miércoles, 18 de mayo de 2016

Rompiendo el gran silencio

Un grupo de ex militares israelíes cuenta a cara descubierta su experiencia como fuerza de ocupación en los Territorios Palestinos

Reclutas israelíes se preparan para una foto de grupo en Jerusalén.

La afirmación del establishment político israelí de que la ocupación de los territorios palestinos es necesaria para la seguridad permanece en gran parte incuestionada por el público israelí.

Una de las razones es que la mayoría de los israelíes no vive ni ha hecho el servicio militar obligatorio en los territorios palestinos ocupados, por lo tanto tienen un conocimiento limitado de lo que ocurre sobre el terreno y lo que se está haciendo en su nombre. Sólo una minoría de los reclutas israelíes están desplegados en posiciones de combate en Cisjordania y los alrededores de Gaza. Otra razón es que el establishment político israelí desconfía y rechaza las noticias internacionales como intrínsecamente sesgadas en contra de Israel, así, el público general se inclina más por confiar en los medios nacionales y locales que, a su vez, apenas pueden distinguirse del establishment de la derecha israelí y el ejército.

De todos modos, en los últimos años y en un intento de romper este ciclo de retroalimentación narrativa con la sociedad israelí, un grupo de veteranos de guerra israelíes que se hacen llamar Rompiendo el Silencio cuentan una historia totalmente distinta a la versión que suele oírse en Israel.

En los últimos años han intentado cuestionar la ocupación israelí de los territorios palestinos y arrojar luz, desde dentro, sobre hasta qué punto una ley marcial duradera sobre una población civil “es moralmente incorrecta y se sitúa en el centro del conflicto”. Consideran que el problema fundamental, el núcleo del conflicto, es la afirmación sostenida por el establishment político israelí de que la ocupación de los territorios palestinos es necesaria para la seguridad del país.

Señalan que, en contra de lo que creían cuando hicieron el servicio militar obligatorio con 18 años, la misión a la que fueron enviados no consistía en “asegurar la seguridad de los israelíes”, y tampoco, en la mayoría de los casos, en “combatir a un ejército extranjero”.

Dicen que en vez de eso fueron enviados por los sucesivos gobiernos israelíes “a perpetuar el control sobre los territorios palestinos y su población civil”. La comunidad internacional, así como la propia oposición interna de Israel, considera que esto es ilegal.

El objetivo político final es claro: ayudar a acabar con la ocupación militar israelí de Cisjordania y la franja de Gaza. Para conseguirlo, han pasado más de diez años recogiendo cientos de testimonios de soldados que han servido en los territorios palestinos ocupados.

A través de esta vía buscan sacar a la luz décadas de control militar sobre una “población civil impotente y las misiones a las que se la ha enviado para mantener el dominio israelí en Cisjordania y la franja de Gaza”.

Recogiendo y publicando cientos de testimonios de violencia y opresión, esperan confrontar al público israelí con lo que ellos describen como “la inevitable degradación moral que conlleva el mantenimiento del control sobre todos los aspectos de una población civil”: la vida, la muerte, y todo lo que hay entre ellas.

Rompiendo el Silencio busca enfatizar “la sistemática e intrínsecamente corrupta naturaleza de la ocupación militar, en vez de poner el foco en los casos individuales de mala conducta, que normalmente son percibidos como anomalías y excepciones por la mayoría de los israelíes”.

Acusados de traición por el establishment de la derecha israelí, y además de considerar la ocupación injusta en sí misma, creen que la mayor amenaza para su propia sociedad es la opresión continua y despiadada del pueblo palestino. Con cierta frecuencia y durante la mayor parte de su existencia, el grupo ha sido objeto de un escrutinio y oposición que alcanzó su cenit con los intentos de aprobar legislación para limitar su actividad, provocaciones de miembros del Parlamento y represalias de los ultranacionalistas, así como amenazas de violencia, muerte, violaciones e incendios.

Por miedo a estas represalias, la mayoría de los que deciden hablar sobre su servicio militar y apoyar la misión de Rompiendo el Silencio permanecen en el anonimato de cara al público. Los testimonios son sometidos a un proceso de fact checking y contrastados con diferentes fuentes antes de ponerse a disposición del público. Con un método similar al de los periodistas de investigación, el grupo ha adoptado una política de protección de fuentes cara al público, por miedo a que se produzca la persecución y el procesamiento de los individuos, en lugar de cuestionarse el sistema de control militar y ocupación que define la conducta de los soldados sobre el terreno.

