martes, 13 de agosto de 2013

El sistema internacional de vacunas ignora el acceso de los niños refugiados a la protección que necesitan

Vacunación en Yida, Sudán del Sur. Foto 4 © Yann Libessart/MSF 
Vacunación en Yida, Sudán del Sur. Foto 3 © Yann Libessart/MSF 
 
  
 
 

Los refugiados sudaneses empezaron a cruzar la frontera y a entrar a Sudán del Sur en junio de 2011, cuando estalló el conflicto entre el gobierno de Jartum y los rebeldes del Sudan People’s Liberation Movement-North (SPLM-N) en el estado sudanés de Kordofán Sur. En estos dos años, 75.000 refugiados se han registrado en el campo de Yida, a 15 km de la frontera con Sudán.
En el momento más álgido de la crisis, durante el verano pasado, Médicos Sin Fronteras empezó a registrar elevadas tasas de mortalidad por enfermedades respiratorias entre los niños que ingresaban en su hospital de Yida.
La neumonía fue una de las principales causas de muerte, ya que las condiciones existentes en el campo de refugiados facilitan que los niños más pequeños sean especialmente vulnerables al neumococo, la bacteria que más frecuentemente causa esta enfermedad.
Los diferentes estudios llevados a cabo por MSF determinaron que vacunar con la vacuna conjugada neumocócica (VCN) podría ayudar a reducir considerablemente la mortalidad en Yida. Así que, con vistas a evitar que la situación se repitiera este verano, se decidió que había que poner en marcha una campaña de vacunación lo antes posible.
Durante más de diez meses, MSF estuvo intentando obtener la VCN para su uso en el campo de refugiados, pero durante todo este tiempo ha tenido que enfrentarse a innecesarias demoras provocadas por las largas negociaciones y por los problemas legales con el suministro internacional.
Las vacunas más nuevas y eficaces han sido introducidas en los países pobres con el apoyo de la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización (GAVI Alliance en inglés). Sin embargo, la GAVI no cubre las vacunaciones de poblaciones refugiadas o afectadas por emergencias, lo que deja importantes necesidades sin cubrir.
Además, los precios reducidos que la GAVI logra negociar no están siempre a disposición de los actores humanitarios que trabajan en contextos de crisis humanitarias. Y a pesar de las múltiples peticiones que se han hecho a los diversos actores implicados, incluidos la GAVI y las farmacéuticas Pfizer and GlaxoSmithKline (GSK), que son las compañías que producen estas nuevas vacunas, aún no se ha logrado fijar un precio global asequible para las organizaciones humanitarias.
“Tratar de llevar las vacunas a Sudán del Sur es siempre un reto logístico, pero si además tenemos en cuenta que las lluvias anegan completamente el campo en los meses que van desde junio hasta octubre, entonces te puedes hacer una idea de lo complicado que resulta llevar a cabo nuestro objetivo. Durante ese periodo del año no se puede circular en coche y todas los envíos tienen que llegar en avión hasta el mismo campo de refugiados. Obviamente, en esas circunstancias, hasta el simple hecho de aterrizar supone un problema”, explica Henri Hannequin, actual coordinador de MSF en Yida.
Presente en Yida desde octubre de 2011, MSF gestiona actualmente un centro de atención primaria de salud en el que se atienden una media de 10.000 consultas al mes. Cuenta además con un hospital de 60 camas y una unidad de tratamiento de la desnutrición. Varios equipos sanitarios móviles se desplazan a diario por el campo y otros equipos de la organización llevan a cabo el suministro de agua y la construcción de letrinas. De mayo de 2012 a mayo de 2013, MSF ha tratado a casi 3.000 niños con desnutrición severa en Yida. Fotografía: © Yann Libessart/MSF

Más información:  http://www.eldiario.es/desalambre/vacunas-neumonia-neumococo-refugiados-Sudan_del_Sur-Sudan-Medicos_Sin_Fronteras-Yida-GlaxoSmithKline-GAVI-Pfizer-crisis_humanitarias-vacunacion_12_162853718.html

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