Hace apenas una semana que la joven tunecina salió de la cárcel bajo el régimen de libertad provisional. La justicia ha sobreseído el caso en el que se le acusaba de "ultraje contra un funcionario público" de la prisión donde fue encarcelada el pasado mayo, en la que denunció que fue víctima de torturas. No obstante, tiene pendiente de juicio una segunda acusación por profanar "el espacio sagrado de un cementerio" en Qairauán. Por el momento, ha sido multada con 300 dinares (alrededor de 140 euros) por poseer un espray pimienta que los agentes presentaron como un "objeto incendiario" y tendrá que esperar hasta octubre para que se celebre el juicio.
Amina se convirtió en el blanco de las autoridades tunecinas cuando publicó una primera fotografía en Facebook de sus senos desnudos con una frase pintada: "mi cuerpo es mío y no representa el honor de nadie". Los líderes religiosos del país africano no tardaron en emprender una cruzada contra la joven, a la que acusaron de violar la sharia, la ley islámica, y de intentar contagiar sus ideas a otras mujeres. Un imán llegó a exigir su muerte por lapidación.
Además de detractores, la tunecina también cuenta con varios grupos que le apoyan, aunque el más conocido es el de la organización feminista de la que la joven forma parte. Femen convocó en abril una "yihad" europea en topless en defensa de Amina y de los derechos de las mujeres y ha continuado con sus acciones de protesta en distintos países.
En una entrevista con EL PAÍS horas antes de ser encarcelada, la joven activista alertó de que Túnez iba camino de "una dictadura religiosa" y aseguró que el feminismo tenía que seguir luchando porque era necesaria "una segunda revolución".
Fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/08/16/actualidad/1376641733_220956.html
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