Además, mantienen ocultas sus identidades, en un intento de mantener su capacidad de persuadir a los reclutas de que testifiquen y denuncien la “naturaleza sistémica del problema de la ocupación militar”, oponiéndose al ejército, que legitima su control sobre la población y los territorios palestinos mediante el procesamiento de los incidentes individuales, en vez de cuestionar la existencia del sistema de ocupación en sí mismo.

Aquellos que se oponen al mensaje de Rompiendo el Silencio les acusan de inventarse los testimonios, ya que la identidad de quienes testifican sólo es conocida por la organización.

Como desafío, algunos han decidido ponerle rostro a sus palabras.

Mientras la mayoría de ellos permanecen en el anonimato, esta serie expone sus vidas personales, sus identidades políticas y su historia, arrojando luz sobre quiénes son estos jóvenes hombres y mujeres, lo que hicieron, su lugar en la sociedad israelí y en el conflicto que se desarrolla entre Israel y los palestinos. Más que sobre el grupo en su conjunto, el ensayo profundiza en las motivaciones de cada uno de ellos, en el tipo de gente que son y aquello que desean conseguir.

  "Lanzamos cantidades masivas de balas de goma"
 
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Sargento Primero AVIHAI STOLLAR 
 
1. Archivo personal del soldado, entre 2001 y 2004:  Vemos al Sargento Primero Avihai Stollar, Batallón de Infantería Lavi – Colinas del Sur de Hebrón, Territorios Palestinos, Cisjordania, en un momento de pausa durante una patrulla nocturna en un servicio activo, en plena Segunda Intifada.

2. Violeta Santos-Moura, 2013: Avihai da una entrevista a un canal de televisión de Tel Aviv. Durante los últimos 7 años, Avihai Stollar lideró el equipo de investigación del grupo de veteranos israelíes anti ocupación Rompiendo el Silencio, que ha entrevistado a cientos de soldados. Avihai planea mudarse al extranjero para iniciar una carrera en la investigación internacional de Derechos Humanos.

“Cuando estábamos entrenando, en algún momento fuimos enviados a hacer cumplir el toque de queda en Yatta. Ahora Yatta es un pueblo de 100.000 habitantes yo creo”.

Un pueblo…

“Si, o 70.000.  Y había muy pocos de nosotros asignados allí. Ahora, lo primero que hicimos fue adentrarnos con vehículos y usar megáfonos para ordenarles que cerrasen las tiendas y volviesen a casa. [Nota: los anuncios estándar del IDF se hacen en árabe para el toque de queda]. Finalmente tomamos posiciones en alguna parte, creo que cerramos una calle y media, eso era lo que podíamos gestionar logísticamente, y eso era un toque de queda en Yatta.

Ahora, esa calle y media estaba realmente bajo un toque de queda, la cerramos totalmente, nadie podía salir de sus casas, y empezaron a tirarnos piedras. Era la primera vez que estábamos en esa situación, acababa de empezar nuestro turno en la línea del frente y nos estaban tirando piedras. Sobre todo los niños. Lanzamos cantidades masivas de balas de goma e instrumentos de control de revueltas, lo que fuese. En un momento dado, uno de nuestros comandantes vió a un niño bailando, saludándole desde un tejado, y le apuntó con su arma. La mayoría de las veces los niños huyen, este niño siguió bailando. Así que le disparó una bala de goma en el estómago. El niño cae, y ellos están ahí esperando a que el niño se levante y él dice: “Oh, no, espero no haberlo matado”. En un momento dado vieron al niño, no sé, se levantó y se fue de allí agachado o algo. Pero, en el fondo estoy intentando recordar los momentos más destacables de esa semana y media, porque realmente fue como ir a un campo de tiro durante una semana y media”.

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"Le hacía fotos a la gente a las 3 de la mañana"
 
Sargento Primero NADAV BIGELMAN
1. Archivo personal del soldado, entre 2007 y 2010: Sargento Primero Nadav Bigelman, Brigada de Infantería Nahal, 50 Batallón – Hebrón y Rantis, Territorios Palestinos, Cisjordania, vigila una casa que su unidad utilizaba habitualmente para descansar, durante las patrullas en el barrio de Abu Sneina, en Hebrón.
2. Violeta Santos-Moura, 2013: Nadav posa para un retrato en el balcón anexo a su piso de estudiantes en la ciudad norteña de Haifa, donde terminó sus estudios de graduado en Historia.

“Durante las patrullas dentro de la casbah hacíamos muchos “mappings”. "Mappings" significaba entrar en una casa de la que no teníamos ninguna información. Entramos para saber lo que hay dentro, quién vive ahí. No buscábamos armas ni nada de eso.

