lunes, 3 de junio de 2013

“Si los recortes siguen, se destruirá la educación superior”

La dura crisis que castiga a buena parte de Europa está dibujando un nuevo perfil de la educación superior, especialmente en los países de la orilla mediterránea. Mantener un buen nivel de calidad en la educación en un momento de reducción de fondos públicos, así como buscar una salida profesional a la decena de miles de estudiantes que se gradúan cada año son algunos de los retos que afrontan las universidades europeas. Su máxima representante, Maria Helena Nazaré (Lisboa, 1949), presidenta de la Asociación Europea de Universidades (EUA, en sus siglas en inglés) reflexiona sobre estos desafíos y comenta con preocupación la difícil realidad de los campus españoles.
Pregunta. ¿Cuáles son los principales problemas que afrontan las universidades europeas?

Respuesta. El empleo. Muchos estudiantes que han acabado sus carreras o sus posgrados deben marcharse a otros países a buscar trabajo. No obstante, creo que se trata de una situación transitoria. En el campo de la investigación, hay un problema de acceso al conocimiento. Hay que permitir que los investigadores tengan acceso a datos y estudios que son de preocupación mundial, como las pandemias o el cambio climático. Tenemos que ser capaces de compartir información y tecnología para solventar estos retos. No puede ser que existan barreras como la propiedad intelectual o la protección de datos.
P. ¿Cómo están afectando los recortes presupuestarios en los campus del continente?
R. Lamentablemente, Europa está viviendo uno de sus peores momentos financieros y eso está llevando a los Gobiernos a recortar, también en educación superior. Hace dos años que pusimos en marcha un observatorio para analizar la reducción de fondos públicos destinados a las universidades. Hemos detectado señales de alarma. Una de ellas es que los recortes afectan más a los países del sur de Europa, donde en muchos casos ronda el 10% de bajada. Esto está provocando que la tradicional brecha entre norte y sur se expanda todavía más. La educación es una estrategia a largo plazo. Se puede soportar un recorte breve y de forma muy cuidadosa, pero si se producen año tras año, se destruirá el sistema de educación superior.
P. ¿Qué aspecto considera usted intocable? ¿Dónde los recortes no deberían afectar?
R. En laboratorios. Puedes racionalizar los gastos, por ejemplo, en electricidad. Si tienes un campus verde y apuestas por las energías renovables y la eficiencia energética, ahorrarás mucho dinero. Esto en España a lo mejor no es muy importante, pero sí en los países del norte. Pero para lograrlo requiere que las instituciones hayan invertido en estos aspectos años atrás. Lamentablemente, muchos no lo hicieron y perdieron una gran oportunidad.
P. Usted hablaba antes de consecuencias de la crisis y los recortes. En España este curso el precio de las matrículas se ha disparado en muchas universidades, pero las becas no han aumentado. Hay muchas voces que alertan de una posible elitización. ¿Ve usted el mismo riesgo?
R. En Europa los casos son muy diferentes. En el norte hay muchos países en que las universidades son gratuitas o casi gratuitas. El acceso a la universidad debe depender de la habilidad del alumno, y no de su capacidad económica. Los estudios demuestran que cuanto más elevada es la calificación y la educación de la población, más desarrollado será el país, y los Gobiernos deberían ser conscientes de ello.
P. En España se están dando casos de estudiantes que no pueden pagar los estudios y algunas universidades han tenido que activar ayudas sociales para no perderlos.
R. Es un problema nuevo y serio que se está produciendo. Si las universidades tienen capacidad de dar ayudas, deben hacerlo.
P. El Gobierno español ha puesto sobre la mesa una reforma de las universidades similar a la que vivió Portugal hace unos años. ¿Qué valoración puede hacer de este proceso?
R. En la reforma de la gobernanza de las universidades no solo cuenta cómo se elige al rector. Esto solo es una pequeña parte. También hay que tener en cuenta cómo se constituyen los órganos de gobierno, cómo se toman las decisiones, cómo se incorporan las propuestas que vienen de fuera de la universidad, etcétera. Si la estructura de la universidad no permite que el rector sea líder, no sirve para nada.
P. Pero, el hecho de que parte de los miembros de los órganos sean designados por los Gobiernos, ¿no conlleva riesgos para la autonomía?
R. Sí que hay riesgos. Pero si las personas que forman el cuerpo de la universidad están escogidas por sus méritos y su perfil profesional, da igual si ha sido el Gobierno o los estudiantes o los profesores quien las ha nombrado.
P. ¿Qué mejoras o pérdidas han notado las universidades de Portugal en su transición hacia un modelo de fundación?
R. Justo ahora estamos acabando de hacer un estudio sobre el proceso de conversión de los gobiernos de las universidades en fundaciones, pero lo que puedo decir es que a nivel general ha sido un éxito. Sí que hemos visto que en algunos casos hemos muerto de éxito por querer conseguir que en los órganos de gobierno de nuestros campus se impliquen los mejores profesionales, los grandes expertos o dirigentes de grandes empresas internacionales. Estas personas tienen grandes ideas, pero no disponen del tiempo que a nosotros nos gustaría que nos dedicaran. Y las universidades no están acostumbradas a trabajar con el tempo de estos profesionales. Los campus se pasan meses preparando estudios y dosieres que estas personas no tienen tiempo de leer.
P. ¿Considera necesaria la desfuncionarización de las universidades?
R. Hace cinco años, en Portugal la mayoría de profesores y trabajadores de las universidades eran funcionarios. Las cosas han cambiado mucho y ahora las universidades pueden directamente contratar a los profesores. Creo que es bueno que los campus puedan reclutar a su personal y determinar sus salarios. Los campus deben ser auditados para ver cómo están gestionando su autonomía. Exigir explicaciones también los hace sentirse corresponsables del desarrollo del país.
P. ¿Qué valoración hace de la implantación de Bolonia?
R. En general, los países están contentos. Bolonia está implementada, pero falta tiempo para ver cómo funciona. Tenemos los nuevos grados y el sistema de movilidad de estudiantes..., pero algunos aspectos como la mejora de la calidad educativa requieren tiempo. El cambio estético de las titulaciones se hace rápido, pero no la forma de enseñar.
P. ¿Cómo ve el futuro de las becas Erasmus?
R. Las becas Erasmus se complementan con fondos de los Gobiernos y de las familias. Si vemos la situación económica actual, hay que esperar una reducción de los fondos el año próximo, pero espero que no sea mucha. La consecuencia de esto es que algunos países no podrán lograr el objetivo de llegar al 20% de movilidad de sus estudiantes.

Fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/06/02/actualidad/1370198544_870889.html

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