La Infanta Cristina también se acoge al síndrome de “la esposa idiota”
La extensa jurisprudencia sobre cónyuges imbéciles juega a su favor
La misma estrategia utilizada por la ministra Ana Mato, o la esposa de Bárcenas, para desvincularse de la corrupción de sus esposos, ha sido la elegida por la Infanta Cristina para defenderse de las impertinentes acusaciones del juez Castro sobre su implicación en el caso Nóos. La concisa, pero letal expresión “Eso lo lleva mi marido”, junto con la no menos eficaz “Mi padre es el Rey” están bloqueando la mayoría de las ponzoñosas preguntas del juez.
Su abogado, el conocido parlamentario Miquel Roca i Junyent, había instruido a la Infanta para que memorizara una batería de respuestas alternativas que finalmente no han sido necesarias. “Mi hermano es muy alto”, “Mi madre sabe un montón de osos panda” y “No llevo bragas” eran algunas de las respuestas que finalmente se han quedado en el cajón. “Lo del síndrome de la esposa idiota es de puta madre”, ha dicho Roca.
Tampoco los saltimbanquis que ha enviado la Casa Real para que amenizaran la comparecencia de la Infanta han tenido tiempo de hacer más de media docena de piruetas ante la sala. Los lanzadores de cuchillos no han obtenido permiso para entrar en el juzgado. “Ya está bien, hostia”, ha dicho Castro.
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