Los "mappings" estaban diseñados para hacer sentir a los palestinos que estábamos siempre allí. Entramos, nos paseamos, miramos alrededor. El comandante coge un trozo de papel y… hace un dibujo de la casa, de cómo es por dentro, y yo tenía una cámara. Me dijeron que la llevara.

Dijeron: “Tú los coges a todos, los pones contra la pared y les haces una foto”. Después [las fotos] son transferidas a, no sé, el Servicio General de Seguridad, el batallón o la brigada de inteligencia, así ellos tienen información de qué aspecto tiene la gente. De cómo son los residentes.

Yo soy un soldado joven, hago lo que me digan. Hago las fotos, una experiencia horrible en sí misma, porque hacerles fotos a la gente a las 3 de la mañana, yo… eso les humillaba, no puedo describirlo. ¿Y lo más interesante? Guardé las fotos durante un mes o así. Nadie vino a recogerlas. Ningún comandante preguntó por ellas, ningún oficial de inteligencia las vino a buscar. Me di cuenta de que fue todo para nada. Sólo era estar allí. Era como un juego”.

Escenas de la ocupación
 
 
 Un guardia fronterizo en el acceso a la tumba de Raquel en Belén. El mausoleo ha sido separado de la ciudad e incorporado a Israel con un muro de nueve metros, parte de la barrera construida por Israel, que lo separa de Cisjordania y, en la mayoría de los casos separa también a los palestinos de parte de sus tierras, ahora situadas en el lado israelí.

 
Soldados de la guardia fronteriza dispersan protestas palestinas en el Jerusalén Este ocupado, que señalan los días previos al aniversario de la Nakba palestina. La fecha señala el aniversario de la Guerra Árabe-Israelí y la fundación de Israel en 1948, que provocó la huída de unos 700.000 refugiados palestinos, cuyo número actual ronda los 4,8 millones.

 
 Hombres y niños palestinos intentan pedirle a un oficial de la guardia fronteriza israelí que les deje pasar el checkpoint de Belén para asistir a las oraciones en la mezquita de Al-Aqsa, en Jerusalén, el último viernes de Ramadán.

 
 Policías israelíes y soldados de la guardia fronteriza impiden a los residentes palestinos cruzar las calles de la Ciudad Vieja de Jerusalén, por donde ese día iba a pasar una marcha nacionalista israelí conmemorando la anexión de Jerusalén en la guerra de 1967.

 
Dos mujeres palestinas pasan por un checkpoint del ejército israelí en la ciudad palestina de Hebrón, al-Khalil en árabe. Es la única ciudad palestina con un asentamiento fortificado en el centro, protegido por cientos de soldados israelíes. 

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"Arruinamos la vida de la gente todos los días"

Sargento primero YEAL LOTAN
1. Foto del archivo personal de la soldado,  entre 2002 y 2003. Sargento Yael Lotan, Exploradora del Ejército. (Observador, Unidad de Inteligencia de campo). Norte de la Franja de Gaza, Territorio Palestino, en una namera durante su estancia en el ejército.

2. Violeta Santos-Moura, 2015. Yael y su gato Nushi en su jardín de Tel Aviv.

“La razón por la que rompí mi silencio… Creo que pasé de ser una niña soldado, a la que habían lavado el cerebro para convertirla en ‘hagas lo que hagas es crítico para el estado de seguridad’, a entender que todo es falso y que lo que hacemos es lo menos humano que se le puede hacer a una nación vecina. Y qué mierda somos, esta es la única palabra que lo describe. Cómo pensamos que está bien arruinarle la vida a alguien y abusar de ellos porque sí, porque creemos que está bien. Y la realidad en los territorios (ocupados) es… es simplemente una locura. La gente no lo entiende. La gente no entiende por lo que otros pasan aquí. Arruinamos la vida de la gente todos los días y esto se acepta, creemos que está bien, y no lo está. Deberíamos hablar de esto. La gente tiene que saber qué está pasando aquí.  Las Fuerzas de Defensa de Israel no están aquí para defendernos de unos terroristas horribles que quieren destruir la nación judía, sino de la gente que vive aquí y que vivió aquí, incluso cuando no estábamos. Están intentando vivir, y nosotros simplemente tuvimos la mejor parte, la parte más fuerte, y la estamos usando sin pestañear. Creo que la gente debe saber esto."


Continuar leyendo:  http://ctxt.es/es/storyteller/6/5939/


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