"Un Abu Ghraib -símbolo internacional de la tortura y la degradación humana- diario, un calco de los peores tiempos del Apartheid". Así comenzaba un detalladísimo reportaje del semanal sudafricano 'Mail&Guardian', publicado el pasado 1 de febrero, en el que se denunciaban las torturas sufridas por muchos delincuentes y no delincuentes que tienen la mala fortuna de ser arrestados por la Policía.
El reportaje mostraba por primera vez un video de en el que algunos detenidos daban medio rostro a la cámara y explicaban las vejaciones y golpes que sufrieron por parte de los agentes. Días antes había sido muy sonada la denuncia de un ciudadano que salió en los periódicos con la llamativa declaración: "Me pegaban como si no fuera un ser humano".
El reportaje mostraba por primera vez un video de en el que algunos detenidos daban medio rostro a la cámara y explicaban las vejaciones y golpes que sufrieron por parte de los agentes. Días antes había sido muy sonada la denuncia de un ciudadano que salió en los periódicos con la llamativa declaración: "Me pegaban como si no fuera un ser humano".
Sólo ha pasado un mes de ese reportaje y esa semana todos los periódicos y televisiones del mundo se hacían eco de una degradante paliza que acabó con la vida de un conductor de minibús mozambiqueño que había aparcado mal su furgón en un mercado. Las imágenes grabadas por un videoaficionado mostraban al detenido esposado a la parte trasera del vehículo policial y arrastrado por el asfalto hasta la Comisaría de Daveyton, en Johannesburgo. El detenido apareció muerto en la celda con numerosos golpes en la cabeza. Dicen algunos testigos que los alaridos de terror en la celda duraron cerca de dos horas.
No era la única noticia que deja a las fuerzas de seguridad con la imagen destrozada. En Wierdraburg, la Policía reconocía que una mujer había presentado una denuncia, que estaba siendo investigada, tras haber sido violada en una comisaría. La mujer se dirigió allí a demandar a su pareja por un caso de violencia de género y acabó presentando una denuncia doble horas después: a la paliza de su pareja le acompañaba una demanda por abuso sexual efectuada por uno de los agentes que debía protegerla.
También un periódico local de Cape Town recogía la denuncia de un grupo de vecinos de una barriada de las afueras de la gran ciudad en la que denunciaban haber sido salvajemente golpeados y vejados por un grupo de agentes que entraron en sus domicilios de lata y cartón.
Altos índices de violencia
Este panorama desolador, que coincide con el desarrollo de la comisión de investigación de la masacre de los mineros de Marikana, donde esta semana se escuchó el aterrador relato de un superviviente al que un tiro en la entrepierna le dejó sin testículos y en el que narraba como le pidió a un agente 'Máteme por favor' mientras estaba tirado en el suelo, rodeado de cadáveres, observando como los policías pateaban algunas cabezas y hacían fotos a los muertos, ha hecho saltar todas las alarmas de las más altas instituciones sudafricanas. El propio presidente Zuma ha calificado los hechos de "inaceptables, horribles. Ningún ser humando puede ser tratado de esa manera".El problema es que las palabras del presidente Zuma no se corresponden a la realidad que enseñan las estadísticas de su país. Entre 2011 y 2012, 720 detenidos murieron de dependencias policiales en Sudáfrica y hubo 448 denuncias contra la Policía acusada de asesinar a ciudadanos. Eso, teniendo en cuenta que muchos casos no son denunciados por miedo a represalias. Hubo incluso a finales de 2011 un famoso caso de una comisaría de Kwazulu Natal donde 30 agentes fueron detenidos por pertenecer a un escuadrón de la muerte acusado de matar a 19 personas y de otra hilera importante de delitos.
En el otro lado, dicen algunos expertos, están unas fuerzas de seguridad muy estresadas por los altos índices de crímenes que soporta el país. Sudáfrica es el único país del planeta con más muertes por asesinato, 15.940 en 2010, que por accidentes de tráfico, 13.923. Hay estadísticas actuales que cifran en 50 las personas que mueren violentamente cada día en el país.
También hay una estadística no reconocida por el Gobierno, que quiere evitar dar esa cifra para que no cunda el pánico entre sus atareados agentes, que dice que muere un policía cada dos días en Sudáfrica en manos de criminales. Un dato que explicaría los altos niveles de estrés, pero no, las vejaciones relatadas en el gran reportaje de 'Mail&Guardian': asfixia con bolsas de plástico, electricidad, ahogamientos con agua, azotes en cabeza, nuca, pecho, palos, abusos sexuales... ¿La tortura está instaurada en Sudáfrica como en los peores tiempos del Apartheid? "Peor", dicen las víctimas.
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