Considerados como los más antiguos del mundo, estos molinos que han sido además declarados patrimonio nacional por el gobierno iraní fueron el germen de una estructura que, de la antigua Persia, se extendió por todo el mundo, desde Asia Central a Oriente Medio, además de por Extremo Oriente, la India y Europa, incluida después La Mancha.
Pese a los siglos transcurridos desde que se pusieron en pie, alrededor de treinta molinos perviven en esta zona árida de la provincia de Razani Khorasan, muy próxima a Afganistán, donde siguen batiendo sus astas como entonces.
De la potencia de los vientos que soplan en esta región iraní tomó de hecho su nombre la población en la que todavía es posible asomarse a esta ventana abierta a ese pasado en el que se idearon y se pusieron en pie los primeros molinos del mundo.
Tras estas estructuras, siempre ha habido alguien ocupado de que siguieran operando. Actualmente, ese alguien es Mohammad Etebari, responsable actual de los molinos, que envejece poco a poco. Pese al arraigo de estas estructuras en la población local, Etebari aún no ha sido capaz de encontrar a nadie interesado en convertirse en su aprendiz y a quien transmitir sus conocimientos para, el día en el que llegue su retiro, cederle el testigo.
Sin candidatos para atenderlos diariamente, estos molinos enmudecerán para siempre tras haber batido sus aspas durante siglos y tras haber resistido, a merced del viento, alzados solo en un adobe que, más que simple arcilla, es hoy patrimonio histórico del país.
Fuente: https://ecoinventos.com/molinos-de-viento-persas-de-nashtifan/
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