En una extensión doble de la España
habitan algo más de 17 millones de personas de las cuales, según el
Banco Mundial, el setenta y cinco por ciento vive con menos de dos
dólares al día. La renta per cápita es de 863 dólares, una de las más
bajas del mundo. El ochenta por ciento de la población depende de la
agricultura y la ganadería, por lo que las continuas sequías, cada vez
más intensas debido al cambio climático, agravan la situación de miseria
de los nigerinos.
Níger obtuvo la independencia de Francia
en 1960 y no celebró sus primeras elecciones con ciertas garantías
democráticas hasta 1993, en ese periodo tuvo cinco constituciones en las
que se alternaron gobiernos civiles y militares. En febrero de 2010, un
golpe de Estado destituyó a al presidente Mamadu Tandja que había
ganado las elecciones en el 2000. Sin embargo, los militares convocaron
un referéndum constitucional al que siguieron unas elecciones ganadas
por el social demócrata Mahamadou Issoufu.
Las tierras del oeste de Níger, habitada
por tribus tuareg, son ricas en uranio, del que se aprovecha en casi su
totalidad la empresa francesa Areva, de capital mayoritariamente
estatal. Los tuaregs, descontentos con los gobiernos nigerino y francés
por los pocos beneficios que les legaban de ese importante recurso
natural, formaron un grupo rebelde denominado Movimiento por la Justicia
de Níger (MNJ), el cual comenzó una lucha para tener una mayor
participación en las ganancias de la explotación del uranio, y para que
se adoptaran medidas a fin de evitar el deterioro medioambiental
producido por las extracciones de ese mineral, un deterioro que también
afecta a las personas y a los animales, a los que produce enfermedades y
muertes.
El MJN comenzó a atacar instalaciones
francesas relacionadas con la extracción de uranio, por lo que el
gobierno nigerino se vio obligado a enviar tropas al norte del país para
intentar controlar la situación, de modo que los tuareg no han
conseguido sus objetivos después de más de dos años de lucha. En Mali,
con el Movimiento Nacional de Liberación de Azawad, los tuareg también
se rebelaron para conseguir la independencia de la región norte llamada
Azawad. Mientras tanto, Al Qaeda saca provecho de la situación de
descontento y desconcierto en la región para ampliar sus redes de
influencia y su poder.A finales de 2011, miles de tuaregs, trabajadores y
mercenarios en la Libia de Gadafi, regresaron a sus tierras de Níger y
Mali. Ante el panorama de escasez de recursos para vivir en esos países
lanzaron sendas rebeliones. La región natural de los tuaregs es una de
las más pobres del planeta pero una de las más militarizadas. El
territorio Tuareg comprende parte del sur de Argelia, suroeste de Libia,
norte de Mali, oeste de Níger y norte de Burkina Faso.
A pesar de sus divisiones tribales
internas, el pueblo Tuareg siempre ha soñado con un Estado independiente
en el Sahara, lo que ha sido imposible por el sometimiento a los países
que surgieron de la descolonización del África francesa y por los
propios intereses de la antigua metrópoli.
Gadafi supo controlar las ambiciones de
los tuaregs admitiéndolos e integrándolos en Libia. Cuando Gadafi fue
derrocado y asesinado, los tuaregs volvieron a sus tierras de origen.
Huyeron de Libia por la persecución que sufrían por haber apoyado a
Gadafi. De este modo se encontraron como perdedores de una guerra,
expulsados de sus casas y sin trabajo. Miles de jóvenes tuaregs se
encontraron en Níger y Mali, países que apenas conocían puesto que
habían crecido en Libia. El proceso de integración resultaba muy duro
por el cambio a peor vida que llevaba consigo.
Los tuaregs constituyen una población de
unos tres millones de personas que son nómadas descendientes de los
Bereberes del norte de África. Son denominados los hombres azules por el
turbante de ese color con el que cubren su cabeza y cuello, desde el
siglo XVI adoptaron la religión musulmana. En Níger viven una gran parte
de ellos. Los tuaregs nigerinos se han rebelado en tres ocasiones
contra el gobierno nacional.
Ante las adversas condiciones en sus
países de origen emigraron a Libia para trabajar como sirvientes o como
soldados. Buena parte de ellos vieron a Gadafi como un salvador que les
proporcionó asilo y recursos para una mejor calidad de vida, otros le
reprochan que los utilizara como mercenarios. Gadafi les abrió la puerta
a partir de 1980. Al año siguiente, se formó, en territorio libio, el
Frente para Liberar Níger en el que participaban tuaregs, árabes y otras
tribus nativas. Gadafi también apoyó la creación del Movimiento Popular
de Liberación de Azawad (región del norte de Mali) con exiliados
tuaregs en Argelia y Libia.
