Éric Toussaint
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Éric Toussaint (Namur, Bélgica, 1954), doctor en Ciencias
Políticas en las universidades de Lieja y París VIII, lleva al menos 26
años analizando y denunciando cómo el FMI o el Banco Mundial utilizan la
deuda "para disciplinar a un país". Primero, centrado en la deuda
externa del Tercer Mundo, funda en 1990 el Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, del
que es portavoz. En esa tarea ha asesorado, entre otros países, a
Ecuador, Paraguay o Timor y a Naciones Unidas. Luego, cuando la crisis
de la deuda pública estalló en los países de la periferia europea,
Toussaint trasladó también su combate al Primer Mundo. Ha sido
coordinador científico de la Comisión de la Verdad sobre la Deuda
Pública griega, creada por Zoe Konstantopoulou, expresidenta del
Parlamento griego, hasta su disolución.
Militante de la iniciativa Plan B, lanzada por Yanis Varoufakis, está convencido no solo de que la socialdemocracia no busca reformar Europa, sino también de que no se puede reformar la UE. Por ello, defiende que hay que “desobedecer a las instituciones europeas”.
¿Cuáles fueron las principales conclusiones del Comité de la deuda griega que usted dirigió?
La deuda reclamada por la troika, que representa más del
85%, es ilegal, insostenible, odiosa e ilegítima. Se trata de una deuda
nueva contratada después del 2010 bajo condiciones muy claras: políticas
impuestas por los acreedores y que violan tratados internacionales en
materia de protección de derechos humanos. Y también son insostenibles
desde un punto de vista económico y financiero. Desembocaron en un
fracaso económico.
¿Pero qué ocurre con la deuda generada antes de 2010?
Se transformó en deuda reclamada por la troika. Hemos
analizado la deuda antigua y también hay signos evidentes de
ilegitimidad e ilegalidad. Era deuda con bancos privados generada en su
mayoría mediante bonos vendidos en los mercados financieros. Ahora bien,
la importante es la que Grecia está pagando ahora. A menudo, la deuda
nueva es una forma de blanquear deuda ilegítima e ilegal anterior.
¿Pero hay quiénes plantearan que si Grecia se endeudó, antes de la llegada de la troika, tendrá que pagarlo?
Si la deuda anterior también es ilegal o ilegítima, no.
Pero en este caso, podemos además demostrar la ilegalidad y el carácter
odioso de la deuda actual. Ese argumento no tiene valor.
Señalaban ustedes en su informe que el endeudamiento griego no se debió a un excesivo gasto público, ¿entonces a qué?
Uno, se debió a políticas fiscales que, como en otros
países, redujeron los impuestos sobre los ricos. Dos, a la entrada en la
zona euro que conllevó un flujo enorme de capital financiero
proveniente de 15 bancos franceses y alemanes que buscaron cómo colocar
su liquidez en Grecia. Es lo mismo que hicieron los bancos alemanes con
las constructoras y bancos españoles más o menos en el mismo periodo. O
con Portugal. El tercer elemento son los gastos militares. Los griegos
son, proporcionalmente, los más elevados de Europa. Las empresas que
vendían y venden armas a Grecia son en primer lugar, alemanas, segundo,
francesas y luego, estadounidenses. Los gobiernos de estos países
presionaron a Grecia para que mantuviese un gasto militar muy elevado.
Además, la participación en la OTAN es muy costosa, porque Grecia tiene
que cumplir una serie de misiones como país fronterizo de Oriente
Próximo. Ha de cuestionarse la participación griega en la OTAN. Y
cuarto, una política de reducción de las cotizaciones sociales pagadas
por los empresarios que redujeron los ingresos del Estado. Se trata de
una política neoliberal generalizada en nuestros países, pero en Grecia
se hizo de manera muy agresiva. Esta reducción del ingreso fiscal tuvo
que ser equilibrada con más deuda.
¿Y qué papel jugaron grandes empresas como Siemens?
Se ha comprobado que Siemens distribuyó sobornos por 200
millones de euros en Grecia. Pero no es solo Siemens. También es Rhein
Metal que abastece en armas y material metalúrgico. O la estadounidense
Martin Lockheed, fabricante de los bombarderos F-16. La corrupción ha
sido masiva en Grecia, pero la idea de que es un caso excepcional es una
exageración. Ustedes en España con el señor Rodrigo Rato y otras
personalidades como Botín, etcétera, saben algo de corrupción, desvío de
fondos, acumulación indebida.
Si en julio de 2015, el propio FMI declaraba que la
deuda griega era insostenible e impagable, ¿por qué entonces la
exigencia inamovible de pago por parte de la UE?
