Nacido en 1920, François Jacob creció en la Francia dividida entre el Frente Popular y Acción Francesa, y entre el nazismo y la guerra de España. Como judío conoció muy pronto las primeras violencias. A los veinte años, al estallar la guerra, se alistó en las fuerzas francesas libres, que le enviaron como médico al desierto del Chad y como artillero contra el Africa Korps alemán. Gravemente herido en 1944, una lesión irreversible le impide, al terminar la guerra, seguir la carrera de cirujano. Entregado a la investigación, es invitado a ocupar un puesto en el Institut Pasteur de París, en el que, en 1960, es nombrado jefe del servicio de genética celular creado por él. De este año es el célebre artículo cuya hipótesis sobre la actividad de los genes en las células bacterianas le conducirá al Premio Nobel.
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