martes, 18 de junio de 2013

«La oligarquía económica que sostuvo al franquismo es el poder real en España»

M. CASTRO juan torres lópez Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla

Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla y coautor de los libros «La crisis financiera. Guía para entenderla y explicarla», «Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero» y «Lo que tienes que saber para que no te roben la pensión».



-Las pensiones se van a recortar porque vivimos mucho.

-Decir que hay que bajar las pensiones porque aumenta la esperanza de vida es un engaño. Es un juego de manos para dejar fuera otros aspectos que hay que abordar, como el paro, la distribución cada día más injusta y desigual de las rentas y un modelo económico que no favorece la productividad. Sólo con que la productividad creciera como en los últimos 30 años en España, estaría solucionado. Claro, si estamos haciendo unas políticas que llevan a 6 millones de personas al paro, no es que haya un problema de pensiones, es que hay un problema de estallido social. La UE, en su último informe sobre envejecimiento, dice que España gastará en 2030 de alrededor de un 14% del producto interior bruto en pensiones. ¿En 2030 España no va a poder pagar el 14% del PIB, cuando Italia o Francia gastan hoy más del 15%? Eso no tiene lógica, salvo que se acepte que quien dice eso nos va a llevar a un infierno y tengan previsto que en 30 años en España haya 12 millones de parados y los sueldos sean de 500 euros.

-¿Por qué cree que hay economistas que dan esa opinión?

-Para asustar a la gente y que corra a hacerse planes de pensiones privados, que es lo que buscan.

-¿Cómo afecta la distribución de la riqueza a la viabilidad del sistema de pensiones?

-En 1980, el 73% de las rentas en España iba a los salarios. Ahora va el 60%. En nuestras nóminas dedicamos el 33% a pensiones, y eso se aplica ahora sobre una parte más pequeña de la tarta que en los años 70 u 80. Si la distribución de la renta fuera hoy igual que entonces, habría superávit en las pensiones.

-¿Los sueldos mileuristas son parte del problema?

-Claro. Cuanto más bajos son los salarios, menos masa salarial hay para financiar las pensiones.

-¿Y bajar las pensiones para hacer viable el sistema?

-Es como si el médico dice que para que una persona deje de estar enferma hay que matarla. No tiene lógica. Es fácil conseguir más dinero para las pensiones, pero no podremos hacerlo si cada día las rentas se concentran en menos manos.

-¿Qué opina de la propuesta de cubrir vía impuestos el posible déficit del sistema?

-Hay muchos países donde las pensiones se financian a través de los Presupuestos Generales del Estado, porque son un derecho clave para evitar la pobreza.

-¿Qué sugiere ante esa concentración de la riqueza?

-Políticas contrarias a las que se vienen desarrollando desde los años 80. Aumentar los salarios y aplicar un sistema fiscal más justo, porque en España las rentas altas, los grandes patrimonios y las grandes empresas prácticamente no tributan. Si los salarios están bajando tanto es porque las rentas del capital están subiendo permanentemente. Hasta el Banco Central Europeo, que no es precisamente un grupo de economistas radicales de izquierdas, dijo hace poco en un informe que los beneficios de las empresas españolas son excesivos, sobre todo en comparación con los salarios.

-¿Esa opción no puede provocar deslocalizaciones?

-No necesariamente. Los países que tienen salarios más altos son los más competitivos del mundo, como Dinamarca y Suecia. Lo que hay que hacer es que las empresas tengan la posibilidad de obtener beneficios por otra vía, no empobreciendo a la gente. Calidad, innovación, investigación y alta cualificación son claves; pero si tenemos un Gobierno cuya estrategia económica es crear casinos y prostíbulos, el país se viene abajo. Lo único que se consigue así son comisiones a los políticos que lo aprueban.

-¿Qué cree que está pasando?

-Que en los últimos años se ha dejado hacer a bancos y a las grandes finanzas, que han cometido fechorías y desplomado el sistema financiero internacional. Eso bloqueó el crédito, las empresas se hundieron y despidieron a millones de trabajadores. Y los gobiernos se endeudaron. El problema es que en lugar de poner freno a esa situación, se usa la crisis como excusa para aplicar políticas que fortalecen más a los que provocaron la crisis.

-En EE UU un financiero como Madoff acabó en la cárcel por estafa. ¿Cree que habría corrido la misma suerte en España?

