martes, 22 de mayo de 2018

El mundo está hecho de eventos, no de cosas

Caballeros, el tiempo de la vida es muy breve...
             Si vivimos,                                                          
vivimos para pisotear a los reyes.                      
                  
SHAKESPEARE, Enrique IV,
  acto V, escena II
 
   Cuando Robespierre liberó a Francia de la monarquía, la Europa del Antiguo Régimen temió que fuera el fin de la civilización. Cuando los jóvenes quieren librarse de un viejo orden de cosas, los mayores temen que todo naufrague. Pero Europa ha seguido viviendo estupendamente sin el rey de Francia. Y el mundo también puede seguir viviendo estupendamente sin el rey Tiempo.
   Hay, sin embargo, un aspecto del tiempo que ha sobrevivido a su repentina disgregación con la física de los siglos XIX y XX. Despojado de los oropeles con los que lo cubriera la teoría newtoniana, y a los que tan acostumbrados estábamos, dicho aspecto resplandece ahora con mayor claridad aún: el mundo es cambio. 
    Ninguno de los estratos que ha perdido el tiempo (unicidad, dirección, independencia, presente, continuidad...) pone en cuestión el hecho de que el mundo es una red de acontecimientos. Una cosa es el tiempo con sus numerosas determinaciones, y otra el simple hecho de que las cosas no "son": acontecen.[...]
   Toda la evolución de la ciencia indica que la mejor gramática para concebir el mundo es la del cambio, no la de la permanencia. Del acontecer, no del ser.[...]
   Concebir el mundo como un conjunto de eventos, de procesos, es el modo que mejor nos permite captarlo, comprenderlo, describirlo. Es el único modo compatible con la relatividad. El mundo no es un conjunto de cosas, es un conjunto de eventos.
   La diferencia entre cosas y eventos es que las cosas permanecen en el tiempo. Los eventos, en cambio, tienen una duración limitada. Un prototipo de "cosa" es una piedra: podemos preguntarnos dónde estará mañana. Mientras que un beso es un "evento": no tiene sentido preguntarse adónde habrá ido el beso mañana. El mundo está hecho de redes de besos, no de piedras.[...]
   Bien mirado, de hecho, hasta las "cosas" que más parecen "cosas" en el fondo no son más que eventos prolongados. La piedra más sólida, a la luz de lo que hemos aprendido de la química, la física, la mineralogía, la geología o la psicología, es en realidad un complejo vibrar de campos cuánticos, un interactuar momentáneo de fuerzas, un proceso que por un breve instante logra mantenerse en equilibrio semejante a sí mismo, antes de disgregarse de nuevo en polvo; un capítulo efímero en la historia de las interacciones entre los elementos del planeta, una huella de una humanidad neolítica,una porción de una sección del mundo que depende de las estructuras perceptivas de nuestro cuerpo más que del objeto de la percepción y, ya puestos, un intricado nodo de ese juego cósmico de espejos que es la realidad. El mundo no está hecho de piedras más de lo que pueda estarlo de sonidos fugaces y de olas que discurren sobre el mar. [...]
   Nosotros describimos el mundo como acontece, no como es. La mecánica de Newton, las ecuaciones de Maxwell, la mecánica cuántica, etc., nos dicen cómo acontecen determinados eventos, no cómo son ciertas cosas. Entendemos la biología estudiando cómo evolucionan y viven los seres vivos. Entendemos la psicología (un poco, tampoco mucho) estudiando cómo interactuamos entre nosotros, cómo pensamos.  Entendemos el mundo en su devenir, no en su ser....


El orden del tiempo
Carlo Rovelli       

            

No hay comentarios:

Publicar un comentario