@PabloMM
Impresionante esta imagen de la manifestación feminista en São Paulo contra Jair Bolsonaro, líder de la ultraderecha brasileña. "No te violo porque no te lo mereces", le dijo a una diputada del Partido de los Trabajadores.
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Cada diez minutos violan a una mujer en Brasil. Cada
media hora una de ellas sufre un estupro colectivo. Cada dos días muere
otra por un aborto inseguro. Ocho víctimas de feminicidio diarias. Ellas son las más golpeadas. También son mayoría. Representan el 52,5% del electorado brasileño,
pero sus problemas no se nombran en los debates presidenciales. Sin
embargo, en las elecciones del próximo 7 de octubre, son la clave para
frenar una posible victoria de la extrema derecha.
Desde la redemocratización del país no ha habido una
cifra tan alta y tan llena de dudas. Su falta de representatividad en el
Legislativo y en el Ejecutivo, en parte, lo explica. Entre un total de
190 países, Brasil ocupa el puesto 152 en el ránking de presencia femenina en la política, dicen los datos del IBGE de 2018. Su presencia en el Congreso no supera el 10,5%. La única presidenta mujer, Dilma Rousseff, fue destituida en un polémico impeachment y recibió todo tipo de ataques machistas a lo largo de su legislatura. El gobierno que llegó en su lugar, dirigido por Michel Temer, hizo que Brasil retrocediera once puestos en el ránking anterior.
El hashtag #ÉlNo suena como una alarido
en el medio del silencio. Un “aquí estamos” y también un “basta”. La
indecisión en quien votar continúa alta -alrededor del 20%-, pero
millones de ellas tienen claro en quién no hacerlo. El currículo del
diputado Jair Bolsonaro, un excapitán del ejército que defiende el régimen militar y la tortura, está lleno de ataques a las mujeres.
Él fue quien le dijo a la exministra de Derechos
Humanos, Maria do Rosário, que no la violaba porque no se lo merecía. Él
le dedicó su voto a favor del impeachment de Dilma Rousseff al
coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, conocido torturador que
introducía ratas en las vaginas de las guerrilleras -la expresidenta
Rousseff fue una de sus centenares de víctimas-. Él fue quien llamó
“estúpida” a una periodista que le preguntó algo que le incomodaba. Y
también fue el que definió el nacimiento de su propia hija como un
momento de debilidad: “Tuve tres varones, y con la cuarta di una
bajonazo”.
Sus propuestas políticas no son menos duras. Ante la desigualdad salarial
entre hombres y mujeres -en Brasil ellos cobran un 52% de media más que
ellas- propone el libre juego del mercado: “No es papel del Estado sino
de los empresarios. Para mí es lógico que ganen menos porque se quedan
embarazadas y faltan al trabajo”, dijo en un debate televisivo. Propone
la castración química a los violadores para frenar el aumento de este
tipo de crimen. La situación de desamparo que viven millones de madres
solteras en riesgo de exclusión social, se solucionaría según el
candidato, con la implementación de la operación de ligadura de trompas para controlar la natalidad. Como evangélico declarado, es completamente contrario al aborto.
El mismo día que Lula da Silva renunció a la carrera presidencial -tras una sentencia del Tribunal Superior Electoral que lo invalidó por estar condenado en segunda instancia- la publicista Ludmilla Teixeira decidió crear el grupo de Facebook
“Mujeres contra Bolsonaro”. Fue el pasado 31 de agosto cuando se supo
que sin Lula -hasta entonces el candidato favorito- , Jair Bolsonaro
pasaba a ocupar el primer puesto en intención de voto.
“Contra el avance y el fortalecimiento del machismo,
la misoginia, el racismo, la homofobia, y otro tipo de prejuicios.
Creemos que este escenario amenaza nuestras conquistas y derechos. Esta
es nuestra oportunidad para reafirmarnos como seres políticos y sujetos
de derecho. El reconocimiento de la fuerza de las mujeres unidas puede redireccionar el futuro de nuestro país”, decía el pequeño texto en el que se presentaba el grupo.
Creció como la espuma. “En los momentos de pico
llegó a haber 10.000 peticiones de adhesión por minuto”, contaba
Teixeira al diario UOL. En dos semanas sumaba un millón de seguidoras y
enfrentaba el primer obstáculo: defensores del candidato Bolsonaro
hackearon el grupo y la cuenta personal de Ludmilla durante varias
horas. El ataque virtual despertó aún más la indignación de las
seguidoras que tras reactivar el grupo decidieron poner una fecha para
llevar su protesta a la calle.
“Mujeres contra Bolsonaro” hoy tiene tres millones y medio de seguidoras.
Las manifestaciones contra el candidato de extrema derecha marcadas
para este sábado se reparten por una veintena de ciudades. “Les
molestamos porque saben las posibilidades que tiene un grupo como el
nuestro. Somos millones de mujeres organizadas, capaces de movilizar a
amigas, madres, hijas. En un país con la cantidad de electores que tiene
Brasil provocamos un impacto enorme”, nos dice la antropóloga Rosana
Pinheiro-Machado.
El hashtag #ÉlNo surgió a partir de este grupo y ha viralizado a lo largo de estas semanas. Empezó como un grito de guerra femenino
del que se han hecho eco diversos sectores de la sociedad. Actores,
periodistas, abogados, el movimiento LGTB, el indígena, el movimiento
negro, son algunos de los colectivos que se suman este sábado a las
manifestaciones. La campaña ha traspasado fronteras con estrellas de por
medio como la cantante Madonna, que publicó una foto esta semana con un
cartel de #ÉlNo.
La fuerza del movimiento femenino ha tenido un
primer impacto en las últimas encuestas. El candidato Jair Bolsonaro
sigue favorito, pero ha sido el único que no ha crecido, y se
mantiene en un 28% de intención de voto. Según el sociólogo Aldo
Fornazieri, “las mujeres han conseguido crear una barrera que impide que
crezca, pero su índice de rechazo aumenta cada día”, afirma este
profesor de la Fundación Escuela de Sociología y Política de Sao Paulo.
La socióloga Esther Solano asegura que ante un
candidato tan antidemocrático “el voto femenino puede definir la
elección”, ya que la mayoría de indecisos son mujeres y son las que más
lo rechazan. Para la socióloga este movimiento es un “resurgir de la
primavera feminista de 2015” cuando millones de brasileñas salieron a la calle
contra el presidente del congreso Eduardo Cunha -que proponía endurecer
la ley del aborto-, o cuando en 2016 viralizó la campaña “Mi primer
asedio” donde otras miles contaban los abusos que habían sufrido en
algún momento de su vida.
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