lunes, 3 de septiembre de 2018

La grasa es política

Periodistas, activistas y políticas han conseguido abrir el melón de la gordofobia en Francia. Señalan la relación entre obesidad y precaridad, y denuncian que la discriminación corporal aboca a la exclusión laboral y social, especialmente en el caso de las mujeres.

Gabrielle Deydier, autora de 'No se nace gorda'./ Teresa Suárez
Gabrielle Deydier, autora de ‘No se nace gorda’./ Teresa Suárez
A los 36 años, Gabrielle Deydier vivía encerrada en su apartamento parisino, 13 metros cuadrados con vistas a la escalera, 650€ al mes. Durante el invierno dejó de pagar su alquiler debido a la falta de ingresos. Acababa de dejar el último de sus trabajos por culpa del acoso que sufría por parte de su jefa, que no soportaba que Gabrielle fuera obesa. Hundida en la depresión, un día encuentra a los que serán sus futuros editores, que le animan a contar su historia. Entonces, decidió escribir un libro: “Pensé: voy a contar mi historia y voy a hacer una investigación periodística en paralelo, así hablaré a la gente de algo que no conocían, les explicaré qué es esto de la gordofobia, por qué es tan duro ser gorda en Francia y todos los obstáculos a los que una se enfrenta cada día”. En mayo de 2017 se lanza la primera edición de “No se nace gorda”, título en homenaje a Simone de Beauvoir y su “No se nace mujer, se llega a serlo”. 

 A los 16 años, Gabrielle vivía cerca de Nîmes y utilizaba una talla de ropa más que sus compañeras, lo que le hacía sentir mal y la empujó a acudir al doctor. Tras el diagnóstico erróneo de un nutricionista que le recetó hormonas que no necesitaba y una severa dieta, ganó 60 kilos en 9 meses. Al provenir de una familia humilde, mantener el régimen era casi imposible con sus recursos económicos. Además de los kilos, Gabrielle se llevó de regalo un severo acné a causa de las hormonas y la desregulación de sus hábitos alimentarios. “Yo no entendía qué pasaba, no paraba de engordar y me crecía pelo donde no debía. Era muy violento y me sentía fatal, un monstruo”. De golpe, a la vuelta al instituto el año siguiente, empieza a sufrir acoso por parte de sus compañeros, de sus profesores e incluso de la enfermera del centro. Poco a poco va dejando los estudios, deja de ir a clase, repite curso y deja de salir de casa.

 Más de quince años y dos licenciaturas después, Cine y Ciencias Políticas, Gabrielle sufre una discriminación tras otra, como en las entrevistas de trabajo, donde nunca es seleccionada debido a su físico. Entonces se muda a París y decide montar su propio medio de comunicación en internet. Se trata de un blog de entrevistas a personajes culturales. Por primera vez Gabrielle puede dedicarse al periodismo, su sueño desde la adolescencia. “Elegí fotos de otras mujeres como imágenes de mi perfil, no quería que nadie imaginara cómo era porque ya sabía hasta qué punto corría el riesgo de ser discriminada. Incluso inventé un equipo de redacción para el blog donde había una jefa que enviaba siempre a las entrevistas a la chica en prácticas, y esa era yo”. Como con el blog no podía mantenerse, encontró trabajo como asistente de una profesora en un colegio para niños con necesidades especiales. La profesora la acosaba: “Nada más llegar me miró de arriba abajo y dijo que la cosa no iba a funcionar”. Al final cogió la baja y comenzó, tal y cómo ella lo define, “un largo periodo de decadencia financiera, física y moral”. Es entonces cuando deja de pagar su alquiler y empieza a escribir sus memorias.

