"Los políticos que hablan del efecto llamada ni han puesto un pie
en África ni se han encontrado con un refugiado", dice la líder del
partido italiano +Europa
Bonino, senadora, excomisaria europea y exdiputada italiana, advierte de que si los europeos se dejan llevar por políticas racistas la cuestión migratoria no se resolverá
Emma Bonino (Italia, 1948) sigue siendo una europeísta convencida 20
años después de haber sido comisaria. Su último proyecto político, el
partido +Europa, se presentó a las recientes elecciones italianas con el
ideario opuesto al que ha acabado ganando en su país: europeísmo y
otorgar derechos a los migrantes. Entre sus propuestas, Bonino instaba a
otorgarles nacionalidad. De hecho, en una entrevista preelectoral
señalaba: "Tarde o temprano nos percataremos de que los necesitamos".
Defensora y activista del aborto y los derechos de la mujer desde hace
décadas, habla ahora de la crisis migratoria y la falta de respuesta de
los países europeos.
Bonino, senadora, excomisaria europea y exdiputada italiana, advierte de que si los europeos se dejan llevar por políticas racistas la cuestión migratoria no se resolverá
Emma Bonino, líder de +Europa y excomisaria europea EFE |
¿Ha fracasado Europa con el reto de las migraciones?
La Comisión Europea no tiene competencias en
inmigración, así que no es Europa la que ha fallado. Son precisamente
los estados miembro los que han querido siempre que el control de las
fronteras y la integración de los migrantes se mantuviera como
competencia nacional. Lo que ha fallado es la línea soberanista e
intergubernamental, no la política comunitaria.
Aunque sea escaso, la Comisión sí tiene algo de margen para lanzar propuestas o dialogar con los países.
Vistas las competencias, no puede hacer mucho. Y cuando hace propuestas
son rechazadas por los estados miembro. Por ejemplo, no hay más que
pensar en las cuotas de acogida que se han acordado con los países. Han
sido rechazadas.
Llegados a este punto, ¿cómo se resuelve el reto de recibir a cientos de personas cada día?
O se modifican los tratados empezando por el de Dublín [el que regula
los mecanismos de protección internacional y condiciones de refugio] o
se llega un acuerdo entre los países, al que obviamente no se está
llegando. El problema es que para modificar estos tratados se necesita
unanimidad, y la unanimidad, según parece evidente, no existe.
Precisamente, uno de los pocos acuerdos entre los países ha sido
deportar a Turquía a miles de migrantes. O pagar a Libia para el control
de sus puertos. ¿Ha solucionado algo?
Esa
iniciativa nunca me ha gustado. Porque significa delegar la solución de
un problema a otros países, y estos países tienen la sartén por el
mango. Además, una cosa es Turquía donde el dictador Erdogan controla el
territorio, y otra cosa es Libia, donde el control del territorio está
en manos de las milicias.
Ha
sido comisaria europea y responsable de la Oficina Humanitaria europea
hace 20 años. ¿Reconoce hoy a aquella Europa y sus valores?
Hay que dejar de llamarla Europa. Los estados europeos, uno por uno y
en diversas ocasiones, están violando no solo los valores, sino las
convenciones y acuerdos europeos e internacionales en materia de
salvamento, por ejemplo. Solo hay que pensar en la campaña de Viktor
Orbán, el primer ministro de Hungría, que no ha acogido ni un solo
migrante, y que ha montado una campaña electoralista sobre
esos migrantes que él no tiene en su país. En cambio, hay 600.000
húngaros transitando por Europa, por no hablar de los polacos, buscando
opciones de estudio y trabajo mejores.
Otros países se están uniendo a la postura de línea dura con la migración, como Alemania o Austria.
No sé qué han querido decir con sus declaraciones, cuando conozca mejor el contenido podré valorarlo.
Usted fue comisaria europea en los 90. ¿Se podía prever que la migración iba a ser uno de los retos más importantes?
Hace 20 años no se podía imaginar, pero hace cinco o seis años sí. Estuve trabajando sobre este tema con la campaña Ero Straniero. Era
absolutamente consciente, al contrario que otros, de que si el asunto
no se gobernaba bien, de modo comunitario, era de esperar que sucediera
lo que ha sucedido. Era consciente y he actuado.
¿Esto es el inicio? ¿Veremos más casos como el del Aquarius?
No lo sé porque no tengo la bola de cristal, pero sí sé que en Libia
hay centenares de miles de personas de toda África en cárceles de las
milicias que a algún sitio tendrán que ir.
¿Cree en lo que algunos políticos, incluidos los italianos, llaman el "efecto llamada" cuando se salva a migrantes en el mar?
Estos políticos que hablan del efecto llamada no han puesto un pie en
África ni se han encontrado un refugiado. El factor que les empuja a
venir son las bolsas de pobreza, la desertificación, las guerras
civiles... Estas son las cosas que hacen escapar a la gente. Obviamente
los que tienen más dinero vienen en avión y sus hijos están en la
universidad. Pero en el continente africano, con la explosión
demográfica y el cambio climático, la gente intenta escapar de la guerra
y la miseria, como humanos que son, como hemos hecho nosotros por
millones.
El ministro Salvini
ha dicho que España no puede dar lecciones a Italia sobre acogida de
inmigrantes. ¿Estamos en la guerra sobre quién hace más o menos?
El soberanismo lleva a conflictos siempre. Sobre el caso español, no conozco los datos para valorar quién hace más o no.
¿El ejemplo italiano o húngaro se contagiará? ¿Cómo imagina que se va a resolver el reto de la llegada de migrantes?
Depende de cuánto cuiden los ciudadanos el proyecto europeo y cuánto
empeño pongan en reconstruirlo. Y también depende de
cuántos dejen engatusarse por estas teorías soberanistas, nacionalistas y
racistas que, por el momento, son muy populares. Depende de nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario