No es casualidad que los epitafios hayan sido en numerosas ocasiones 
fuente de inspiración para las más diversas artes. No sólo se trata de 
las últimas palabras de alguien sino que, además, aparecen grabadas en 
la tumba: no es algo que se haya pronunciado, sino una frase sintética y
 pensada con cautela para que quede para la posteridad en resumen de lo 
que fuimos. No es sencillo pero, a nivel literario y artístico, es 
increíblemente inspirador.

Quizás eso llevó a 
Nieves Concostrina a publicar su libro 
Y en polvo te convertirás
 (La esfera de los libros, 2010), donde recogía algunos de los epitafios
 más curiosos y extravagantes. El motivo se convierte en excusa 
inspiradora, por ejemplo, en la canción 
Epitaph for my heart  del grupo 
The Magnetic Fields. Es, además, el eje central de corto 
Epitafios, dirigido por 
María Ballesteros al abrigo de la productora Estela Films, y de 
cuya gestación ha dado cuenta en otras ocasiones 
El Confidencial.
Son
 sólo algunos ejemplos del poder sugestivo del epitafio, esas últimas 
palabras líricas, jocosas o sentenciosas que resumen, o pretenden 
resumir, la vida de uno.
Algunos de los epitafios de las personalidades más famosas se han hecho ya célebres. "Perdonen que no me levante", para 
Groucho Marx, "Ya decía yo que ese médico no valía mucho", en el caso de 
Miguel Mihura, "Perdónenme el polvo", para el poeta peruano 
César Vallejo o "Si no viví más fue porque no me dio tiempo", en el caso del 
Marqués de Sade.
 Sin embargo, los que recopilamos hoy aquí no son epitafios de gente 
conocida sino, más bien, epitafios que deberían ser conocidos por sí 
mismos: hilarantes, extraños, curiosos... aquí van los epitafios más 
estrafalarios de la historia.
1. "Crió cuatro preciosas hijas con un sólo baño y aún así hubo amor"
Este
 difunto fue muy consciente, sin duda, de lo que supone albergar en un 
hogar a cuatro mujeres que han de pelearse por un hueco frente al espejo
 del baño. Claro, la lucha por peinarse hiere tanto como une y, parece 
ser, al final las cuatro hermanas se quisieron mucho, y el padre 
descansó, pues, en paz.
2. Un 
veterano gay de Vietnam: "cuando estuve en el ejército me dieron una 
medalla por matar a dos hombres y una descarga eléctrica por amar a uno"
Sin
 duda, los epitafios no son sólo el resumen de la propia vida, sino 
también un mensaje que lanzar al mundo sabiendo que nadie va a poder 
replicar o responder. Este veterano homosexual expresa su desconcierto 
ante las paradojas del mundo moderno y, tal vez, pretende hacernos 
reflexionar con lo que hoy, en ciertos ámbitos, se premia y se condena.
3. "La escuela ha terminado"
Es el epitafio de un tal 
Konrad Cesner,
 cuya lápida destaca por una cosa más. En lugar de poner la fecha de 
nacimiento y de muerte como tales, lo que se lee sobre la piedra es:
18 de septiembre, 1902
Nacido en esta vida
11 de noviembre de 1926
Nacido en la próxima vida
Es la tumba de alguien que considera la vida en la tierra un entrenamiento, un colegio de cara a la vida siguiente.
4. "Idos, estoy dormida"
A 
Joan Hackett,
 actriz norteamericana, no debía gustarle que le interrumpieran la 
siesta: menos aún el sueño eterno. De modo que, por si alguien osara 
irrumpir en su dormitar, lo advierte en su lápida. Es, quizás, también, 
una manera de decir a los que vayan a verla que disfruten de la vida, 
que se vayan de ahí: ella ya está muerta; disfruten, pues, de los vivos.
5. "Te dije que estaba enfermo"
El abogado americano 
William H. Hahn Jr.
 no duda a la hora de resarcirse en su victoria. Es el clásico "Te lo 
dije" en forma de epitafio final. No sabemos, sin embargo, si pudo 
disfrutar del placer de tener la razón.
6. "Bueno, esto es un asco"
El
 fallecido en esta ocasión tenía muy claro que la vida eterna le iba a 
gustar mucho menos que la terrena. Una primera impresión sobre la muerte
 plasmada sobre la tumba. Ironía y humor en una frase que parece decir: 
"No os muráis, no mola nada".
7. "Eso es todo, amigos"
Se trata del epitafio de 
Mel Blanc,
 doblador estadounidense que puso voz a más de cuatrocientos dibujos 
animados de la Warner Bros. Entre otras, decía la célebre frase que 
cerraba los programas de animación de la Warner y que cerró, también, la
 vida de la popular voz.
8. "No estaré de vuelta tras este mensaje"
En la misma línea, el presentador 
Merv Griffin ironizaba
 sobre una frase que había repetido numerosas veces a lo largo de su 
vida. Después de dar paso a la publicidad y decir que estaría de vuelta 
en unos instantes, no dudó en certificar que, tras esa pausa mortal, ya 
no iba a volver. Quizá dejando muy claro, una vez más, que una de las 
mejores maneras de afrontar la muerte es el humor.
Fuente: 
http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-11-01/ya-te-dije-que-estaba-enfermo-los-ocho-epitafios-mas-estrafalarios-de-la-historia_48310/
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