La terrible historia de los desaparecidos en México ha vuelto a repetir desenlace este lunes en Jalisco. Los tres estudiantes de cine secuestrados en esa región hace un mes
fueron asesinados y disueltos en ácido sulfúrico por el Cartel Jalisco
Nueva Generación, según ha informado la Fiscalía. Algunos restos
genéticos de los alumnos de la Universidad de Medios Audiovisuales han
sido hallados en las últimas semanas en una finca a donde los
trasladaron después de que el 19 de marzo fueran secuestrados por un
grupo armado en Tonalá, una localidad colindante con la ciudad de
Guadalajara.
Ni Gastélum, ni Díaz, ni Ávalos sabían por qué la noche del
19 de marzo un grupo disfrazado de agentes de la Fiscalía los
interceptó en una carretera cuando detuvieron su automóvil para arreglar
una falla mecánica. Los tres estudiantes volvían con tres compañeros
más de una larga jornada de rodaje para un trabajo escolar, que se había
llevado a cabo en una cabaña en Tonalá. En la soledad de la autovía,
seis hombres con armas de alto poder bajaron de dos camionetas y les
ordenaron directamente a los tres alumnos que se subiesen a uno de los
vehículos. Soltaron un disparo al aire antes de arrancar rápidamente,
sin dejar más rastro que una polvareda.
La Fiscalía de Jalisco ha confirmado que los jóvenes no
tenían el más remoto vínculo con los narcotraficantes de la región y que
solo estuvieron en el lugar y la hora equivocados. “No se encuentra
acreditado que tengan algún vínculo con algún cartel delictivo”, ha
explicado Ivette Torres, jefa de la investigación a la prensa mexicana.
El único error de los aspirantes a cineastas fue montar durante dos días
el rodaje escolar en una propiedad que en algún momento fue una casa de
seguridad de un grupo criminal. La tía de uno de ellos —las autoridades
no han revelado su identidad— les prestó la cabaña para su proyecto.
Mientras trabajaban, al menos ocho miembros del Cartel Jalisco Nueva
Generación les vigilaban sin que ellos lo supieran.
Tras el secuestro, los tres estudiantes fueron llevados a
una casa donde fueron torturados, interrogados y asesinados. Allí la
Fiscalía ha encontrado rastros de la sangre de Jesús Daniel Díaz que
reflejan el terror que pasaron los jóvenes en sus últimas horas de vida.
Sus cuerpos, siempre según la versión de la Fiscalía, fueron llevados a
otra vivienda en donde los criminales los sumergieron en ácido
sulfúrico, comúnmente utilizado en fertilizantes, para disolver
cualquier evidencia. Las autoridades se encuentran analizando el
contenido de tres tinacos (depósitos utilizados para almacenar agua) y
46 bidones rellenos con el químico disolvente para conseguir más pruebas
de que los estudiantes murieron allí.
Los narcotráficantes del Cartel Jalisco Nueva Generación
habrían confundido a los alumnos con miembros del grupo rival Cartel
Nueva Plaza, al verlos ocupar la cabaña que alguna vez sirvió como
bodega de armamento y droga. La Fiscalía ha detenido a dos de los ocho
hombres que participaron en el secuestro y asesinato de los jóvenes:
Gerardo N. y Omar N. Ambos han confirmado el relato sobre el homicidio
de los alumnos y que entre sus compañeros del cartel existió la creencia
de que las víctimas eran criminales como ellos, y no un grupo de
jóvenes cineastas con la creatividad y sus sueños en efervescencia.
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