La población de geckos tokay ha disminuido hasta un 50% en algunos países de Asia en tan solo unos años | imagen ONG Traffic.org |
En alguna ocasión hemos hablado en esta sección de ciencia del peligro que representan las denominadas “medicinas tradicionales”
para infinidad de especies, sobre todo en Asia y África. Bellos
animales como los rinocerontes, los tigres o los elefantes que están
siendo exterminados para cubrir los caprichos de unos curanderos y sus
ridículos polvos mágicos. Nuestra atención se suele centrar en estas
especies emblemáticas y a veces olvidamos que otras prácticas
reprochables que afectan a animales menos célebres.
Esta
semana Scientific American publica un amplio reportaje sobre cómo el
tráfico y comercio ilegal, y sobre todo las dichosas “medicinas
milenarias” están reduciendo de manera alarmante la población de geckos en países como China, Vietnam, Tailandia, Myanmar, Indonesia, Filipinas o Bangladesh.
Se
suelen denominar “tokay” y son una de las especies de geckos más
grandes que existen. Su alimentación es uno de los más poderosos aliados
que tenemos contra infinidad de insectos. De hecho, estos ágiles
reptiles suelen residir en poblaciones urbanas, incluso es fácil verlos
en jardines y hogares, donde ayudan a controlar las plagas de insectos
con gran eficacia.
A
pesar de ser tan beneficiosos para el ser humano, en los últimos años
han comenzado a comercializarse en el mercado internacional y los estudios realizados muestran un rápido y preocupante declive de la especie.
Los trabajos publicados sobre las tendencias de la población de gekos
tokay son escasos, pero varios equipos internacionales han confirmado
disminuciones de hasta el 50% en numerosos países de Asia donde antes
eran abundantes.
Nadie
sabe a ciencia cierta cuántos gekckos tokay son capturados para
comercio, pero la cifra puede superar el millón de ejemplares cada año.
Un pequeño porcentaje de ellos termina en Europa, Japón o Estados Unidos
para venderse como mascotas, sin embargo, la gran mayoría termina en China
para ser usados como ingredientes de su ridícula medicina tradicional
para tratar dolencias como el asma, la diabetes, el eczema o la
disfunción eréctil. Por supuesto, ninguna evidencia científica respalda
la eficacia de los geckos como tratamiento médico.
La
mayor parte de los esfuerzos para controlar el comercio de vida
silvestre a menudo recae en criaturas más raras y amadas, como
elefantes, rinocerontes y tigres, sin embargo, no debemos olvidar que
miles de especies más cotidianas también están siendo objeto de caza,
comercio y tráfico ilegal.
"La gente da por sentado muchas especies porque son comunes", explica Vincent Nijman, antropólogo de la Universidad de Oxford en Scientific American.
“No nos importan o no nos preocupamos por ellas, y luego, de repente,
una o dos generaciones después, nos damos cuenta de que ya no son
comunes. Solo entonces nos damos cuenta del impacto en el medio ambiente
causado por la pérdida de estas especies. Nos daremos cuenta de su
importancia cuando ya sea demasiado tarde”.
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