En marzo de 1990, Gadafi cerró los campos
de entrenamiento militar tuareg y selló un acuerdo con los gobiernos de
Níger y Mali para finalizar las actividades políticas y militares en
territorio libio de los rebeldes tuareg. Sin embargo, al mes siguiente,
abril de 1990, el gobierno nigerino inició una campaña de represión
contra los tuaregs, denunciada por Amnistía Internacional por los abusos
cometidos por las autoridades nigerinas. Los meses siguientes
estallaron nuevas rebeliones de los tuaregs.
En septiembre de ese mismo año se
reunieron en Djanet (sudeste de Argelia) los Jefes de Estado de Argelia,
Libia, Mali y Níger para resolver este conflicto. Gadafi se presentó
portando el turbante tuareg como símbolo del apoyo a su causa. Ese
alineamiento se vio refrendado en abril de 2006, en la ciudad maliense
de Tobuctú, cuando anunció la creación del “Gran Sahara”, Estado tuareg
con territorios de Argelia, Mali y Níger en federación con Libia.
En febrero de 2007 se inició otra
rebelión tuareg en Níger a cargo del Movimiento de Nigerianos por la
Justicia (MNJ) que atacaron intereses de la empresa francesa Areva en
las minas de Imouraren. Gadafi fue una vez más protagonista al mediar
para finalizar esta rebelión.
En febrero de 2011 comenzó la rebelión
contra el régimen de Gadafi, seguida de una represión que condujo a la
guerra civil que acabó con el dictador. Los tuareg comenzaron a retornar
a sus países de origen, Mali y Níger, al darse cuenta de que la derrota
era inevitable. En octubre de 2011 los tuareg malienses anunciaron la
creación del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MLNA), ese
mismo mes era asesinado Gadafi y en Libia imperaba el caos, que se
aprovechaba, entre otras cosas, para transportar armamento hacia Mali y
Níger. En enero de 2012 el MNLA comienza la rebelión en Mali.
Francia lideró la campaña para derrocar a
Gadafi, ha apoyado al gobierno de Mali contra los rebeldes islamistas y
ha enviado tropas a la República Centroafricana. Las intervenciones
militares francesas en el exterior se han sucedido con gobiernos
conservadores y socialistas. La historia colonial pesa y el actual
Presidente de la República, François Hollande, continúa esta tradición.
No obstante, se ha experimentado una evolución importante a la hora de
justificar estas intervenciones. En el pasado, se decía claramente que
se intervenía en África para defender los intereses nacionales. Ahora,
se hace con la excusa humanitaria.
Francia tiene una presencia militar
permanente en Costa de Marfil, Chad, Gabón, Isla de Reunión, Senegal y
Yibuti, mantiene acuerdos bilaterales de defensa con ocho países y forma
militares de la mayoría de países de sus antiguas colonias. En su Libro
Blanco de la Defensa de 2013 considera las intervenciones en África,
siempre que las condiciones lo exijan aunque sean de un modo unilateral.
En los últimos años ha encabezado
intervenciones militares en Libia (2011), Mali y República
Centroafricana (2013), puestas en discusión sobre la motivación
humanitaria. Lo cierto es que Francia tiene grandes intereses económicos
y estratégicos en la parte de África Subsahariana que comprende sus
antiguas colonias. Níger es un ejemplo importante de la afirmación
anterior. Desde las minas de uranio nigerinas, Francia consigue la
materia prima para el funcionamiento de sus centrales nucleares que le
proporcionan las tres cuartas partes de la electricidad que consume.
Gadafi era un personaje incómodo para los
intereses franceses en esa zona del Sahel, por eso Francia lideró la
coalición para eliminarle, pero los motivos de la defensa de los
derechos humanos se oscurecen cuando se revisa la historia reciente y se
comprueba que los gobiernos franceses no han tenido reparos en apoyar
dictadores sanguinarios en África siempre que los hayan necesitado, como
el caso de de Bokassa en la República Centroafricana.
Nadie calculó que la caída de Gadafi
provocaría más inestabilidad en el Sahel, por el retorno de los tuaregs
al Sahel, por la cantidad de armamento que paso a manos de grupos
rebeldes que huyeron hacia Mali y Níger entre otros. Y tampoco se tuvo
en cuenta que los grupos yihadistas con Al Qaeda al frente están ganando
posiciones y ventaja dentro del caos y la miseria reinante en la zona.
Los nigerinos, como otros africanos,
sufren las consecuencias de una injusta distribución de los recursos
naturales que les pertenecen, entre tanto las potencias occidentales,
Francia en especial en esa zona, se involucran con seguridad militar
para la contención de las rebeliones que no favorecen a sus intereses o
para la lucha contra el fundamentalismo islámico que encuentra campo
abonado para la recluta de adeptos. Pero en Níger, como en otros
lugares, la seguridad humana, la defensa de las personas, de su calidad
de vida, de sus derechos, de su dignidad y de su libertad pasa a segundo
plano o se olvida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario