–Cualquiera que participe en una manifestación convocada por los Hermanos Musulmanes podrá ser condenado a una pena de cinco años de prisión.
–Cualquier militante de los Hermanos podrá ser condenado a una pena de cinco años de prisión.
–Cualquiera que promueva de palabra o por escrito las ideas de los Hermanos podrá ser condenado a una pena de cinco años de prisión.
–Cualquiera que lleve consigo publicaciones o grabaciones de los Hermanos podrá ser condenado a una pena de cinco años de prisión.
–Cualquiera que tenga una posición administrativa en la organización de los Hermanos, lo financie con dinero o le facilite información será condenado a una pena de trabajos forzados.
El poder estaba esperando esta oportunidad. La decisión estaba tomada probablemente desde hace tiempo. El atentado de Mansoura (16 muertos, la mayoría policías, y 135 heridos) ha sido la excusa perfecta para dirimir la cuestión sobre si la organización islamista sería tolerada o se permitiría algún tipo de negociación futura con el partido derrocado en el golpe de estado (ese mismo golpe que no era un golpe). La contención y la semitolerancia practicada en los años de Mubarak estaba descartada.
El régimen aspira a destrozar a los Hermanos, a pesar de que es difícil que pueda superar la dureza de la represión en la época de Nasser. No sirvió de mucho entonces, aunque fue útil para los islamistas. Por dar un ejemplo, el mensaje de Sayyid Qutb sobrevivió con más fuerza gracias precisamente a su ejecución.
El Gobierno ha puesto a disposición varias líneas telefónicas para que los ciudadanos denuncien a aquellos conocidos de los que crean que son militantes de los Hermanos. Una forma perfecta de resolver diferencias con los vecinos.
Vídeos como este difundidos en los últimos meses, y para los que hasta se utiliza a niños, han servido, junto al trabajo de los medios de comunicación,
para extender la idea de que el Ejército es el único defensor legítimo
de la nación. Ahora se completa el círculo señalando a los enemigos, los
terroristas, que deben ser destruidos. Lo que al principio parecía una
ideología ultranacionalista y militarista ahora adquiere todos los
rasgos de lo que se conoce habitualmente como fascismo.
Fuente: http://www.guerraeterna.com/la-construccion-del-fascismo-en-egipto/
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