre los subversivos" y crear, de acuerdo con el acta fundacional, una suerte de "Interpol" anticomunista. Esto lo sabemos porque Paraguay, por error o por sensación de impunidad, registró con detalle su actividad criminal, y guardó una copia del acuerdo que forma parte del llamado Archivo del Terror. Gracias a esos documentos, a las investigaciones realizadas en varios países y a los informes desclasificados por Estados Unidos a pedido de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, además la organización pro derechos humanos CELS, se conocen detalles del plan. 

Por ejemplo, que se articuló en tres fases: la primera para identificar a "los objetivos", la segunda para eliminarlos, y una tercera para realizar este tipo de operativos y asesinatos en países que no formaban parte del Cóndor. No fue hasta entonces que Estados Unidos mostró objeciones diplomáticas al accionar de las dictaduras sudamericanas.

No en vano muchos de los militares de esta región habían recibido formación sobre estrategias 'alternativas' para luchar contra el comunismo y el marxismo en departamentos relacionados con la CIA. Los miembros de Cóndor tenían además un sistema de comunicación encriptado, Condortel, cuyo centro operativo estaba en una base norteamericana en el Canal de Panamá. Además, se sabe que guardaban la información compartida entre los países en ordenadores, una tecnología que estaba por entonces muy lejos de Sudamérica.

El mismo año en que aquella reunión secreta se gestaba en Santiago de Chile, María Emilia Islas y Jorge Zaffaroni dejaban Montevideo, donde la dictadura de Bordaberry acechaba a los militantes de izquierdas, para intentar ponerse a salvo en Buenos Aires. La nueva vida les duró poco. En 1976 ya había un gobierno militar en Argentina y el Cóndor había sellado el destino de muchos como ellos, los que habían escapado. Ya no había fronteras para la persecución. No había donde esconderse.  

El 27 de septiembre de 1976 un grupo de tareas uruguayo secuestró al matrimonio y a su pequeña hija Mariana, de 18 meses. Los llevaron a uno de los centros clandestinos de detención más importantes de Buenos Aires: Automotores Orletti. Nunca más se supo de María Emilia ni de Jorge. En 1983 localizaron a Mariana, que había vivido como hija del agente de Inteligencia Miguel Ángel Furci, y de su esposa Adriana González.

Furci era el único civil imputado en la causa por la privación ilegal de la libertad de 67 personas y los tormentos padecidos durante sus cautiverios en Automotores Orletti, el ‘centro de operaciones internacional’ de la represión argentina. El jurado lo ha condenado por esos delitos a 25 años de prisión. 
En total, se han juzgado los casos de 105 víctimas –45 uruguayos, 22 chilenos, 14 argentinos, 13 paraguayos y 11 bolivianos–, además de las 67 víctimas sin relación directa con el Plan Cóndor de Automotores Orletti.

Condenan a exdictador argentino Bignone a 20 años de prisión por Plan Cóndor
Condenaron a exdictador argentino Bignone a 20 años de prisión por Plan Cóndor EFE
 Marcelo Gelman fue asesinado en 1976, poco después de ser detenido. Trece años más tarde se hallaron sus huesos en una tumba sin nombre en un cementerio bonaerense. Su esposa, María Claudia, sigue desaparecida. En 2000, a fuerza de resistir, como mandaban sus versos, el poeta Juan Gelman se reencontró con su nieta Macarena, que había sido robada tras nacer en cautiverio. Ella, querellante en el juicio, esbozó una pequeña sonrisa al oír la sentencia contra el verdugo de sus padres. 

Si Gelman hubiera conseguido resistir lo suficiente como para acompañarla, quizá hubiera derramado una lágrima por esa pena de cuatro décadas. Pero seguramente lo habría hecho sabiendo también que los versos –ni siquiera los suyos– no son infalibles, y que desde este día habrá, para el mundo, un poco menos de olvido. 

Concertos For Oboe & Oboe D'Amore


Así avanza la ultraderecha en la UE

El nacionalismo y la xenofobia acceden a las instituciones en países como Austria, Francia, Alemania o Reino Unido
 
Tan sólo 31.000 votos han evitado el domingo 22 de mayo la victoria de la ultraderecha en las presidenciales de Austria. Una inquietante advertencia de que las formaciones de ideología xenófoba y ultranacionalista no son ya sólo un peligro latente. Su cada vez mayor presencia institucional en los parlamentos regionales y nacionales de los 28 Estados miembros de la UE y en la Eurocámara en Bruselas es ya una realidad.

A continuación analizamos el avance de formaciones ultranacionalistas y xenófobas en ocho países de la Unión Europea.

1. Austria:
Norbert Hofer, candidato del partido austriaco ultraderechista FPÖ, prometió a mediados de abril que si ganaba las elecciones presidenciales  y si la economía no se reactivaba, disolvería el Gobierno. En Austria, el presidente tiene este poder. Hofer no ha ganado…, pero casi. Obtuvo un 49,7% de apoyo en segunda vuelta. En la primera consiguió ser la fuerza más votada con el 35,3% de los votos. Esto, frente a unos partidos tradicionales que solían abarcar entre ambos cerca del 80% de los votos.

Nacionalista, populista y xenófobo, el FPÖ se fundó hace más de 60 años. Sus primeros logros electorales se dieron a mediados de los años ochenta, de la mano de Jörg Haider.  En 1989 llegó a ser el partido más votado del Estado federado de Carintia. 

Las elecciones legislativas de 1999 lo colocaron como segunda fuerza del país con el 26,9% de los votos, los que le permitió acceder al gobierno mediante una coalición. En la década de 2000 el partido perdió mucha fuerza, principalmente por disputas y contradicciones internas, algo que acabaría con la salida de Haider de la formación. Pese a ello, el FPÖ comenzó su  remontada electoral en 2008, cuando alcanza un 17,5% de los votos en las elecciones legislativas.

En el Parlamento Europeo obtuvo su mejor resultado hasta el momento en 1996 con un 27,53% de las papeletas. Tras ir perdiendo votos en la siguiente década, a partir de 2004 comenzó su remontada. En los últimos comicios europeos, los de de 2014, obtuvo un apoyo del 19,70%.

 

2. Alemania:
En 2013, año de su nacimiento, AFD (Alternativa para Alemania) conseguía un apoyo del 4,7% en las elecciones legislativas. Se quedó fuera del Parlamento al estar fijado el mínimo para entrar en el Bundestag en el 5%. En los siguientes comicios –en los que se elegía a los representantes del Parlamento Europeo–, un año después, el porcentaje aumentaba hasta el 7%. El euroescepticismo, gestado en plena crisis griega, fue el principal argumento de la formación en sus primeros meses de vida.

Pese a estos resultados, AFD se presentaba como un partido prácticamente desahuciado hace casi un año debido a disputas internas. El cambio llegó cuando decidió cambiar de enemigo. El euro dejó de ser objetivo de sus ataques y el foco se trasladó a los refugiados. A principios de 2016 las encuestas lo situaban como tercera fuerza en el país, y el diario BILD aseguraba que había conseguido reunir más de 3 millones de euros en donaciones. Tanto la presidenta como la vicepresidenta de AFD llegaron a insinuar la necesidad de usar armas de fuego contra los refugiados que entrasen de forma ilegal en el país.

Junto con la plataforma Pegida (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente), AFD ha recuperado términos del imaginario ultranacionalista como Lügenpresse –“prensa de las mentiras o prensa mentirosa”–, o Überfremdung  –“sobreextranjerización”–.

La creciente polarización y radicalización política se confirmó en las elecciones regionales del pasado marzo. AFD alcanzó el 15% y el 12% de los votos en los Estados federales de Baden-Wurtemberg y Renania-Palatinado. En Sajonia-Anhalt llegó al 24%, situándose como segunda fuerza más votada, por delante de los socialdemócratas.

 

3. Polonia:
Las elecciones legislativas del 25 de octubre de 2015 supusieron un cambio de gobierno en Polonia. Plataforma Cívica –que había gobernado el país desde 2007 con una marcada agenda europeísta– daba paso al partido Ley y Justicia (PiS), que ganó los comicios con un apoyo del 37,6% y la mayoría absoluta en las dos cámaras del país.

Nacionalista y contrario a la llegada de refugiados, el partido ya se había hecho con la jefatura del Estado en las elecciones de mayo de 2015. Beata Szydlo, actual primera ministra del país, esgrimió poco antes de las elecciones el argumento del peligro terrorista si se aceptaban las cuotas de refugiados impulsadas por la UE. 

Medidas como el nombramiento de jueces afines en el Tribunal Constitucional
 –criticadas por pervertir el Estado de Derecho y la separación de poderes– o el control agresivo de los medios de comunicación públicos despertaban las voces de alarma en Europa. Pero lo cierto es que, desde su nacimiento en 2001, el apoyo a Libertad y Justicia ha sido muy amplio en Polonia. De hecho, ya gobernó entre 2005 y 2007, en una corta pero polémica legislatura. Esta vez, sin embargo, la mayoría absoluta –aplicada rápidamente para llevar a cabo profundas reformas legislativas–, un lenguaje revolucionario centrado en los valores patrióticos y tradicionales y un euroescepticismo claramente enfocado en rechazo de refugiados ponen en entredicho el Estado de Derecho en el país.

Su representación en Bruselas no ha parado de crecer desde 2004. En 2014 sus listas al  Parlamento Europeo obtuvieron el apoyo del 31,80% de los votantes polacos.

 
4. Grecia: 
Amanecer Dorado es probablemente el más extremo de los ultraderechismos institucionalizados de Europa. De hecho, el partido tiene como base ideológica, desde su fundación en 1985, el nazismo.

Su entrada definitiva en 2012 –tras dos intentos fallidos en 1994 y 1996– en las instituciones coincidió con el inicio de la crisis griega. También con el auge de su actividad violenta. Entre 2011 y 2013, el observatorio Racist Violence Recording Network registró más de 350 ataques racistas en el país. En 2013, miembros de Amanecer Dorado asesinaron a Pavlos Fyssas, un rapero y militante de izquierda griego.

Profundamente xenófobo, Amanecer Dorado no ha podido capitalizar en votos la llegada de miles de refugiados a las islas griegas a lo largo de 2015.  Aunque su voto creció porcentualmente entre los comicios de enero y septiembre, descendió en apoyos totales. Aun así, cerca de 400.000 personas optaron por esta formación en las últimas elecciones generales, lo que le permitió tener 18 diputados en el Parlamento.
En 2014, fueron más de medio millón los votos que recibieron en las elecciones europeas.
 

5. Francia:
El Frente Nacional cuenta con una larga trayectoria en la política francesa. Fundado en 1972, obtuvo su primer gran éxito electoral en 1986, cuando consiguió 36 escaños en el Parlamento, favorecido por  un cambio en la forma de escrutinio. 

Su fundador, Jean-Marie Le Pen, logró en 2002 colarse en la segunda vuelta de las presidenciales frente a Jacques Chirac. El excombatiente en la guerra de Argelia había obtenido un 16,86% de los votos, siete décimas más que el socialista Lionel Jospin, en la primera ronda. La unión de socialistas y conservadores permitió finalmente a Chirac imponerse con el 82,21% de los votos.

En 2011, la hija de Jean-Marie, Marine Le Pen, estableció una estrategia política de moderación y desdemonización que ha llevado al partido a importantes cotas de apoyo en las distintas elecciones celebradas en Francia. El Frente Nacional alcanzó el 17,90% de los votos en la primera vuelta de las presidenciales de 2012. 

La eclosión definitiva llegó en las europeas de 2014 y en los  comicios regionales de diciembre de 2015, donde el FN fue el partido más votado.

La lista ultraderechista obtenía un  apoyo del 24,86% en las elecciones al Parlamento comunitario. Lograba así 24 escaños.

En la primera vuelta de las regionales de 2015, el FN resultó vencedor en seis de las trece regiones metropolitanas. Dos de sus candidatas  –Marine Le Pen y su sobrina Marion Maréchal Le Pen– superaron el 40% del apoyo. Además, otros cuatro candidatos del FN llegaron a ser los más votados en el resto del país. Finalmente, en la segunda vuelta de los comicios, el partido alcanzó un porcentaje de voto del 27% y no consiguió hacerse con el poder en ningún gobierno regional.

 

6. Hungría:
En septiembre de 2015 el Parlamento húngaro aprobaba distintas medidas legales que preveían penas de hasta tres años de cárcel para aquellos que cruzasen su frontera de forma irregular, y de hasta cinco años si dañaban las vallas que se encuentran en ella.

Una muestra de la deriva autoritaria y ultraderechista tomada por el país. Detrás de ella, Viktor Orbán, primer ministro de Hungría desde 2010 y líder del partido Fidesz-Unión Cívica. Orbán ha llegado a proponer la restauración de la pena de muerte y la instalación de ‘campos de trabajo’ para refugiados.
En 2014, Fidesz volvió a ganar las elecciones legislativas con un 45,04% de los votos. Además, Jobbik, una formación con raíces ideológicas nazis, se situó como tercera  fuerza con un apoyo del 20,30%. Ese mismo año, las elecciones europeas dejaban a ambos partidos en la misma posición: primera y tercera fuerza, respectivamente.

En los últimos años ha habido denuncias de antisemitismo, homofobia y discriminación religiosa en el país. Guy Verhofstadt, líder liberal en el Parlamento Europeo, ya pidió en 2013 que la Comisión Europea activase el artículo 7 del Tratado de la Unión para determinar si existe en Hungría “un claro riesgo de seria ruptura de los valores democráticos europeos”.

Fidesz cuenta con 12 diputados en el Parlamento de la UE, un número suficiente para explicar la posición pasiva del Partido Popular Europeo ante el comportamiento del Gobierno de Orbán, miembro del mismo grupo parlamentario.   


7. Reino Unido:
Orden en el país y demonización de los inmigrantes. Estas eran las ideas principales con las que Nigel Farage, líder del partido ultraderechista y euroescéptico UKIP, llegaba a las elecciones generales de Reino Unido en mayo de 2015. El antecedente más cercano, los comicios europeos de 2014 que reportaron a la formación xenófoba 23 diputados –más que ningún otro partido británico– y un 26,6% en el porcentaje de voto. 

 

8. Suecia:
Otro de los ejemplos del ascenso de la ultraderecha en Europa se encuentra en Suecia. Demócratas de Suecia (SD), partido fundado en 1988 y con raíces supremacistas, ha cosechado un importante crecimiento en las distintas elecciones celebradas en el país en los últimos 15 años.

En 2010, el SD lograba por primera vez representación en el Parlamento sueco, con 20 parlamentarios y un 5,7% de los votos. En las siguientes elecciones legislativas, cuatro años más tarde, duplicaría ampliamente los resultados con cerca de 50 representantes, una séptima parte de la cámara.

Su crecimiento en las elecciones europeas también ha sido exponencial. En 2014 obtuvo casi un 10% de los votos y dos europarlamentarios en 2014.

 


sábado, 28 de mayo de 2016

Lo insondable del insomnio

 
Ekaterina Grigorieva - Untitled, 2010


 "Cuando el pájaro del sueño pensó hacer su nido en mi pupila, vio las pestañas y le aterró la red."

Ben al-Hamara

Luis Goytisolo: “La gente no percibe el manejo oscuro del poder”

El académico y Premio Nacional de las Letras, que presenta este fin de semana en la Feria del Libro 'El atasco y demás fabulas', reflexiona sobre su obra y sobre un mundo en el que, afirma, “ya no mandan los políticos”

El escritor Luis Goytisolo.
"Si hay imágenes que valen por mil palabras, hay páginas, hay frases, hay palabras, que valen por un millón de imágenes"
Luis Goytisolo. Discurso de ingreso en la RAE


No quita la mirada de los ojos mientras conversa. Los suyos, transparentes, están a la altura de una de las muchas ediciones del Quijote que alberga la Biblioteca Académica de la RAE. Cerca, un códice de Gonzalo de Berceo, tres autógrafos de Lope de Vega y el manuscrito de su Sueño de San Luis, el ensayo que donó a la Academia cuando a Luis Goytisolo (Barcelona, 1935) lo sentaron en la C mayúscula.

Hijo de un hogar sin madre, lazarillo de un padre enfermizo, su narración arranca en una infancia que niega dolorosa: “Eso es un mito. Yo fui un niño feliz”. Hermano pequeño de tanto talento, supone que lo de la escritura debió llegar con el ADN materno, “los genes de una bisabuela malagueña, Ana Mendoza, y una tía, Consuelo Gay”, unidos en la generación del poeta José Agustín, del premio Cervantes, Juan, y en la del creador de una de las obras cumbre de la literatura universal del pasado siglo.

“Los tres escribíamos desde pequeños –Juan y yo en la misma habitación- pero no teníamos ninguna relación literaria entre nosotros: ninguno sabía lo que escribía el otro. José Agustín se vino a Madrid a estudiar y no se enteró hasta que no publiqué Las Afueras”. Luis tenía 23 años. Su colega, el académico Emilio Lledó, estudiaba en Alemania, desde donde le envió una carta de dos folios. “No nos conocíamos de nada. Y la suya fue la mejor crítica que escribieron sobre la obra”.

Antes de aquella primera vez, la revista de los salesianos, donde estudiaba bachillerato, ya tuvo el privilegio de llevar la firma de un Goytisolo adolescente al que su profesor de literatura había encargado dos necrológicas sobre Chesterton y Salinas. Y hubo decenas de relatos que Luis destruía sistemáticamente cuando comenzaba el siguiente. “Estaba madurando”, justifica el perfeccionismo. Sólo salvó uno, Las monedas, que sin embargo corrió el destino de sus predecesores cuando la censura franquista cerró la revista en la que se publicó. La dictadura, que le llevó a abandonar los estudios de Derecho en Barcelona para afiliarse al Partit Socialista Unificat de Catalunya, el PSUC.

 “No éramos comunistas; éramos simplemente antifranquistas. Y en la oposición, era lo único que funcionaba. De los 120 presos políticos que coincidimos en Carabanchel, más de cien éramos del PC”. Luis fue encarcelado tras asistir en Praga al VI Congreso del Partido Comunista checo. Pasó casi cuatro meses en una celda. Y benditos días en los que comenzó a preparar su tetralogía Antagonía.

Diecisiete años y 1.112 páginas –“muchas más de las que yo suponía”, sonríe- que empezó a escribir en 1963, en el papel higiénico que el dirigente socialista Antonio Amat consiguió sacar de prisión en una entrevista con su abogada. Ahí nacería lo que muchos sitúan entre la docena de imprescindibles de la literatura universal del siglo XX. Él, que asegura no ser humilde, sólo reconoce: “Fue en Antagonía donde encontré mi propia voz, donde conseguí el esquema”, dice el autor que convirtió la estructura en su seña de identidad.

 Explica que la novela, que es la historia de una novela, “es como un yacimiento del que proceden una serie de vetas que he ido desarrollando en otras. Prácticamente todo lo que escribo es el desarrollo de algo presente en Antagonía. Experiencias de carácter autobiográfico, elementos que rozan el ensayo, la parodia, el sentido del humor. Todo parte de ahí”. Y se lanza después a la sinopsis de los descendientes de la Estructura (con mayúscula) de los que habla como si no le pertenecieran.

Estela de Fuego que se aleja es la historia de un tipo que, insatisfecho con la vida que lleva, piensa en escribir una novela. Él se llama A. El protagonista se llama B. A B, que vive a salto de mata, se le ocurre que debiera escribir una novela y que el protagonista se llamase A. Al final el lector no sabe quién es verdaderamente el autor”, y se carcajea con la travesura literaria.

Desafíos, los llama el Premio Nacional de Narrativa y Premio Nacional de las Letras, entre tantos otros. Como el de Paradoja del Ave Migratoria, una novela que transcurre en los minutos en los que muere por infarto el protagonista. O el de Diario de 360º, en el que cada día de la semana corresponde a un género distinto. Y, por supuesto, los de las fábulas que comenzó a escribir durante el franquismo y que ahora, como hizo con Antagonía, presenta en un solo volumen: El atasco y demás fábulas.

“La primera empecé a escribirla en el 68 y sigue siendo actual. Me sorprende que en la España franquista ya intuyera cosas que están ocurriendo hoy”. Y responde con un rotundo “casi nada”, a la pregunta de qué no ha cambiado desde entonces. “Las estructuras, lo visible, sí. El fondo, no”. Porque sus fábulas, onirismo, humor, juegos de palabras cargadas de una profunda crítica al mundo contemporáneo, hablan de lo que llama “el manejo oscuro del poder”. También, explica, “de la inconsciencia de la gente que no percibe la situación, no se da cuenta de lo que está pasando que, por otra parte, es muy difícil de saber”.

Portada del libro 'El atasco y demás fábulas', de Luis Goytisolo. Y pone como ejemplo los años posteriores a las primaveras árabes: “Llevamos un montón de años después de aquello en una situación extraña que provoca muerte y destrucción. ¿Por qué ha empezado de repente el éxodo masivo de refugiados? ¿A quién le interesa que Europa ahora se sature?”, deja en el aire la pregunta cuya respuesta se intuye en su siguiente reflexión: “Ya no mandan los políticos. Manda el mercado. Lo que pasa es que el mercado, en el fondo, son unos cuantos millonarios que podrían pagar la deuda griega sin que les afectase mucho al bolsillo. Ellos son los que dictan la política”.

No es pesimista sobre el futuro de la humanidad –“en general, la mayor parte de la gente vive mejor”, afirma-, pero le cambia el gesto cuando se plantea lo impredecible de ese manejo oscuro del poder: “El mayor riesgo es que, en este mundo operado por inversores, se produzca un cataclismo. Porque los ricos pueden perder su dinero, como ya ha ocurrido. Entonces, no sé que pasará, no sé a qué volveremos”, se lamenta.

En El atasco, único relato inédito de la tetralogía, Goytisolo también fabula sobre la desaparición de las clases y lo evanescente de la sociedad. “En un fragmento, explico que la regla de oro es que el asalariado gane lo suficiente para que pueda ser al mismo tiempo un consumidor. No hay clase obrera. Las clases medias están desapareciendo ¡y eso lo sabemos bien quienes procedemos de ellas!”, exclama. “El problema es que se piensa cada vez menos. El pensamiento se diluye en pequeños mensajes, en las ocurrencias que recibes en el teléfono. Y el verdadero peligro es la pérdida del tiempo”.

Él, que no se reconoce enemigo de un pequeño aparato que saca cuando afirma que sólo lo usa "para hablar, mandar mensajes y whatsapp”, reparte estos días el suyo entre el campo tarraconense y Madrid, la ciudad a la que quiere volver: “He pasado muchas épocas de mi vida en el campo pero, al final, tengo tantas cosas que hacer aquí…”. De momento, este fin de semana, rubricar su Atasco y demás fábulas en la Feria del Libro. Después, seguir pensando. Y escribiendo. Tiene previsto presentar nueva novela en noviembre. No desvela más. Los regalos, siempre mejor por sorpresa.

"El ser humano ha conocido tiempos más sombríos; tan bobos, posiblemente no. Decididamente el mundo está más necesitado que nunca de un pensamiento estoico adecuado al presente, de un neoestoicismo. O de un nuevo epicureísmo. De cualquiera de los dos. O mejor: de los dos" 

Luis Goytisolo. Frustración y narcisismo  



jueves, 26 de mayo de 2016

¿Tan sólo una ilusión?


Einstein y Michelel Besso
 Uno de los documentos más emocionantes sobre Einstein es la serie de cartas que intercambió con su viejo amigo Michele Besso. Einstein solía ser muy discreto sobre sus cosas íntimas, pero con Besso mantenía una relación distinta. Se conocían desde jóvenes, cuando Einstein tenía diecisiete años y Besso veintitrés. Besso ayudó a la primera mujer y a los hijos de Einstein cuando éste tuvo que dejar la familia en Zürich para trabajar en Berlín. Les unía un gran afecto a pesar de que, con los años, sus respectivos intereses llegaran a discrepar. Besso fue inclinándose progresivamente hacia la literatura, la filosofía, profundizando en el significado mismo de la existencia humana; sabía que, para que Einstein respondiera, había que plantearle problemas de índole científica, pero a él su investigación le iba llevando cada vez más lejos de la simple ciencia. Es una amistad que duró toda una vida, hasta la muerte, en 1955, de Besso, pocos meses antes de la de Einstein.
    En el período comprendido entre 1940-1955, Besso no cesaba de insistir sobre el problema del tiempo. ¿Qué es la irreversibilidad? ¿Qué relación tiene con las leyes de la física? Y Einstein, pacientemente, le respondía una y otra vez que la irreversibilidad era una ilusión, una impresión suscitada por unas condiciones iniciales improbables. Pero Besso no acaba de considerarse satisfecho. Su último artículo, a los 80 años, intenta conciliar la relatividad general con la irreversibilidad del tiempo. Pero Einstein apenas valoraría este empeño, y su comentario fue: "Estás pisando terreno resbaladizo. No hay irreversibilidad en las leyes fundamentales de la física. Debes aceptar la idea de que el tiempo subjetivo, con su insistencia sobre el ahora, no posee significación objetiva". Al morir Besso, Einstein escribió a la hermana y a los hijos de éste: ."Michele se me ha anticipado en dejar este mundo absurdo. Es algo que no tiene importancia. Para nosotros, físicos convencidos, la distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una ilusión, por persistente que sea".  [...] Einstein era un solitario que escribía a Besso: "Lo que tanto admiro de ti es que te entiendas bien con tu mujer, mientras que yo no lo he podido conseguir con ninguna de mis dos esposas". Sus relaciones con los dos hijos habidos del primer matrimonio fueron tensas y, más que esto, vivió un período histórico siniestro, marcado por un antisemitismo, latente y luego declarado, y por las dos guerras mundiales. No es de extrañar que, para él, como sucediera antaño con Demócrito y Epicuro, el conocimiento, la ciencia, fuera el medio para liberarse de un mundo turbulento y acceder a un mundo de razón, belleza y paz.



¿Tan sólo una ilusión?
Ilya Prigogine

miércoles, 25 de mayo de 2016

El exnarco que testificó contra el clan de los Charlines: 'Estoy vivo porque ellos quieren'


Foto: Fernando Bernal
 Manuel Fernández Padín fue una de las primeras personas que obtuvo protección del Estado y su testimonio sirvió para sentar en el banquillo de los acusados a los miembros de una de las mayores organizaciones de narcotráfico de España, el clan gallego de los Charlines, para quien había trabajado.

La sentencia, que siguió a la operación Nécora, liderada por el entonces joven juez instructor de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, mandó a prisión a Alfredo Cordero, casado con una hija del patriarca. Manuel Charlín Gama, el capo di capi, caería cinco años después, en 1999.

Miembro de la generación perdida de Vilanova de Arousa, un grupo de chicos de un equipo de fútbol que acabó consumido por las drogas, Fernando Padín es uno de los tres supervivientes de esa joven alineación. La mayoría, convertidos en toxicómanos, sufrieron enfermedades asociadas a su adicción como el SIDA o la hepatitis C y murieron.

La droga golpeó por partida triple a este exnarco arrepentido. Fernández Padín ya ha perdido una veintena de amigos de juventud, padece psicosis maníaco depresiva debido al consumo de LSD y tras integrarse en la organización de los Charlines para encontrar una salida económica en el contrabando de tabaco, se convirtió en descargador y distribuidor de droga. La mala conciencia le llevó a testificar contra Cordero y uno de los hijos de Charlín Gama.

Ahora vuelve a denunciar que, con el pretexto de la crisis, le retiraron las ayudas y los escoltas que le protegieron hasta 2011. "Si estoy vivo es porque los Charlines quieren, porque con su dinero y poder lo pueden todo".

VICE News: ¿El clan de los Charlines sigue en el negocio del narcotráfico?Manuel Fernández Padín: Sólo hay que leer los periódicos. A finales de 2013, Yolanda Charlín, la sobrina del patriarca, fue detenida por su vinculación con el mayor laboratorio de heroína de la Unión Europea. Yo ya no tengo contacto con ellos, sólo te puedo decir que siguen teniendo poder, porque el poder se compra con dinero, y que yo sigo vivo porque ellos así lo quieren.

