Christophe Guilluy |
El movimiento de los chalecos amarillos marcará un
antes y un después en el mandato de Emmanuel Macron. Surgida a mediados
de noviembre, esta movilización transversal mantiene su pulso con el
joven presidente francés tras un aumento en el número de manifestantes
el pasado 5 de enero. Y este sábado tendrá lugar el noveno fin de semana de protestas.
Los chalecos amarillos sorprendieron por su carácter espontáneo y
conflictivo. No obstante, la profunda fractura entre las élites
francesas y las clases populares había sido descrita desde hacía años
por el geógrafo y sociólogo Christophe Guilluy (Montreuil, 1964).
Curiosamente, la publicación del último libro de este polémico ensayista, No society. El fin de la clase media occidental,
coincidió con la emergencia del movimiento de los chalecos amarillos.
Fracturas francesas, Francia periférica, Crepúsculo de los de arriba...
Los títulos de los anteriores ensayos de Guilluy ya habían fijado los conceptos que explican la crisis social y política en Francia y en otras democracias occidentales.
"Los chalecos amarillos representan el grito del pueblo
que clama: existimos. No hemos desaparecidos", asegura Guilluy a
Público. Durante una extensa entrevista de más de una hora y media en un
café en la Plaza de la República, en el corazón del París antaño
popular, ahora víctima de la gentrificación, reivindica la victoria
cultural de los chalecos amarillos: "Han conseguido que muchos entiendan que el pueblo existe en Francia, de la misma forma que hay un pueblo en Reino Unido, España o Estados Unidos".
Mientras que los sindicatos y partidos de izquierda no
lograron frenar las reformas neoliberales de Macron, la marea amarilla
sí que obligó al joven dirigente a ceder por primera vez en su mandato.
El gobierno francés renunció a aumentar los impuestos sobre el
combustible y aprobó una serie de medidas, valoradas en 10.000 millones
de euros, para calmar el malestar, como un aumento de 100 euros de los ingresos de aquellos que cobran los salarios más bajos o una disminución de las cotizaciones sociales para las pensiones de menos de 2.000 euros.
Sin embargo, según Guilluy, "los logros sociales no son
lo más importante, sino que hemos comprendido que el pueblo no ha
desaparecido y que este ya no vive en las grandes ciudades ni en el
mismo lugar que las instituciones. Por primera vez en la historia, las
clases populares ya no residen allí donde se crea la riqueza y los
puestos de trabajo". En definitiva, los chalecos amarillos son la cristalización de la Francia periférica.
El espejo de la Francia periférica
Según este mediático geógrafo francés, hay una
dicotomía entre la Francia periférica y las metrópolis francesas (París,
Lyon, Toulouse, Marsella, Burdeos, etc). Mientras que las grandes
ciudades concentran la creación de la riqueza y son las zonas mejor
integradas en la economía global, los territorios rurales y las ciudades
pequeñas y medianas resultan las principales perjudicadas de la
desindustrialización y del modelo de la globalización neoliberal. "Los
habitantes de estos territorios (jóvenes, empleados, campesinos,
autónomos o pensionistas) quizás no comparten una consciencia de clase,
pero sí la misma percepción de los efectos negativos de la globalización", afirma Guilluy en su obra La France périphérique.
Criticado por simplista y oponer las poblaciones
modestas de las grandes ciudades con la de los territorios rurales y
periurbanos, el concepto de Francia periférica se ha visto, en cierta
forma, corroborado con la emergencia de los chalecos amarillos. Durante
la primera jornada de protestas del 17 de noviembre —la más numerosa de
todas con cerca de 300.000 manifestantes—, estuvieron más movilizados los territorios rurales menos poblados en contraposición con una movilización claramente inferior en las grandes ciudades.
No obstante, la Francia periférica no es solo el reflejo de las zonas más despobladas, a diferencia de la España vacía descrita por el escritor Sergio del Molino. El concepto de Guilluy aglutina pueblos, ciudades pequeñas y medianas en las que reside el 60% de la población francesa. Tres cuartas partes de los habitantes de estos territorios pertenecen a las clases trabajadoras y populares.
"La población modesta ya no vive en grandes ciudades"
Procedente del departamento de Seine-Saint-Denis,
donde se encuentran buena parte de los suburbios en el norte de París,
este geógrafo empezó estudiando los barrios más pobres de esta zona.
"Entonces, me di cuenta que la mayoría de la población modesta no vive
en las grandes ciudades, donde los habitantes pobres de las banlieues solo representan el 7%,
sino en pequeñas y medianas ciudades. Constaté que no eran ni
campesinos ni habitantes urbanos, más bien una mezcla de los dos",
explica Guilluy, que militó en el pasado en el Partido Comunista
Francés.
Según Guilluy, los bajos precios inmobiliarios y las escasas oportunidades laborales
caracterizan los territorios de la Francia periférica: "Los precios de
los inmuebles nos indican quién es importante para el sistema". "El gran
problema de los habitantes de estas zonas periféricas es que cuando uno
tiene un trabajo en una fábrica o empresa, tendrá grandes dificultades
para encontrar otro en el caso en que lo pierda. Las lógicas económicas y
sociales hacen que uno ya no pueda desplazarse allí donde se crean los
puestos de trabajo", añade.
Secesión de las élites
"Uno de los grandes problemas ahora en Francia es
que este país puede vivir únicamente con la riqueza que se crea en
París, Lyon, Toulouse, etc. De la misma forma que en España se podría
vivir únicamente con la riqueza que se crea en las áreas metropolitanas
de Barcelona y Madrid", defiende Guilluy. Este sociólogo lamenta que las élites creyeran que el pueblo iba a desaparecer
porque había dejado de vivir en las grandes ciudades globalizadas.
"Estas metrópolis se han convertido en las nuevas ciudadelas del siglo
XXI, cuyos habitantes no ven lo que sucede allí afuera", señala.
"Cuando apareció el movimiento de los chalecos
amarillos tuve la impresión de que las élites (económicas, políticas,
mediáticas y culturales) estaban descubriendo a una tribu perdida del
Amazonas", asegura Guilluy. Defiende que la virulencia con la que la
clase dirigente reaccionó ante la emergencia de este movimiento,
tachándolo de racista, homófobo y antidemocrático, se debe a la escisión
entre las élites y las clases populares. "Año tras año, las lógicas económicas y geográficas permitieron a las élites separarse del pueblo",
explica Guillluy, quien cita al historiador estadounidense Christopher
Lasch (autor de La rebelión de las élites y la traición a la
democracia), que a finales de los setenta ya empezó a alertar ante la
revuelta de las élites.
Esta secesión no es solo el fruto de haber situado a
las clases populares en la periferia económica y geográfica, sino
también "cultural e intelectual", asevera. Según Guilluy, "No society —esta famosa afirmación de Margaret Thatcher con la que titula su último libro— significa que el pueblo no se ve representado
ni por los intelectuales ni universitarios". "Resulta simbólico que los
chalecos amarillos hayan recibido un apoyo marginal de las élites de la
cultura y del sector del espectáculo", afirma Guilluy, quien recuerda
que "una sociedad no es viable sin vínculos entre las clases
intelectuales y el pueblo".
El bipartidismo representa "a una clase media que ya no existe"
Casi dos meses después de la emergencia de este
movimiento de contestación, Macron sigue sin encontrar la solución a la
crisis de los chalecos amarillos. "No hay una toma de consciencia del
profundo malestar. Es como si no encontrara ni siquiera el lenguaje para
hablar al pueblo", lamenta Guilluy. Este geógrafo explica que se reunió con el actual presidente cuando
este ejercía como ministro de Economía. Le mostró el mapa de la Francia
periférica y de aquellas zonas con una mayor fragilidad económica. "Me
respondió: Tiene usted razón. Pero mi método consiste en mejorar el
crecimiento de las grandes ciudades y de las grandes empresas. Si
progresan los primeros de la cordada, lo hará el resto", explica.
"Toda la tecnocracia francesa y europea defiende
esta misma idea", lamenta Guilluy respecto al apoyo de las élites a la
teoría neoliberal del goteo. "¿Por qué? Porque ellos han sacralizado la economía y
piensan que todo depende de ella". Según Guilluy, que apuesta por
favorecer el desarrollo de la economía y las instituciones locales e
introducir algunas medidas proteccionistas, "es evidente que el modelo
neoliberal es insostenible desde un punto de vista social y político".
Una inestabilidad política que se ve reflejada en la
crisis de los partidos tradicionales. "Las formaciones políticas fueron
concebidas para representar a una clase media que ya no existe.
Resulta bastante simbólico ver que el electorado que le queda a la
derecha republicana o al Partido Socialista en Francia son los herederos
de esta clase media. Por un lado, los jubilados (derecha); por el otro,
los funcionarios (PS)", explica.
Dificultades de Podemos
Guilluy también responsabiliza a la izquierda de
esta fractura entre las élites y el pueblo. "Seguí con gran interés la
aparición de Podemos y creí que había una profunda reflexión sobre la
necesidad de restablecer un vínculo entre las clases intelectuales y el
pueblo. Pero no lo han conseguido", lamenta. Según este geógrafo, en el
partido morado se ha producido un "encierre cultural y geográfico, lo que nos muestra la dificultad de la reconciliación".
"Pienso que muchos de los responsables de Podemos no
supieron abandonar sus reflejos de intelectuales de izquierdas y
entender que hacía falta restablecer vínculos con las clases populares
en lugar de apostar por el eje izquierda-derecha", afirma Guilluy.
Considera que la formación morada ha caído prisionera de sus propios votantes:
"Uno de los motivos de las dificultades de la izquierda es que se ha
vuelto demasiado caricatural respecto a su electorado, formado por
estudiantes universitarios, intelectuales y clases medias superiores.
Mayoritariamente son personas que viven en las grandes ciudades y al
final uno necesita hablar a sus votantes para existir".
Fuente: https://www.publico.es/internacional/entrevista-chalecos-amarillos-parece-elites-descubren-tribu-amazonas.html?utm_source=twitter&utm_medium=social&utm_campaign=publico
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