Daido Moriyama |
Nos mantuvimos en otra frecuencia
que no alcanzan los ojos mortales
y aprendimos el lenguaje morse:
dos latidos, pausa, el robo de un beso,
un baño en el mar de tu infancia, pausa.
Agradezco a la vida
que nunca fueras mío
para que nunca quisieras irte.
Begoña Abad
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