Chinguetti es una foto en blanco y negro paralizada en el tiempo, un pueblo prácticamente engullido por las arenas del desierto del Sahara. Ante esta estampa, poco hace presagiar que en otra época fue una próspera ciudad medieval, centro de estudios tales como medicina, astronomía, ciencia o filosofía del África Occidental.
Este rincón de Mauritania, en el pasado ciudad académica, conserva entre sus huesos restos de un pasado dedicado a los libros. Los volúmenes más preciados son traspasados de generación en generación, por eso es sorprendente que a pesar de su estado ruinoso se conserven ejemplares de gran antigüedad.
Detrás de sus paredes de arena descansan más de 6.000 libros – algunos del siglo IX – repartidos en las 10 bibliotecas que quedan en el casco viejo del pueblo.
Olivier Blaise |
Chinguetti es un museo al aire libre que hipnotiza a cualquier
visitante. Casas abandonadas conviven con otras más modernas que sirven
de almacenamiento de libros. La biblioteca más rica pertenece a la
familia Mohammed Habbot – cuenta con 1.600 ejemplares – y es conocida
por ser una de las colecciones más antiguas del Islam.
Además, el pueblo se enfrenta a las inclemencias meteorológicas propias del cambio climático: constantes tormentas de arena, inundaciones estacionales y aumento de la desertificación. Un conjunto de elementos son altamente nocivos para la conversación de los libros de incalculable valor.
Por suerte, la UNESCO ha reconocido a Chinguetti como Patrimonio de la Humanidad, reconociendo el peligro de extinción que se cierne sobre la ciudad. Esperemos que se conserve así, lejana e inexpugnable, por muchos siglos más.
Jason Finch |
No hay comentarios:
Publicar un comentario