-Aquí lo que estamos viendo es que hay financieros que son delincuentes, que se hicieron fuertes en la dictadura, que han mantenido ese poder y que gobiernan los poderes legislativos, ejecutivo y judicial. Hemos visto fiscales que son abogados defensores de delincuentes financieros; financieros condenados en firme, indultados de modo irregular, y estamos viendo cada dos por tres que a los financieros les prescriben los procesos en los Juzgados, evidentemente, con la connivencia de jueces corruptos, que están en las más altas instancias de la magistratura. Vivimos en un país corrupto desde la instancia más alta del Estado hacia abajo.

-¿Desde la más alta?

-Desde la más alta, desde la jefatura del Estado hacia abajo, y, por lo tanto, en este país la economía se resiente porque no hay limpieza, no hay seguridad y no hay transparencia. Mientras no acabemos con una corrupción institucionalizada, no va a poder salir adelante la economía.

-¿Qué propone?

-Poner en claro lo que ha pasado. No puede ser que haya silencio en torno a lo que hacen nuestras máximas autoridades, que los medios no hablen de las cosas que pasen y que los medios públicos estén manipulados por gobiernos. Hace falta que la ciudadanía se dé cuenta del robo que le están haciendo y exija investigar, depurar responsabilidades y finalmente castigar a los responsables.

-Hay relevantes procesos judiciales abiertos por corrupción y suelen ocupar las primeras planas de los medios...

-Estratégicamente. En cuanto a los procesos judiciales, vemos cómo la fiscalía se convierte en abogado defensor. O a jueces perseguidos y amenazados cuando investigan delitos financieros. Y vemos cómo desde las instancias más altas del Estado se mueve Roma con Santiago para echar tierra sobre estas cosas.

-¿El poder real es el político?

-No. Ni en España ni en ningún sitio. En España el poder real lo tienen un grupo de 1.000 a 2.000 personas, con un poder financiero impresionante, que procede en la gran mayoría de los casos del franquismo. Ocupan consejos de administración en la industria, en los servicios, en los medios de comunicación y en los bancos. Vivimos en un país dominado por una oligarquía económica y financiera que tiene un poder muy grande. ¿Qué característica tienen los países que están sufriendo en mayor medida la crisis en Europa? Grecia, Portugal y España han tenido dictaduras recientes y largas y la democracia no está tan consolidada y, por lo tanto, hay grupos que pueden actuar con mucha más impunidad y arbitrariedad. Y eso debilita las economías, porque debilita el tejido social.

-... Pero la gente pasa por las urnas. ¿No es eso una democracia?

-No, porque la democracia es deliberación y participación. Y tenemos una ley electoral injusta, porque la transición se hizo para que los grupos oligárquicos mantuvieran su poder. No se desmanteló el aparato económico y financiero que había sostenido el franquismo. Están los mismos, muchos fueron ministros, altos cargos o banqueros con Franco. Y están sus hijos. Continúan los mismos apellidos.

-¿Qué cree que va a pasar?

-La gente está tomando conciencia. En las próximas contiendas electorales se va a comprobar, y se va a dar un vuelco en este país.

-¿Hacia dónde?

-El régimen bipartidista de la transición se está descomponiendo. Las encuestas lo dicen claramente. La gente rechaza la política tradicional y quiere participar de otro modo en la vida pública. Eso se va abriendo paso y se va a crear un conflicto, porque tenemos en el Gobierno un partido reaccionario, corrupto y con dirigentes que no se guían por convicciones, porque, si no, no tendrían que tener sobresueldos. Cuando un país está gobernado por mercenarios de la política está condenado a que antes o después estalle y que la sociedad repudie esa concepción prostituida del servicio público.

-Habla de un pequeño grupo oligárquico que detenta el poder. ¿Cómo es eso posible?

-Para mantener sus privilegios tratan de cegar a la gente, evitando que tomen conciencia de lo que están pasando. Es el abecé del poder, que los que están debajo de la bota no se den cuenta. Como tienen muchos recursos, lo logran en gran medida; pero la historia demuestra que antes o después la gente saca la cabeza.

-¿Pan y circo?

-Sí, pero ahora el pan falla y la gente empieza a darse cuenta de que esto iba bien, pero sólo para unos cuantos; pero, claro, si a pesar de eso la gente pone la tele por la noche y se le va la cabeza en otras cosas, eso los anestesia; pero de ahí se sale.

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