La Asociación Europea por las Energías Renovables–Eurosolar celebró el pasado 24 de agosto su 25 aniversario. Y en la asamblea de delegados internacionales que se celebró ese mismo día en Bonn (Alemania) se firmó una resolución en la que se solicita a la Comisión Europea y a los gobiernos de los Estados miembros la creación de un nuevo marco europeo para las energías renovables.
Este es el texto completo de la resolución adoptada:
¡Necesitamos un nuevo marco normativo del mercado energético europeo para las energías renovables!
El
marco normativo del mercado energético europeo, creado desde la
liberalización de los mercados energéticos a mitad de los años 90,
atiende a las necesidades del sistema energético convencional
fósil–nuclear. Ahora vemos cada vez más claro que este marco normativo
no es compatible con la participación cada vez mayor de las energías
renovables.
Los representantes de la obsoleta economía
fósil–nuclear y sus aliados en gobiernos, administración y también en la
Comisión Europea se quejan, cada vez con más ruido, que las energías
renovables “distorsionan el mercado”. Exigen que las renovables deben
“enfrentarse a la competencia, integrarse en el mercado”, y para
conseguir eso defienden la eliminación de las leyes de inyección de
electricidad renovable a la red general.
Detrás de estas
afirmaciones está el reconocimiento de que las energías renovables
cuestionan todo el sistema energético y su modelo de mercado. En el
fondo se trata de mantener el dominio de los mercados energéticos
europeos. Las leyes de inyección de las energías renovables a la red
general son normas democráticas que posibilitan la contribución de
muchos participantes (pymes, municipios, ciudadanos, etc). Por el
contrario, la asignación centralizada de instalaciones de energías
renovables mediante cuotas, concursos o subastas únicamente sirve para
conservar el poder de las corporaciones convencionales.
En este
conflicto vemos a la Comisión Europea y a algunos gobiernos como
sirvientes de las corporaciones. Ahora mismo, por ejemplo, se sopesa
seriamente permitir subvenciones para construir nuevas centrales
nucleares, es decir, para una tecnología que, hoy por hoy, ya no es
“competitiva”. Otro ejemplo: a pesar de que, ya hace mucho tiempo, el
comercio de emisiones resulta inútil para incentivar la transformación
tecnológica, la Comisión Europea quiere usarlo como instrumento central
de la política europea para energía y clima.
Pero las cosas
pueden empeorar aún: hasta 2020 se pretende invertir 20 mil millones de
euros en investigación y desarrollo para nucleares, captura y secuestro
de CO2 (CSC) y otras tecnologías fósiles. Asimismo hay planes de
construir hasta 45.000 km de nuevas redes de transporte, lo que revela
claramente que no se ha reconocido aún –o bien no se quiere reconocer–
los potenciales del suministro energético renovable y descentralizado.
Los ejemplos muestran que los objetivos para la descarbonización
aprobados por la UE, justamente no garantizan el fomento de las energías
renovables, sino el de tecnologías dudosas como la CSC, el fracking y
nuevas centrales nucleares. Se quiere conservar el modelo fósil–nuclear
del suministro energético, al que se deben integrar las energías
renovables en la última fila, para así satisfacer las necesidades de las
corporaciones energéticas convencionales.
Por todo eso, ahora
mismo cobra especial importancia el dirigir la política de tal forma que
el cambio energético en toda Europa hacia un modelo renovable se
realice lo más rápido posible. Tal y como lo prevé el artículo 194 del
Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), será tarea de la
política energética europea fijar, dentro del marco del cambio
energético en toda la zona europea, un marco fiable para el desarrollo y
el fomento de las energías renovables. Tales objetivos se alcanzarán
exclusivamente con instrumentos diseñados para el fomento
descentralizado de energías renovables, lo que permite a los Estados
miembros tener en cuenta las particularidades nacionales o regionales.
Por
todo lo expuesto, la Asamblea europea de los delegados internacionales
de Eurosolar exige de la Comisión Europea y los gobiernos de los Estados
miembros que:
1. La UE debe dirigir sistemáticamente su política
energética hacia el logro de un futuro energético descentralizado,
completamente basado en energías renovables. Para lograr esto, es
necesario que los órganos políticos aprueben objetivos mínimos
vinculantes para el desarrollo de las energías renovables y anclar el
marco legal correspondiente en el marco normativo de la UE.
2.
Hasta el día de hoy, la legislación energética de la UE se ha enfocado
en el mercado interior de forma centralizada. Se debe someter a una
revisión general y desarrollarla hacía un marco normativo de un “mercado
energético para un cambio energético descentralizado”. Este marco
normativo se debe orientar a las necesidades de un suministro de energía
descentralizado y renovable y además debe procurar que los Estados
miembros de la UE tomen las medidas correspondientes para seguir el
camino del cambio energético descentralizado, elegido ya por muchos
Estados miembros de la UE.
3. Se debe crear una Agencia Europea
para las Energías Renovables (AEER), asistida por las agencias
nacionales y regionales de energía renovable. Todas estas agencias
tendrán los mismos derechos. Su misión común es la creación de redes, el
intercambio de las mejores prácticas y coordinar los escenarios de
desarrollo definidos para todas las regiones europeas, basados en el
potencial que cada región tiene.
4. Se deben terminar cuanto
antes los apoyos financieros y la concesión de privilegios a la energía
nuclear, proyectos de CSC u otras plantas de energía con combustibles
fósiles. Estos fondos tienen que ser convertidos en medios para la
investigación, el desarrollo y la incorporación al mercado de las
energías renovables.
5. Deben establecerse en toda la UE planes
para el abandono de las tecnologías nuclear y carbón. Se usarán medios
de los Fondos Estructurales de la UE para el apoyo de la transición a
sistemas de energía renovable.
6. En lugar de centrarse en
superautopistas sobredimensionadas de transmisión de electricidad, deben
desarrollarse proyectos de infraestructuras transeuropeas para la
producción descentralizada de energía. De esta manera se vincularía la
construcción de autovías o ferrocarriles a la construcción de plantas de
energía que funcionen con el viento, el sol y la biomasa. Proyectos
transfronterizos e intersectoriales como estos promueven la expansión
del uso de las energías renovables, crean una conciencia europea y hacen
que las regiones sigan siendo responsables de las decisiones
fundamentales, de acuerdo con el principio de subsidiariedad. Al mismo
tiempo, descargan las redes de transmisión por su enfoque
descentralizado.
7. De Euratom a Euronew: la preferencia de la
energía nuclear en la UE todavía está institucionalmente establecida por
la autoridad Euratom y constituye una reliquia de la década de los años
50. Por lo tanto, ahora se debe sustituir la concesión de privilegios a
la energía nuclear mediante el tratado Euratom por una convención
Euronew (Convención Europea para las Energías Renovables).
8. La UE debe abandonar su práctica exportadora de tecnología nuclear y fósil, que se ha quedado obsoleta.
Hoy
por hoy, la normativa de la UE está enfocada a las estructuras
fósiles–nucleares y conserva el predominio central de unos pocos
oligopolistas en los mercados energéticos. Un auténtico mercado
competitivo únicamente se crea con la descentralización del suministro
energético. Las medidas arriba expuestas franquean el camino hacia un
cambio energético descentralizado en toda la UE, llevado a cabo por
ciudadanos, municipios europeos y pymes.
Fuente: http://www.energias-renovables.com/articulo/eurosolar-denuncia-la-alianza-de-la-comision-20130903
No hay comentarios:
Publicar un comentario