Una discriminación sistémica al descubierto

'No se nace gorda' ya ha vendido más de 4.500 ejemplares y será traducido al inglés./ T.S.
No se nace gorda’ ya ha vendido más de 4.500 ejemplares y será traducido al inglés./ T.S.
El catálogo de discriminaciones al que se ha visto expuesta Gabrielle debido a su peso es inmenso. En su libro apoya esta lista con numerosos estudios que hablan de una violencia de carácter sistémico. El Observatorio de la Discriminación de la Sorbona reveló en 2005 la dificultad de las personas gordas para encontrar trabajo. El estudio fue llevado acabo por Jean-François Amadieu, doctor en Ciencias de Gestión y Recursos Humanos y uno de los pocos investigadores sobre la gordofobia en Francia. Se enviaron a 200 ofertas de empleo diferentes 2 currículum exactamente iguales salvo por la foto, en uno el solicitante de empleo era un hombre delgado, en otro era un hombre gordo. Los resultados son alarmantes: los candidatos obesos tienen la mitad de posibilidades de obtener una entrevista de trabajo; tres veces menos posibilidades para puestos de cara al público.

¿Y si se suma otro factor de discriminación? Ser gorda y ser mujer, gordofobia y patriarcado. No son sólo los comentarios constantes en el espacio público a los que se ve expuesta la mujer gorda debido al culto a la imagen. A la hora de acudir al médico las mujeres con sobrepeso tienden a ser maltratadas sistemáticamente. El recurso a la cirugía bariátrica, una operación consistente en extirpar una inmensa parte del estómago para reducir drásticamente la ingesta de comida y por tanto el peso, se ha multiplicado por cuatro en los últimos diez años. A día de hoy se realizan 50.000 operaciones en Francia cada año, de las cuales el 80% de las operadas son mujeres, y esto a pesar de que el porcentaje de obesidad en hombres y mujeres es similar, según un artículo de Jean Gugenheim, cirujano y presidente de la Sociedad francesa de Cirugía de la Obesidad. Deydier ha reflexionado mucho en su libro sobre esta operación: el escaso éxito que tiene al largo plazo, el abandono del seguimiento a los pacientes, la tasa de suicidios que se dispara al doble tras la operación y la nula información que ofrecen los profesionales de la salud sobre estas cuestiones a sus pacientes. En una sociedad donde las mujeres viven permanentemente presionadas en relación a su aspecto, la cirugía es vendida como única y mágica solución.

‘No se nace gorda’ ya ha vendido más de 4.500 ejemplares y pronto será traducido al inglés, y aunque para el español aún no hay traductores, el eco mediático internacional ya ha llevado la historia de Gabrielle a dar la vuelta al mundo. “Los periodistas internacionales están muy interesados en mí, me parece que es porque rompo radicalmente con el estereotipo de la parisina, extremadamente delgada y siempre a la ultima moda”. La publicación de su libro ha supuesto que en Francia se abriera el melón de la gordofobia, que desde entonces ha llamado la atención de los medios de comunicación e incluso de algunos políticos. Para Gabrielle ha supuesto no sólo la recuperación de la confianza en sí misma, sino también el reconocimiento a su trabajo y la posibilidad de escapar del círculo de discriminación laboral. Con este libro se abre en su carrera periodística un ciclo que, según ella, durará dos o tres años: “Ahora estoy preparando un documental y una novela de ficción sobre la misma temática, pero no quiero ser ‘Madame gordofobia’ toda mi vida”, ironiza.

La grasa es política


Eva Pérez y Daria Marx, fundadoras del colectivo Gras Politique./ T.S.
Eva Pérez y Daria Marx, fundadoras del colectivo Gras Politique./ T.S.
La cuestión política detrás de la gordofobia también es económica, la obesidad es multifactorial y uno de los factores más importantes es la precariedad”, recuerda Eva Pérez, activista contra la gordofobia. Es un tema sobre el que Gabrielle Deydier también ha reflexionado y cuando se le pregunta por qué casi no se ven personas gordas en París contesta que basta con coger el tren de Cercanías y acercarse a la periferia. En otras palabras, el mapa del paro y de los barrios populares coincide con el de la obesidad. El ObÉpi, un estudio realizado en 2012 a nivel nacional sobre el sobrepeso y la obesidad confirma esta realidad, en la que las regiones más pobres del norte y el sur de Francia son las que cuentan con mayor tasa de obesidad. También influye el nivel socioeconómico, ya que mientras para las personas con estudios primarios la tasa de obesidad alcanza el 18,4%, el porcentaje baja hasta el 8,8% para aquellas con estudios universitarios según el último Eurostat.

