Alexis Tsipras, en un discurso en el Parlamento griego.
Queridos compatriotas griegos.
Durante los últimos seis meses, el Gobierno griego ha estado presentado
batalla en mitad de unas condiciones creadas por una asfixia económica
sin precedentes para poner en práctica nuestro mandato del 25 de enero
[fecha de las últimas elecciones griegas]. Fue un mandato para negociar
con nuestros socios con la misión de poner fin a la austeridad y
restaurar la prosperidad y la justicia social en nuestro país.
El objetivo era conseguir un acuerdo viable que
respetara tanto la democracia como las normas europeas y condujera a una
salida definitiva de la crisis. En todo este periodo de negociaciones,
nos pidieron que adoptáramos los acuerdos de rescate que habían sido
acordados con anteriores gobiernos, a pesar de que habían sido
condenados de forma rotunda por el pueblo griego en las recientes
elecciones.
Pero nosotros, ni por un momento, contemplamos ceder. Eso hubiera sido lo mismo que traicionar vuestra confianza.
Después de cinco meses de duras negociaciones, nuestros socios
presentaron desgraciadamente en el Eurogrupo antes de ayer una
propuesta, un ultimátum a la República Helena y el pueblo griego.
Es un ultimátum que contraviene los principales fundadores y los
valores de Europa, el valor de nuestra estructura común europea.
Se pidió al Gobierno griego que aceptara una propuesta que suma nuevas
cargas insoportables al pueblo griego y socava la recuperación de la
sociedad griega y de su economía, no sólo manteniendo la incertidumbre,
sino llevando aún más lejos los desequilibros sociales.
Las propuestas de las instituciones incluyen medidas que llevarían a
una mayor fragmentación del mercado laboral, recortes de pensiones,
nuevas reducciones en los salarios del sector público y un aumento del
IVA en alimentos, restaurantes y turismo, con la eliminación de las
deducciones fiscales en las islas.
Estas propuestas
claramente violan las normas sociales europeas y el derecho fundamental
al trabajo, la igualdad y la dignidad, dado que el objetivo de algunos
socios e instituciones no era conseguir un acuerdo viable y beneficioso
para ambas partes, sino la humillación de todo el pueblo griego.
Estas propuestas ponen en evidencia la fijación, especialmente del
Fondo Monetario Internacional, en una austeridad dura y de castigo.
Ahora es más necesario que nunca que las principales fuerzas europeas
den un paso al frente y tomen iniciativas con las que trazar una línea
firme en relación a la deuda griega, en una crisis que también afecta a
otros países europeos y que amenaza el futuro de la unidad europea.
Queridos compatriotas griegos. Asumimos hoy una responsabilidad
histórica en favor de las luchas del pueblo helénico y de la protección
de la democracia y de nuestra soberanía nacional. Es una responsabilidad
ante el futuro del país. Y esa responsabilidad nos obliga a responder a
este ultimátum con la voluntad del pueblo griego.
Hace unos momentos, he reunido al Gobierno al que he propuesto la
celebración de un referéndum para que el pueblo griego decida de forma
soberana. La sugerencia ha sido aceptada de forma unánime.
Mañana (por este sábado) el pleno del Parlamento griego se reunirá para
ratificar la propuesta del Gobierno de un referéndum el próximo domingo
5 de julio, con la pregunta de si acepta o rechaza la propuesta de las
instituciones [europeas].
Ya he comunicado mi
decisión al presidente de Francia, a la canciller de Alemania y al
presidente del BCE. Mañana (por este sábado) pediré formalmente a los
líderes e instituciones de la UE una extensión de unos pocos días del
programa [de rescate] para que el pueblo griego pueda decidir, sin
presiones ni coerciones, como dicta la Constitución de nuestro país y la
tradición democrática de Europa.
Queridos
compatriotas griegos, ante este ultimátum y chantaje, os convoco para
que decidáis de forma soberana y con orgullo, como dicta la historia de
Grecia, sobre la aceptación de esta [propuesta de] austeridad estricta y
humillante, que no ofrece ningún fin a la vista ni opción que nos
permita recuperarnos social y económicamente.
Ante esta dura austeridad autocrática, debemos responder con democracia, serenidad y determinación.
Grecia, el crisol de la democracia, debe enviar un claro mensaje democrático a Europa y la comunidad internacional.
Estoy personalmente comprometido a que se respete el resultado de vuestra voluntad democrática, sea la que sea.
Estoy completamente seguro de que vuestra elección estará a la altura
de la historia de nuestro país y enviará un mensaje de dignidad a todo
el mundo.
En estos momentos cruciales, todos debemos
recordar que Europa es el hogar común de sus pueblos. No hay dueños ni
invitados en Europa.
Grecia es y continuará siendo
una parte indispensable de Europa, y Europa será una parte indispensable
de Grecia. Pero Grecia sin democracia sería una Europa sin identidad ni
dirección.
Os convoco para que toméis las decisiones que se esperan de nosotros.
Por nosotros, por las generaciones futuras y por la historia de los griegos.
Por la soberanía y la dignidad de nuestro pueblo.
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