domingo, 10 de julio de 2016

No todos nos corrompemos


Soap Lady
 Por supuesto estoy hablando de ciencia forense, y en concreto de medicina y de lo que le puede pasar a un cadáver. Si hablara de la actualidad política, no me atrevería a hacer esta afirmación. Existen determinadas circunstancias en las que un cuerpo evita el proceso normal de descomposición. Las cuatro más conocidas son momificación, congelación, corificación y saponificación [...]. El truco para conservar un cadáver es matar a las bacterias, ya sea deshidratando, congelando o quitando el oxígeno y poniendo un metal o un ácido que se las cargue. En la vida normal para matar bacterias utilizamos jabón. Así que esto también puede servir para conservar cadáveres. La saponificación es un fenómeno químico que evita la corrupción (la de los cadáveres, insisto, no la de los políticos).Para esto se requieren dos premisas: primera, que el cuerpo esté enterrado en un medio alcalino (básico, pH>7) y, segunda, estar gordo o ser un bebé. En ambos casos el porcentaje de grasa corporal es superior a la media. La grasa es la forma que tiene el cuerpo de almacenar energía a largo plazo para cuando lleguen las vacas flacas. Si no llegan nunca, estarán diez segundos en la boca y toda la vida en las caderas. En un medio alcalino, las moléculas de grasa pueden romperse formando unas moléculas popularmente conocidas como jabón, elemento indispensable para tener la ropa limpia y para hacer una película de presidiarios. El mismo proceso de fabricación de jabón a partir de aceite o grasa es el que se da en un cuerpo en un medio alcalino. En un cuerpo saponificado, la grasa externa se convierte en una mezcla jabonosa llamada adipocira, que ejerce una importante acción antimicrobiana, impidiendo la descomposición y conservando el cadáver.
    Uno de los cuerpos saponificados más famosos es el de la Dama de Jabón (Soap Lady) que se expone en el Museo Mütter del Colegio de Médicos de Filadelfia. Durante muchos años se exhibía explicando que era una señora de unos cuarenta o cincuenta años de edad, que posiblemente murió en la epidemia de fiebre amarilla que asoló Filadelfia a finales del siglo XVIII y que su cuerpo fue encontrado al desmantelar un pequeño cementerio. Las dos investigaciones llevadas a cabo sobre el cuerpo han demostrado que ninguno de estos datos es cierto. Una radiografía encontró horquillas y botones en su vestido que no se utilizaron en Estados Unidos hasta 1830, y nunca hubo un cementerio donde se suponía que se encontró su cadáver. La edad se asumió por el hecho de que no tenía dientes, pero de acuerdo con las radiografía de sus huesos se ha determinado que posiblemente no llegara a los treinta años, por lo que todo lo relacionado con este cadáver convertido en una pastilla de jabón de metro sesenta sigue siendo un misterio.[...].
    Las saponificaciónes son frecuentes en cuerpos enterrados sin ataúd o directamente abandonados, que son los que suelen ser víctimas de crímenes violentos y encontrarse tiempo después.

....
Reacción de saponificación



La ciencia en la sombra
J.M.Mulet

No hay comentarios:

Publicar un comentario