Todo empezó la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938:  
Adolf Hitler, amo absoluto de Alemania tras autodesignarse en febrero  
de ese mismo año Jefe del Mando Supremo de las Fuerzas Armadas como  
complemento a su Presidencia y su Cancillería del Reich, decide poner en
  marcha de acuerdo con  Heinrich Himmler -jefe de las SS- y  Reinhard Heydrich -su brazo  derecho- el plan masivo de persecución y expulsión de todo lo que quedaba  de la población judía en el  Reich alemán.
 No hay  límite, ni habrá castigo legal alguno a los actos brutales  que
 decenas de miles de miembros de las SS y las SD -las fuerzas  
paramilitares de choque de los nazis- cometerán durante una semana de  
terror absoluto contra todos los escaparates de comercios, centros y  
organizaciones de carácter judío.
No hay  límite, ni habrá castigo legal alguno a los actos brutales  que
 decenas de miles de miembros de las SS y las SD -las fuerzas  
paramilitares de choque de los nazis- cometerán durante una semana de  
terror absoluto contra todos los escaparates de comercios, centros y  
organizaciones de carácter judío. 
 En el  paroxismo 
creciente de vandalismo y saqueo, los hombres de Himmler se lanzarán al 
allanamiento de viviendas, profanación e incendio de miles de sinagogas y
  librerías y a la violación, tortura y asesinato de hombres, mujeres y 
niños. Los cristales rotos de los establecimientos que bañaron las 
calles alemanas bautizaron la efeméride,  Kristallnacht. 
La excusa: un estudiante en París
 Dos  dias antes, el 7 de noviembre en París, un estudiante judío 
identificado  como Herschel Grynspan, refugiado en Francia tras la 
ocupación el 1 de  octubre de ese año por el Ejército alemán de los 
Sudetes checoeslovacos,  decidió en venganza asesinar al embajador 
alemán en Francia, Herr  Johan von Walczcek. Al ser recibido por el 
secretario de embajada, Herr  Ernst von Rath, le disparó hiriéndolo 
mortalmente. Hitler buscaba afanosamente una justificación para 
desahogar su desprecio contra los judíos, acumulados desde su estancia 
juvenil en Viena,  su participación en la I Guerra Mundial y finalmente 
durante su  ferviente liderazgo intelectual y político en Munich en los 
partidos  DAP, luego transformado en NSDAP ( Nazionalsozialistische Deutsche  Arbeiter Partei), el famoso partido nazi.
 Grynspan le proporcionó la excusa y el momento, pero el proyecto ya 
venía desarrollándose solapada y dosificadamente desde enero de 1933. 
Desde que fuera nombrado canciller por el presidente Hindemburg, Hitler 
había empezado la expulsión de todos los puestos  sociales, culturales, 
científicos, industriales, comerciales y  administrativos de los judíos y
 otros ciudadanos alemanes  considerados "inferiores". Su crimen era no 
pertenecer a la raza aria, una "raza  superior" desde el punto de vista 
del Tercer Reich. Paradójicamente, el propio Hitler no era alemán de 
origen y la mayor parte de  miembros no militares de su Gobierno eran 
enfermizos o sociópatas. El  resultado fue la expulsión de más de 
200.000  ciudadanos alemanes "no arios", incontables asesinatos y la 
confiscación de  bienes de todo tipo en beneficio del Reich.
 Es más, para  colmar sus "inquietudes", el Gobierno alemán decidió 
acusar a los judíos de crimen contra  el Estado, imponiendo la imposible
 multa de cien millones de marcos  alemanes. Esta  acción, que  formaba 
parte de un programa de acorralamiento y expropiación de  todos los 
activos económicos en poder de los judíos, se inició en 1938  con la 
promulgación de leyes para confiscar lo que denominaron "arte 
degenerado" y muchas otras similares.
 Es más, para  colmar sus "inquietudes", el Gobierno alemán decidió 
acusar a los judíos de crimen contra  el Estado, imponiendo la imposible
 multa de cien millones de marcos  alemanes. Esta  acción, que  formaba 
parte de un programa de acorralamiento y expropiación de  todos los 
activos económicos en poder de los judíos, se inició en 1938  con la 
promulgación de leyes para confiscar lo que denominaron "arte 
degenerado" y muchas otras similares.
¿Por qué nadie dijo nada?
 Aunque la brutalidad 
de estas acciones nos resulta incomprensible, lo cierto es que la  
reacción de la Sociedad de Naciones y  las grandes potencias de entonces
 -Reino Unido, Francia, Rusia,  Italia y Estados Unidos- no fue 
proporcional a la brutalidad de los nazis.
 Inglaterra
 y Francia, además de influir opuestamente en la Guerra Civil  Española,
 estaban aturdidos por los sucesos protagonizados por  Hitler en 1938, 
un año crucial en el que había decidido cambiar su estrategia y pasar a 
la agresión abierta.
 Lo hizo paso a paso: en  febrero
 ocupa Austria, después de amenazar durante meses como un vulgar  matón a
 su propio presidente y desoír los consejos de sus propios generales, 
que  temían la reacción europea. En  octubre ocupa los Sudetes en 
Chequia, de amplia población alemana, tras  ningunear durante meses al 
primer ministro británico Chamberlain, desde  entonces conocido como "el
 hombre del paraguas" y al primer ministro  francés Daladier, al que 
llamaron cosas peores. Mas tarde ocupará toda Checoslovaquia, 
apoderándose de  sus excelentes fábricas bélicas y de transporte.
 Estos  dos golpes le proporcionan una población adicional de diez 
millones de  habitantes alemanes para sus planes de agresión futura, 
además de  controlar fácilmente Checoslovaquia, un país próximo a 
Polonia y Rusia, a  los cuales ya tiene en mente como futuras víctimas 
de su plan de  expansión hacia el Este.
 En todo  ese 
año Hitler multiplicó toda su producción bélica,  contraviniendo el 
tratado de Versalles ya sin ningún disimulo y dejando  el balance de 
fuerzas armadas totalmente a su favor respecto de  Francia, el mejor 
Ejército entonces y de una Gran Bretaña que había estado  durmiento el 
sueño de los lores con su gloria naval. Con la guerra, consigue además 
resolver el problema  del paro causado por la crisis mundial del 29 y el
 pago de reparaciones  bélicas consecuencia de la I Guerra Mundial y el 
Tratado de  Versalles.
Rusia y América
 
