El poder económico lo ostentaban 100 familias, la desigualdad social era abismal, uno de cada siete portugueses trabajaba fuera de su país para poder sobrevivir. La miseria en el campo con una explotación latifundista, era escandalosa y las cárceles llenas de presos políticos, y al mismo tiempo Portugal era un paraíso para nazis huidos de sus juicios, para monarquías sin reino: Española, Italiana, dictadores como Fulgencio Batista...
Pero no fue solo un golpe militar, fue todo un movimiento obrero de huelgas y luchas obreras de años anteriores, fue la participación del pueblo que tomo las calles desde el principio, la autentica garantía de que se abría un nuevo horizonte.
Después vinieron muchas cosas, pero el primer año y medio, el protagonismo fue indiscutiblemente de los ciudadanos portugueses: la ocupación de los campesinos de los latifundios del Alentejo, nacionalización de la banca y gran parte de la industria, ocupación de fabricas por los trabajadores, en general una popularización de la economía, independencia colonial, autonomía nacional...
La sociedad portuguesa se organizo civilmente en barrios, fabricas, en el campo y supo reaccionar a los nuevos intentos fascistas por hundir la Revolución de los claveles.
Lo demás vino con el tiempo, los manejos de la socialdemocracia, los maniqueos democráticos occidentales...
España cerró sus fronteras, USA temió un nuevo Chile..., el mundo entero andaba luchando, como hoy, por la justicia, la igualdad, la libertad. Esa es nuestra herencia, que sigue viva hoy, podemos ser protagonistas directos de un mundo mejor.
Porque las REVOLUCIONES hay que celebrarlas, aunque la realidad de estos días intente aplastarnos.
"... o povo e quem mais ordena dentro de ti o ciudade".
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