¿Temes que algún día quieran vengarse por la declaración que realizaste contra ellos hace 26 años?El miedo no me sirve de nada, pero tienes que pensar que el crimen organizado siempre va de la mano de la corrupción. Yo ya no tengo protección, me la quitaron en 2011 aduciendo que, con la crisis, ya no había dinero, así que cualquier día me puedo encontrar con una sorpresa. Sé que conocen a gente que trabaja en la administración pública, como un cargo del INEM en Galicia, por ejemplo, y que podrían encontrar mis datos y localizarme fácilmente. Tienes que pensar que la última vez que fui a mi pueblo uno de los grandes narcos de la zona estaba tomando algo con un grupo de policías municipales uniformados en la terraza de un bar, o que Sito Millán, el narco de Cambados, consiguió documentación falsa en una comisaría de la policía...

¿Cuándo y cómo lo pudo conseguir?No importa el caso concreto, no te puedo hablar de ello porque no está acreditado, pero lo cierto es que los Charlines tienen cientos de millones de euros y acceso a todas las personas que quieran. A través de directores de bancos, personal hospitalario, cuarteles y políticos pueden llegar hasta ti.

¿Y qué hace un clan como el de los Charlines con cientos de millones de euros?Los Charlines han comprado gasolineras, fábricas de conserva, cetáreas de marisco, han creado empresas inmobiliarias, adquirieron casas como el Pazo de Vista Real y hasta enterraban el dinero dentro de los lindes de sus propiedades o incluso en el monte, en lugares que sólo ellos sabían.

¿Por qué te metiste en el negocio del narcotráfico?Nunca fue mi intención. Todo empezó con una noche de marcha en Portonovo. Ese día me fui con unos amigos y me tomé tres dosis de LSD. Yo ya había probado la cocaína, las anfetaminas, la heroína, pero lo que más me gustaba eran los tripis. Esas tres dosis me destrozaron la vida para siempre. Estaba confuso, deprimido...Perdí el trabajo, luego mi mujer me dejó. Empecé un periplo por diferentes psiquiatras, porque no lograba recuperarme.

¿Qué te pasaba?Me diagnosticaron psicosis maníaco depresiva, pero yo seguía sin estar bien. Tuve algún trabajo, incluso monté un pub pero no funcionó. Me marché, primero a Sidney y luego a Canarias, para rehacer mi vida, pero no me relacionaba con la gente, conseguía trabajos muy malos, dormía en la calle. Así que decidí volver y dedicarme al contrabando de tabaco. Todos los jóvenes de Vilanova de Arousa habían tocado el tema y Manolito Charlín, hijo del patriarca, había sido uno de los miembros de mi pandilla cuando era niño. Cuando regresé, le pedí trabajo.

¿Y empezaste con el contrabando?No, eso es lo que yo creía. Primero me requirieron para cruzar la frontera con Portugal con sus coches porque, por aquel entonces, Manolito y su hermano Melchor, estaban en busca y captura. Ellos viajaban a América Latina desde Lisboa y me utilizaban para pasar sus vehículos [que la policía tenía fichados] por la frontera. Ellos cruzaban por el río Minho y yo les dejaba o les recogía según si iban o volvían en A Cañiza, al lado de la frontera. Siempre me paraban, me decían que ese coche era de los Charlines, me llevaban a comisaria porque sabían que algo raro había en un tipo como yo con un Mercedes de alta gama de los Charlines, pero no podían detenerme.

¿Y luego?Luego, un día, Melchor me llamó y me dijo "vístete con ropa oscura y estate a las 22h en casa, que pasaré a recogerte". Yo pensé que íbamos a descargar tabaco de contrabando pero no fue así. Fuimos a cenar al restaurante Los Abetos, en el pueblo de Nigrán, y allí tuvimos una reunión con las ocho personas con las que íbamos a hacer la descarga. Fue en un acantilado, un lugar muy complicado. Tuvimos que subir a cuestas paquetes de 25 kilos de hachís desde la lancha, en la que un señor de Cambados trajo la droga, hasta la furgoneta que estaba pasado el acantilado, en el monte.

Y te diste cuenta que era hachís...Sí, había como unos 7.000 kilos. Esa noche fue horrible no sólo por eso sino también porque al subir el segundo paquete estaba exhausto. Yo, por aquel entonces, estaba muy gordo debido a la medicación, tomaba Tranxilium y Prozac, y llevaba tiempo sin hacer deporte alguno. Recuerdo que me quedé en un chalet que había en construcción, pasaba por ahí para acceder al monte y me quedé extenuado en una habitación llena de escombros. Dos días más tarde, incautaron 5.000 kilos de esa descarga en un camión holandés. Luego repartí por la zona el hachís que no lograron confiscar.

¿A quién?A veces a conocidos, gente de allí que todo el mundo sabe que son narcotraficantes por su nivel de vida, porque tienen negocios que salen de la nada, otras a personas que no conocía de nada. Melchor me decía donde debía hacer la entrega, lo llevaba a cafeterías o lo entregaba detrás de un hotel, en un rincón del monte...

También descargaste cocaína...Sí, eso ya fue en agosto de 1989, unos tres meses después. Otra vez me llamó, me dijo que me vistiera de oscuro y que me pasaba a recoger. Pero en aquella ocasión fuimos cerca del Cabo Touriñán, en la Costa da Morte. Esperamos en la cocina de un ultramarino, que tenía tienda y bar. Pero la lancha no llegaba y se hizo demasiado tarde. Regresamos dos días después y descargamos 700 kilos de cocaína de la planeadora. La llevaba un paisano e iba acompañado de tres colombianos. Llenamos un Citroën BX con toda la droga. Estaba el conductor y todo el resto del habitáculo del coche, o sea el maletero, los asientos de detrás, los de delante, e incluso encima del conductor, todo estaba lleno de paquetes de un kilo de cocaína. No sé ni como el hombre que conducía podía ver la carretera.

¿Te tocó repartir?Sí, y también guardar cantidades de 10 kilos en casa. Pero empecé a arrepentirme, yo estaba mal por la droga y muchos de mis amigos habían muerto por eso. Así que decidí que debía contar lo que estaba pasando y me puse en contacto con un periodista de la televisión gallega. Expliqué, en una entrevista grabada, con la voz distorsionada y la silueta oscura que estaban entrado grandes cantidades de cocaína, pero tuve muy mala suerte...

¿Por qué?Porque cuando lo emitieron estaba en un bar del pueblo y el nieto del patriarca, un chico que se llamaba Francisco, me reconoció. Se acercó a mi y me dijo: "se ve que eres tú, tus rizos, la silueta, las pausas que utilizas cuando hablas...". Ya no había marcha atrás. Al cabo de nada, me detuvo la Guardia Civil. Fue después de una entrega frustrada en un centro comercial de Pontevedra, los clientes no aparecieron y yo tiré los 4 kilos de cocaína en los contenedores donde descargaban las mercancía y me fui. El problema fue que el guardia jurado del centro comercial, que me conocía, vio que entraba con una bolsa y salía con las manos vacías, me preguntó y me inventé una excusa pero llamó a la Guardia Civil y encontraron la droga. Me detuvieron poco después.

Y decidiste confesar...No, inicialmente, no. Me decidí al ver que me dejaban colgado, que no me mandaban ningún abogado y que no me habían pagado lo que aún me debían. Eso fue en un cuartel en Pontevedra. Luego, pasé por diversas prisiones. En Carabanchel, por ejemplo, estuve con los presos más peligrosos en celdas de aislamiento por motivos de seguridad. En esa cárcel, pero en la galería número 5 también estaban los que yo había denunciado. A veces, los veía por la ventana. Entonces fue cuando me reclamó Baltasar Garzón, que era juez de instrucción de la Audiencia Nacional y ya contaba con el testimonio de otro arrepentido, Ricardo Portabales. Nuestros testimonios sirvieron para llevar a cabo la operación Nécora [la investigación que propició en los noventa el primer macrojuicio contra los clanes gallegos de la droga]. Garzón siempre quiso que acusara a Manolito Charlín.

Sin embargo, no lo hiciste...No, yo le dije que Manolito no me dio órdenes, que era Melchor, su hermano, pero Garzón insistía porque pensaba que Manolito mandaba más, que el otro no tenía tanto cerebro. Yo le conté lo mismo que había contado en el cuartel de Pontevedra a la Guardia Civil. Sin embargo, él me presionaba, me hizo declarar dos veces sin abogado y en una de ellas apareció Ricardo Portabales e intentó dirigir mi declaración, me decía "cuéntale esto, háblale de aquellos...". Yo confesé lo que quise confesar e impliqué a la gente que me dejó colgado. Impliqué a Melchor y a su cuñado Jorge Outón. Todo era verdad, pero no toda la verdad. Yo no quería meterme en fregados demasiado gordos, es un tema muy dedicado, tratas con gente muy importante que está en contacto con los colombianos, la cocaína venía de Colombia.

¿Te ofreció protección?Eso fue más adelante, en 1990, cuando como procesado decidieron excarcelarme. Me vino a buscar la policía judicial de Canillas a Burgos, donde una amiga me acogió y me dijeron que si declaraba se harían cargo de mi vida para siempre, de todos mis gastos, que iba a tener protección, un sueldo, casa, trabajo... Que el Ministerio del Interior y Garzón se habían comprometido. Después, Garzón me lo confirmó.

¿Cómo fue el juicio?El juicio duró 8 meses, se tuvo que acondicionar una sala en la Casa de Campo de Madrid, porque en la Audiencia Nacional no cabíamos. Éramos 40 y pico procesados, una cuarentena más de abogados, medios de comunicación. Fue tenso al principio, se habían creado muchas expectativas y Jorge Outón [el cuñado del patriarca Manual Charlín Gama] me amenazó, me hizo el gesto como si me fuera a degollar.

¿Alguien volvió a amenazarte después del juicio?No directamente, pero una vecina me contó que unos suramericanos me fueron a buscar a un piso que tenía con mi pareja en ese momento en Madrid. En Galicia, cuando fui a visitar a mi familia, me quemaron el coche y una vez también hicieron pintadas en el pueblo donde ponía traidor, hijo de puta...

¿Volverías a confesar?No lo sé, pero sí quise olvidar. Tiré a la basura todo el sumario del caso Nécora, eran unas 15 cajas repletas de documentos.


 Fuente:https://news.vice.com/es/article/manuel-fernandez-padin-exnarco-arrepentido-testifico-contra-charlines?utm_source=vicenewsestw

Cascos azules montaron en Líbano una red de tráfico de alimentos

La ONU y Líbano investigan un fraude en la reventa de comida en supermercados libaneses

Un soldado de Unifil saluda a un autobús escolar en Adaisseh, al sur de Líbano, en diciembre. AFP

 En la sede de la Fuerza Interina de la ONU para Líbano (Unifil) se lleva a cabo actualmente una investigación interna para aclarar el fraude en la reventa de raciones de comida que, destinadas al uso exclusivo de las tropas, han sido localizadas en las estanterías de supermercados libaneses. Alertado por consumidores locales, el Ministerio de Economía libanés también ha abierto una investigación para esclarecer cómo esos productos han llegado a los comercios públicos. Consultados por EL PAIS, tanto el portavoz de Unifil, Andrea Tenenti, como la directora general del Ministerio de Economía, Alia Abbas, confirman las investigaciones en curso sin proveer más detalles, y subrayan que el caso es confidencial. “Unifil ha tomado las medidas apropiadas, que son internas a la misión y ello en estrecha coordinación con el Cuartel General de la ONU”, declara mediante correo electrónico Tenenti.

Según los testimonios coincidentes de tres trabajadores internacionales y otros tres locales de Unifil a este diario, la fraudulenta red que ha originado la investigación involucra tanto a conductores y comerciantes libaneses como a cascos azules a cargo de la recepción de alimentos en al menos cinco de los 21 puntos de distribución con los que cuenta la misión para avituallar a unos 10.000 soldados. Los testimonios de R.D., trabajador de una empresa subcontratada que suministra víveres a las tropas y que después de que se abriera la investigación de la ONU fue despedido bajo la sospecha de estar implicado en la trama, y el de otro trabajador vinculado a la red, aseguran que el monto de los beneficios obtenidos con la reventa ilegal supera los cuatro millones de euros en los últimos cinco años.

Productos de Unifil en supermercados libaneses

“Hace décadas que la comida de Unifil se vende en los supermercados libaneses”, dice Munir G., vecino de Tiro, al sur del Líbano y a 20 kilómetros de Naqura, el cuartel general de las tropas de la ONU que vigilan el alto el fuego en la frontera con Israel. “No se molestan ni en quitarles las etiquetas”, añade. Cuatro meses atrás, un consumidor protestó por la oferta de paquetes de fideos con la etiqueta ‘No para la venta. Para el consumo interno de la ONU exclusivamente’, en el supermercado Charcuteríe Aun, en la periferia de Beirut. Meses antes, paquetes de gambas congeladas portando la misma etiqueta se vendieron en el supermercado Al Janoub, en Tiro. “Pusimos una queja ante el departamento de protección del consumidor del Ministerio de Economía” dice Sandy Isa, quien denuncia a través de la página web Al Taharri los casos de fraude en Líbano. “Los productos fueron retirados inmediatamente pero no nos han dado más información hasta ahora”, añade.

“Abrimos una investigación”, confirma desde su oficina en Beirut Tarek Younes, director de la unidad Antifraude y Protección del Consumidor del Ministerio de Economía libanés. Younes asegura que el caso fue remitido a la directora general del Ministerio de Economía, Alia Abbas, quien reitera a EL PAIS que los detalles son confidenciales. Un trabajador del Ministerio de Economía, que prefiere no dar su nombre por miedo a perder su puesto de trabajo, asegura que tres personas de la Unidad de Seguridad de Unifil —departamento a cargo de las investigaciones internas— visitaron en dos ocasiones a Abbas en los últimos cuatro meses. “Querían saber qué informaciones y pruebas había”, asegura.

Una trama fraudulenta y sistémica
Desde 2006 hasta 2015, la empresa italiana Es-Ko ha logrado contratos multimillonarias por los cuales se hace cargo de la compra y distribución de alimentos para aprovisionar a las tropas de Unifil. En 2012, obtuvo una licitación por valor de 132 millones de euros para suministrar alimentos y agua a cinco misiones de la ONU en el extranjero. Para operar en Líbano, Es-Ko subcontrató a una empresa local para que gestionara el personal. La empresa italiana es responsable del transporte de alimentos desde el almacén central, situado en la localidad de Kasmiyeh y dentro de la zona de operaciones, hasta los 21 puntos de distribución donde operan los diferentes batallones. Desde 2007 hasta 2015, R.D., asalariado de la subcontrata libanesa, fue una de las cuatro personas a cargo de supervisar la distribución bajo órdenes de Es-Ko. Su superior ha sido transferido tras finalizar su contrato en Líbano. Los dos subordinados encargados del equipo de conductores han abandonado el país tras ser también despedidos y acusados por la empresa de participar en la trama.

Paquetes de productos destinados al consumo de Unifil tomadas por un consumidor libanés en el supermercado Charcuterie Aoun y facilitadas por AlTaharri.com.
 En 2010, R.D. informó tanto a la subcontrata libanesa como a Es-Ko de las irregularidades que observó. “Me dijeron que necesitaban pruebas así que decidí hacer creer a mis compañeros que iba a participar en el fraude”, explica insistiendo en que nunca participó de los beneficios, a pesar de haber sido acusado de ello por la empresa. R.D. asegura que esta red fraudulenta estuvo activa desde 2010 hasta 2015. Los testimonios de seis trabajadores internacionales y locales de Unifil, civiles y militares, confirman las informaciones provistas por R.D., que inculpan a soldados internacionales a cargo de la recepción de comida en cinco puntos de distribución bajo el mando de los batallones de Italia, Ghana, Nepal, Malasia e Indonesia.

Lejos de tratarse de un caso aislado, los testimonios de los seis trabajadores, con amplia experiencia en la misión, indican que se trata de un sistema enraizado. Los soldados a cargo de la recepción de alimentos en cada punto de distribución son relevados cada cuatro o seis meses. Una rotación que implicaría a un mínimo de 50 cascos azules en dicho cargo entre los años 2010 y 2015. Informes confidenciales de la ONU filtrados por Wikileaks denuncian casos de fraude en años anteriores en la misión. “La investigación valora en 1,5 millones de dólares [1,35 millones de euros] las pérdidas estimadas”, se lee en un informe interno de 2007 relativo a la reventa ilegal de suministros para las tropas a comerciantes locales libaneses. Un patrón de fraude que ya fue detectado en 2006, según el mismo informe, y posteriormente, según la auditoría realizada en 2009.

En un café de Beirut, R.D. detalla como funciona el sistema fraudulento. Las órdenes de compra de cada batallón se reciben en el almacén central donde opera Es-Ko junto a un oficial de Unifil. Las raciones de comida son distribuidas semanalmente por los conductores subcontratados a bordo de siete camiones con capacidad total para 80 toneladas. Los productos se distinguen entre congelados (mayoritariamente importados), comida seca, y frutas y vegetales (comprados en Líbano). Las puertas de los camiones son selladas a la salida del almacén con un cierre metálico, cuyo código se refleja en una nota de entrega. Las notas de entrega, donde se detallan las cantidades y los productos cargados en los camiones, han de ser firmadas por el soldado responsable de la recepción de alimentos en cada base, tras cotejar la carga y el código del sello metálico. Dos trabajadores del almacén confirman que estas notas de entrega fueron firmadas y, por lo tanto, autorizadas por los soldados de Unifil a cargo de los puntos de recepción en las bases militares durante esos años.

“Antes de salir del almacén, los conductores envían las notas de entrega por whatsapp a los cascos azules a cargo de los puntos de distribución, quienes cotejan esta nota con los stocks disponibles en las bases. Después de ver los excedentes que tienen en el almacén, le comunican al conductor los productos y cantidades que habrán de permanecer en los camiones una vez finalicen la descarga”, relata R.D. Tras abandonar la base militar, los conductores revenden el remanente de comida a compradores locales con los que han pactado previamente el precio.

Un fraude de cuatro millones de euros en cinco años
“Estamos hablando de un mínimo de 13.000 euros mensuales por punto de distribución”, calcula R.D. Estas cifras atañen a tan sólo cinco de los 21 puntos que nutren a las tropas y alcanzan los 4 millones de euros en el último lustro. Lo que supone un 5,7 % del presupuesto anual de 14 millones de euros destinados a alimentar a los uniformados de Unifil. Un trabajador libanés implicado en la trama, que prefiere mantener el anonimato, confirma la cifra y asegura que las ganancias son repartidas entre los soldados internacionales y los conductores libaneses partícipantes. “No es fraude, sino un negocio con una comida que, de todas formas, sobra y cuyos ingresos pueden doblar, o triplicar, el sueldo mensual de 870 euros que cobran los conductores”, dice. En cuanto al beneficio extraído por los comerciantes libaneses, éstos obtienen un producto de alta calidad y exento de tasas a un precio que puede ser un 50% por debajo de su valor real según describe un informe confidencial de la ONU filtrado por Wikileaks, en relación al mismo patrón fraudulento en la misión de Liberia.

Tras identificar stocks descompuestos por falta de consumo, diversas auditorias de la ONU señalan que hay excedente de alimentos destinados a las tropas. Ese recurrente exceso de stocks ha permitido el desarrollo de una red fraudulenta y lucrativa para un puñado reducido de soldados internacionales y trabajadores locales en la cadena de distribución. Ghana (con 870 cascos azules) e Italia (con 1.206 soldados y actualmente al mando del destacamento) son los dos batallones más activos en la reventa ilegal de comida, entre los cinco señalados tanto R.D como por otros seis trabajadores internacionales y locales de Unifil.
Frente a las acusaciones vertidas, este diario intentó contactar con los responsables de los cinco batallones mencionados así como con los departamentos de Raciones de Alimentos y de Seguridad Interna de Unifil siendo sistemáticamente remitidos para toda declaración oficial al portavoz de la misión en Líbano, Andrea Tenenti, quien declina entrar en detalles sobre la fraudulenta red, alegando vía correo electrónico que no se puede "especular hasta que la investigación no esté concluida".

Imagen que muestra paquetes de fideos destinados al consumo exclusivo de Unifil tomadas por un consumidor libanés en el supermercado Charcuterie Aoun, en las afueras de Beirut y facilitadas por AlTaharri.com
 “En una ocasión y pocos días después de un reparto, los soldados ghaneses se quejaron de que pasaban hambre porque sus frigoríficos estaban vacíos”, asegura R.D. “Se abrió una investigación interna en el batallón ghanés tras la reventa de paquetes de noodles a comerciantes locales”, cuenta uno de los trabajadores de Unifil. “Resultó que los soldados malayos revendieron el excedente de fideos a través de la mediación de los cascos azules ghaneses, que disponen de un amplio circuito de clientes locales”, añade este extrabajador.

Consultada por correo electrónico el 24 de marzo de 2016, la directora de la División Interna de la Oficina de Servicios de Supervisión Interna de Naciones Unidas (OIOS), Eleanor Burns, remite a este diario a las las auditorías anuales que asegura son de acceso público desde 2013 a través de la página web oficial. Sin embargo, no están disponibles. Según informaciones provistas por tres trabajadores internacionales y locales de Unifil, la auditoría interna inicialmente prevista para el próximo mes de setiembre en Líbano ha sido adelantada de seis meses. Lleva cinco semanas en marcha y está siendo “inusualmente exhaustiva respecto a años anteriores”. Los repetidos casos de fraude señalados en los informes internos o confidenciales filtrados por Wikileaks repiten la necesidad de instaurar medidas de control que prevengan el fraude, como el uso de medidores eléctricos para el consumo de combustible o inventarios de stock para los alimentos.

Generalmente, los productos más atractivos para los vendedores locales son los congelados, por su alto precio, y las gambas, por su alta demanda. Este producto dio pie hace un año a la investigación interna de la ONU, actualmente en curso, al ser localizado en varios supermercados libaneses con la citada etiqueta que prohíbe su comercialización. “En 2015, conforme subieron los precios en el mercado local aumentó la demanda de gambas, y sobre todo en los batallones de Italia y Ghana”, asegura un antiguo trabajador libanés del almacén central. El presupuesto destinado al consumo de gambas para los cascos azules supera el medio millón de euros anuales.

En la mañana del 9 de abril de 2015, R. D., junto con otros dos responsables de la cadena de supervisión de la distribución, fueron despedidos cuando tanto Es-Ko como la subcontrata local tomaron finalmente medidas contra la fraudulenta red denunciada cinco años atrás. R.D asegura que ningún empleado de la ONU le ha contactado en relación a la investigación en curso. Hasta ahora, no ha trascendido que ningún soldado haya sido sancionado. Sin embargo, la empresa italiana y los conductores supuestamente implicados continúan trabajando hoy en la distribución de alimentos en calidad de asociados de la empresa kuwaití KGL, a cargo de suministrar alimentos a Unifil desde 2014.


Fuente:  http://internacional.elpais.com/internacional/2016/05/19/actualidad/1463693834_373926.html?id_externo_rsoc=TW_CC

lunes, 23 de mayo de 2016

Elijah Wood denuncia “pederastia organizada” en Hollywood



El actor estadounidense Elijah Wood ha denunciado la abundancia de pederastas protegidos por altos cargos en Hollywood en una entrevista al diario británico ‘The Sunday Times’. El actor, conocido sobre todo por el papel del hobbit Frodo del Señor de los Anillos, afirmó que cuando llegó a Hollywood con 8 años de edad, su madre se vio obligada a protegerlo de abusos.

El actor recordó el escándalo que sacudió al Reino Unido no hace mucho, cuando el icónico presentador de la BBC Jimmy Savile abusó sexualmente de cientos de menores, niños y niñas, algo que fue investigado tras su muerte en 2011. “Todos ustedes crecieron con [los programas de] Savile… Dios, debe ser aturdidor”, dijo Wood refiriéndose a aquel escándalo. “Está claro que algo mucho mayor estaba pasando en Hollywood. Estaba todo organizado”, agregó.

A su juicio, “es probable que estas cosas sigan sucediendo”. “Si eres inocente, tienes muy poco conocimiento sobre el mundo y quieres tener éxito, la gente parasitaria te verá como su presa”, aseveró. En su opinión, lo más triste es que “las víctimas no puedan hablar tan alto como la gente en el poder”. “Hay una tragedia en intentar revelar lo que está pasando a gente inocente”, concluyó Wood.


Fuente:  http://www.yometiroalmonte.es/2016/05/23/elijah-wood-denuncia-pederastia-organizada-hollywood/

domingo, 22 de mayo de 2016

El chismorreo

 


 "En los lugares en que el poder ha permanecido muy estable, podemos, en general, estar seguros de que la conversación ha sido muy tímida y restricta. Por lo tanto, para restituir al Poder su antigua estabilidad, propia de las épocas en que no se charlaba fuera del estrecho círculo familiar, habría que empezar por instaurar el mutismo universal".  Al extremo opuesto de la conversación desestabilizadora, está el chismorreo homogeneizante, enemigo de toda diferencia con respecto al orden establecido, de toda innovación: "El papel social del chisme es inmenso. Suponed que, en una ciudad pequeña de la Antigüedad o de la Edad Media, no se hubiera chismorreado, ¿habrían podido mantenerse las instituciones y los prejuicios hereditarios que constituían la médula y la fuerza de aquellos pequeños Estados?... El chismorreo es una interrogación constante y recíproca, un espionaje y una vigilancia de todos por todos, a cualquier hora del día y de la noche. Gracias a él todos los muros de las casas son de cristal... Lo que hace que las grandes ciudades y, sobre todo las modernas capitales, sean antros de corrupción moral y de degeneración de las costumbres o de las instituciones nacionales, es que no se chismorrea"



Gabriel Tarde (1843 - 1904)

sábado, 21 de mayo de 2016

"Está bien ser lento y está bien ser silencioso"

Michal Iwanowski ha recorrido más de 2.200 kilómetros a pie para rehacer el camino de su abuelo huyendo del Gulag

 

Ser nieto es aprender a preguntar tarde. El error es siempre el mismo, pero es el esfuerzo por recuperar las historias que ya no pueden contar los abuelos lo que a menudo les exime de la desidia de la que a la larga se culpan. Al fotógrafo Michal Iwanowski, su abuela le reprochaba esa falta de interés en la historia familiar.

El abuelo estaba ocupado enseñando a los niños habilidades para ser buenos exploradores y cómo usar el torno. Era demasiado humilde para hablar de sí mismo. Por eso nunca le contó que una noche él y su hermano huyeron del Gulag en el que eran prisioneros en Kaluga (Rusia); que nadie pudo verles a la luz del día porque llevaban una vida nocturna, durmiendo por turnos y evitando el contacto humano. Nunca le contó que aquel otoño de 1945, él y su hermano sobrevivieron a base de bayas y hongos. Y también gracias a las coles que robaban. Después de tres meses y tras haber caminado 2.200 kilómetros llegaron a Polonia, pero eso tampoco se lo dijo.

¿Para qué, si el nieto nunca preguntaba?

«Cuando murió mi abuelo, a la muy respetable edad de 90 años, entré en shock y fue ahí cuando me di cuenta de que me estaba despidiendo de toda una generación», explica a Yorokobu. Aquello fue para el fotógrafo como la canción de Laurie Anderson que evoca uno de los más célebres proverbios africanos sobre la sabiduría de los mayores: «when my father died, it was like a whole library had burnt down». Vivió arrepentido desde entonces y cree que esa es la razón por la que decidió rehacer la huida de su abuelo. «En ese momento me vi preparado para prestar atención a aquello a lo que no supe prestársela cuando él aún vivía», relata.

 Clear_of_People#01

No todo estaba perdido. El tío de Michal estaba ahí para contarle, de primera mano, la historia que compartió con su hermano: los dos huyeron juntos y llegaron hasta Polonia. Él mismo, de hecho, había publicado un libro con sus memorias gracias a cuyos mapas el fotógrafo pudo seguir el recorrido que los hermanos hicieron juntos.