Daria Marx también es activista contra la gordofobia desde sus 18 años. A la vez comenzó su militancia feminista para darse cuenta de que, en sus propias palabras, “el feminismo francés no se interesaba por las gordas, cuando en realidad es una discriminación que impacta especialmente a las mujeres”. Junto con Eva Pérez, también conocida como Queen Mafalda, decidieron crear la asociación Gras Politique (Grasa Política), una plataforma para luchar desde el feminismo contra la gordofobia. “Hemos aprendido mucho del feminismo, en especial a deconstruir el sistema de opresión y dominación que se aplica también a las gordas”, explica Marx. Entre las dos han escrito “Gordo no es un insulto. Crónica de una discriminación ordinaria”, una investigación-manifiesto político que acaba de ser publicado y que tampoco ha sido traducido al español.

Gras Politique, que se define como una asociación feminista y queer, cumple ahora dos años y, a pesar de constar con apenas siete socias, es uno de los colectivos que más está luchando contra la gordofobia. Este trabajo se realiza sobre dos vertientes, una de ellas es interna y consiste en la organización de actividades para las militantes como salidas conjuntas a la piscina, grupos de debate o clases de yoga. “En la actividad del yoga hemos encontrado un espacio seguro en el que todos los tipos de cuerpo son aceptados, y además es muy interesante porque consiste en una práctica que nos permite reapropiarnos de nuestro cuerpo”, cuenta Pérez. La otra vertiente es teórica, enfocada al gran público y a la divulgación de la problemática. Para ello organizan coloquios y conferencias, van a los medios de comunicación y colaboran con instituciones en campañas contra la discriminación.

La gordofobia existe


Detalle de la chapa del colectivo Gras Politique que luce Daria Marx./ T.S.
Detalle de la chapa del colectivo Gras Politique que luce Daria Marx./ T.S.
 El ayuntamiento de París se ha convertido en pionero en Europa al organizar el pasado mes de diciembre la primera jornada de lucha contra la gordofobia. Se trata de la primera vez que esta cuestión es abordada desde las instituciones. Ha sido gracias a Hélène Bidard, adjunta para la igualdad y la lucha contra las discriminaciones de la alcaldesa de París y Consejera comunista electa de la ciudad: “Llevábamos tiempo centrados en la lucha contra la discriminación debido a la apariencia física, entonces empezamos a encontrar las pocas asociaciones e investigadores que hablaban de la gordofobia. Quisimos hacer algo que lanzara un debate que nunca antes se había tenido”, contextualiza.

La jornada fue organizada en los salones del Hôtel de Ville de París, acostumbrados a albergar desfiles de moda, que por un día acogieron mesas redondas y ruedas de prensa para abrir los ojos al mundo sobre el respeto a la diversidad corporal. Los cuatro ejes en que se centraron las conferencias fueron la lucha contra la gordofobia en los ámbitos sanitarios, educativos, laborales y en el espacio público. Mientras tanto la ciudad se llenó de carteles denunciando la discriminación a las personas gordas y los diarios, televisiones y redes sociales no dejaron de comentar lo que estaba sucediendo. El ayuntamiento contabilizó más de 40 apariciones en prensa y radio nacional y 3.400 artículos a nivel internacional en menos de un mes. 

La consejera Bidard decidió entonces realizar un gesto que ha encantado a las asociaciones y que abre un camino de esperanza en la superación de la gordofobia: escribió a la directora editorial del diccionario Petit Robert, uno de los más importantes y conocidos de la lengua francesa, apreciado por ser el que mejor se adapta a los tiempos integrando nuevos vocablos para reclamar la inclusión de la palabra gordofobia en la siguiente edición del diccionario, explicando que “se trata de una de las raras formas de discriminación aún toleradas” y poniendo de manifiesto la aparición de esta palabra en varios millares de artículos y su inclusión en la política pública parisina.

Fuente: http://www.pikaramagazine.com/2018/09/gordofobia-francia/

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