Al menos, eso es lo que algunos de los espectadores pensaron que estaban presenciando. Cuando Aldini aplicó unas barras conductoras, conectadas a una batería de gran tamaño, a la cara de Forster, "la mandíbula empezó a temblar, los músculos adyacentes se contorsionaron de una forma horrible, y el ojo izquierdo se abrió". El clímax de la actuación se produjo cuando Aldini sondeó el recto de Forster, haciendo que el puño golpeara el aire, como con furia, sus piernas empezaron a patear y su espalda se arqueó con violencia...
Más información: http://www.guardian.co.uk/education/2004/oct/07/research.highereducation1
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