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En el acto, celebrado a modo de funeral, la primera ministra islandesa, Katrín Jakobsdóttir, señaló que «espero que esta ceremonia sea una fuente de inspiración no solo para nosotros, aquí en Islandia, sino también para el resto del mundo, porque lo que vemos aquí es solo un rostro de la crisis climática».
Este homenaje pretende ser también una forma de generar conciencia. Por eso, la placa recoge una «carta para el futuro», en la que se llama a actuar frente a las consecuencias de la emergencia climática. En ella se puede leer «415 ppm CO2»: el récord en los niveles de CO2 que se registró el pasado mes de mayo.
El hielo de Okjokull cubría 16 km2 de superficie en 1980. En 2012, ya no ocupaba más de 0,7 kilómetros cuadrados, según dató la Universidad de Islandia en 2017. «En 2014, tomamos la decisión de que ya no se trataba de un glaciar, solo hielo muerto que no se movía más», explicó el geólogo Oddur Sigurdsson a Agence France Press. Y añadió que «la inercia del sistema climático es tal que, incluso si dejásemos a partir de ahora de emitir gases de efecto invernadero en la atmósfera, continuaría recalentándose durante un siglo y medio o dos antes de alcanzar su equilibrio».
El parque nacional de Vatnajokull, en el sur de la isla, aún conserva el título del casquete glaciar más grande de Europa.
Fuente: https://www.climatica.lamarea.com/islandia-despide-con-un-funeral-al-glaciar-okjokull/
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