martes, 6 de agosto de 2013

Moby Dick, símbolo de nuestro viaje hacia el abismo

AHAB
 
............
" La lectura del libro de Melville produce en el lector actual un sabor agridulce y una extraña desazón que transfigura al Pequod en una especie de microcosmos con claros paralelismos con lo que podemos observar en nuestros días. Sus mensajes cifrados parecen tañer una cuerda oculta en el interior de nuestro espíritu. Nota a nota, el relato desgrana una misteriosa música que nos obliga a replantearnos muchas cosas, desde los límites de nuestra intervención sobre la ecología planetaria hasta la valoración del armazón ético y moral que justifica lo que llevemos a cabo como miembros de la civilización actual”.
 
 “La persistente sordera del capitán Ahab de nuestros días es paralela a su ceguera de alma y, por más que le reprochemos algunos la incansable cacería del gran cachalote blanco, continúa imperturbable dirigiendo su barco con mano de hierro hasta lo más profundo del océano que surca y del que se considera amo, dueño y señor”.
 
“Percibimos entonces con claridad que la vida de los que viajan en el Pequod no vale gran cosa en opinión de los que se encuentran al mando y que la tripulación es plenamente consciente de ello. La total ausencia de empatía del capitán Ahab hacia sus semejantes se puede observar ampliamente en las decisiones que va tomando a lo largo de todo el relato. Solo quiere satisfacer su propio proyecto, y para ello está dispuesto a sacrificar a todo y a todos los que, paradójicamente, colaboran en su consecución”.
 
 
“En el recorrido de Melville por los océanos del mundo vio muchas cosas y entre ellas fue testigo de rebeliones a bordo, participando incluso en alguna de ellas. No siempre la tripulación aguanta la soberbia como argumento y la escala de mando como el único elemento de juicio a la hora de tomar las decisiones”.
.....................
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario