Se llama Abelhak, tiene 10 años y de ellos cuatro los ha pasado sobreviviendo, el solo, en las calles de Fez y uno en las calles de Melilla.
Abdelhak se mueve por las escolleras del puerto de la ciudad con la esperanza de meterse entre las ruedas de un camión y embarcar a la península, le acompañan una veintena de otros chavales de entre 11 y 21 años.
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Abdelhak se mueve por las escolleras del puerto de la ciudad con la
esperanza de meterse entre las ruedas de un camión y embarcar a la
península. Le acompañan una veintena de otros chavales de entre 11 y 21
años. | | | |
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Se niega a ir al centro de menores de Melilla porque dice que no es bien
recibido, incluso afirma que una vez, hace dos semanas, lo llevaron en
coche a Marruecos y que otras veces “lo invitan a irse al puerto y
coger un barco”. Esto lo dice con una sonrisa franca, sin darle
demasiada importancia. Como tampoco se la da cuando nos cuenta cómo la
policía marroquí le daba palizas cuando lo cogían en el puerto de Beni
Enzar o cómo lo maltrataban en casa, y tantas otras cosas. | | | |
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Esta historia se repite de modo similar una veintena de veces en las
escolleras del puerto de Melilla, cientos de veces si consideramos un
espacio de tiempo de un año, miles de veces si consideramos un periodo
de tiempo mayor… | | |
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Cada noche un grupo más o menos numeroso se decide a probar suerte y se
lanzan al recinto portuario desde los 8 metros de altura de las
escolleras. De madrugada algunos vuelven destrozados, sucios, cansados,
te dicen que no ha habido suerte ese día, pero casi con la misma sonrisa
que Adelhak afirman que la próxima noche lo volverán a intentar. | | | |
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Otros no vuelven y nadie sabe qué ha podido pasar con ellos: si lograron
su objetivo, si están detenidos, si los han expulsado a Marruecos o
algo peor. Las más de las veces no volverán a saber de ellos y tal vez
por eso no se habla mucho del tema. Si preguntas la respuesta es “cada
uno tiene su suerte”. | |
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La aparente indolencia ante situaciones tan dramáticas es solo un
resorte necesario para sobrevivir. Los brazos llenos de cicatrices de
Abdelhak son como un libro donde va escribiendo su vida… Las penas que
esconde detrás de su eterna sonrisa. Cada marca es un recuerdo doloroso
que no quiere olvidar. Con diez años ya no le caben más penas en sus
brazos y a pesar de ello sigue buscando un sitio donde descansar y
crecer como un niño normal. | |
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El número de menores que aspira a irse de Melilla en los bajos de un
camión ha crecido enormemente durante el último año. La mayoría de los
aspirantes son antiguos inquilinos del centro de atención de menores “La
Purísima” y prácticamente todos ellos señalan como motivo de su
escapada las mismas causas:
La ausencia de escolarización en los colegios públicos, la retirada
de la documentación al cumplir los 18 años y el maltrato a la llegada al
centro.
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Éstas son las tres cuestiones determinantes que están provocando la
estampida de niños del sistema de protección de menores de Melilla. Los
jóvenes de 16 a 18 años son los primeros en intentar subir al barco. Los
más pequeños les siguen “por simpatía”.
Desde hace meses se viene denunciando la situación de abandono que
sufren los menores tutelados por la Ciudad Autónoma de Melilla y sus
consecuencias. El Defensor del Pueblo Español está interviniendo de
forma enérgica ante la Ciudad Autónoma y la Delegación del Gobierno en
Melilla para deshacer la situación de verdadero aparhteid que sufren los
niños de La Purísima. Sin mucho éxito.
Tanto la Delegación del Gobierno como la Ciudad Autónoma no han
aceptado las recomendaciones de la Oficina y en consecuencia el Defensor
del Pueblo ha dado cuenta a la Fiscalía General del Estado y a la
Secretaría General de Inmigración.
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Sin lugar a dudas la situación no se puede eternizar y pronto el sistema
de exclusión caerá. No obstante mientras duren los procesos, decenas de
niños como Abdelhak se ven forzados a sobrevivir en las calles y
escolleras de la ciudad de Melilla, poniendo sus vidas en un grave
riesgo. Ciertas políticas han llevado a convertir en víctimas a los
menores de edad que debieran ver garantizadas sus necesidades y
seguridad bajo la tutela de las Comunidades Autónomas, en este caso, la
de Melilla. Al tiempo que desde las instituciones locales se alega falta de recursos
y medios para mantener a todos los menores acogidos, cuatro altos
cargos del gobierno local fueron detenidos por la Guardia Civil el
viernes 18 de octubre por un presunto delito de corrupción. Casi el 50%
de los miembros del gobierno local de Melilla está en la misma
situación. | | | | |
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