El jueves se me apareció Francisco Franco dentro de la taza del
váter. Fue un flash, una llamarada de azufre desde el infierno. Me
asusté y tiré de la cadena sin pensar en las consecuencias
medioambientales ni en las penales. ¿Será un delito contra la autoridad o
contra España perseguido en la nueva Ley Mordaza? Mi Franco se fue
dando giros sobre sí mismo y prometiendo venganza y glugluglu no se
cuantas cosas más.
Llamé al psicoanalista, le expliqué lo ocurrido y tras someterme a un
test de preguntas sencillas, si bebí, fumé o hice de vientre en los
últimos cinco días, determinó que no fue más que una calentura provocada
por el estrés.
-¿Qué estrés?, respondí.
-¿No lee acaso las noticias? ¿No ve la televisión? ¿No está enterado
del tipo de país en el que vive?, gritó algo alterado para ser experto
en el sosiego ajeno.
Sin dejarme replicar empezó con una retahíla de agravios cometidos
por este Gobierno mentiroso (sic), una enumeración de las leyes
retrógradas aprobadas o por aprobar y de no sé cuantas barbaridades
políticas cometidas por Mariano y los suyos, además de corrupciones,
Blesas, correos y mamoneos varios.
-Lo que usted tiene es estrés provocado por el tufo franquista. Se
trata de un mal común en estos días, una epidemia, exclamó el médico.
-¿Es grave?, pregunté asustado.
-Si no es franquista puede llegar a ser mortal. Cuídese mucho y beba agua, dos litros diarios.
-¿En botella?
-¡En Botella, no! No sea usted loco. La Botella es uno de los agentes que transmite el tufo.
El psicoanalista me recetó apagar el ordenador, hacerme una gayola
imperial y dormir ocho horas seguidas. Cumplí a rajatabla, pero esta
mañana al levantar la taza del váter se me aparecieron las caras de
Gallardón, Rouco y Rajoy partidos de risa. Esta vez, sabedor de que todo
es estrés y de los graves riesgos penales a los que me enfrento no he
tirado de la cadena, me he limitado a darles educadamente los buenos
días y a echarles encima una larga, cálida y espumosa meada mañanera.
Feliz sábado.
Fuente: http://www.ramonlobo.com/2013/12/20/en-mi-vater-se-aparecen-caras-franquistas/
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