Por primera vez en la historia de los rescates en la Unión Europea, tras los de Grecia, Portugal, Irlanda y, por qué no decirlo, España, el modo de proceder de los hombres de negro ha cambiado por completo. Se ha traspasado una línea roja que debería despertar en todos nosotros un estado de crispación y preocupación: los depósitos dentro de la Unión Europea ya no están a salvo.
El pánico entre los ahorradores de este país es lógico y ya por la mañana se dieron largas colas para retirar el dinero de los bancos. La desconfianza en el sistema financiero chipriota es absoluta y sienta un precedente bastante preocupante en la UE. Nos hicieron creer que el dinero de los depositantes no se tocaría jamás y sin embargo hoy se ha consumado el atraco.
Los habitantes de este país se acostaron anoche creyendo que tenían su dinero a buen recaudo y hoy al despertar han comprobado como a través de un impuesto confiscatorio una parte de sus ahorros se ha esfumado por arte de magia. Como medida compensatoria se les entregará una cantidad equivalente de acciones de bancos del país que ya me dirán ustedes para qué las quieren. Y no, sus opiniones no cuentan. Esto es así porque Bruselas y el gobierno de Chipre así lo han acordado. Vamos, un robo.
No se a vosotros, pero a mi esta noticia me ha dejado con cara de pocos amigos. Es como si un policía uniformado se acercase a ti en mitad de la calle y te exigiese por imperativo legal el 10 % de lo que llevas en la cartera para solucionar los problemas económicos de la madre patria. Pocas cosas nos quedan ya por ver, me temo.
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