Cuidado, esa exigencia también es del FMI, el cual no
estaba dispuesto a una quita. Es pura propaganda. Christine Lagarde es
francesa, sabe muy bien que, aunque le pida a Hollande y a Merkel que
reduzcan la deuda griega, si el FMI no lo hace, no habrá quita. El FMI
es un organismo multilateral, en el que hay presiones de los chinos, los
rusos o los brasileños para llegar a este tipo de declaraciones.
Si hay un cierto consenso en que la deuda griega es
insostenible e impagable, da la impresión de que su no condonación es
una herramienta política.
La cuestión fundamental no es acumular beneficios a corto
plazo, sino tener un instrumento para disciplinar a un país. Y Grecia es
sólo el ejemplo para decir a los demás que también pueden hacerlo con
ellos. Además, el BCE, que tiene bonos emitidos por Grecia entre 2010 y
2012, se negó a participar en la reestructuración de 2012, en la que se
redujo un 53% el valor de estos bonos. El BCE cobra a Grecia el 6% y el
FMI el 3%, a pesar de que se financia a una tasa inferior. Ellos sí
hacen un buen negocio, desde 2010 están cobrando muchos reembolsos. Los
demás acreedores públicos, entre ellos España, están cobrando una tasa
de interés muy baja y además los verdaderos pagos no empiezan hasta el
2022. En los seis primeros meses de gobierno de Syriza, cuando Tsipras
todavía se negaba a capitular, el BCE se negó a devolver a Grecia los
intereses abusivos que le cobraba. Después los devolvió con la condición
de que Grecia utilizase ese dinero para reembolsar al FMI. El cobro de
intereses es un arma de presión y chantaje.
Habla de capitulación de Tsipras, pero ¿había alternativas?
Por supuesto. En febrero de 2015 había que decidir si se
prolongaba el segundo memorándum o si se paralizaba. La solución elegida
por Tsipras y Varoufakis fue la de alargarlo hasta finales de junio. Se
comprometieron a respetar el calendario de pago de la deuda y el
reembolso de 7.000 millones de euros. Había que haber elegido una
suspensión unilateral de pagos en base al artículo 7 del párrafo 9 del
reglamento 4702, adoptado el 21 de mayo de 2013 por el Parlamento
Europeo y la Comisión Europea. Éste prevé la organización de una
auditoría por parte de un gobierno bajo un programa de ajuste
estructural para determinar las razones por las cuales la deuda alcanzó
un nivel insostenible e identificar las posibles ilegalidades e
irregularidades. Además, tenían que haberse tomado medidas fuertes sobre
los bancos y el control de los movimientos de capital para parar la
fuga de los mismos. También se podía haber lanzado una moneda paralela
al euro, una moneda virtual, sin convertibilidad, para el pago de
impuestos o las pensiones. Todo esto habría llevado a una confrontación
con la UE, pero de todos modos la hubo y sin correlación de fuerzas
porque al mantener los pagos de la deuda, las instituciones acreedoras
podían prolongar la negociación y llevar a Tsipras al resultado que
lograron. Cuando se convocó el referéndum del 5 de julio de 2015 y el
BCE obligó al gobierno a cerrar los bancos, había todavía una
posibilidad bajo el mandato popular – el no obtuvo el 62% de los
votos—de poner en marcha un plan B en condiciones más complicadas,
porque ya se había dado la fuga de capitales, pero aun así se podía.
Hubo dos momentos en los que Tsipras se negó a pasar al plan B y fue un
error trágico. O seguramente más que un error.
En ese segundo momento, Grecia se afrentaba a la amenaza de la salida del euro, ¿es viable que un país salga de la moneda única?
Sí. No hablo de esta posibilidad en febrero porque entonces
Syriza tenía un mandato para no salir del euro con el programa de
Tesalónica, aprobado por una mayoría del partido. Si se hubiese aprobado
otro programa, Syriza habría podido implementar una salida del euro
después de las elecciones. En julio el 62% que votó en contra de las
exigencias de los acreedores sabía perfectamente que votar no tenía como
probable consecuencia la salida del euro. Tsipras tenía la legitimidad
para tomar esa decisión. ¿Por qué no sería viable salir del euro? Se
pueden implementar medidas de salida del euro para reducir los aspectos
desventajosos para el pueblo y contar con las ventajas del retorno a una
moneda soberana.
¿Cabe la posibilidad de que una vez que terminen
las actuales negociaciones entre los acreedores y Grecia haya una
reestructuración de la deuda?
