Nada de patetismos. El mesón, pasadas dos
millonésimas de segundo, se desintegra en un
electrón o un positrón y un neutrino. Así es mi risa.
millonésimas de segundo, se desintegra en un
electrón o un positrón y un neutrino. Así es mi risa.
Si millones de veces por segundo
nace un mundo
en la cámara de Wilson, sin que nadie lo registre;
si proyecto en las galaxias,
pues no es cuestión de tamaño, la magia, el hecho
estúpido inaudito,
comprendo algo sencillo:
Lo que ocurre
desborda cuanto humanamente pienso.
Y me río de mí mismo.
Y eso es bueno.
Porque esa risa -creo-
es lo que más se parece a un átomo descompuesto.
Y al verso inverso.
Gabriel Celaya
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