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© Gregg Thompson |
El término
aurora boreal fue introducido por el astrónomo francés Pierre Gassendi en 1621, a partir del latín
aurora ("amanecer") y
borealis ("norte"). Bóreas era el dios del viento del norte en la mitología griega; el nombre científico original de los gansos blancos era
Anser hyperborea, "ganso de más allá del viento del norte". Algunos pensaban que las luces del norte eran ancianas bailarinas de guantes blancos, dioses danzantes, llamas atisbadas por grietas del firmamento o el fuego de los volcanes en erupción cerca del polo. Otros las consideraban reflejos de los escudos de las valquirias o causadas por el vuelo de vastas bandadas de ánsares comunes, por el tumultuoso paso de las ballenas o por el aleteo de los cisnes atrapados en el hielo polar. Eran espíritus que jugaban al fútbol con el cráneo de una morsa, el arco de un puente en llamas por el que los dioses pasaban del Cielo a la Tierra, el resplandor de enormes bancos de arenques y otros peces de los mares del norte o el destello de la piel de un zorro que correteaba por las montañas de Laponia. O eran provocadas por corrientes de patículas procedentes de agujeros coronales en la superficie solar: protones y electrones de hidrógeno ionizado y cantidades más pequeñas de helio, oxígeno y otros elementos descargados a la velocidad suficiente para escapar a la gravedad solar y viajar por el espacio como el viento solar, entrando en la atmósfera terrestre por los polos magnéticos y colisionando con los átomos y moléculas atmosféricos, que absorbían energía de los impactos y la emitían (incluida la luz infrarroja, ultravioleta y visible) cuando volvían a su estado neutro....
Los gansos de las nieves
William Fiennes
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