domingo, 23 de junio de 2013

Carta de Federíco García Lorca a Salvador Dalí


Barcelona , 31 de julio de 1927 .
Cafè de la Rambla .

Mi querido salvador : Cuando arrancò el automòvil , la oca empezò a graznar y a decirme cosas del Duomo de milàn . Yo estuve a punto de tirarme del coche para quedarme contigo ( contiguito ) en Cadaquès , pero me detenìa el expresivo reloj pulsera de Pepe y la nariz de pepe que echaba en la mañana al baño de marìa de Parìs un canalito de sangre clara duro en su cara lastimosa . Al despedirme de los Qucurucuchs en el recodo de la carretera , te he visto pequeño comièndote una manecita roja con aceite y utilizando un pequeño tenedor de yeso que te sacabas de los ojos . Todo con una ternura de pollo recièn salido del cascaròn y tiu tiu y de pirriti mano . ! Ay ¡
Ahora sudo y sufro un calor insportable . Cadaquès tiene la alegrìa y la permanencia de belleza neutra del sitio donde ha nacido venus , pero ya no se recuerda .
Va hacia la belleza pura . Desaparecieron las viñas y se exaltan dìa por dìa las aristas que son como las alas y las olas que son como las aristas . Un dìa la luna , mojada con elasticidad de pez mojado y la torre de la iglesia oscilarà de goma blanda sobre las casas , duras o lastimosas de cal o de pan mascado . yo me entusiasmo pensando en los descubrimientos que vas a hacer de cadaquès y recuerdo al Salvador Dalì neòfito lamiendo la càscara del crepùsculo sin entrar dentro todavìa , la càscara rosa palidìsima de cangrejo puesto boca arriba . Hoy ya estàs dentro . desde aquì siento ( ! ay ¡ hijo mìo què pena ) el chorrito suave de la bella sangrante del bosque de aparatos y oigo crepitar dos bestiecitas como el sonido de los cacahuetes cuando se parten con los dedos . la mujer seccionada es el poema màs bello que se puede hacer de la sangre y tiene màs sangre que toda la que se derramò en la Guerra Europea , que era sangre caliente y no tenìa otro fin que el de regar la tierra y aplacar un sed simbòlica de erotismo y fe . Tu sangre pictòrica y en general toda la concepciòn plàstica de tu estètica fisiològica tiene un aire concreto y tan proporcionado , tan lògico y tan verdadero de pura poesìa que adquiere la categorìa de lo que no es necesario para vivir
Se puede decir :" iba cansado y me sentè a la sombra y frescura de aquella sangre "
o decir : Bajè el monte y corrì toda la playa hasta encontrar la cabeza melancòlica donde se agrupaban los sabrosos bestecitos crepitantes tan ùtiles para la buena digestiòn ".
Ahora sè lo que pierdo separandome de tì . La impresiòn que me da Barcelona es la impresiòn de que todo el mundo juega y suda con una preocupaciòn de olvido . Todo es confuso y embistiente còmo la estètica de la llama , todo indeciso y desquiciado . Allì en Cadaquès la gente se siente no en el solo suelo todas las sinuosidades y poros de las plantas de los pies : Ahora veo como en Cadaquès me sentìa los hombros : Es una delicia para mi recordar las curvas resbaladizas de mis hombros donde por primera vez he sentido en ellos la circulaciòn de la sangre en cuatro tubitos esponjosos que temblaban con movimiento de nadador herido .
Quisiera llorar pero con el llanto sin conciencia de Lluìs Salleras o con el canto estupendo de cuando tu padre tararea la sardana " una lagrima " .
Me he portado como un burro indecente contigo que eres lo mejor que hay para mì.
A medida que pasan los minutos lo veo claro y tengo verdadero sentimiento . Pero esto sòlo aumenta mi cariño por ti y mi adhesiòn por tu pensamiento y calidad humana .
Esta noche ceno con todos los amigos de Barcelona y brindarè por ti y por mi estancia en Cadaquès pues las plazas del exprèss estaban tomadas .
Saluda a tu padre , a tu hermana Ana Marìa a quien tanto quiero y a Raimunda .
Acuèrdate de mì cuando estès en la playa y sobre todo cuando pintes las crepitantes y unicas cenicitas , ! ay mis cenicitas ¡ pon mi nombre en el cuadro para que mi nombre sirva para algo en el mundo y dame un abrazo que bien lo necesita tu federico .
! Hace un calor espantoso !
! pobrecito !
Que hagas el artìculo de mi exposiciòn
y que me ecribas hijito .


Dalí y Lorca, cartas de seducción

Tú eres una borrasca cristiana y necesitas de mi paganismo (...) yo iré a buscarte para hacerte una cura de mar. Será invierno y encenderemos lumbre. Las pobres bestias estarán ateridas. Tú te acordarás que eres inventor de cosas maravillosas y viviremos juntos con una máquina de retratar (…)”. Así de apasionado escribe Salvador Dalí en el verano de 1928 a su íntimo amigo Federico García Lorca. Era algo más, “un amor erótico y trágico, por el hecho de no poderlo compartir”, aclararía el pintor en 1986, en una carta al director publicada en EL PAÍS y dirigida a Ian Gibson, al que acusa de subestimar sus relaciones con el poeta, “como si se hubiera tratado de una azucarada novela rosa”.

