El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.- REUTERS |
En los últimos días el Ejecutivo ha desencadenado una serie de graves acusaciones con las que se pretende acabar con las actividades de distintas ONGs de izquierdas, y en particular con Rompiendo el Silencio, al considerar que sus denuncias manchan la reputación del ejército.
El escándalo más reciente se inició el 17 de marzo, cuando el Canal 2 de la televisión hebrea, el más militarista de todos, difundió un controvertido vídeo que según la cadena demostraba que Rompiendo el Silencio está recogiendo material confidencial del ejército y está introduciendo topos en las fuerzas armadas con el fin de recabar informaciones secretas.
Netanyahu reaccionó con extrema dureza ante el vídeo, diciendo que es “intolerable” que Rompiendo el Silencio trabaje contra los soldados que combaten el terrorismo y que esté “reuniendo información de inteligencia” y sobre operaciones militares.
El ministro de Defensa, Moshe Yaalon, fue más lejos y acusó a la ONG de “traición”, dando por hecho que los empleados de Rompiendo el Silencio compilan información “considerada secreto militar”. “Si están usando esta información en el extranjero es muy grave…es traición, y si la mantienen para sí mismos también es traición. ¿Quién guarda ese material? ¿Por qué necesitan saber qué equipamiento usamos”, ha preguntado en público Yaalon.
Consciente de la naturaleza de los ataques, Rompiendo el Silencio ha reaccionado rápidamente denunciando que el gobierno israelí ha pasado a una nueva fase de deslegitimación dentro de la campaña en marcha contra las ONGs de izquierdas, y puntualizando que ellos jamás han recopilado información secreta ni la han divulgado, entre otras cosas porque todas las informaciones que publican son sometidas previamente a la censura militar y nada se divulga sin contar con el visto bueno de los estrictos censores.
La grabación era de una ONG de extrema derecha Sin embargo, el nivel sin precedentes de los ataques gubernamentales ha alarmado a muy poca gente dentro de la clase política, que en su mayor parte ha manifestado su apoyo a Netanyahu y Yaalon y ha condenado a la ONG. De hecho, Solamente dos políticos destacados, dos mujeres, han criticado las acusaciones de Netanyahu y Yaalon.
Tzipi Livni, de la Unión Sionista, ha pedido al gobierno que modere sus palabras recordando que los israelíes pagaron en el pasado un precio muy alto por usar las palabras “traición” y “traidor” contra el primer ministro asesinado Yitzhak Rabin.
Por su parte, Tamar Zandberg, de Meretz, ha dicho estar “preocupada” por la seguridad de los empleados de Rompiendo el Silencio, “a quienes se les puede matar”, subrayando que se trata de “patriotas que defienden valores morales y el fin de la ocupación”.
Poco después de la emisión del polémico vídeo se supo que lo habían grabado con una cámara oculta miembros de la ONG de extrema derecha Ad Kan (Hasta Aquí), un grupo asociado al Comité de Colonos de Judea, una organización que casualmente está financiada en gran parte por el gobierno israelí.
Ad Kan se dedica, entre otras cosas, a colocar topos en las ONGs de izquierdas con el fin de mostrar al público israelí la “realidad” de esas ONGs. Ad Kan inició estas actividades hace tres años y en el caso específico de Rompiendo el Silencio ha intentado colocar a cuatro topos que han sido identificados y desenmascarados.
La identificación de los topos no suele ser una tarea muy complicada puesto que todos ellos acostumbran a ofrecerse para revelar a Rompiendo el Silencio información confidencial del ejército con el fin de grabar la entrevista y luego hacérsela llegar a medios de comunicación afines, como es el caso del Canal 2 de televisión.
Rompiendo el Silencio inició sus actividades en 2004 y desde entonces ha reunido más de un millar de testimonios de soldados destinados en los territorios ocupados. Ninguno de esos testimonios se ha revelado falso a pesar del esfuerzo que han hecho el gobierno, y organizaciones vinculadas con el gobierno, en ese sentido.
Un caso sonado ocurrió hace algunas semanas cuando Ad Kan publicó el testimonio de una joven judía que aseguraba haber sido acosada sexualmente por palestinos en el interior de un autobús mixto. Este testimonio causó un escándalo y numerosos políticos y notables israelíes pidieron que israelíes y palestinos viajaran en autobuses separados. Sin embargo, poco después se descubrió que la versión de la joven era falsa y que todo había sido un montaje de Ad Kan.
En su caso, Rompiendo el Silencio trabaja con una meticulosidad muy rigurosa y siempre trata de contrastar la información que recibe. También advierte a los soldados, antes de iniciar cualquier entrevista, de que en ningún caso faciliten información secreta o confidencial del ejército, de manera de que cuando esto ocurre por iniciativa del soldado se encienden todas las alarmas.
Un miembro de Rompiendo el Silencio ha dicho a Público que está claro que “Netanyahu quiere cerrar nuestra ONG, y esto es algo que debería preocupar a todos los israelíes”. El ejército, por su parte, ha abierto una investigación y no descarta llegar a los tribunales con el objetivo de deslegitimar a Rompiendo el Silencio y acabar con sus actividades.
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