viernes, 23 de agosto de 2019
La obediencia
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El origen de la obediencia hay que buscarlo en los procesos que crean en nosotros al otro. Con la obediencia renunciamos a nuestros propios sentimientos y percepciones. Si a una persona se le obliga a avanzar en esa dirección durante el proceso de desarrollo de su identidad, su evolución transcurre según leyes que son completamente distintas a las que establece el pensamiento psicológico corriente hoy en día. Entonces, el apego a la autoridad se convierte en un precepto fundamental de la vida. Aunque uno odia esa autoridad, se identifica con ella. La represión de lo propio desata odio y agresiones que, sin embargo, no se pueden encauzar contra el represor, sino que se transfieren a otras víctimas. Es típico de esta evolución negar la propia condición de víctima. Pues el propio sufrimiento y el propio dolor formaron parte anteriormente de lo que nos convirtió en seres sin valor. Así, la condición de víctimas se convierte en el fundamento inconsciente de la condición de agresores. Al mismo tiempo, la obediencia se vuelve una institución social con la que se transmite esta enfermedad, de la que todos estamos afectados en mayor o menor grado, pero que no reconocemos como tal...
El extraño que llevamos dentro
El origen del odio y la violencia en las personas y sociedades
Arno Gruen
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