Sí. Una quita es una posibilidad, pero si se prolongan las
políticas de ajuste estructural no sirve de nada ni para el pueblo
griego ni para la economía. Si los acreedores quieren dar una
compensación a Syriza por la capitulación, tendrían que otorgar una
quita, pero, tal vez, ni siquiera quieren. A veces, los vencedores
quieren una derrota total. Una reducción puede determinar un poco el
futuro de Tsipras, pero no el del pueblo griego ni el de Europa.
Las medidas de austeridad impuestas desde el 2008
en Europa recuerdan a las políticas de ajuste estructural y al consenso
de Washington aplicado en América Latina y África en los ochenta y
noventa.
Claro, se están aplicando en Europa, con especificidades,
políticas muy similares. Se ve en el tipo de medidas y en cómo las
implementan, cómo sustituyen a los acreedores privados por acreedores
públicos, cómo reestructuran la deuda.
¿Con qué fin?
En América Latina se trataba de acabar con las políticas de
industrialización por sustitución de importación. También con el Estado
de bienestar que existía en algunos países. Era una política de
apertura comercial y a las inversiones y de reducción de manera brutal
de las conquistas sociales. ¿Por qué? Por lo mismo que ahora en Europa,
para poner a los trabajadores de todas las economías a competir entre
ellos. Europa está implementando esta política de ajuste brutal para
ganar más mercados en la competencia con Estados Unidos, China y los
otros Brics. La lógica actual es la reducción de los costes del trabajo
hasta el mínimo posible. Es la parte, yo diría, racional porque si no lo
analizas así es absurdo porque no genera crecimiento económico. Las
empresas europeas necesitan un aumento del consumo interno. ¿Por qué no
lo hacen? Porque su prioridad es una derrota histórica del movimiento
sindical y de los trabajadores y luego ya podrán volver a una política
de incentivo del crecimiento económico.
Pero, ¿a quién vamos a exportar, si ahora los mercados emergentes están cayendo? Esta lógica ya no cuadra.
Para ellos la prioridad es lograr una derrota. Y saben que
esto tiene un costo. Y ellos se mueven en la crisis, en el caos
económico.
¿Quiénes son ellos?
Los gobiernos y las grandes empresas. Karl Marx decía hace
casi dos siglos que el interés general de los capitalistas era aumentar
la demanda para aumentar la producción y la venta y con ella, la
obtención de la plusvalía, pero que el interés individual de los
capitalistas era otro. Es ganar la batalla comercial contra el otro y
para ello hay que disminuir los salarios. La lógica actual es lo que
Marx llamaba anarquía capitalista. No puede asumirse que hay un interés
general del capitalismo y un gobierno que vela por él.
La auditoría de la deuda era una de las líneas
estratégicas de Podemos que ahora, a pesar de estar incluida en su
programa electoral, ha desaparecido de la agenda, ¿a qué cree que se
debe?
A la presión de tener un discurso de realpolitik y
no tener que responder a preguntas difíciles por parte de la prensa. Es
más fácil decir que su pago ya no es un problema. Ahora bien los
elementos que hacen que el pago de la deuda sea manejable en estos
momentos pueden cambiar rápidamente con la nueva crisis bancaria.
¿Hay itinerario posible para socialdemocracia para reformar Europa o hay que inventar nuevas vías?
La socialdemocracia no busca reformar Europa. La
socialdemocracia vota con el grupo del PP en el 70% de los casos. En
todo lo relacionado con tratados como el TTIP o el TISA votaron juntos
para diseñar una Europa todavía más neoliberal. La reforma de Europa
forma parte del discurso, pero no del proyecto. No se puede reformar la
Unión Europea. En el plan B no hay reforma de la UE.
¿Y entonces qué hay?
Hay que desobedecer a las instituciones europeas. Hay que
ser indisciplinado respecto a los tratados europeos cuando éstos van en
contra del interés de la ciudadanía. Un gobierno de izquierda tiene que
desobedecer. No implica una salida unilateral de la UE, pero sí decir
estoy en la UE y doy prioridad a la satisfacción de las necesidades de
mi pueblo, y de los demás pueblos, y después ya veremos lo que ocurre.
Fuente: http://ctxt.es/es/20160302/Politica/4583/Eric-Toussaint-Deuda-Grecia-socialdemocracia-UE-Plan-B-Europa-Entrevistas-Europa-contra-s%C3%AD-misma.htm
Fuente: http://ctxt.es/es/20160302/Politica/4583/Eric-Toussaint-Deuda-Grecia-socialdemocracia-UE-Plan-B-Europa-Entrevistas-Europa-contra-s%C3%AD-misma.htm
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