Mientras tanto, Russia estaba inmersa en la reconstrucción nacional con 
su programa  quinquenal de producción industrial y de armamento, además 
de  inmiscuirse en los asuntos de todos sus vecinos, Finlandia, Polonia e
  incluso tratando de introducir su comunismo en Alemania. También había
  apoyado abiertamente a la República en España contra las tropas 
fascistas  de Franco, que a su vez habían sido respaldadas por Hitler. 
Su Legión Cóndor ensayaba su armamento bombardeando poblaciones 
indefensas con bombas de gasolina, precursoras del temible napalm del 
futuro, mientras las tropas de Mussolini ensayaban la futura invasión 
total de la Cirenaica en el  norte de África.
 Por su 
parte, Estados  Unidos no podía pensar aún en la guerra por no terminar 
de salir de su  debacle económica de 1929, mientras Roosevelt luchaba 
contra el Senado, los  monopolios y los cárteles de su pais que se 
oponen a su plan del New  Deal, acusándole de crear el Estado 
Beneficencia que hoy llamamos Estado del bienestar.
 
Esa era  la situación de Europa y Estados Unidos y sus gobiernos, en 
cuya memoria estaba fresco el recuerdo atroz de la mutilación y  muerte 
en las trincheras de la I Guerra Mundial. Cabe preguntarse qué habría 
pasado si alguien hubiese intervenido hace hoy 75 años, pero la 
respuesta pertenece a la ciencia ficción; el 1-3 de  septiembre empezó 
la II Guerra Mundial. El resto es historia.
 
la información que presenta es muy interesante
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