miércoles, 16 de abril de 2014

Los 22 huérfanos coruñeses que llevaron la vacuna de la viruela a América

Los niños fueron infectados en 1803 para transportar "in vivo" el remedio en barco y tres de ellos murieron en la travesía

Ruta de la Real Expedición de la Vacuna desde A Coruña. Gráfico: Ecelan

En 1796, Edward Jenner descubría los principios de la primera vacuna. Este médico británico observó que la infección con una variedad de varicela que padecían las vacas inmunizaba a los humanos. Empezaba la lucha contra "el más terrible de todos los ministros de la muerte", según describió el historiador británico Thomas Macaulay. Una contienda que concluyó en 1980, cuando la OMS dio por erradicada la enfermedad en todo el planeta.

La vacuna de la varicela pronto llegó a Europa. Pero el problema consistía en llevarla más lejos, en una época de transportes lentos y ausencia de sistemas de refrigeración.

Aquí aparece un médico alicantino, Francisco Xavier Balmis, quien logró convencer al rey Carlos IV para financiar una idea revolucionaria: infectar niños huérfanos y utilizarlos para llevar la vacuna a América, donde la enfermedad, llevada en 1518 por los primeros colonos españoles, tenía efectos devastadores.

La llamada Real Expedición Filantrópica de la Vacuna partió de la Coruña el 30 de noviembre de 1803. Y está considerada un hito en la salud pública, aunque sigue espabilando dudas éticas. 22 niños huérfanos coruñeses se convirtieron así en héroes, llevando en sus cuerpos a América la salvación para miles de congéneres.

Una enfermedad que se cebaba en los niños

Carlos IV fue muy sensible a la expedición. Su hija la infanta María Luisa había padecido varicela, una enfermedad que se cebaba en los niños, tenía alta mortalidad o causaba ceguera y desfiguraba los rostros. Una variedad era tan mortal como el propio ébola.

Según la Real Orden de 29 de junio de 1803, "el Rey, celoso de la felicidad de sus vasallos, se sirvió resolver, oído el dictamen del Consejo y de algunos sabios, que se propague a las dos Américas y, si fuera dable, a las Islas Philipinas, a costa del Real Erario, la inoculación de la vacuna, acreditada en España y en casi toda Europa como un preservativo de las varicelas naturales,".

Balmis vio que el único método para transportar el remedio en perfectas condiciones era utilizando seres humanos. Inglaterra había intentado usar vacas, pero no fue posible. Y hasta entonces se empleaba el pus fresco entre dos cristales, pero cuando el producto llegaba a América los virus eran inviables.

No existía la técnica y Balmis tuvo la idea. De dudosa ética, pero efectiva. El médico sugirió utilizar a 22 niños huérfanos para que hicieran de transmisores del virus.
Monumento a los niños huérfanos de la expedición ( Coruña)

Los niños fueron reclutados en el orfanato Casa de Expósitos de la Coruña. Se contrató también a la rectora de este centro, Isabel López de Gandalia. Finalmente, el 30 de noviembre de 1803 zarpó del puerto coruñés la corbeta "María Pita" con los 22 niños huérfanos; Balmis; 2 médicos asistentes, 2 prácticos, 3 enfermeras y la rectora del orfanato.

Durante la travesía, Balmis practicaba en los niños una incisión con una lanceta y les inoculaba el virus. Al cabo de diez días, aparecían unos granos de los que salía el valioso fluido que servía como vacuna. Los granos se secaban, por lo que el médico tenía que ir infectando niños, sucesivamente.

Poco después de un mes, los niños salvadores llegaron a Puerto Rico. Dos murieron en la travesía: Tomás Metitón y Juan Antonio, de tres y cinco años. Y fallecería otro más antes de llegar a Méjico.
Balmis siguió reclutando niños en América

A lo largo de más de dos años, la expedición de Balmis fue vacunando niños a lo largo de América. Para hacerlo, siguió reclutando chicos de orfanatos, para que transportaran la vacuna en sus cuerpos. Poco se sabe del destino de aquellos héroes forzados, aunque algunos fueron acogidos por familias. Mientras otros terminaron en hospicios, ante la incomprensión de algunas autoridades y el recelo de la Iglesia, contraria a la vacunación.

Balmis llegaría hasta Filipinas y Macao. Y su historia merecería una de esas películas inolvidables, de increíbles aventuras.

En la Coruña, ante el Domus, unas placas recuerdan a los 22 pequeños héroes gallegos. Algunos entre aquellos huérfanos llegaron a dar su vida para salvar a la de otros ante la varicela, la enfermedad que más muertes causó en la historia de la Humanidad

Fuente: http://www.gciencia.com/historias-gc/os-22-orfos-coruneses-que-levaron-vacina-da-variola-america/

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