domingo, 2 de febrero de 2014

Se oculta la muerte de siete personas por pandemia

A uno lo degollaron. A otro lo apuñalaron. Y a otro. Y a otro. Y a otro. Y a otro. Y a otro lo mataron a golpes
Ahora, imaginemos que todas estas víctimas son...

Este mes de enero han muerto siete personas en España por causas desconocidas para el Gobierno. Los medios de comunicación españoles apenas han reseñado esas muertes. Se teme que las bajas puedan estar relacionadas con una enfermedad rara, de alta capacidad de contagio, y que para no crear alarma social se haya preferido mantener la discreción y dar la información con cuentagotas. La opinión pública, en un alarde de sintonía con el Gobierno no se ha hecho eco de la noticia y el dato ha pasado, sin más, desapercibido para todos.

A uno lo apuñalaron.

Pese a que, al cabo de los días, los forenses han dictaminado que las muertes han sido todas de carácter violento, no se ha podido establecer un patrón que señale una misma fuente homicida, así que se ha preferido seguir guardando silencio de cara a una futura investigación policial que aclare las verdaderas razones de esta plaga sangrienta en el primer mes del año.

A otro le golpearon con una estaca hasta morir.

Aunque no se ha logrado encontrar un móvil común posible que haya desencadenado los asesinatos, se sabe que todos ocurrieron en situaciones parecidas: en las casas o el entorno más conocido de las víctimas, en ocasiones a plena luz del día, lo cual explicaría lo inesperado de los ataques y hace presuponer a las autoridades que tenían la guardia baja y no tuvieron capacidad de defenderse.

Las huellas de sangre en el suelo llevaron a la policía hasta otro cadáver.

Fuentes cercanas a la investigación policial alertan de un fenómeno corriente que, dicen, justifica la poca atención que se le brinda a este tipo de casos: la capacidad de reproducción de estos crímenes, en lo que se conoce en la jerga como "asesinatos copia", hace que ni las autoridades, ni la prensa, ni las fuerzas policiales, quieran echar demasiada luz sobre este fenómeno ocurrido en enero, por más que existan precedentes que podrían provocar una alarma social generalizada.

A uno lo degollaron. A otro lo apuñalaron. Y a otro. Y a otro. Y a otro. Y a otro. Y a otro lo mataron a golpes.

Y ahora, imaginemos que todas estas víctimas son mujeres.

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