La historia se remonta a 2007, cuando Vásquez tenía 24 años y nueve meses de su segundo embarazo. Ella creía que los dolores que estaba sintiendo se debían a que su bebé venía en camino. Llamó a la ambulancia varias veces desde la escuela donde trabajaba, pero no llegaron a tiempo.
Luego sintió el deseo de ir al baño. "Noté algo que se desprendió dentro de mí", le contó la mujer a BBC Mundo.
Luego se desmayó. Al despertar, la policía estaba a su alrededor. Había sangre y le preguntaban que qué era lo que había hecho y la acusaban de cometer un aborto inducido. Ella solo negaba las afirmaciones. Ese día, Vásquez perdió a su bebé, el ver crecer a su primer hijo y su libertad. "Yo me había construido una vida, y lastimosamente no salió como la había proyectado".
El calvario comenzó. Los policías le decían que "era una mala madre y una perra". La explicación que le dieron para arrestarla era que había matado a su hijo. El Salvador es un país en el que abortar es un delito y en donde se criminaliza sin excepciones. En 2008, Vásquez fue condenada a 30 años de cárcel.
La salvadoreña pasó 11 años detenida en el Centro de Readaptación de Mujeres de Llopango, en San Salvador. Y en prisión tuvo que vivir en malas condiciones: comida en estado de descomposición, sin medicamentos y sin suficiente agua.
El lugar en el que dormía estaba limpio porque ella y otras reclusas limpiaban una vez a la semana. No tenían suficiente agua. "Te daban solo dos botellas de plástico rellenas. Con una tenías que lavar la ropa y los cacharros, y con la otra bañarte. Y a veces no alcanzaban las botellas en el reparto. Había que esperar una cola y muchas veces se acababa el agua cuando te iba a tocar a ti", contó Vásquéz a BBC Mundo.
También mencionó que no tenían medicamentos. "No teníamos derecho a enfermarnos más que cada seis meses, que era cuando te pasaban consulta. Si enfermabas antes, te quedabas sin medicinas".
Todos los días se levantaba a las cinco de la mañana, se bañaba, "comía un poco". La comida que le daban la define como "Horrible. Estaba cruda, a veces podrida. Muchas veces había gusanos". Después se iba a la escuela y en la tarde llegaba a unos talleres y a las seis se acostaba a dormir.
Su fortaleza eran su hijo y su familia, quienes la iban a visitar una vez al mes. (Lea: La pesadilla por la que puede pasar si aborta en El Salvador)
El 13 de diciembre de 2017, el Tribunal Segundo de Sentencia de San Salvador confirmó su pena. Este año su vida volvió a dar un giro.
El 15 de febrero de 2018, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública conmutaron la pena de Teodora Vásquez. Sin embargo, no se ha declarado su inocencia. Su familia, su hijo, que ahora tiene 14 años, y varios miembros de organizaciones y colectivos celebraron su libertad. "Está libre, Teodora está libre, feliz de recuperar su libertad después de pasar por todo un calvario. Ella ya se reunió con su familia y regresa a su hogar", dijo a la AFP Jorge Menjívar, portavoz de la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto.
Vásquez insiste en su inocencia y tras su libertad quiere compartir con su familia, trabajar y estudiar. Además, dijo en diálogo con BBC Mundo, que quiere que su hijo y ella puedan ir a la universidad.
Pero el caso de Teodora Vásquez no es el único. En El Salvador hay más de 20 mujeres que pagan penas por casos similares. La ley salvadoreña castiga hasta con 40 años de cárcel a mujeres que aborten, incluso cuando lo hacen por complicaciones en sus embarazos.
Las organizaciones defensoras de derechos humanos luchan para que El Salvador anule la prohibición absoluta del aborto. Al salir de prisión, Teodora aseguró que "voy a trabajar, a luchar por que otras mujeres que han sido condenadas injustamente por casos como el mío, puedan un día recobrar su libertad".
Fuente:https://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/teodora-vasquez-la-mujer-que-fue-condenada-por-abortar-habla-de-sus-11-anos-en-prision-articulo-740116
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