Iwanowski visitó a su tío, le contó su proyecto y fue él quien le dio todos los detalles de la huída. «Hablamos de los recuerdos, compartimos fotos y nos reímos. Grabé una conversación que tuve con él. Tristemente, fue nuestra última oportunidad de estar juntos», lamenta. Nadie, de entre los vivos, podría relatar mejor que él aquella historia que ya no pertenecía a su dueño.

 Clear_of_People#37

Al fotógrafo le anima saber que, aunque su tío murió un año después, lo hizo sabiendo que aquella historia no se iba con él a la tumba. La última vez que se vieron, Michal pudo percibir cómo el anciano había empezado a despedirse. En aquella reunión sintió que estaba recibiendo la antorcha del relevo, mientras recordaba a la juventud «cuán horrible es un bautismo de fuego como la guerra y lo frágil y épica que puede ser la vida de cualquier individuo».

En 2012 Michal Iwanowski consiguió una residencia artística en Kaunas (Lituania). Aunque el fotógrafo llegó desde Gales, sus abuelos habían vivido en Vilna hasta casi el final de la guerra, así que llegó al lugar idóneo para recuperar lo que andaba buscando. «De forma instintiva, me puse las botas y empecé a caminar desde Kaunas hasta Vilna, en busca de lugares, gente y olores; recuerdos que no me pertenecían pero que conocía bien a través de las historias que había escuchado».

 El fotógrafo se propuso, a modo de peregrinación, llegar caminando hasta el lugar en el que sus abuelos habían crecido. «Necesitaba investigar esas curiosas sensaciones que estaba experimentando allí, como el sentido de pertenencia, de estar en casa, a pesar de que no conocía ese lugar», recuerda. Aquel propósito se convirtió en un proyecto fotográfico que ha tomado la forma de libro y que se publicará este verano: Clear of people.

 Clear_of_People#34

«Me obsesioné con descubrir que algunos elementos del paisaje no hubiesen cambiado en 70 años. Mi tío describió un puente y una vía de tren de camino hacia Kozielsk (Rusia) donde les tendieron una emboscada y dispararon a mi abuelo. Me quedé en ese puente y pude ver exactamente donde eso había ocurrido. Aquel fue un momento de conexión muy interesante. Me quedé un par de días por la zona y regresaba al puente de vez en cuando, rememorando aquella sensación. Este proyecto me ha permitido tener una nueva perspectiva del tiempo. No sé si es algo que viene con la edad o si ha surgido a raíz de este trabajo pero, de repente, tengo la sensación de que setenta años ya no significan lo mismo para mí que antes, que ya no duran tanto», cuenta.

Gracias a la lentitud con la que cambia el paisaje, Iwanowski pudo descubrir aquellos lugares casi idénticos a los que vio su abuelo a su paso y, mientras caminaba, llegó a sentirse «dentro de una cápsula de tiempo». «Los árboles, las carreteras, las piedras y las colinas eran igual ante mí que ante mi abuelo. Estoy seguro», se reconforta.

 Clear_of_People#02

Por momentos, Iwanowski casi podía sentir que estaba junto a su abuelo, ocupando el mismo paisaje, «cruzando el río Oka a la vez, siguiendo el mismo camino, escuchando los serruchos de los mismos guardabosques a lo lejos». Al pensar que las ciudades cambian a distinta velocidad, más rápido que el paisaje, cuando llegaba a una de ellas se daba cuenta de que aquello no era sino producto de aquella cápsula del tiempo que había creado una «imaginación predispuesta» cuando caminaba solo por el campo.

Clear_of_People#07 

 Iwanowski tiene claro cuál es su medio de transporte favorito: sus pies. En Kaunas descubrió que era capaz de utilizarlos durante 30 kilómetros diarios sin dificultad y que caminar es su mejor forma de hacer fotos porque le permite «el ritmo adecuado para que los ojos puedan escanear lo que los rodea sin cansarse». Cree que nació precondicionado para trabajar de esta manera y lo disfruta. Por eso no le resultó difícil cubrir la distancia que recorrió su abuelo. Iwanowski es consciente de cómo el propio cerebro altera los momentos vividos al rememorarlos. «Fue bastante satisfactorio. O al menos así es como lo recuerdo ahora», dice.

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Iwanowski es precavido y metódico. No hizo aquel viaje a lo loco y lo preparó cuidando todos los detalles y posibles imprevistos. Por eso, dice, no encontró sorpresas en el camino y la experiencia fue mucho más grata de lo que su entorno esperaba o de lo que el resto de la gente suele creer cuando imagina a un hombre caminando sobre la nieve. Sólo el tiempo estuvo en su contra y un temporal le obligó a caminar colina arriba durante ocho horas con el viento en contra y la ropa empapada. «Mis mayores enemigos fueron las garrapatas y los mosquitos, el barro y ramas afiladas, pero cada noche tenía un techo y ducha caliente, así que no me puedo quejar».
 
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 Para él, aquella situación no era nada si la comparaba con lo que habían soportado su abuelo y su tío. «No dejaba de recordar lo difícil que sería para los verdaderos fugitivos. Yo no estaba en peligro. Yo no pasé hambre. Tenía un smartphone con el que podría haber llamado si hubiese necesitado ayuda. Así que no hay forma de justificar que me autocompadezca, aunque me hubiese sentido tentado en algunas ocasiones», relata.

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A pesar de que el fotógrafo estuvo solo durante todo el trayecto en la inmensidad de los bosques, descubrió algo paradójico: fue entonces cuando logró conectar mejor con las personas y lo hizo a otro nivel, «especialmente con el hombre en general, los fugitivos, toda esa gente que huye de conflictos tanto en botes como por tierra, tanto ahora como antes».

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Solo y en silencio, Iwanowski logró no sólo cambiar su forma de entender el tiempo. También, y quizá como consecuencia de ello, ha aprendido a ser más paciente y ha aprendido a llevar una vida más tranquila. «El proyecto me ha ralentizado. Está bien ser lento y está bien ser silencioso», concluye.

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Si Iwanowski se puso en marcha, aunque diga que lo hizo de forma instintiva, fue para que aquella historia que dio por perdida cuando murieron sus abuelos, no muriese en él porque sabía que vidas como la de sus abuelos, a pesar de ser inusuales o excepcionales, «no tienen cabida en los libros de historia».

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Core 'ngrato.


viernes, 20 de mayo de 2016

"Cómo no me ibas a gustar....

Francesca Woodman


"Cómo no me ibas a gustar con todas esas virtudes que te inventé".

“El trabajo no es la esencia de lo que significa ser humano”

<p>Kathi Weeks</p>
Kathi Weeks
   En 1930, John Maynard Keynes predijo que gracias al incremento de la productividad y a la incorporación de la mujer a la fuerza de trabajo, la generación de  sus nietos trabajaría 15 horas a la semana. Tres generaciones después, trabajamos más que nunca y la izquierda ha abandonado casi por completo su lucha para reducir la jornada laboral. Tomando como inspiración a los autonomistas  italianos de los 70 , la teórica feminista Kathi Weeks reivindica esa lucha en su libro El problema del trabajo. Habla con CTXT sobre el poder de las “reivindicaciones utópicas” y explica por qué piensa que deberíamos concentrarnos en trabajar menos horas y en crear condiciones para imaginar un mundo fuera del trabajo. 

¿Cómo definiría el concepto de trabajo?
El trabajo es una actividad productiva basada en el modelo del trabajo asalariado. Si le preguntas a la gente en qué trabaja, asumen que te refieres a su trabajo remunerado. A lo largo de la historia ha habido luchas sobre qué debería ser considerado trabajo. Estoy pensando en la lucha feminista para que el trabajo doméstico se reconozca como trabajo real, aunque no esté pagado.

Su libro es en parte una crítica al enfoque ‘productivista’ tradicional de la izquierda. ¿Cuál es esta tradición? 
Ha habido una tendencia general a aceptar la idea de que el trabajo es una especie de esfuerzo humano sagrado. Hay también discursos  feministas muy consolidados que se dedican a abogar por la igualdad de oportunidades en el trabajo asalariado para las mujeres, y argumentan que el trabajo remunerado sería el billete de salida de la domesticidad impuesta culturalmente. En general, en la izquierda ha habido un énfasis socialdemócrata en programas laborales, en cómo introducir a gente en el ámbito del trabajo y en cómo empoderarlos como trabajadores.

¿Qué ofrece para contrarrestar esa tradición ‘productivista’?
Lo que necesitamos es un asalto frontal a la cultura y a las instituciones del trabajo, a sus ideologías y estructuras. Y no creo que esos discursos de los que he hablado tengan esa capacidad porque comparten los mismos valores, percepciones y suposiciones. En estos tiempos, en los que el trabajo está fallando, en los que el sistema de distribución de la renta se está desmoronando, creo que es hora de arremeter contra ese concepto y las ideologías que lo sustentan, cantando las alabanzas del trabajo como si fuera una actividad más humana e importante que cualquier otra.

Escribe sobre el ‘efecto disciplinario’ del trabajo. ¿Cómo de importante es en nuestra cultura?
Es absolutamente crucial. Es en lo que se ha convertido el trabajo. El sistema económico está funcionando muy bien como modo de producir capital pero no como manera de distribuir la renta. Todavía es útil para disciplinar a la gente y para cargar de responsabilidades a aquellos que están excluidos del trabajo, a los que culpa de falta de esfuerzo o de iniciativa.  

¿Algo de eso está autoimpuesto, ligado a la hegemonía, no? 
Sí.

¿Es lo que significa la ética laboral?
Es difícil separar estructuras e ideologías. Hay muchos elementos que nos obligan a trabajar: la necesidad de pagar el alquiler y la comida son las más importantes. Esos argumentos se ven reforzados por todo un acervo cultural e ideológico que presentan el trabajo como la principal obligación del ser humano y como un inapelable requerimiento moral. Operan en tándem. 

Muchos en la izquierda consideran que no es el trabajo lo que aliena, sino las condiciones en las que se desarrolla, o la falta de democracia a la hora de tomar las decisiones sobre el trabajo. ¿Qué opina?
Esa sigue siendo la tradición que pretende eliminar las categorías explotadoras y alienantes del trabajo asalariado dentro del capitalismo. Yo diría: ´De acuerdo, pero hay mucho más que hacer´. Tenemos que cambiar el espacio que ocupa el trabajo asalariado en nuestras vidas y en nuestro imaginario colectivo. No queremos sólo trabajar mejor; queremos trabajar menos. Y esa postura es difícilmente compatible con la que dice: ´Pero si el trabajo fuese maravilloso, querríamos hacerlo todo el rato´.

¿Cree entonces que es una fantasía?
Sí. Y una fantasía muy peligrosa.  Porque lo que podrías terminar consiguiendo al  usar ese tipo de argumento serían trabajos en McDonald´s para todos, lo que obviamente sería un fracaso. Por otro lado, la promesa de un trabajo tan satisfactorio y no alienante que todos quisiéramos dedicarnos a él todo el rato es lo que algunas compañías, como Google, pretenden ofrecer de manera tramposa a sus empleados. Han tenido éxito haciéndolo justo por la ideología del trabajo y nuestra falta de tiempo e imaginación para cultivar una vida rica fuera del trabajo y su satélite: la familia.

Una parte de la agenda feminista más aceptada es la que pretende lograr un equilibrio entre la vida familiar y la laboral. ¿Usted rechaza esto, verdad?
El trabajo y la familia forman parte del mismo sistema. No son alternativas. Uno organiza cierto tipo de trabajos y la otra, normalmente por la división de tareas basada en el género, otro tipo de trabajo. El trabajo puede ser importante, la familia también, pero son parte del mismo sistema, y deberíamos pensar en la posibilidad de generar alternativas a estos dos tipos de instituciones. 

También tenemos niveles altos de desempleo. Mucha gente está desesperada por encontrar trabajo. Y a la vez, un problema de saturación de trabajo, trabajamos más y más horas incluso cuando la productividad sube. ¿Cómo valora estas tendencias aparentemente contradictorias? ¿Se refiere a eso cuando habla del sistema laboral fallido?
Sí. Para algunos analistas marxistas los desempleados y los sobreexplotados no tendrían nada en común. Muchos tenemos problemas con el trabajo, bien porque trabajamos mucho o bien porque no podemos encontrar trabajo. Es una oportunidad para hacerse más preguntas sobre el sistema de trabajo asalariado como modelo social de inclusión y de distribución de renta. Porque no solo no funciona para los desempleados, tampoco funciona para mucha gente. 

Se inspira en el movimiento autonomista italiano de los años 70 y en su crítica al trabajo, que articula como rechazo al trabajo. ¿En qué consiste y por qué es relevante hoy en día?
El rechazo al trabajo se entendía no como una prescripción para individuos --muchos de nosotros no podemos permitirnos el lujo de rechazar el trabajo; no hay alternativa-- sino como proyecto colectivo. Consiste en reconocer que rechazamos trabajar todos los días con pequeños gestos, como llegar tarde al trabajo, pretender que estamos enfermos, o tener mala actitud, pero también como un  proyecto político que dice ‘no’ a este sistema de trabajo. 

¿Qué hay del movimiento  de los 70 que demanda que el trabajo doméstico sea asalariado, el movimiento ´Wages for Housework´ (salarios para el trabajo doméstico)? ¿También se inspiró en él?
Hicieron del rechazo al trabajo algo incluso más relevante, aunque más difícil. Se asoció a una reivindicación concreta:  queremos sueldos para el trabajo doméstico. Fue muy instructivo y relevante. Intentaban desmitificarlo, y destronar la idea absoluta del amor de las mujeres hacia sus familias. Intentaban decir ´Mira, esto es trabajo de verdad´ y a la vez ´Es solo trabajo´. 

¿Cuál era el valor de esa reivindicación?
Supuso una crítica a la institución de la familia, de la división de trabajo por género. Planteaban esa reivindicación como una provocación. Intentaban decir que el proceso de exigir salarios para el trabajo doméstico era en sí mismo una actividad política de valor. En ese momento, en los 70, decías ‘salarios para el trabajo doméstico’ y la reacción era ‘Qué?’ Se entendía como lo que llamo una reivindicación utópica. 

Hablemos de ese término. Uno piensa en el término reivindicación como algo muy concreto, pero utopía tiene casi una connotación opuesta. Habla de reivindicaciones como provocaciones. ¿Es ahí donde empieza este tipo de conexión?
Sí. Alguna de las reivindicaciones que me interesan no son sólo reformas que pueden mejorar la vida de la gente y se pueden lograr, sino también reformas que pueden, en el proceso de lucha y debate, abrir nuevos horizontes para pensar, desear e imaginar el mundo en el que queremos vivir. Por ejemplo, las reivindicaciones de jornadas laborales más cortas son una manera de crear más puesto de trabajo para otros, una  manera de dar tiempo a más gente para poder realizar otras actividades productivas que tienen que hacer fuera del espacio del trabajo asalariado. A la vez, ese proceso reivindicativo fuerza a la gente a decir ‘¿qué haría si tuviese más tiempo?’ No es difícil entender por qué alguien quiere un aumento de sueldo. Para entender por qué es razonable pedir una renta básica garantizada, o una jornada de seis horas,  hay que hacer un esfuerzo mayor: determinar qué no funciona en el sistema actual. Implica una crítica más amplia. Por lo tanto, cuanto más utópica es la reivindicación, más está basada en una crítica sustancial, y más nos obliga a pensar con imaginación  sobre las maneras diferentes de organizarlo. El revindicar tiene mucho de arte.

Las dos que propone --renta básica y la reducción de la jornada laboral-- parecen utópicas pero a la vez alcanzables. ¿Por qué ha elegido esas dos?
Nos obligan a imaginarnos una vida fuera del trabajo. Suponen un gran desafío a la idea de que el trabajo debe ser el centro de nuestra existencia. La reivindicación de una renta básica ayuda a comprender que el sistema del trabajo asalariado no funciona. Tener salarios más altos ayudaría a la gente que puede tener trabajo, pero hay mucha gente que no tiene esa capacidad, y muchas de nuestras actividades, que son discutiblemente útiles y productivas, no están remuneradas. Estamos en una situación de  crecimiento sin empleo (‘jobless recovery’). Está claro que el sistema no está funcionando. 

Uno de los argumentos en contra de la renta básica universal es que puede llevar a que la sociedad progrese menos. ¿Disociar el trabajo de la renta puede llevar a un estancamiento de la productividad y a una sociedad que no progresa?
Es interesante que haya dos líneas de crítica dominante a la renta básica garantizada: una es ‘¡La gente necesita trabajar! Somos trabajadores’, si les quitas el trabajo les estarías privando de algo esencialmente humano. Por el otro lado, está el miedo de que ‘¡Nadie trabajará nunca más!’,  que supone reconocer que la única razón por la que uno trabaja es porque hay un incentivo monetario, que la necesidad es lo único que empuja a la gente a trabajar. Resulta gracioso que convivan estas dos críticas, completamente divergentes, y ninguna de las dos lo suficientemente persuasiva. No creo que el trabajo sea ni el todo ni la esencia de lo que significa ser humano. Podemos entender otras maneras de estar en el mundo y relacionarnos con otros y con el medioambiente, más allá de lo laboral. Pero seguramente, incluso disfrutando de una renta básica garantizada y suficiente, la gente querrá, además, un trabajo remunerado. Es un complemento al trabajo asalariado, por eso no es una reivindicación revolucionaria, sino reformista y utópica. 

Además, la mayoría de la gente trabaja en tareas que no son socialmente necesarias. No es difícil entender que alguien que está creando la enésima marca de champú esté trabajando en algo socialmente necesario.

Cuando piensa en las posibilidades que nos abrirían la renta básica universal y la reducción de la jornada laboral, ¿qué se le ocurre?
No suelo jugar ese juego. Lo que intento hacer es obligar a la gente a pensar en qué harían y en por qué se resisten a ello. Puedo pensar que yo estaría mejor creando arte y haciendo política, pero otros pueden pensar de otra manera. 

Está haciendo alusión a una especie de miedo a la libertad. ¿Eso es parte de lo que pasa?
Sí. Creo que hay miedo a perder lo que significa ser humano --lo que ofrece un percepción de cómo nos ha construido como humanos la cultura-- o a que derive en una descomposición social masiva, traducida en forma de disturbios, por ejemplo. Imaginamos una suerte de indisciplina de masas porque pensamos en el trabajo como la única herramienta que nos puede tener controlados, o imaginamos a gente completamente pasiva, incapaz de levantarse de la cama. Creo que hay un miedo real a estas dos situaciones. Ese miedo es profundo y resulta esclarecedor sobre la posición que el trabajo ocupa en nuestro imaginario y sobre lo que significa ser humano y relacionarse con los demás.