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Por supuesto, los medios transmutables como un mueble tapizado no son imprescindibles para el desarrollo de la creatividad del gato. La marcación en materias más sólidas como la madera también puede despertar y formar el sentido estético, siempre que se repita un largo período de tiempo y en consonancia con las dos reglas que gobiernan la efectiva demarcación territorial. Para ser eficaz, una marcación debe repetirse lo más a menudo posible, en las regiones mas densamente pobladas; de esa manera será inevitablemente percibida y reconocida por un determinado número de gatos. En segundo lugar, debe ser distintiva e individualizada y por consecuencia, fácilmente reconocible como demarcación territorial. Un gato que respeta ambas condiciones será recompensado por un territorio bien asegurado. Cada vez que pone su marca especial, cada vez que la ve, el gato se siente seguro y es alentado a repetir el proceso. Gradualmente, el artista comienza a hacerla mejor, puede ponerla más rápidamente y aprende cuales son los lugares más indicados. Todo ello supone la puesta en juego de criterios estéticos y habilidad técnica, que lo incitarán a dedicarse a la marcación figurativa o simbólica.
¿Y ahora qué? 1993, Arañazos sobre poste, 151x28x28 cm. Colección del propietario. En esta obra se expresa la relación de Angel con Isabella. "El poste parece representar la vaca y la relación . Los alambras penetran en la madera, acentuando su aspecto abombado que recuerda la pesada ubre, mientras que las hendiduras verticales rompen la integridad de la superficie. Los arañazos oblícuos, realzados con bosta de vaca se estructuran en cuatro grupos distintos que, vistos como las cuatro equinas de una caja tridimensional, equivalen a los cuatro pezones de la ubre. Las marcas acanaladas, exageradamente pronunciadas, adquieren ahora plena significación"
Ese parece haber sido el camino seguido por Angel -una gata de color marrón Habana y diez años de edad, que vive en Kilcullen, en las cercanías de Dublín- hasta descubrir lentamente su capacidad de reproducir las marcas efectuadas precedentemente y desarrollar poco a poco su talento. ¿Y ahora qué?, una obra rasguñada en un poste redondo de madera, es característica del llamado "Land Art" felino. La fuente de inspiración es casi siempre un acontecimiento o un encuentro decisivo: para Angel, fue una vaca jersey llamada Isabella. Pero Angel también efectuó obras con arañazos invertidos en una segadora a motor, una calavera de oveja y un tiesto de plástico blanco en desuso (Patas arriba, de 1991). Su relación con Isabella duró toda la vida. De pequeña acompañaba brincando los meneos de la cola de la vaca, tratando de atraparla, y más tarde encontró irresistible la cálida suavidad de las bamboleantes ubres, que rozaba con sus zarpas. Inevitablemente, Angel descubrió el secreto de la leche, pero antes de saber qué hacer, la vaca se había sentado sobre ella. El pequeño cuerpo de la gata permaneció casi un minuto completamente envuelto por los elásticos pliegues de las sofocantes ubres de Isabella.
Desde el incidente de las ubres, la relación de Angel con la vaca Isabella está marcada por un deseo de venganza. Todos los días, Isabella debe atravesar varios portones para ir o regresar del ordeño. Angel aprovecha la oportunidad para saltar sobre su lomo y explorar la fina textura de su piel. Ello disgusta enormemente a Isabella, que trata de evitarlo por todos los medios, recurriendo incluso a una especie de hipnosis bovina.
Esa experiencia fue profundamente educativa para la joven artista. La relación con Isabella resulta obvia en muchos de sus recientes arañazos, como por ejemplo ¿Y ahora qué? y Más allá de la luna, pero la desconfianza que engendró en su carácter se traduce en el tratamiento de temas muy diversos. En una obra claramente destinada a retratar el perro cruza de ovejero alsaciano y collie que habita con los vecinos, Angel hizo girones el frente de una silla de mimbre, para lograr una réplica casi perfecta de su largo pelaje, visto de costado. Al finalizar la obra, después de seis meses de trabajo, la gata orinó sobre ella y no volvió a tocarla nunca.
Fritz con su obra Cuando el gato no está. 1990. Marcas de zarpa sobre metal pintado.16x 17cm. Foto por cortesía del Instituto para la protección del Arte Gatuno. Londres
Si bien los arañazos artísticos son una técnica felina de creación relativamente común, es necesario distinguir cuidadosamente entre los rasguños destructivos y estéticamente irrelevantes que ciertos amos ignorantes exhiben ocasionalmente con la esperanza de obtener beneficios económicos, y aquellas formas de arañazo que reflejan un alto grado de elaboración y maestría. La ejecución de estas últimas exige mucho tiempo y una paciencia proverbial, especialmente si se trata de una escultura bucal o masticatoria, fruto de la prolongada dedicación de un gato poseedor de una resuelta perseverancia y guiado por una intención clara. A esta categoría pertenece la obra. ¡Gato malo! realizada por Fritz de los Angeles.
¡Gato malo! 1991. Celosías incautadas, 114x167 cm. Fundación Rosemari Trickel Berkeley. Fueron necesarios nueve meses de esfuerzos para crear, royendo y arañando diligentemente, esta visión audaz de un gato que atraviesa la barrera doméstica fruto de la tecnología. La obra estigmatiza sin ambigüedades los objetos de consumo de masas que constriñen la libertad de movimientos del gato contemporáneo.
Lo que salta inmediatamente a los ojos es el osado empleo del "espacio negativo" para crear la imagen de un gato que avanza directamente en nuestra dirección, pasando desafiante a través de esa mezquina y traslúcida barrera doméstica fruto de una tecnología de masas, cuyos bordes se repliegan sobre sí mismo como fundidos por un calor abrasador. Fritz no se dejó poseer por el "espíritu de la época " felino, y aunque su obra confina con ciertas tendencias de vanguardia -por su inclinación hacia los materiales de recuperación y los desperdicios- también refleja la profunda preocupación del artista a causa de los efectos limitativos de la tecnología moderna sobre el gato doméstico. La muerte de Fritz en 1993 (electrocutado mientras terminaba una escultura reconstructiva con un cable de televisión ) significó una gran pérdida para el movimiento, pero dejó tras él una obra impresionante que incluye sus conocidas "masticaciones " de muñecas Barbie, tituladas El Zen de Ken, 1991 y El sonido que se produce al aplaudir con una sola pata, 1992.
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Por qué pintan los gatos
Una teoría sobre la estética felina
Heather Busch, Burton Silver
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