jueves, 7 de marzo de 2013

Un poco antes de la revolución – Dario Fo


Muchos me escriben y me llaman por teléfono, incluso hay quien me para por la calle preguntándome: «¿No le parece que Grillo, aparte de su talento, sea de hecho un populista?»

«¡Un momento! —respondo— ¿ustedes saben qué signicado tiene la palabra “populista”?»

El diccionario dice que populista es aquel cuya intención es mejorar la posición del pueblo permiténdole escapar de las violencias de la clase dominante, a los chantajes y la explotación. Por tanto es un término positivo, totalmente opuesto al término demagogo. Quizás aquellos que utilizan el término “populista” con tanta ligereza para denigrar a un opositor deberían volver al diccionario y consultar el significado de “demagogo” y descubrirían que, al contrario, esa expresión significa «aquel que con una hipocresía bien calculada busca aprovecharse de la ingenuidad de una población para conseguir ventajas indignas».

Así que, queridos, os habéis equivocado de vocablo.

Ahora bien, una buena norma en el momento de atribuír un comportamiento a alguien, como ha sucedido con Grillo (por ejemplo), es conocer la definición de la palabra que se usa.

Atención, esto no es una simple pedantería léxica, más bien es algo que requiere una cuidadosa atención al conocimiento del lenguaje.

Por tanto es una virtud que impone una actitud muy seria, especialmente en una contienda dialéctica correcta.

Este énfasis es verdad especialmente hoy, cuando de pronto todos los medios de comunicación, los partidos políticos y especialmente los moralistas y pedantes de la política, quienes dicen haber entendido todo del nuevo movimiento discrepante desde el principio, ahora están completamente desplazados con el trasero en el suelo inmersos en la cruda realidad.

Ellos en coro o entonando como solistas su sentencia, aseguraban apenas hace un mes que se trataba de la típica fanfarronada sin coherencia política alguna: «Ya los vimos anteriormente —se regozijaban— los estallidos de “el hombre común” y los movimientos contestatarios del ’68… nacer y a la misma velocidad explotar y después descalabrarse a la primera curva de la realidad».

El motivo de aquellos meteoritos efímeros son, sin duda,la candidez de una protesta genérica, privada de un mínimo análisis político, arrancada más bien de la típica sopa anarcoide en la que flotan subsiguientemente veleidades leninistas o típicos bordiguistas, caricaturas de jefes populares, a lo Cola di Rienzo y Masaniello, que de hecho acabaron linchados por sus propios seguidores.

Lo que ha pasado al final de una campaña electoral llevada por todos los partidos de manera, como mínimo, un poco vil, se ha revelado, para el movimento 5 stelle, un éxito fuera de todas las previsiones.

Yo mismo, que lo he vivido desde dentro del Movimiento, he quedado completamente atónito por el resultado final.

No hay constancia de que en Europa haya ocurrido nunca un acontecimiento de esta magnitud. No entenderlo ayer, ni hoy, significa ser completamente obtuso.

Desafortunadamente tenemos en política una masa de atolondrados llenos de sí mismos que creen que pueden resolver su necedad con truquitos y guiños de ojos.

En este momento estamos asistiendo a una especie de danza de memos aturdidos. Después de haber creado el caos, ahora no saben por dónde vienen los tiros y fingen certidumbre y claridad de ideas y programa.

Grillo ha hecho bien al denunciar inmediatemante, como ha hecho estos días. las maniobras justamente definidas como “el mercado de las vacas” orquestadas por algunos de los exponentes del PD (Partito Democrático), que intentaban involucrar a personas del Movimento 5 Stelle ofreciéndoles cargos en un hipotético gobierno. Tentativa correctamente denunciada como la típica forma turbia de hacer política.

Para ponerlo en práctica, sin embargo, es necesario contar con personas dispuestas a venderse y el Movimento 5 Stelle, sus funcionarios electos, sus activistas, sus votantes, ¡jopé!, no están en venta. Estos manipuladores de centro-izquierda insisten en querer moverse fuera de la historia y no se dan cuenta. Que os entre bien en la cabeza, amigos míos: no estamos en la típica timba del poder y de intercambio de favores, donde una buena confabulación con soborno premia a la sociedad de los listillos. ¡Lo que está explotando delante de vuestras narices es el comienzo de una revolución! Y como decía una vieja canción: «Tocad las trompetas, haced pedorretas, esta vez no vuelan solo los trapos mas se escacharra todo el jolgorio y vamos caminando juntos como en una fiesta de bodas, el primero que se sale [de la fila], vuela pa’ bajo».

Pero no acaba aquí.

He aquí que inmediatamente nuestros indelebles gatopardos intentan inventarse otra pantomima, recién horneada, y así van lloriqueando: «¿Como podemos solucionarlo? Nosotros, es cierto hemos usado ese truco durante años, permaneciendo inactivos y callados y guardando en el cajón las propuestas fundamentales como el conflicto de intereses, la reducción de los parlamentarios, el problema de los bombarderos y masacres que, por otra parte, nos cuestan miles de millones, con tal de defender hasta la muerte nuestros privilegios y prebendas de marajá». Pero ahora, gimoteando arrepentidos nos dicen: «Hoy estamos demostrando haber entendido nuestro error y estamos aquí inclinados y de rodillas dispuestos a ofrecer una alianza por la cual llevar a término los programas que vosotros mismos escogeréis como esenciales».

¡Quietos! Cuidado que la cantinela de el gato y el zorro la conocemos desde bastante tiempo. No quisieramos que si picasemos el anzuelo de vuestra propuesta cojiérais y comenzaseis con vuestras homilías de: «Por desgracia hay reglas que respetar, la burocracia ya se sabe, es insidiosa, necesita tiempo. hay que aceptar el cambio, posponer»…bailar ofreciendo las nalgas al primer bailarín del gobierno. El tiempo pasa y por supuesto acabaríamos embaucados y timados. Lo siento por vosotros queridos maestros de la mofa, pero esta vez el baile es otro; ha cambiado la orquesta, los músicos y los bailarines y ya no es un tango con casqué sino un Rock.

(grammmelot cantado)

Lanzamiento al aire a quien se pasa de listillo alargando las manos demasiado hacia el culo.

(grammmelot cantado)

Dario Fo

Fuente: http://aixi.wordpress.com/2013/03/07/un-poco-antes-de-la-revolucion-dario-fo/

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