La relación entre estos dos genios se dio, con altibajos, entre 1923 y 1936, y dio pie, colaboraciones artísticas aparte, a un intenso epistolario, una particular conversación iniciada en 1925 y que, por vez primera, puede leerse en su conjunto en Querido Salvador, Querido Lorquito (Elba), gracias a la labor del periodista Víctor Fernández.

Tan hábil como meticuloso, Fernández (que ha recuperado la erudita edición de las cartas de Dalí que anotó el estudioso Rafael Santos Torroella) ha reunido además la correspondencia que Lorca mantuvo también con el padre y la hermana del pintor, Ana María Dalí, y con Lidia de Cadaqués, extravagante personaje que se creía la reencarnación deLa ben plantanda de Eugeni d’Ors. Tampoco es tanto epistolario. De la cartas del pintor al poeta aún han sobrevivido una cuarentena; de las de Lorca a Dalí, apenas siete. Fernández cree que la explicación a la diferencia aparece si se busca a la mujer. En este caso, a dos: “Una es Ana María, que vendió mucho material de archivo de su hermano tras la Guerra Civil; la otra es Gala, que por celos destruyó otras muchas; entre los papeles de García Lorca ha sido hallada una anotación que reza: “Gala no me gusta”; luego se sabe que Lorca era uno de los temas no gratos en casa de los Dalí cuando estaba Gala; entre los papeles del pintor hay cartas de Lorca recortadas con tijeras; a esa documentación tenía acceso poquísima gente, entre ellas la mujer del pintor”, sitúa Fernández.

Tras esas desapariciones está, según el compilador, la sombra de una pulsión homosexual. La correspondencia, pespunteada de dibujitos de uno y otro y de postales retocadas, “es un juego de seducción: Lorca da lo mejor de sí mismo, tratando de encandilar con su palabra a un Dalí que quiere estar a la altura intelectual del poeta. Uno intenta atrapar al artista en su tela de araña; el otro deja hacer hasta cierto punto”, opina Fernández.

No hay nada explícito en las cartas, ni tan siquiera una mención a la joven Margarita Manso, con la que Lorca mantiene relaciones sexuales a petición del propio Dalí, voyeur de un encuentro que fue una condición que impuso el pintor para mantener relaciones con el poeta. El sacrificiode García Lorca no sirvió de nada porque Dalí siguió sin ceder, en especial durante la segunda estancia del poeta en Cadaqués, en 1927, como después haría público en una soez entrevista con Max Aub.

El pintor surrealista, sin embargo, se sabe atractivo a los ojos del poeta y juega varias veces con las referencias sexuales. Lo practica incluso en una carta de principios de septiembre de 1928 en el contexto de una dura crítica literaria que el pintor hace a Lorca sobre su reciénRomancero gitano (ver despiece).

Algunos estudiosos quisieron ver en esa misiva el inicio del final de la relación. “No hubo ruptura sino distanciamiento”, apunta Fernández, quien recuerda que hay correspondencia posterior y cita una carta en la que Lorca se ríe del pequeño timo que un Dalí necesitado de dinero intentó perpetrar contra los padres del poeta bajo el pretexto de que aún no había cobrado como escenógrafo de la obra de su hijo Mariana Pineda

.El distanciamiento sería aprovechado por Luis Buñuel, a su modo celoso, que va haciendo “una labor de zapa en esa relación”; el cineasta, hasta entonces con escaso eco intelectual y popular, acabaría realizando con Dalí el guion de Un perro andaluz, título en el que Lorca siempre se sintió aludido.

El mecanicismo, las películas de Buster Keaton, recomendaciones literarias de todo tipo (con referencias a Joyce incluidas) y explicaciones de cómo van sus respectivas obras, algunas comunes, van desfilando por las páginas de la correspondencia, que Fernández ha trufado con algún inédito, como un dibujo que el propio Dalí pidió que se llamaraLorca Dalí (1926), o una hoja de carta de la finca de Coco Chanel, donde se hospedó Dalí, de 1938, y en la que el artista dibujó una cabeza del ya asesinado García Lorca. “El poeta empezó a aparecer en dibujos suyos tras su muerte”, explica Fernández.

Defiende el compilador que Dalí tuvo una época lorquiana que dio frutos en doble sentido. En Lorca: una Oda a Salvador Dalí, publicada en laRevista de Occidente (y en apéndice en el libro): “Lorca no hizo nada así por nadie más”; Dalí, por su parte, habría reflejado al granadino en las pinturas La academia neocubista y en La miel es más dulce que la sangre, este último un cuadro en paradero desconocido pero del que el libro recoge un esbozo. Como obra en común quedará la pieza teatralMariana Pineda, con figurines del pintor.

A Dalí le quedó la sensación de que podía haber evitado quizá la muerte de Federico. “Creía que no insistió lo suficiente para que le acompañara a Italia en 1936”. Cuando murió su esposa Gala, en 1982, Dalí se enrocó mentalmente y viajó a su juventud en la Residencia de Estudiantes, donde en 1923 conoció a Lorca y a Buñuel. En los huesos, negándose a comer, con 34 kilos, una de las enfermeras que atendió a Dalí en ese final dijo que en todo ese tiempo sólo le entendió una frase: “Mi amigo Lorca”.

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