On April 10, a group called
 No Somos Delito or We Are Not a Crime, projected a hologram of 
protesting marchers filing in front of the Parliament building in 
Madrid. For the time being, virtual protests in the form of holograms 
are not illegal in Spain. Incredibly, however, almost every other kind 
of peaceful protest soon will be if a new law goes into effect as 
scheduled on July 1.
The law on public 
security — dubbed the “ley mordaza” or “gag law” — would define public 
protest by actual persons in front of Parliament and other government 
buildings as a “disturbance of public safety” punishable by a fine of 
30,000 euros. People who join in spontaneous protests near utilities, 
transportation hubs, nuclear power plants or similar facilities would 
risk a jaw-dropping fine of €600,000. The “unauthorized use” of images 
of law enforcement authorities or police — presumably aimed at 
photojournalists or ordinary citizens with cameras taking pictures of 
cops or soldiers — would also draw a €30,000 fine, making it hard to 
document abuses.
The law was introduced in 
2013 by the government of Prime Minister Mariano Rajoy, whose 
conservative party enjoys a majority in both houses of Parliament. The 
lower house approved the law in December, and, despite pleas from rights
 groups and the United Nations, the Senate approved it last month.
The
 law’s main purpose, it appears, is to help the ruling party maintain 
its hold on power by discouraging the anti-austerity protests that have 
snowballed into widespread support for the populist Podemos party. 
Podemos looks set to make major gains in elections this year. 
The
 European Commission should act swiftly to condemn the new law. Maina 
Kiai, the special rapporteur at the United Nations on the rights to 
freedom of peaceful assembly, has urged Spanish lawmakers to reject the 
measure, arguing: “The rights to peaceful protest and to collectively 
express an opinion are fundamental to the existence of a free and 
democratic society.” Spain’s new gag law disturbingly harkens back to 
the dark days of the Franco regime. It has no place in a democratic 
nation, where Spaniards, as citizens of the European Union, have more 
than a virtual right to peaceful, collective protest. 
    TRADUCCIÓN: El pasado 10 de abril un grupo llamado “No somos delito 
proyectó un holograma de manifestantes marchando frente al edificio del 
Congreso en Madrid. De momento, las protestas virtuales con hologramas 
no son ilegales en España. Increíblemente, sin embargo, casi cualquier 
otra clase de protesta pacífica si l será si una nueva ley entra en 
vigencia el 1 de julio, como está planeado. 
La Ley de Seguridad Pública, llamada popularmente “ley mordaza”, definirá la protesta por parte de personas reales en frente del parlamento y otros edificios oficiales como “una alteración de la seguridad pública”, sancionable con una multa de 30.000 euros. La gente que se una espontáneamente a protestas frente edificios públicos, centros de transporte, plantas nucleares o lugares similares se arriesgan a recibir una exorbitante multa de 600.000 euros. El “uso no autorizado” de imágenes de miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad, -presumiblemente dirigida contra fotoperiodistas o ciudadanos ordinarios que tomen fotos de policías o soldados con sus cámaras- conllevará una multa de 30.000 euros, lo que hará difícil documentar abusos.
La ley fue propuesta en 2014 por el gobierno de Mariano Rajoy, cuyo partido conservador goza de mayoría en ambas cámaras. El Congreso aprobó la ley en diciembre y, a pesar de los ruegos de grupos de derechos humanos y de Naciones Unidas, el Senado la aprobó el mes pasado.
El principal objetivo de la ley, por lo que parece, es ayudar a mantenerse en el poder al partido del gobierno, desanimando las protestas contra la austeridad que se han transformado en un apoyo generalizado al populista partido Podemos. En las elecciones de este año, Podemos parece destinado a lograr grandes resultados.
La Unión Europea debería actuar rápidamente condenando la nueva ley. Maiana Kaiai, comisionada especial de Naciones Unidas para los derechos de libertad de reunión pacífica, ha urgido a los diputados españoles para que rechacen la medida, arguyendo que “los derechos de protesta pacífica y de expresar colectivamente una opinión son fundamentales para la existencia de una sociedad libre y democrática”. La nueva Ley Mordaza española hace retroceder hasta los oscuros días del régimen franquista. No tiene lugar en una nación democrática en la que los españoles, como ciudadanos de la Unión Europea, tienen más que un derecho virtual a la protesta pacífica y colectiva.
La Ley de Seguridad Pública, llamada popularmente “ley mordaza”, definirá la protesta por parte de personas reales en frente del parlamento y otros edificios oficiales como “una alteración de la seguridad pública”, sancionable con una multa de 30.000 euros. La gente que se una espontáneamente a protestas frente edificios públicos, centros de transporte, plantas nucleares o lugares similares se arriesgan a recibir una exorbitante multa de 600.000 euros. El “uso no autorizado” de imágenes de miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad, -presumiblemente dirigida contra fotoperiodistas o ciudadanos ordinarios que tomen fotos de policías o soldados con sus cámaras- conllevará una multa de 30.000 euros, lo que hará difícil documentar abusos.
La ley fue propuesta en 2014 por el gobierno de Mariano Rajoy, cuyo partido conservador goza de mayoría en ambas cámaras. El Congreso aprobó la ley en diciembre y, a pesar de los ruegos de grupos de derechos humanos y de Naciones Unidas, el Senado la aprobó el mes pasado.
El principal objetivo de la ley, por lo que parece, es ayudar a mantenerse en el poder al partido del gobierno, desanimando las protestas contra la austeridad que se han transformado en un apoyo generalizado al populista partido Podemos. En las elecciones de este año, Podemos parece destinado a lograr grandes resultados.
La Unión Europea debería actuar rápidamente condenando la nueva ley. Maiana Kaiai, comisionada especial de Naciones Unidas para los derechos de libertad de reunión pacífica, ha urgido a los diputados españoles para que rechacen la medida, arguyendo que “los derechos de protesta pacífica y de expresar colectivamente una opinión son fundamentales para la existencia de una sociedad libre y democrática”. La nueva Ley Mordaza española hace retroceder hasta los oscuros días del régimen franquista. No tiene lugar en una nación democrática en la que los españoles, como ciudadanos de la Unión Europea, tienen más que un derecho virtual a la protesta pacífica y colectiva.
 
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