Un informe de la Agencia Europea de los Derechos Fundamentales asegura que se trata de un problema endémico en Europa y critica la impunidad de los explotadores.
La agricultura, la construcción, los servicios en los hoteles y ‘catering’, el trabajo doméstico y las manufacturas son los sectores donde más frecuente es este fenómemo.
Trabajar todos los días de
la semana por salarios irregulares que a veces llegan y a veces no.
Vivir en condiciones paupérrimas e incluso aislados de la comunidad.
Trabajar sin contrato y bajo amenazas constantes de expulsión. Son
algunos ejemplos de lo que la Unión Europea define como “explotación
laboral grave”, un fenómeno al alza en España, Portugal y Grecia, según
un informe de la Agencia Europea por los Derechos Fundamentales, el más
completo sobre el fenómeno hasta la fecha. La crisis económica está
detrás del aumento de la explotación laboral, que en estos países llega a
implicar, en ocasiones, situaciones de esclavitud.
El auge de la explotación
laboral está relacionado, por tanto, con la crisis, pero también con
ciertos sectores donde está especialmente arraigada: la agricultura, la
construcción, los servicios en los hoteles y el catering, el trabajo
doméstico y las manufacturas. La pobreza es un factor de riesgo,
sufrirla hace a las personas más vulnerables a la explotación, que
muchas veces aceptan porque no tienen otra alternativa o, en el caso de
los trabajadores desplazados a otros países, porque la presion para
enviar dinero a casa o pagar deudas se impone.
“Las víctimas de la
explotación laboral grave son trabajadores que padecen condiciones
laborales punibles bajo la legislación del país en el que se encuentran.
Muchas veces trabajan aisladas, en el campo, en casas o en edificios en
construcción. Cuando su trabajo acaba, las víctimas suelen abandonar el
país en el que han trabajado y es difícil hacerles seguimiento”,
explica el informe.
El Director de la Agencia
Europea de los Derechos Fundamentales, Constantinos Manolopoulos, habla
de una “problema endémico” e insta a los estados miembros a promover un
clima de tolerancia cero a este forma de explotación. “La explotación de
trabajadores que se han visto forzados por sus circunstancias
económicas y sociales a aceptar malas condiciones laborales es
inaceptable”, asegura Manolopoulos.
Y es que el informe señala
que, a pesar de su aumento, la explotación laboral grave sigue siendo un
fenómeno invisible y escondido. “Los intereses políticos y económicos
favorecen esa invisibilidad, especialmente en tiempos de crisis”, afirma
la Agencia Europea, que señala la falta de coordinación y comunicación
entre organismos e instituciones para resolver estas situaciones.
Es precisamente esa
naturaleza oscura la que hace muy difícil de cuantificar el fenómeno. El
informe se remite para ello a los cálculos de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), que estima que cerca de tres cada mil
personas en el mundo han padecido explotación en algún momento durante
la década de 2002 a 2011. La Agencia Europea de los Derechos
Fundamentales basa su informe en grupos de trabajo con cientos de
expertos y personal especializado de prácticamente todos los países
miembros, así como en decenas de casos de estudio.
Impunidad
A pesar de la gravedad del
asunto, la impunidad es grande. El estudio europeo la señala como uno de
los obstáculos para acabar con el fenómeno. Por ejemplo, aunque la
Union Europea cuenta con legislación que prohíbe varias formas de
explotación, en muchos estados miembros la pena máxima por explotar a un
trabajador migrante es inferior a dos años, “una pena que no refleja la
gravedad del derecho fundamental que se está violando”.
Y es también la falta de
denuncias de las víctimas lo que alimenta la impunidad. El informe
señala que no lo hacen bien porque no se les permite hacerlo, bien por
temor a las consecuencias. “A esto se añade un escaso riesgo de que los
autores se enfrenten ante procesos penales o sean obligados a compensar a
las víctimas. Esta suma de factores crean una situación que no solo
perjudica a las propias víctimas, sino que también socava las
normas laborales en un sentido más amplio”.
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